Liturgia
Creo que hoy voy a ir “por breve”, según las circunstancias que tengo
esta mañana. Por otra parte el tema de la liturgia es muy conocido y muchas
veces tratado, con lo que no perderemos comba.
1Cor 4, 1-5 lo veo como una justificación que hace Pablo de
su ministerio. Él es un hombre que ha pretendido ser fiel, como corresponde a
un servidor de Cristo y administrador de los misterios de Dios. Es lo que se le debe pedir. Que no es
que él pueda justificarse a sí mismo, ni depende de los juicios que hagan de él
los fieles de Corinto. La conciencia no le dice que ha procedido mal, pero Dios
es quien lo sabe.
Lo que sí recomienda es que no se hagan juicios antes de
tiempo, y que dejen el juicio a Dios. Que Dios es quien aporta luz en medio de
las tinieblas y él será quien pondrá al descubierto los pensamientos de cada
uno y los designios del corazón. Y cada unió recibirá de Dios lo que merece.
Lc 5, 33-39 pone en boca de los fariseos lo que otros
evangelistas refieren a los discípulos de Juan Bautista: el tema del ayuno
ritual. Los fariseos y doctores de la ley preguntan por qué los discípulos de
Jesús no ayunan, siendo así que los de los fariseos sí. En cambio los
discípulos de Jesús –acusan ellos. ¡a
comer y a beber!
Jesús les pone una pequeña parábola para explicarles: sus
discípulos son como los invitados a una boda por el novio; no van a ayunar en
medio del banquete de bodas. Tiempo tendrán para ayunar; no mientras están en
plena celebración. Jesús les está declarando que él es el que celebra sus
bodas, o sea, que él es la fiesta. ¡Si lo quisieran comprender los fariseos…!
Pero el tema es mucho más de fondo: es que ha llegado el
tiempo de un vino nuevo que supera por completo el que había. (Aquí cabría ir
con el pensamiento a las bodas de Caná, donde se acaba el vino anterior y Jesús
da un vino mucho mejor, que no guarda relación de origen con el otro). Pues en
efecto Jesús está hablando del vino nuevo, el estilo nuevo, que no puede ser
recogido con mentalidad antigua, vieja, porque esa mentalidad antigua revienta
y ni se conserva la antigua ni ha podido hacer su efecto la nueva. Es el problema
de los fariseos ante la novedad de Cristo.
Ya no se trata de los ayunos rituales, ni de los
sacrificios y ofrecimientos externos con todo ese mundo tan peculiar de la etapa
anterior. Lo que Jesús trae es un planteamiento nuevo en el que lo interior y
lo que compromete a la persona es lo que realmente vale. Y eso, o se entiende
con una mentalidad nueva, absolutamente nueva,
o no se puede entender. Revientan las mentes antiguas y se pierde lo que Jesús
pone por delante. Y se produce esta situación de que catar el vino añejo y
querer quedarse en él porque gusta ese vino añejo.
Pues bien: Jesús trae algo muy novedoso para las mentes
añejas y sólo si se renuevan podrán acogerse…, sólo si hay un odre mental
nuevo, un corazón nuevo, podrá entenderse y aceptarse el planteamiento nuevo de
Jesucristo.
Llevado el tema a nuestra realidad diaria, Jesús no desdeña
nuestras devociones y prácticas pero nos lleva al terreno de la revisión: ¿de
dónde salen?, ¿con qué espíritu interior se hacen? Vale mucho el rosario –pongamos
por caso-, pero ¿Cómo se reza el rosario? Vale mucho la oración, pero ¿qué
oración hacemos hasta el punto que vaya modelando nuestra vida en las
realidades concretas de cada día? La Eucaristía es lo sublime de nuestra vida
espiritual, pero ¿cómo va influyendo la Eucaristía para que se transformen las
actitudes y los criterios?
El tema del vino nuevo es una nueva forma de vivir nuestra
vida espiritual con su proyección en la realidad diaria. Todo cuanto hagamos ha
de ir interiorizándose y saliendo de “lo ritual”, lo que también podríamos
decir “lo rutinario”, lo que nos vamos acostumbrando tanto que un mal día
empieza a ser demasiado “ritual” y por tanto sin responder a las actitudes
comprometidas a las que nos ha de llevar este vino nuevo del Evangelio. Jesús advirtió a los fariseos de la
dificultad que ellos tenían porque se quedaban a gusto con lo añejo y no se ponían
ante sí la necesidad de saltar hacia una religión de obras propias del nuevo
tiempo…, el tiempo del Novio.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (continuación)
ResponderEliminarCREO EN JESUCRISTO HIJO ÚNICO DE DIOS.
MISTERIO:Un misterio es una realidad (o un aspecto de una realidad) que escapa, por principio, al conocimiento racional.
"Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia"(Lc 2,52).
POR QUÉ SÓLO PODEMOS COMPRENDER A JESÚS COMO MISTERIO?.-Puesto que Jesús se adentra en el misterio de Dios,no se le puede comprender si excluimos la realidad la realidad divina de Dios.
El lado visible de Jesús nos remite al invisible. En la vida de Jesús vemos numerosas realidades que están poderosamente presentes, pero que sólo podemos comprender como misterio. Estos misterios son por ejemplo la filiación divina, la Encarnación y la Resurrección de Cristo.
TENÍA JESÚS UN ALMA, UN ESPÍRITU Y UN CUERPO COMO NOSOTROS?.-Sí. Jesús"trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre"(Concilio Vaticano II).
A la humanidad plena de Jesús pertenece tambien que tuviera un alma y que se desarrollara espiritualmente. En esta alma estaba radicada su identidad humana y su particular autoconciencia. Jesús conocía su unidad con su Padre celeste en el Espíritu Santo, por quien se dejaba guiar en todas las situaciones de su vida.