Liturgia:
Hoy tenemos nuevamente un tema
recurrente en la Cuaresma, que es el tema de la ORACIÓN, pero con unas
características especiales, por cuanto que aquí sería una oración de
intercesión cuando Dios ya ha colmado su paciencia.
Ex.32,7-14 nos presenta a un Dios ya cansado de los pecados
del pueblo, siempre protestón en el desierto, pero que esta vez ha colmado el
vaso cuando se ha hecho una imagen de Dios, un toro, al que veneran como la
representación del verdadero Dios, no con ánimo de sustituir a Dios sino por
esa necesidad de lo tangible que experimenta el sentido religioso humano, de
tal manera que el propio Aarón, el “lugarteniente” de Moisés es el que ha
propiciado tan abuso, de buena fe. Moisés llevaba muchos días en el Monte
hablando con Dios y recibiendo las tablas de la Ley, cuando el propio Dios le
advierte a Moisés que ese pueblo ha perdido la cabeza y se ha hecho –lo que
estaba absolutamente prohibido- una ·imagen de Dios”.
Veo que este pueblo
es duro de cerviz; déjame: mi ira se
va a encender contra ellos hasta consumirlos y de ti haré un gran pueblo
Y es curioso que Dios le pida a Moisés que le deje actuar.
Por decirlo así la santidad y fidelidad de aquel hombre ataba las manos a Dios.
Y de hecho Moisés se pone en oración ante Dios, en súplica de intercesión, en
razonamientos con Dios, diciéndole que no puede hacer eso porque iba a ser el
hazmerreír ante los egipcios, que pensarían que Dios no ha podido con aquel
pueblo por eso lo ha aniquilado. Pero hay más aún: ¿Y tu promesa a Abrahán, Isaac
y Jacob, dónde se queda, que habías prometido multiplicar la descendencia como
las estrellas del cielo? ¡Lejos de ti tal cosa!
Una oración de amigo a amigo, una oración de intimidad, una
oración de saber a Dios cercano y humano, con quien se puede dialogar.
Y el Señor “se arrepintió” de la amenaza que había pronunciado
contra su pueblo.
Es un párrafo de una ternura excepcional y que nos invita a
nosotros a dialogar con Dios, sin elevar protestas cuando las cosas salen mal,
sino con oración de amigo a amigo para saber que nuestra oración no se pierde y
que llega siempre el corazón de Dios. Y lo toca de lleno y Dios “accede” o “se
arrepiente” ante la oración confiada de sus hijos. En nosotros hace crecer la
fe, porque sabemos que Dios escucha siempre y que no podemos decaer en nuestra
insistencia en la oración. Es el mensaje propio del momento cuaresmal
Volvemos a uno de esos evangelios de San Juan (5,31-47) que
lo que mejor se hace es leerlo despacio e irlo asimilando. No admite grandes
explicaciones porque Juan se va explicando a sí mismo tomando las palabras de
Jesús.
Si yo doy testimonio
de mí, el testimonio no es válido porque naturalmente uno habla de sí mismo
lo que quiere. Pero mi testimonio está avalado por el Bautista, a quien
vosotros venerabais. Y aun así, yo no dependo del testimonio de un hombre
porque mi testimonio más válido son mis obras, esas obras que realizo y que
están diciendo quién soy. Y que vienen del Padre, que es el que da testimonio
de mí, porque él me envió. Nunca habéis escuchado su voz ni visto su semblante
porque no le creéis.
Escudriñáis las
Escrituras pensando encontrar vida eterna; pues ella están dando testimonio de
íi y no queréis venir a mí para tener vida eterna.
¿Cómo podréis creer
vosotros? Si creyereis a Moisés, creeríais en mí porque ya Moisés habló de mí.
Pero no dais crédito a sus escritos, ¿cómo podéis dar fe a mis palabras?
No está el párrafo completo en este evangelio de este día,
porque la verdad es que las gentes reaccionaron de mala manera. Pero ha quedado
ahora omitido porque de lo que se trata es de la fe en Cristo, que nosotros
necesitamos tener a ojos ciegas porque sus obras nos han mostrado a la claras
que podemos fiarnos de él. Y que sea esa fe profunda en su palabra la que nos
conduzca por caminos de esperanza y seguridad, sabiendo de quién nos hemos
fiado.
Quedaría como punto de invitación y reflexión la urgencia
de escudriñar las Escrituras, a las
que se nos invita en este evangelio, yendo a ellas de muy diferente manera que
aquellos judíos que ya iban con el planteamiento cerrado a sus propias ideas,
mientras que el verdadero escudriñar la
Escrituras ha de hacerse con un corazón abierto, buscando que esas
Escrituras nos conduzcan a Jesús
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!