Liturgia:
Pienso que la 1ª
lectura es la que aporta más tema para el momento que estamos ya viviendo de la
Cuaresma y la que da la síntesis más concreta de los momentos que estamos
viviendo en el proceso litúrgico. Jer.31,31-34 es un anuncio de Dios: Mirad que llegan días en que haré con la
casa de Israel y la casa de Judá una alianza
nueva. No es sólo nueva porque la va a hacer en esos días, sino porque
va a ser nueva y muy distinta en su profundidad y arraigo. La antigua, la hecha
con vuestros padres al tomarlos de la
mano y sacarlos de Egipto fue una alianza que se rompió por la infidelidad
del pueblo que quebrantó esa alianza. La nueva que va a hacer ahora será que meteré mi ley en su pecho y la
escribiré en sus corazones, por la que yo
seré su Dios y ellos serán pueblo mío, y en la que no hará falta enseñar
uno a otro, porque todos me conocerán desde el más pequeño al más grande,
cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.
Soñó Dios con tal
alianza que el hombre ya no podría destruir; que quedará sellada por la misma
palabra y compromiso de Dios. Una Alianza nueva y eterna que para Dios es la
definitiva porque es la alianza que firma el Hijo de Dios, y que le cuesta su
vida.
Lo ha dejado patente
la 2ª lectura –Heb.5,7-9- en la que está rabiosamente presentado el sacrificio
de Jesucristo, que en los días de su vida
mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía
salvarlo de la muerte. La nueva Alianza iba a ser cruenta, y no ya con la
sangre de los animales como vicarios del hombre, sino hincada en el corazón
mismo de Jesús víctima. Lo podemos situar en el Huerto, en aquellas horas
espantosas de oración agónica, cuando Jesús pide a Dios que pase de él ese
cáliz.
Misteriosamente se
afirma que fue escuchado en su angustia,
aunque el torbellino de dolor y amenaza siguió su curso. Y ahí, a
pesar de ser Hijo, aprendió sufriendo a obedecer. Una obediencia que llega
hasta el extremo, y llevado a la
consumación se ha convertido para todos los que obedecen en autor de salvación
eterna.
No deja de ser
erudito ese casi paréntesis: para todos
los que le obedecen. La verdad es que hay un mundo ingente que no obedece,
y que ha renunciado a esa felicidad prometida. Y donde humanamente pensando, la
Alianza nueva no ha llegado…, o casi parecería que ha sido conculcada y anulada
como las alianzas diversas del Antiguo Testamento.
La gran diferencia
es que la Alianza sigue en pie y Dios no se ha dejado vencer. Aquellas otras
alianzas las rompía el hombre: esta nueva Alianza está consolidada en la Sangre
de Cristo y es una alianza edificada sobre roca firme, que nadie puede romper.
Y si hoy el mundo vive al margen y como si la tal alianza fuera inexistente,
Cristo la llevó hasta la consumación y por tanto hasta la salvación. Nadie sabe
entre los mortales, los procedimientos finales de Dios, y por tanto, hasta
cuando esa Alianza nueva será testigo de
la vuelta de pueblos numerosos hasta alcanzar la salvación que está firmada por
Dios en la Persona y la Sangre del Señor.
Del Evangelio –Jn.12,20-33- sacaríamos esas condiciones de la Alianza: Ha
llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado: os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda
infecundo, pero muere, da mucho fruto.. Segundo: El que se ama a sí mismo,
se pierde y el que se ama menos a sí mismo en este mundo, se guardará para la
vida eterna. Tercero: El que quiera seguirme, que me siga, y donde yo esté,
estará también mi servidor; a quien me sirva, mi Padre le premiará.
Y una voz del Cielo
vino a declarar que Jesús era glorificado ya y volverá a glorificarlo Dios. Lo
que Jesús traduce con esa palabra final: Cuando sea elevado sobre la tierra, atraeré
a todos hacia mí, que dejaba bien clara “la firma” de esa nueva
Alianza.
El Viernes Santo
está ya haciéndose presente.
Pero le precede el
JUEVES SANTO, Jueves de LA EUCARISTÍA, que está condensando para notros todo el
proceso de las lecturas. Ha llegado ya el día en que se ha firmado la NUEVA
ALIANZA que queda grabada en los corazones. Ha llegado ese momento en que
Cristo es puesto en alto, y ya
estamos desembocando en las fechas de conmemoración de la Nueva y eterna
Alianza, Pero sobre todo estamos celebrándola…, estamos no haciendo “historia”
o mero recuerdo “aniversario”, sino que estamos viviendo esa realidad y
pudiendo revivirla cada semana, sabiéndonos atraídos hacia ese imborrable
misterio y obsequio de la Alianza que se verifica en nosotros.
Y tenemos que sentirnos constreñidos por
esos otros que no la acogen y no quieren recibir los beneficios que le pone a
la mano este hecho sublime de la acción de Dios.
Los griegos tienen interés en todo lo que hace Jesús; no saben muy bien si va a soportar la presión de las autoridades judías o si va unirse a las comunidades de la Diáspora. Jesús lo tiene muy claro: Él sabe que ha llegado su Hora; la hora de luchar contra el Mal y la muerte que quieren apoderarse de este mundo y obedece al Padre para que su entrega produzca ...El grano de trigo si no muere, no puede dar fruto. pero si muere, si asume el propio sacrificio,su entrega, dará mucho fruto...Mucho le costó Al ser un verdadero Hombre, tenía el mismo miedo al sufrimiento y el mismo instinto de conservación que tenemos los hombres. Pero el deseaba salvar a la humanidad que estaba perdida y no podía desobedecer al Padre. Sólo Él nos podía salvar. Y, ahora, desde la Cruz, se eige como fuente de salvación universal y como faro que ilumina nuestroCamino, hasta la Casa del Padre. Jesús nos convida a salir de nosotros mismos y gastar uestras vidas al servicio de los demás.
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