LITURGIA
La primera lectura de hoy
(Josué 24,1-13) tiene poco que explicar. Es un resumen de la historia de aquel
pueblo. Habría que recurrir al SALMO que sirve de coro (135) para darle a esta
lectura el valor de oración. Cada paso de esa historia se condensa en el
estribillo: Porque es eterna su
misericordia. De modo que cada paso de la vida de aquel pueblo se convierte
en una alabanza a la misericordia de Dios, y un reconocimiento de que Dios
estuvo siempre detrás de los diferentes momentos de la historia de ese pueblo,
desde que Dios sacó a Abrahán de su tierra y lo llamó a la tierra de Canaán, y
fue marcando los pasos de sus descendientes: Isaac, Jacob… La bajada a Egipto y
la liberación al cabo del tiempo por procedimiento providencial frente a las fuerzas
del Faraón, y la conducción por el desierto bajo la dirección de Moisés. Todo
ello es alabanza a Dios y reconocimiento de su misericordia. Porque todo esto
se ha hecho no por las fuerzas humanas y las capacidades del pueblo sino por la
acción de Dios, que les ha dado una
tierra por la que ellos no han sudado, ciudades que ellos no han construido,
viñedos y olivares que ellos no han sembrado. Todo ello porque es eterna su misericordia.
El evangelio
(Mt.19,3-12) es de los que hoy se diría que no es políticamente correcto. Jesús
rema contra corriente de un mundo como el actual…, o el mundo de hoy actúa de
espaldas al pensamiento de Jesucristo.
Jesucristo partía de
un pueblo religioso, con valores y pensamientos religiosos. Y cuando los
fariseos vienen a preguntarle si es licito que el varón repudie a su mujer por
cualquier motivo, Jesús quiere llevarlos a los orígenes de la palabra de Dios.
Y les hace la contrapregunta de qué mandó Moisés. Ellos, en vez de irse al
fondo de la cuestión (que estaba en los mandamientos y en el Código de la
Alianza, se fueron a la letra menuda: Moisés
permitió dar el acta de repudio. Jesús tuvo que explicitar que al principio
no era así, y que Moisés acabó permitiéndolo por la dureza de sus corazones.
¿Qué diría Jesús en el
momento actual? La doctrina de Jesús es muy clara. Una cosa es el divorcio (que
ya se da por la terquedad de un pueblo) y otra cosa ya claramente contra la ley
de Dios es que el divorciado se case con otra. [Que es la misma ley para la
divorciada que se casa con otro]. Para Jesús la cosa es muy clara: cometen
adulterio. El mundo en el que estamos ni se lo plantea. Incluso personas
religiosas lo rechazan. No encaja con una mentalidad actual. Y la realidad es
que la mente de hoy no es la mente del evangelio, y se atreve a opinar contra
el evangelio. “Por vuestra terquedad”, habrá que concluir. Por vuestra falta de
valores. Por vuestra soberbia humana. Porque el individuo de hoy se ha erigido
en dios.
Se aducirá la realidad
de la vida. Pero ¿Qué realidad es esa? ¿Cómo se hacen las parejas hoy? ¿Cómo
proyectan el futuro de su matrimonio? ¿Con qué bagaje de madurez? Se vive muy
superficial, se plantea el noviazgo (si así se nos permite decir hoy día) sobre
superficialidades de la vida, sobre goces inmediatos, sobre la vida sin
dificultades ni obstáculos… Y a la primera de cambio se hunde el tinglado
porque no se ha construido sobre roca…, sobre un amor maduro y contrastado, que
tendrá que permanecer en los días lluviosos, en las crisis naturales, en los
momentos en que ya no hay esa poesía de los falsos enamoramientos.
Entonces, la realidad
es que no hay verdadero matrimonio, compromiso adquirido, firmeza ante la
contrariedad. Y el “divorcio” fluye como un juego tan inmaduro como lo fue toda
la etapa anterior. Y las parejas se cruzan, y los hogares no existen, y los
hijos no vienen (y desgraciados de ellos si vienen).
Por eso concluye Jesús
diciendo que no todos están para casados, y que cada cual tiene su propia
situación, y que hay personas que no tienen la capacidad para vivir entregados
a otra persona.
Y concretamente, en otro orden de cosas, el célibe
por el Reino de los Cielos es alguien a quien se le ha dado. No es un
voluntarismo ni una situación improvisada, sino un don de Dios.
De las primeras charlas que damos en la Parroquia a los novios que se van a casar es la distinción, como usted muy bien dice, entre el amor verdadero y el enamoramiento sentimental.Mad adelante la libertad, madurez , vocación matrimonial,la gracia del sacramento, la ayuda de Jesús y los fieles de la Parroquia...Se necesita más tiempo para dicha preparación.
ResponderEliminarRespecto al divorcio sorprende la naturalidad y rapidez conque se lleva a cabo y se acepta por los demás.Sin pensar el daño que se hace a los hijos.Muchos hemos tenido el ejemplo de fidelidad de nuestros padres y abuelos.Sin mucha formación vivían virtudes cristianas.