Liturgia: DOMINGO DE RAMOS
Entramos en la Semana Santa y
concretamente en la conmemoración de la
entrada del Señor en Jerusalén. Hay diversas formas de celebrar esa
liturgia: una es haciendo PROCESIÓN, que sería desde otra Capilla o lugar apto hasta
la iglesia. El sacerdote con ornamentos
rojos bendice los ramos. Tras un saludo del Sacerdote a los fieles y una
oración, lee el evangelio de la Entrada de Jesús en Jerusalén (que este año
correspondería a la narración de San Marcos). Los fieles tienen los ramos en
las manos. En la procesión se cantan
Salmos y un breve himno a Cristo Rey: Gloria,
alabanza y honor. Gritad hosanna y haceos como los niños hebreos al paso del
Redentor. Gloria y honor al que viene en nombre del Señor.
Una segunda fórmula se realiza todo dentro de la única
iglesia, y se siguen prácticamente los mismos pasos que la primera. Llegados al
altar empieza la Misa por la Oración, omitiendo lo anterior.
Y la tercera fórmula no tiene procesión. Bendecidos los
ramos, comienza la Misa como de costumbre, con una amplia antífona de entrada.
La LITURGIA DE LA PALABRA comienza con Is.50,4-7. La
segunda parte es ya abiertamente tema de pasión: Ofrecí la espalda a los que me golpeaban la mejilla a insultos y
salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido, por eso ofrecí
el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado.
La 2ª lectura es el himno cristológico por excelencia, que
escribió Pablo a los fieles de Filipos. (2,6-11). En él se describe todo el
Misterio Pascual, empezando desde la misma Encarnación: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría
de Dios. Cristo es Dios. Pero no retiene esa realidad como un paraguas de
seguridad por el que hiciera las veces de hombre pero a resguardo de su propia
“categoría de Dios”. Al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición
de esclavo (de hombre). La expresión original es: “se vació”. Algo así como si el sol escondiera sus rayos para poder
acercarse a la tierra. “Se anonadó”…,
pasó de serlo todo a no ser “nada más que hombre” (=esclavo), pasando por uno de tantos, y así, actuando
como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y muerte de cruz. He ahí el enorme
incomprensible misterio, el que escandalizó totalmente a los judíos.
Pero el MISTERIO PASCUAL no acaba en la cruz, ni el
anonadamiento de Jesús acaba en esa nada. La obediencia de Jesús hasta la
muerte, acarrea el triunfo: Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le
concedió el ‘Nombre-sobre-todo-nombre’, el “nombre” y realidad de DIOS, de modo que al nombre de JESÚS toda rodilla
se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: “¡Jesucristo es Señor!”. Y eso se
convierte en la GLORIA DE DIOS PADRE que ha ensalzado al Hijo por su
obediencia.
Ese Misterio de muerte y vida es el que ahora se proclama
en la PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTIO, que se lee este año según San Marcos
(14,1 a 15,47).
Cada evangelista tiene sus propios acentos en determinados
pasajes, y no agotan todos los hechos, que conocemos por otros evangelistas.
Por eso puede ser un objetivo de la Semana Santa de los fieles el seguir la
Pasión completa en alguna Sinopsis (en la BAC, la del P. Leal) o Concordancia
(la de Codesal) en la que están situados los textos de manera que va fluyendo
el proceso de la Pasión, de forma completa, en una secuencia de hechos que hace
más posible hacernos una idea de la misma.
También puede seguirse en mi libro: “Quién es Este” donde he expuesto la Pasión del Señor en modo y
forma que resulte muy asequible y profundo su seguimiento. El hecho es que
vivamos la Semana Santa desde los misterios evangélicos bien desmenuzados y por
su orden. Eso, más las celebraciones litúrgicas de Jueves, Viernes y Sábado
Santos, nos aportará una vivencia de los misterios de la Pasión y su desemboque
en la Resurrección, que es lo que deja completo el PASO (=Pascua) de Jesús.
La “otra Semana Santa” de las Procesiones carece muchas
veces de pedagogía porque las imágenes no guardan el proceso histórico de la
Pasión, con lo cual se convierte en un museo de imágenes ante los ojos de la
gente, que contempla un crucificado antes que la Santa Cena, o la Oración del
Huerto en un Domingo de Ramos. Y se puede quedar en mera visión de imágenes
pero sin la catequesis de los misterios en su momento correspondiente.
Pedimos al Señor saber y poder vivir la Semana Santa con espíritu
religioso.
-
Para que tengamos el gusto de releer despacio y sosegadamente la Pasión
del Señor. Roguemos al Señor.
-
Para que sepamos comprender que Cristo pasó todo esto por nosotros…,
POR MÍ: Roguemos al Señor.
-
Porque el símbolo de los ramos nos lleve a una realidad de acompañar a
Jesús, Roguemos al Señor.
-
Para que vivamos en la Eucaristía intensamente el Misterio Pascual de
Cristo, Roguemos al Señor.
Te pedimos,
Dios de misericordia, que nos hagas sentir el amor que tuviste por nosotros, al
enviar a tu Hijo para nuestra salvación.
Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
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