LITURGIA
Nos tocan unas lecturas de no fácil desarrollo
porque son más bien “históricas”. Por eso no es fácil hoy sacarle gran
provecho. Haremos lo que se vaya viniendo y que Dios reparta suertes.
El Señor le dice a Moisés (Lev.25,1.8-17) que haga un cómputo
de 50 años y que ese año lo declare JUBILEO. Y en el jubileo llega “el año de
gracia del Señor”, por el que todo aquello que se ha tenido que dar en prenda,
ha de ser devuelto a su dueño. Es un año de perdón, y si Dios perdona, razón es
que las deudas humanas sean también perdonadas: cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia. El año 50 es
para vosotros año jubilar. Y se
dan una serie de normas también para el campo, al que hay que dejar en barbecho
para que se reponga. Y eso es sagrado.
Las compras que se hagan a partir del año siguiente al
jubileo, se han de tasar por cosechas: a más cosechas recibidas, mayor precio.
A menos cosechas recibidas, menos precio.
La Iglesia tiene asumido los AÑOS SANTOS cada 50 años como
un eco de aquella norma de Dios, y en el AÑO SANTO hay una serie de llamadas al
perdón…, a la amnistía, que debe vivirse también a niveles personales, de modo
que quede zanjada toda desavenencia. Ese es el pensamiento de Dios: que no haya
males que se prolonguen una vida, y que siempre se dé a la otra persona la
oportunidad de sentirse perdonada y acogida. En sana actitud de ambas partes
deberían entonces de superarse las tensiones de unos con otros, y más de una
vez de familiares entre sí, que permanecen distanciados y no han encontrado un
motivo para tender puentes de encuentro.
Ya saben la anécdota de aquellos dos hermanos que vivían a
la distancia de un riachuelo intermedio y que andaban peleados de muerte, hasta
el punto de que uno de ellos para no ver siquiera la casa del hermano, contrató
un carpintero para que levantara una tapia de tablones entre las dos viviendas.
El carpintero, en vez de hacer aquella tapia, diseñó un
puente que unía las dos riberas. Y el otro hermano se conmovió al ver que su
hermano había tendido el puente de unión. Y se vino por el puente a abrazar a
su hermano por su mucha generosidad para acabar con los motivos que les
separaban.
Eso es lo busca cada AÑO JUBILAR en la mente de Dios y en
la mente de la Iglesia. Ojalá que así también lo sea en tantos cristianos que
viven separados de otros, pero que luego son capaces de rezar el PADRE NUESTRO,
pidiendo a Dios que les perdone como
ellos perdonan a los que le deben algo. ¡Hagan de su vida diaria un año
santo jubilar para decidirse a resolver las razones más o menos válidas que
mantienen esa distancia! Que luego la otra parte aceptará o no y se avendrá o
no. Pero que la parte que tiene una conciencia responsable haya hecho de su
parte todo lo que podía para tender el puente de unión.
El evangelio (Mt.14,1-12) es la narración de la muerte de
Juan Bautista bajo Herodes, hombre sin personalidad y dado a las fiestas. Su
unión marital con su cuñada Herodías era condenada por Juan. Lo que le ganó el
odio de Herodías. No obstante el rey tenía en consideración al Bautista y le
escuchaba.
Pero los celos de una mujer herida en su amor propio eran
de temer, y buscaba el momento y la oportunidad de darle muerte, y no lo había
conseguido porque tenía miedo a la gente, que tenía a Juan por profeta.
Pero todo consistía en aprovechar la ocasión que le
brindara la vida. Y sucedió que su hija bailó en la fiesta de cumpleaños de
Herodes, y éste, parte por su voluptuosidad, parte por el vino, le prometió el
premio que ella pidiera, aunque fuera la mitad de su reino.
Salomé se lo dijo a su madre y Herodías encontró el momento
deseado: Pide que te entregue en una
bandeja la cabeza de Juan el Bautista. Y la muchacha se lo pidió a Herodes
y Herodes se encontró cogido en sus palabras, dichas ante todos los comensales,
y acabo cediendo. Dio la orden de decapitar a Juan, y el rey le entregó a
Salomé la cabeza del profeta y Salomé la entregó a su madre, que al final había
conseguido lo que quería.
Se han confabulado los celos de una mujer, la falta de
personalidad de un hombre sin escrúpulos, y las pasiones desatadas en una
orgía. Y ha muerto el hombre mayor de todos los nacidos de mujer, como lo
definió Jesús.
El próximo 3 de Enero si Dios quiere cumpliré 49 años de vida. Tomarse un instante para agradecer a Dios por la vida es cosa buena. Dios todo lo hace bien.
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