LITURGIA
La 1ª lectura (Os 14,
2-19) es un diálogo. Comienza con la exhortación a Israel a convertirse hacia
su Dios, después que Israel ha pecado. Su modo de discurrir ahora es: Perdona del todo nuestra maldad; recibe con
buenos ojos el sacrificio que te ofrecemos. No nos va a salvar la obra de
nuestras manos.
Responde Dios: Yo curaré sus extravíos, los amaré aunque no
lo merezcan. Israel florecerá como azucena… Cultivarán trigo, florecerán como
la viña…
Israel entonces
desprecia aquellos ídolos que antes siguió y se siente ciprés frondoso de quien proceden buenos frutos. Y reconoce que son rectos los caminos del Señor y justos
los que andan por ellos.
Es la historia de todo
el que acepta la gracia de la conversión y pasa desde el pecado a la amistad de
Dios, Dios siempre abierto a perdonar mucho más allá de lo que había sido el
pecado, y que vive finalmente el gozo del perdón y no sólo del perdón sino de
la bendición y de la amistad de su Dios misericordioso.
Mt 10, 16-23 continúa
el envío de Jesús a sus apóstoles, previniéndoles de lo que se van a encontrar
en su misión: Van a un mundo en el que van a encontrarse como corderos en medio de lobos; por eso deben ser prudentes como palomas
pero sagaces como serpientes.
Es Jesús mismo el que advierte que no se fíen de la gente porque los van a
entregar a los tribunales. Pero entonces no andéis preocupados de los que
habéis de responder: el Espíritu Santo os sugerirá lo que habéis de decir. Dios
hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos y los hijos se rebelarán
contra sus padres.
Todos os odiarán por mi nombre. El que persevere hasta el fin, se salvará.
Es una advertencia para
los que pretenden un reino de Dios placenteramente vivido, y gustan de
exposiciones fáciles y de presentaciones del reino dulzonas. El cristiano es
hijo de la cruz y hay que aceptar que el desenvolvimiento de la vida en medio
del mundo no es un paseo triunfal sino una lucha de corderos ante lobos, de
personas pacíficas en medio de un mundo violento y hostil. Y que todos esos
planteamientos fáciles que pretendemos y deseamos, en realidad son sucedáneos
de aquello que Jesús puso por delante de sus apóstoles cuando los envió a
predicar y a hacer el bien. Pero previniéndoles de lugares donde irían y en
donde no serían recibidos en son de paz.
San Ignacio de Loyola
concibe la vida del ejercitante como una lucha que se realiza dentro del propio
ejercitante: Mi voluntad es conquistar
todos los reinos… Y ya se sabe que una conquista lleva su lucha de la que
no se sale incólume. Pero hay que luchar esa batalla que se realiza en el
interior de la persona, donde dos fuerzas antagónicas están pretendiendo vencer:
el mal, con todos sus sutiles engaños, sus redes tramposas y sus cadenas
esclavizantes, y –de la otra parte- la palabra de Jesús y la predicación de sus
enviados, que llaman a la libertad y la paz.
Es el ejercitante el
que ha de tomar partido. Sus armas son las que ha puesto Jesús en manos de esos
apóstoles a los que envía.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLIC (Continuació)
ResponderEliminarEL CAMINO DE LA FE.
"Todas las dificultades en la oración tienen una única causa:Orar como si Dios no estuviera allí"(Santa Teresa de Jesús).
¿NO ES LA ORACIÓN UNA ESPECIE DE MONÓLOGO?.-Precisamente lo característico de la oración es que se pasa del yo al tú, del ensimismamiento a la apertura radical.Quien ora realmente puede experimentar que Dios habla y que frecuentemente habla de forma diferente a lo que nosotros deseamos y esperamos.
Los orantes experimentados dicen que con frecuencia se sale de la oración de forma diferente a como se ha entrado. A veces se cumplen las expectativas: uno está triste y es consolado; uno está desanimado y logra buna nueva fuerza. Pero también puede suceder que uno quiera olvidar las dificultades y se encuentra en una inquietud aún mayor; que uno quieren que le dejen tranquilo y reciba una misión.Un verdadero encuentro con Dios, como sucede continuamente en la oración,puede alterar nuestras ideas, tanto de Dios como de la oración.
"No Obtenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones. (Sant 4, 2-3).
Continuará