Liturgia
Jer 18, 1-6 es un texto consolador; una esperanza que Dios ofrece al
profeta. El alfarero al que le sale mal una pieza, la vuelve a la masa y
configura otra pieza. ¿Y no podré hacer
yo con vosotros algo semejante? Dios es el alfarero de Jerusalén y si
Jerusalén ha dado mal resultado, Dios podrá empezar de nuevo su obra y crear un
mundo nuevo en aquella ciudad.
Trasladado a nuestra realidad, podemos mirar que nuestro
pasado no haya dado el fruto apetecido, el esperado por Dios, y aun el esperado
por nosotros mismos. Pero no se ha perdido todo. Cabe reempezar, rehacer
mirando mucho más al Señor, y buscando ser “pieza de alfarero” como corresponde
a tal Alfarero.
Me gusta insistir siempre, en la confesión, que una cosa es
el pasado (que ya ha ocurrido y no puede negarse) y otra cosa es la mirada
hacia adelante en la que hay que fijarse un objetivo concreto sobre la base de
ese pasado que se ha vivido. Es valorar el propósito de enmienda que es
inherente a toda buena confesión, y que puede potenciarse con un examen diario
de ese punto concreto que se ha propuesto como propósito u obsequio al amor de
Dios.
Mt 13, 47-53 viene a repetir el argumento de la parábola de
la cizaña, haciéndolo incluso más comprensible. En la cizaña crecen juntos
trigo y cizaña, y la separación la hacen los segadores del final de la
historia.
Aquí se habla de esa red que se echa al mar de la vida, y
recoge toda clase de peces; unos que sirven y otros que no sirven. Al final, los
pescadores se sientan en la orilla para hacer el apartado: los peces buenos son
recogidos en los cestos; los peces incomestibles se tiran.
Otra vez aparecen los ángeles que, en el momento final de
la vida, vienen a separar a los buenos de los malos. Los que fueron malos en la vida son echados al horno
encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Siempre que llego a esa expresión de Jesús me viene al
recuerdo aquella historia real de unas personas que se disponen a irse porque
los buscan para matarlos, y tienen el coche en la puerta. Y cuando van a arrancar,
a uno se le ocurre que algo se le ha olvidado en la casa y va a subir en un
momento. Cuando baja, el coche está rodeado por los enemigos que los detienen y
se los llevan. Y en su mazmorra, aquel individuo se tiraba de los pelos…; todo preparado, el coche a la puerta, el pie
en el estribo…, y por aquella tontería… es el llanto ya inútil; el rechinar
de dientes por la ocasión desperdiciada.
Es lo que dice Jesús. Porque los malos no tenían que
haberse quedado en su maldad; todos tenemos una oportunidad para salir de un
estado… El malo tiene conciencia para poder ser bueno… Si no lo es, es su
tormento después, porque perdió su oportunidad.
Y Jesús presenta la vida así: en la vida todos están para
ser recogidos un día; lo que va a variar el desenlace es estar en el área de
las buenas personas, o haberse quedado en el mundo de la injusticia vital.
¿Lo habían entendido los apóstoles? –Pues sí. No
necesitaron explicación. Y Jesús lo confirma con otra parábola muy breve: en el
reino de los cielos se repite la vida de un padre de familia, que saca de su
baúl elementos nuevos y otros antiguos. Todos le sirven para algo. Y aquí
cualquier comparación le sirve a Jesús para exponer la realidad del Reino de
los cielos en la tierra…, la realidad de la vida de los hombres.
SAN IGNACIO nos propone 3 actitudes de respuesta cuando
hemos concebido una buena idea. Una respuesta que no es coherente con la buena
idea porque la deja el individuo para luego… Y nunca llega ese luego. Y le coge
la muerte sin haber dado buena respuesta.
Otro es el que quiere dar respuesta…, pero “la suya”, “a su
manera”, a su comodidad. Por supuesto no se pone delante en serio a Dios,
aunque pretende el individuo coincidir con Dios…, o mejor dicho: que Dios
coincida con él; que Dios sea el que ceda…; que se haga la voluntad del
individuo y que Dios esté conforme.
El tercero deja todo en manos de Dios y hasta es capaz de
renunciar a cosas buenas suyas. Lo que le importa es que la voluntad de Dios se
haga, y él hacer conforme a esa voluntad. Y no quiere otra cosa.
Fácil es colegir quién es bueno y quien malo, aunque todos
partieran de una “buena idea”.
El domingo es la festividad de SAN IGNACIO DE LOYOLA, Sacerdote. Tomo prestado lo siguiente: Mientras se recuperaba de una herida contraída como soldado, Ignacio leyó vidas de santos, al no tener otros libros a mano. Estas lecturas le hicieron reflexionar seriamente sobre el sentido y finalidad de la vida, hizo peregrinaciones, y por fin decidió servir a Dios.
ResponderEliminarLa “Compañía” que él fundó debía estar a disposición del Papa, para servir a las más urgentes necesidades contemporáneas de la Iglesia. En tiempo de Ignacio los Jesuítas contribuyeron decisivamente a contrarrestar las herejías, reformando la Iglesia, y comenzando misiones en el extranjero. Para él la acción apostólica debe tener como base la oración y la reflexión. Sabio consejo éste, también para nosotros hoy.
Señor Dios nuestro: Como San Ignacio de Loyola hemos aceptado tu invitación para seguir a tu Hijo Jesús como discípulos suyos y para ofrecer todo lo que hacemos “Ad Majorem Dei Gloriam”,para tu Mayor Gloria. Danos la fuerza de tu Espíritu para no buscarnos a nosotros mismos y para aceptar nuestra misión en la vida con todas sus consecuencias. Estamos seguros de que así Jesús nos llevará hacia ti, nuestro Dios bondadoso,que vives y reinas por los siglos de los siglos.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarDIOS NOS SALE AL ENCUENTRO
"Meditad con frecuencia la palabra de Dios,y permitid al espíritu Santo quev sea vuestro maestro. Entonces decubriréis que los pensamientos de Dios no son los de los hombres; seréis impulsados a conocer al verdadero Dios y a leer los acontecimientos de la historia a través de sus ojos, gustaréis en plenitud la alegría que brota de verdad."
(Benedicto XVI).
¿SE PUEDE EQUIVOCAR LA IGLESIA EN CUESTIONES DE FE?.-La totalidad de los fieles no puede equivocarse en la fe, porque Jesús prometió a sus discípulos que les enviaría al Espíritu Santo de la verdad, que los sostendría en la fe.
Así como los disc´pulos creyeron de corazón en Jesús, un cristiano cuando pregunta por el camino de la vida puede fiarse completamente de la IGLESIA. Dado que Jesús mismo encargó a sus APÓSTOLES el ministerio de la enseñanza, la Iglesia tiene un MAGISTERIO y no puede callar.Ciertamente miembros aislados de la Iglesia pueden equivocarse e incluso cometer faltas graves, pero en su conjunto la Iglesia no puede desviarse de la verdad de Dios. La Iglesia es portadora a travész de los tiempos de una verda viva que es mayor que ella misma. Se habla del"depósitum fidei, es decir del depósito de la fe que hay que custodiar.Si esa verdad es negada o deformada publícamente, la Iglesia debe hacer resplandecer de nuevo "lo que se ha creído en todas partes siempre y pore todos".
Oración y reflexión, sabio consejo que nosotros debemos aplicar. La parábola de hoy nos recuerda nuestra existencia: Siempre estamos en camino y lo realizamos con una gran diversidad de personas que nos pueden aportar muchas cosas. No creamos nunca que nosotros somos "los buenos" y no nos atrevamos jamás a menospreciar a los demás.Para no caer y para entender y vivir el mensaje de las parábolas," tenemos que escuchar atentamente a Jesús, el Maestro del Reino y reflexionar cada palabra suya para encontrar el gran tesoro de la Tradición bíblica y eclesial"lo antiguo y lo nuevo"para responder a los retos de la vida diaria.
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