LITURGIA Domingo 1º C de
Cuaresma
Debajo de la historia de la 1ª lectura
–Deut.26,4-10-, se encierra una idea fundamental: Israel es liberado por Dios
de la esclavitud y la opresión. El sacerdote ofrece un sacrificio de alabanza y
agradecimiento a Dios por los beneficios que han recibido, partiendo del hecho
básico para Israel que era la liberación de la esclavitud de Egipto, y la
entada finalmente en la tierra prometida. A esa liberación corresponde la
adoración agradecida.
Y esa adoración va acompañada de la oblación personal. Que
es el modo para Jesús de vencer las tentaciones. Y lo mismo es para el
cristiano, que se encuentra constantemente ante las atracciones de la carne, del
dinero, del poder, a las que se refieren las tentaciones de Jesucristo. (Lc.4,1-13).
Jesucristo hubo de enfrentarse en su vida con la tentación de satisfacer su
gusto, transformando las piedras en panes, y no lo hace porque no sólo de pan
vive el hombre.
La tentación del poder, manifestado en aquel ofrecimiento
del mundo entero, a cambio de ceder a las atracciones que el mundo ofrece: Todo esto te daré si te postras y me adoras.
A lo que Jesús se opone con su sola adoración a Dios.
Y la tentación del orgullo haciendo una manifestación
extemporánea de lanzarse desde el alero del Templo, para mostrar su supremacía
sobre las mismas leyes naturales, y bajo el engaño de que los ángeles lo
defenderán. Y Jesús renuncia a ello porque él no va a poner a prueba a Dios,
obligándolo a un milagro que no es necesario.
Estas tentaciones son las que Jesús se fue encontrando de
una forma u otra a través de su vida, y con las que tuvo que estar alerta y en
lucha, a pesar de sus mismos discípulos y de los ataques de los fariseos o del
malhechor que le conminaba a bajar de la cruz para demostrar que era Hijo de
Dios. Jesús adorará sólo a Dios y no se dejará engañar por los estímulos que le
llegan de fuera.
En la vida nuestra, las tentaciones, como las de Jesús, no
se hacen con una aparición del demonio visiblemente para instigarnos al mal.
Nos llegan de muchas formas sutiles, envueltas siempre en apariencia de bien, y
con la miel en los labios para preceder de alguna manera que no es recta.
Lo que hemos de estar muy alerta para distinguir ese
conjunto de estímulos engañosos que se nos presentan al cabo del tiempo,
conservando siempre la actitud de fidelidad a Dios, a sus mandamientos y al
evangelio, contrastando con esas normas esenciales de la vida cristiana las
decisiones que tomamos ante un hecho determinado.
En la 2ª lectura –Rom.10,8-13- nos queda claro que la Palabra de Dios está cerca de ti: la
tienes en los labios y en el corazón. Porque si nuestros labios confiesan que
Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó…, si tienes las
ideas claras, tu proceder debe estar muy acorde con ese pensamiento. Y que la
Palabra de Dios tenga esa eficacia de apoyarnos en nuestro caminar derecho ante
el Señor.
La EUCARISTÍA debe ser para nosotros el otro gran eje de la
vida porque quien recibe al Señor y participa de su sacrificio, no puede dejarse
engañar por la tentación que sucede sutilmente detrás de los acontecimientos de
la vida. El que ha comulgado, tiene que tener una decisión muy clara de no
dejar que se marche, ante el pecado, la presencia de Cristo y de la Gracia de
Dios.
Al comenzar la Cuaresma pedimos a Dios la gracia necesaria para
mantenernos en su presencia liberadora.
-
Por la Iglesia que sufre los embates del mal, Roguemos al Señor.
-
Por nosotros, para que nos defendamos de la tentación de la carne, del
poder y del orgullo. Roguemos al Señor.
-
Para que seamos más atentos a las llamadas de la Palabra de Dios, Roguemos al Señor.
-
Para que la EUCARISTÍA nos mantenga alerta en nuestra acogida de la
enseñanza de Jesús, Roguemos al Señor
Que la Palabra de la Vida y la Eucaristía nos pongan en
actitud de fidelidad a la voluntad de Dios, frente a las tentaciones del mundo.
Lo pedimos por Jesucristo N.S.
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