Liturgia
Hoy queda una primera lectura que en realidad está más para leerla
despacio que para explicarla, porque son principios de vida sin mayor
argumento. Tomada del libro de los Proverbios (3, 27-34) no se presta a mucha
explicación sino a una lectura lenta y pausada con alguna leve paráfrasis por
mi parte.
No niegues un favor a
quien lo necesita, si está en tu mano hacerlo. Ya se puede ver que poco hay
que añadir a esa recomendación. Es algo muy humano y está presentada también
muy humanamente: si está en tu mano.
Otra cosa sería tener el corazón muy duro y ser muy egoísta. “Un vaso de agua
no se le niega a nadie” -dice el refrán popular-. Y no digas: Anda, vete, mañana te lo daré, porque
mañana puede ser tarde, y porque el favor te lo piden ahora.
No trames daños
contra tu prójimo mientras él vive confiado contigo. No defraudes a quien
confía en ti. Y no es sólo no hacerle daño sino no dejarlo con la palabra en la
boca, si él tiene esa confianza en que tú lo atiendes.
No pleitees con nadie
sin motivo, si él no te ha hecho daño. Otro planteamiento muy humano. No es
que no pleitees nunca sino cuando el otro no te ha hecho daño.
No envidies al
violento ni sigas su camino, porque el Señor aborrece al perverso pero se
confía a los honrados. Bien puede comprenderse esta máxima sin necesidad de
explicación, porque es algo que cae de su peso. Aunque no está de más que esté
ahí escrita, para aquellos que –en ocasiones- piensan que los malos tienen más
suerte que los buenos. La maldad es mala siempre y no debe ser nunca envidiada
ni deseada. Dios se confía a los honrados, y eso es lo que debe prevalecer en
todo momento y en todo pensamiento.
El Señor bendice la
morada del justo, se burla de los burlones y concede favor a los humildes.
Una llamada a esa honradez y a esa sencillez de vida con la que hay que
proceder siempre. Es curioso ese dicho: se
burla de los burlones. Porque nos revela que Dios no pacta con las medias
tintas, con la falta de verdad, con la vida tomada a broma… Dios otorga honores a los sabios. No se
refiere a sabidurías científicas sino a la verdadera sabiduría que busca el
bien y la verdad. A esos “sabios” los bendice Dios.
Lc 8, 16-18 es un paralelo de Mateo: vosotros sois la luz del mundo. San Lucas nos pone la comparación
con el candil, que se enciende no para taparlo (¿de qué iba a servir un candil
oculto?), ni se mete bajo la cama. El candil se enciende para ponerlo en el
candelero para que los que entren en la casa tengan luz.
Mateo hablaba de “luz para todos los de la casa”; Lucas lo
expresa dinámicamente: los que entran…
Cualquiera que ENTRE en el evangelio, se encuentra ya la luz encendida y él
queda iluminado. [Hace unos días exponía yo la insistencia mía en que se tome
el Evangelio entre manos como iluminación que llega aun sin saberlo, y cómo el
evangelio se explica a sí mismo cuando se tiene una asiduidad en él. Y la
persona que dirigía la reunión me apostilló que para eso hace falta el grupo y
una “dirección”. Creo que el evangelio que se toma un día tras otro no necesita
necesariamente de ir dirigido desde fuera, y que quien se familiariza con el
evangelio obtiene luz por la misma fuerza del evangelio. Lo que no quita, como
en todo, que haya que consultar o buscar explicaciones de algunas cosas. Pero
sostengo que el evangelio tiene en sí el dinamismo necesario para que la
persona que lo maneja, halle en esa oración la luz que necesita. Y que cada vez
que ENTRE en el mismo texto, encontrará nuevas luces…: el candil está
iluminando siempre].
Y lo dice Jesucristo con su propio estilo: Nada hay oculto que no salga a la luz.
Eso es aplicable –primeramente- al evangelio. Nada se queda oculto. Se va
clarificando a medida que se medita el evangelio.
Porque al que tiene,
se le dará; al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Es la
parábola de los talentos: al que tuvo la valentía de traficar con 5 y ganó otro
5, se le da el UNO que había desperdiciado el que no traficó nada y no supo
sacar provecho de nada. ¡Es que ya tiene 10!; sí; pero es de los que sacan de
su arca nuevas cosas… Al que tiene valor y decisión para buscar en el
evangelio, va a obtener “diez” talentos y se le puede seguir confiando. Al que
por pusilanimidad le ha resultado mejor no meterse a meditar, se le puede retirar
el talento que recibió, porque ha sido un empleado holgazán.
Y hemos enriquecido un texto más en nuestro proceso de
aprender del evangelio.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarCREO EN JESUCRISTO HIJO ÚNICO DE DIOS
"El acontecimiento de la Muerte y Resurrección de Cristo es el corazón del cristianismo, el punto central que sostiene nuestra fe, el impulso poderoso de nuestra certeza, el viento fuerte que aleja todo miedo y toda inseguridad, toda duda y todo cálculo"(Benedicto XVI).
CÓMO LLEGARON A CREER LOS DISCÍPULOS QUE JESÚS HABÍA RESUCITADO?.-Los discípulos, que antes habían perdido toda esperanza, llegaron a creer en la Resurrección de Jesús porque lo vieron de formas diferentes después de su muerte, hablaron con él y experimentaron que estaba vivo.
Los acontecimientos de la Pascua, que ocurrieron hacia el año treinta en Jerusalén, no son ninguna historia inventada.Bajho la impresión de la muerte de Jesús y de la derrota de su causa común, los discípulos huyeron ("Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel"Lc24,21) o se refugiaron tras las puertas cerradas. Sólo el encuentro con Cristo resucitado los liberó de su espanto y los llenó de una fe entusiasta en Jesucristo, el Señor de la vida y de la muerte.