El papa Francisco, una semana más, se ha reunido en la plaza de
San Pedro con miles de personas procedentes de todo el mundo, para la
audiencia general de los miércoles. A su llegada a la plaza, los peregrinos han
demostrado su entusiasmo saludando al Pontífice y agitando sus banderas.
Mientras la banda tocaba la música, Francisco recorría los pasillos de la plaza
con el papamóvil y bendecía a los presentes, de forma particular a los más
pequeños. En la catequesis de esta semana, el Santo Padre ha reflexionado sobre
la misericordia.
En el resumen realizado en español, el Papa ha explicado que en
el evangelio de Mateo que se ha leído al inicio de la audiencia general, se
escucha la pregunta de Juan el Bautista: “¿Eres tú el que ha de venir?”. Jesús
–ha señalado el Papa– responde mostrando las obras de misericordia que realiza
con los enfermos y desheredados, y de las que son testigos los discípulos del
profeta. Asimismo ha observado que Jesús, el Mesías esperado, “es el
instrumento concreto de la misericordia del Padre”, que sale al encuentro de
todos “llevando consuelo y salud”, y a través “de los signos de la bondad
divina llama a todos a la conversión, para que encuentren el camino de regreso
al Padre”.
Por otro lado, el Pontífice ha señalado que la forma de actuar
de Jesús puede escandalizar a muchos, “porque no se adecua a la idea que se han
formado de él, pero nos alienta a aceptarlo como el Mesías que se revela en las
obras que cumple, siguiendo la voluntad del Padre”. El cristiano –ha finalizado
Francisco– cree en el Dios de Jesucristo y tiene el deseo de crecer en la
experiencia viva de su misterio de amor, que lo empuja a la misión de
trasformar el mundo y la historia.
A continuación, el Santo Padre ha saludado a los peregrinos de
lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y
Latinoamérica. Esforcémonos –ha exhortado– en no ser obstáculo de la misericordia
del Padre, sino al contrario, “pidamos al Señor que incremente nuestra fe, para
ser signos e instrumentos de su misericordia”.
Después de los resúmenes de la catequesis en las distintas
lenguas, el Santo Padre ha dirigido un saludo particular a los jóvenes, los
enfermos y los recién casados. El domingo pasado, ha recordado el Papa,
celebramos la canonización de Madre Teresa de Calcuta. Así, ha pedido a los
jóvenes que se conviertan, como ella, en “artesanos de misericordia”. A los
enfermos les ha invitado a sentir su cercanía compasiva especialmente en la
hora de la cruz. Finalmente ha exhortado a los recién casados a que la invoquen
para que no falte nunca en la familia los cuidados y la atención a los más
débiles.
La audiencia general ha
concluido con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.
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