A partir del día 15 estoy a merced de “fuerzas
extrañas” para poder poner el blog. Espero poder ponerlo, aunque saldrá más
tarde que de ordinario, seguramente. Paciencia, pues, y hasta ver cómo se
desarrolla la cosa.
LITURGIA
(Deut. 31,1-8). Moisés había llegado a los 120
años, y sabe, además, que él no va a pasar a la Tierra Prometida. Por eso se
despide del pueblo, dándole las últimas instrucciones. Les exhorta a la
conquista de esa tierra, sin que se dejen amilanar por las dificultades. Les
afirma que es el Señor quien va a ir delante de ellos y les abrirá paso. A
Josué le encarga la misión: Se fuerte y
valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor
tu Dios prometió a tus padres. Él avanzará ante ti. Él estará contigo; no te
dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes.
Es la fe impresionante de Moisés, que está seguro del
Señor, y así se lo trasmite a Josué para que no dude en absoluto. Va a estar
bajo la mano de Dios, y así será la entrada en la Tierra Prometida.
El evangelio (Mt.18,1-5.10.12-14) hace un poco de
composición de un único tema, que en esta ocasión son “los pequeños”, para
responder a sus discípulos una pregunta que le habían hecho. Los discípulos no
cejaban en su intento de privilegios y honores, y le preguntan a Jesús quién es el más importante en el Reino de
los Cielos.
No respondió Jesús con lo que ellos podían imaginar, sino
que llamó a un niño y lo puso en medio y dijo: Os digo que si nos os volvéis a hacer como niños, no entraréis en el
Reino de los Cielos. Primera parte de la respuesta, que chafa la posible
idea que ellos querrían haber escuchado. Los discípulos tienen que volverse a
hacer como niños: simples, sin aspiraciones de grandeza, con la inocencia y la
indiferencia de un niño.
Jesús explicita: Por
lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el
Reino de los cielos. Segunda afirmación. O se es ya como un niño o hay que
hacerse como niños. Es toda una ascesis que hay que vivir en la vida de
seguimiento de Jesús: ir haciéndose como niños. Es lógico que las personas
mayores tienen otras miras, otros pensamientos. Pero hay que “echar marcha
atrás” y empezar a hacerse como niños.
San Ignacio plantea el tema desde lo que él llama “hacerse
indiferentes”: no estar inclinado a una parte o a otra ni en los casos más
serios de la vida como la salud o la enfermedad, la riqueza o la pobreza, la
vida larga o corta. Situarse en el fiel de la balanza y esperar a conocer qué
es lo que Dios quiere para inclinarse a esa parte. Y eso no se alcanza sin la
sencillez del niño.
Sigue diciendo Jesús: El
que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí. Un “niño como
éste” es también el adulto que se ha hecho indiferente o está en camino de
hacerse. Cuidado con despreciar a uno de
estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo
el rostro de mi Padre celestial.
Y salta Mateo a la parábola de la oveja perdida, pero con
una argumentación diferente, porque la refiere a la acogida del “niño”. La alegría
del pastor que ha recuperado a la oveja, la refiere a la alegría de Dios que no quiere que se pierda ni uno solo de
estos pequeños.
No ha hablado aquí Jesús del tema del escándalo, pero
cuando lo toca, concluye de la misma manera, aunque en negativo: al que
escandalice a un pequeño, más le vale la muerte (expresada por Jesús con esa
breve comparación de encajarle al cuello una rueda de molino y arrojarlo al
fondo del mar). Hoy día es un tema que está en las páginas de las noticias
diarias, por ese conjunto de desnaturalizados que se valen de los pequeños para
satisfacer sus propias pasiones. “No quiere Dios que se pierda ni uno solo de
estos pequeños” y sin embargo se está haciendo comercio con ellos. Si Dios se
alegra por un pequeñuelo que vive su “infancia” con la simplicidad del niño,
¿cuál será el dolor de Dios ante la lacra de quienes no dejan a los niños ser
niños, y a gente sencilla seguir siendo sencilla, emborrizados como están esos
mafiosos en el fango de su pecado?
Por mi parte también quisiera aprovechar la ocasión para despedirme de todos ustedes, los que entráis a ver los comentarios de este blog, ya que me retiro de la publicación de mis reflexiones y apuntes, para dedicarme a otras cosas. Gracias por la atención.
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