Liturgia
En las dos lecturas que llevan el argumento de este domingo hay un tema
común: unos huéspedes que se presentan y unas personas que acogen. En la 1ª
lectura se presentan tres ante Abrahán y Abrahán les recibe y obsequia (Gn. 18,
1-10). Es evidente que aquellos personajes eran Dios mismo que visitaba a
Abrahán y así lo había descubierto el patriarca cuando le dijo: Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de
largo junto a tu siervo.
Estamos ante lo que se llama una “teofanía” o una
manifestación de Dios de las que hay muchas en el Antiguo Testamento. Abrahán
obsequia a ese misterioso personaje, y
se concluye con que, al marcharse, anuncia que cuando vuelva a verte, Sara habrá tenido un hijo. En efecto era
Dios quien se había presentado.
En el evangelio (Lc. 10, 38-42) es Jesús quien se presenta
en casa de las dos hermanas, Marta y María. Lucas no nombra ni hace referencia
a Lázaro, del que hablará San Juan al referirse a esas dos hermanas. Marta es
la hermana mayor y se dice que recibió a
Jesús en su casa. Del relato se deduce que Jesús vivía con mucha
familiaridad la amistad con esas hermanas, pues Marta trata a Jesús como un
buen amigo. La otra hermana, María, interviene en la escena. Son presentadas
como dos caracteres muy distintos: Marta es más nerviosa, más detallista, más
decidida, más ama de casa. María es menos activa o prefiere aprovechar la
oportunidad de la llegada de Jesús para escucharle sus explicaciones, puesta a
los pies como los discípulos hacían con los rabinos.
Marta se afana en preparar muchas cosas para festejar a Jesús.
Un autor interpreta que lo que quiere obsequiar son muchos platos de comida
variada. Por eso le dice Jesús que con
uno sólo basta. Y se evitaría esas idas y venidas y ese nerviosismo en
preparar tantos detalles.
Pero Marta, en su confianza familiar con Jesús llega a
pararse ya en seco y a pedirle a Jesús que le diga a María que le ayude. Jesús
le responde que lo que está haciendo María es bueno y que ella anda demasiado
nerviosa.
A mí me trae a la mente las veces que alguien ha pretendido
que yo corrija a otra persona que está ahí presente, intentando atraerme a mí
al propio terreno: Padre, dígale a mi
marido…; dígale a mi esposa…, dígale a mi hijo…, lo que es muy violento de
resolver porque no sé ni quién tiene más razón ni, como Jesús dijo en una ocasión:
quién me ha nombrado juez entre vosotros.
La respuesta de Jesús a Marta llevaba dos aspectos: uno,
era ella misma que andaba muy afanada y pretendiendo muchas cosas a la vez. Y
hay que parar el carro y razonar más y comprender que todo no está en el
activismo.
La segunda parte de la intervención de Jesús es el valor
que tiene también el dedicar un tiempo a escuchar a Jesús. ¡Es una buena parte!
Lo que también nos lleva a hacer un planteamiento en las
dos vertientes de la vida de una misma persona. Hay personas tan activas o tan
nerviosas o con tantas cosas por delante que acaban diciendo que no tienen
tiempo para orar, para estarse un rato apartadas y en silencio con el evangelio
en la mano, o para dedicar un rato a participar de la Eucaristía. Y tendrían
que escuchar la voz de Jesús que llama la atención sobre ese activismo,
mientras que se deja de dedicar un tiempo a la vida espiritual que tiene que
alimentar el alma…, e incluso sería una buena medicina para evitar el estrés y
ese agobio de tiempo que padecen.
Por tanto este relato evangélico que tenemos hoy por
delante no es una escena que podemos contemplar como ajena a nosotros sino una
ocasión para tantear nuestras disposiciones interiores. Por lo pronto ya sería
muy práctico para enfrentarnos a una realidad personal en algo que nos es tan
necesario como el tiempo que hemos de dedicar al cultivo de nuestro espíritu…,
a elegir una mejor parte que serena
nuestra alma y que agrada a Dios.
Señor; tú te presentas como huésped de nuestra vida. Queremos abrirte
nuestras puertas para que te sientas acogido.
-
Para que sepamos plantearnos lo que es más necesario e importante en el
desenvolvimiento de nuestra vida diaria, Roguemos
al Señor.
-
Para que tengamos el alma dispuesta a abrirla a escuchar al Señor, a
sus pies, en oración, Roguemos al Señor.
-
Para que seamos sensibles a los sufrimientos y desgracias que padecen
actualmente en otras partes del mundo, Roguemos
al Señor.
-
Para que los políticos españoles busquen decididamente el bien de la
nación, Roguemos al Señor.
En medio de un
mundo descorazonado te pedimos, Padre, que pongas tu mano y nos ilumines y
conduzcas hacia un equilibrio de las mentes y los corazones, para que se
establezca en el mundo tu reinado de verdad, de paz y de justicia.
Por Jesucristo N.S.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarLA ORACIÓN DEL SEÑOR: PADRENUESTRO.
"Quien no es tentado, no es puesto a prueba; quien no es puesto a prueba, no progresa".
"NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN".-Como cada día estamos en peligro de caer en pecado y decir no a Dios ,le suplicamos que no nos deje indefensos ante el poder de la tentación.Jesús experimentó él mismo la tentación, sabe que somos hombres débiles, que por nuestras propias fuerzas podemos poner poca resistencia al mal. Él nos regala esta petición del Padrenuestro, que nos enseña a confiar en Dios a la hora de la prueba.
"LÍBRANOS DE MAL".-Con "el mal" no se habla no se habla en el Padrenuestro de una fuerza espiritual o energía negativa, sino del mal en persona que la Sagrada Escritura conoce bajo el nombre de tentador, padre de la mentira, Satanás o diablo.
Nadie negará que el mal en el mundo tiene un poder devastador, que estamos rodeados de insinuaciones diabólicas, que en la historia a menudo se desarrollan procesos demoníacos.Sólo la Escritura llama a las cosas por su nombre:"Poque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas" (Ef 6,12).La petición del Padrenuestro de ser librados del mal pone ante Dios toda la miseria de este mundo y suplica que Dios, el Todopoderoso, nos libre de todos los males,como se expresa también en el EMBOLISMO (Un comentario que en la Santa Misa sigue al Padrenuestro).
AMÉN.-Tanto los cristianos como los judíos terminan desde muy antiguo tadas sus oraciones con "AMÉN", con lo que quieren decir "Así sea". Allí donde un hombre dice "Amén" a sus palabras, "Amén" a su vida y su destino, "Amén" a la alegría que le espera, se unen el cielo y la tierra y estamos en la meta:con el amor que nos creó en el principio
Dado que el Catecismo de la Iglesia Católica comprende cuatro partes :Credo, Mandamientos, Oraciones y Sacramentos, he puesto mis comentarios con la esperanza de recordar lo que muchos aprendimos de pequeños y si algunos de los que asoman al Blog, no pudieron o no tuvieron esos conocimientos haberles ofrecido la oportunidad de conocer los contenidos del CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA.
ResponderEliminarMaría escuchaba al Señor. Para escuchar hay que estar atentos, con los 5 sentidos, en silencia.Pero no estamos así. Por eso no podemos oír al Señor. No atendemos. Estamos dispersos. La meditación no es tal. "Dios 7y Señor mío, creo firmemente que estáis aquí y en todo lugar, y aunque indigno/a de comparece en vuestro divino acatamiento por mia pecados, que detesto con toda el alma, confiado en vuestra divina bondad, me presento delante de Vos, y os ofrezco este rato de meditación con todos mis pensamientos,afectos y deseos , pidiéndoos humildemente gracia para hacerla como es dbido, a gloria vuestra y bien de mi alma".
ResponderEliminarEl Señor, Jesús, muchas veces se presenta sin avisar, como en la casa de Marta y de María; no lo hizo por mala educación, lo hizo como lo hacían todos porque no disponían de teléfonos para comunicarse.Nosotros tenemos teléfono, correo electrónico y postal, pero tenemos la agenda llena y las puertas bien cerradas y nos hemos desacostumbrado de las visitas inesperadas porque una visita que no esperamos nos rompe los planes, tenemos que dejarlo todo para atenderla...Y,los rrefugiados que llegan huyendo de la guerra, los emigrantes que buscan una vida mejor y que nos ofrecen su cultura, sus saberes, no nos encuentran disponibles...Abrahán supo acoger a Dios, supo reconocer en los tres hombres que tenía frente a él, al Padre ,al Hijo y al Espíritu Santo; y, en compañía de Sara, acogió lo mejor que pudo aquella Visita inesperada y, juntos, alabaron al Señor.
ResponderEliminarTambién Marta y María acogieron a Jesús. Marta sirviéndole hasta agotarse, hasta el punto de quejarse por la poca colaboración de María que se quedó a los pies del Señor escuchándolo y contemplándolo. Esta es la actitud que los discípulos debemos adoptar si queremos servir mejor a Dios: No involucrarnos en quehaceres que se puedan convertir en "ídolos" que nos separen de la Presencia de Dios y que nos obliguen a pensar que somos mejores que los contemplativos...En todo lo que hacemos, es muchísimo más lo que recibimos de Dios que lo que le damos; esto no lo podemos olvidar nunca.