Buenos días. Aquí estoy de nuevo para
acompañar desde el blog, a todos aquellos que siguen nuestras meditaciones
diarias.
En mi ausencia hay
novedades que
se van a ver reflejadas pronto. La cabecera del blog, que nos ha acompañado
tanto tiempo, va a cambiar, para ponerse de acuerdo con las últimas directrices
recibidas del Secretariado internacional.
El tiempo de Adviento me ha suscitado siempre un deseo de sumergirme en
las realidades de aquel adviento que nos trasmiten los evangelistas Lucas y
Mateo. Y en concreto comienza con la presentación y suceso del sacerdote
Zacarías, casado con una descendiente de Aarón, y vecinos de una ciudad de la
montaña de Judea. Ambos, personas rectas a los ojos de Dios, que caminaban
irreprensibles en todos los mandamientos y preceptos del Señor. Para más
detalle –y no de poca importancia- no tenían hijos, y eran ambos de edad
avanzada.
Ya están ahí todos los detalles que jugarán una partida de
las que le gusta jugar a Dios.
Llega el momento en que Zacarías, según el orden de su
turno, ha de trasladarse a Jerusalén para desempeñar su oficio. Y llega el día
en que Zacarías, revestido de sus ornamentos sacerdotales ha de realizar ese
emocionante oficio de ofrecer el incienso de la tarde en el interior del Santuario.
Un momento anhelado por los sacerdotes, y la celebración que embargaba el
corazón del oficiante.
Zacarías entra en el Santuario, realiza la liturgia
correspondiente, ofrece el incienso con toda su unción, y el gozo de ver subir
aquellas volutas hacia la altura. Y se disponía ya a salir, henchida su alma de
aquel momento vivido en el corazón del Templo, cuando un ángel se le coloca a
la derecha del altar. Zacarías se queda parado, espantado, temeroso…: no sabe
si es una realidad o su emoción está generando una falsa visión…
Pero el ángel le habla con el saludo que es típico de las
intervenciones de Dios: No temas,
Zacarías, pues tu oracion ha sido escuchada, y tu mujer Isabel te dará un hijo,
a quien pondrás por nombre JUAN.
Si Zacarías estaba turbado, ahora se queda paralizado. En
efecto tenía ante sí un mensajero divino, que le tranquiliza con la paz que
sólo Dios puede trasmitir, y además le sale al paso de algo tantas veces orado
en tiempos anteriores, y ya dejado a un lado por razón de la edad del matrimonio
aquel. Tu oración ha sido escuchada…
Si el ángel no sigue hablando, de momento Zacarías se hubiera quedado pensando
qué oración era la que Dios había escuchado. Pero el ángel le dio en la diana
diciéndole que tu mujer Isabel te va a
dar un hijo… Y por si faltaba algo a aquella manifestación de Dios, el tal
hijo no va a ser uno cualquiera sobre el que va a ejercer Zacarías su patria potestad,
sino que es un hijo que trae nombre propio y dado ya de antemano por Dios.
Zacarías será quien le imponga el nombre, pero el nombre ya viene dado. Todo lo
cual era clara manifestación de una intervención de Dios.
Y ahora se explica perfectamente –a la luz de sucesos del
Antiguo Testamento- por qué Isabel “era estéril”, por qué aquel matrimonio
ejemplar no había tenido hijos… Dios se reservó para sí a Zacarías e Isabel, y ahora era el momento en que todo
el jeroglífico hallaba solución y respuesta. Lo que –además- va desgranando el
ángel con una serie de explicaciones sublimes que tienen arrobado al sacerdote
en el silencio profundo del Santuario: Juan
será para ti gozo y alegría. Un varón que sufría el dolor de no tener hijos
y que ahora se encontraba, en su edad muy madura con la satisfacción de un hijo
de sus entrañas…; muchos se gozarán de su
nacimiento, porque será grande a los ojos de Dios, y no beberá sidra ni vino
(lo que es igual que decir que será un consagrado).
Será lleno del Espíritu Santo, ya en el
seno de su madre, y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor Dios de
ellos. Y él precederá delante de Él con
el espíritu y fortaleza de Elías, para retornar los corazones de los padres
hacia sus hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien
dispuesto.
Era toda una batería que dejaba a las claras que Juan iba a
ser el que anunciara la nueva era a Israel. Y la nueva era suponía ya la
llegada inminente del Mesías. Zacarías estaba fuera de sí, y la verdad es que
ahora mismo no sabía ni qué hacer ni qué decir…
Los designios del Señor son inescrutables. No los comprendemos y quedamos confusos. Hoy en la Liturgia de las Horas, en el Oficio, como lectura hay una bellísima carta de San Francisco Javier a San Ignacio, desde la India. Enfervorece. Lo curioso es que este gran apóstol misionero y patrono del Apostolado no tenía que ir a la India. Pero los que estaban destinados se pusieron enfermos y San Ignacio echó mano del primero que encontró. Dios escribe derecho con renglones torcidos.
ResponderEliminarEL SACREAMENTO DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIÒN (Continuación )
ResponderEliminarFormas de penitencia en la vida cristiana.-La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura insiste en tres formas :"el ayuno,la oración y la limosna", que expresan la conversión con relación a sì mismo, con relación a Dios y con relación a los demás.
La conversión y la penitencia diaria encuentran ssu fuente y alimento en la Eucaristía pues en ella se hace presente el sacrificio de Cristo que nos reconciliò con Dios; es el antídoto que nos libera de nuestras faltas y nos preserva de pecados mortales.
La lectura de la Sagrada Escritura, la oración de las Liturgia de las Horas,y del Padre Nuestro,todo acto sincero de culto o piedad, reaviva en nosotros el espíritu de conversión y penitencia y contribuye al perdón de nuestros pecados.
"Los tiempos y los días de penitencia" a lo largo del año litúrgico (el tiempo de Cuaresma ,cada viernes, en memoria de la muerte del Señor) son momentos fuertes de la pràctica penitencial de la, Iglesia.Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las peregrinaciones como signo de penitencia,privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna.
El proceso de la conversión y de la penitencia, fue descrito maravillosamente por Jesús en la parábola del "hijo pròdigo", cuyo centro es el " padre misericordioso";una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna, la miseria extrema en el que el hijo se encuentra tras haber dilapidado su fortuna, la humillación profunda de verse obligado a cuidar cerdos y peor aùn, desear alimentarse de las algarrobas que comìan los cesrdos ;la reflexión sobre los bienes perdidos; el arrepentimiento y la decisión de volver a la casa paterna ; la acogida generosa del padre, su alegría al ver a su hijo.y la vida llena de alegría , que es la vida del que vuelve a Dios. Sòlo Cristo , que conoce las profundidades del amor del Padre pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan llena de simplicidad y de belleza.
Continuarà
En la última parte del Sermón de la Montaña, Jesús nos llama a la conversión y nos invita a escuchar su Palabra y a ponerla por obra. Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y debemos de ocuparnos en descubrirlo para que podamos realizarlo día a día. Él quiere que seamos sensatos y que, con esfuerzo y con un trabajo inteligente, poniendo en práctica su enseñanza, edifiquemos la casa de nuestra vida, nuestra historia, sobre la Roca, sobre el terreno firme de la Palabra que se cumple y se guarda en el corazón...
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