MAÑANA, ESCUELA DE ORACIÓN,
5'30.en Málaga
Liturgia: Elegir el bien
El Jueves de ceniza empieza
planteando una actitud básica para poder hablar luego de otras cosas más en
concreto. Deut.30,13-20 sitúa a la persona ante una elección (porque la vida se
compone de momentos de elección). La elección, a primera vista, es muy fácil
porque pone delante como dos extremos: el
bien (la vida) y el mal (la muerte). ¿Quién, que tenga uso de razón, va a
elegir el mal? He aquí que es posible que haya quien elija el mal. A ellos se
les anuncia que perecerán.
En cambio, a los que eligen el bien, se les augura vivir
largos años apegados al Señor. Claro que elegir el bien no es algo que se hace
de una vez por todas. Hay continuadas ocasiones de elección. Y dentro del BIEN,
hay posibilidad de elegir entre “bueno” y “mejor”. Y eso es labor de toda la
vida.
¿Cuál es ese bien que se propone y –consiguientemente- cuál
es el mal que hay que evitar? Lucas 9,22-25 nos trae, de boca de Jesús que el
bien está en seguirlo a él, y que eso
supone negarse a sí mismo, tomar la cruz
cada día e ir tras él. Porque otra cosa es perder la vida, arruinar el alma, perjudicarse a sí mismo.
El que quiere vivir de acuerdo con Jesús y, por tanto, la
bondad del Reino, no tiene otro camino que sustituya a ese. El BIEN que Jesús
propone, no tiene vuelta de hoja.
Todo eso tiene una historia detrás, y voy a intentar
abrirle el primer capítulo para que podamos ir desmenuzando el fondo de todo lo
que hay debajo.
Jesús eligió con la misma voluntad y predilección
a los Doce apóstoles: para estar con Él,
echar demonios, curar enfermos, Judas vio en Jesús un líder con
personalidad y que el pueblo se ponía de su parte, y se apegó a él pero con
intenciones muy diversas de las de los otros once. Y su chasco fue que Jesús
proclamaba las BIENAVENTURANZAS como “programa”, y que Él mismo era “manso y
humilde de Corazón”, misericordioso y abierto a toda bondad. Y Judas vio frustrados sus deseos, y él mismo
sintió la frustración de sí, que se había equivocado. Y una persona que se equivoca y encima quiere
justificarse a sí misma, acaba siendo un amargado, que puede salir por
cualquier sitio, menos por el que debe. O consigue encontrarse a sí mismo, y
sigue de corazón el camino que se le propone, o se retira con la honradez del
que sabe que se ha equivocado.
Judas
no tuvo agallas para eso. Y continuó en el grupo, aparentando y agazapado. Y de
una parte echaba demonios, y por la otra los dejaba crecer dentro de sí. Ya asomó su orgullo y su malestar cuando
Jesús prometió la vida a quien comiera su
cuerpo y bebiera su sangre. Hubo
muchos discípulos del grupo amplio que seguía a Jesús que no sobrellevaron
aquello con buen sentimiento, pero el evangelista ya deja apuntado que detrás
estaba ya “el que sería traidor”.
María
de Betania, ofrece a Jesús un obsequio de agradecimiento, por ver resucitado a
su hermano Lázaro: derrama sobre la cabeza de Jesús el mejor perfume. Y Judas
se rebela contra “aquel derroche”. Lo enmascara con el señuelo de haberlo vendido y dar a los pobres
(eterna canción de los amargados). Ya se ocupa el evangelista de aclarar: no es que a Judas le importaran los pobres,
sino que era ladrón y si había más dinero en la bolsa común del grupo, más se
llevaba para él. Pero Jesús salió en defensa de la mujer. No sólo que era
mujer; es que no le daba la razón a Judas. Y se envenenó su corazón hasta
concebir la venganza como reacción.
Y se
fue a los sumos sacerdotes y les ofreció la venta…: ¿qué me dais si os lo entrego?
No eran ideales de vida, no eran los pobres, no era alguna causa que
–aunque equivocada- respondiera a una ideología. Era simplemente la suciedad
albergada por tiempo en su corazón, que explotaba con la asquerosa venganza de
vender al Maestro a sus enemigos. Y desde
entonces buscaba el momento de entregarlo.
¿Cómo
podía ser –desde este momento- su convivencia con el grupo y con el
Maestro? Evidentemente que un infierno
para él…; un no saber qué pasaba, por
parte de sus compañeros, de los que se mostraba huidizo. ¿Cuál sería el sentir
de Jesús, al que evidentemente lo informaron los amigos que tenía en el Consejo
de Ancianos? Jesús intentó de mil maneras acercarse a él, ofrecerle ocasión de
reconciliación consigo mismo… En realidad cada remedio era peor que la
enfermedad, porque quien ya está envenenado en su alma, respira veneno por los
cuatro costados.
¿Qué
eligió, pues, Judas? Eligió el mal. Y fue su muerte.
Que oportuno comentario, y que bueno que hoy hice lo que hice, jeje.
ResponderEliminar¡Conviérteme, Señor! ¡Haz mi corazón de carne como el tuyo y ensanchado para que quepamos todos! Hace varios días que estamos hablando de conversión; coo cada año hicimos los propósitos, pero siempre aparecerá algo para que alguno de ellos se quede en la buena intención. Perdonarnos y perdonar es una buena manera de acompañar a Jesús, llevando nuestra cruz y de sentir que no la llevamos solos. Él camina a nuestro lado.. No es imaginación, es certeza.
ResponderEliminar