El papa Francisco ha celebrado este sábado la audiencia jubilar,
que desde que empezó el Año Santo de la Misericordia, se realiza una vez al
mes. De este modo, miles de personas han recibido al Santo Padre en la plaza de
San Pedro, con alegría, entusiasmo y cantos. Desde el papamóvil, el Pontífice
ha saludado a los peregrinos allí presentes, venidos de todas las partes del
mundo.
Además, según informa el diario vaticano el Osservatore
Romano antes de llegar a la plaza de San Pedro para la audiencia jubilar, en
llamado Arco de las Campanas, el Papa se ha detenido a saludar a un chico
enfermo y le ha confirmado. Se trata de Giuseppe Chiolo, de 16 años.
Procedente de Sicilia, el joven está ingresado en la planta de oncología del
hospital Meyer en Florencia. Giuseppe había escrito una carta al Papa
expresando su deseo de verle. Francisco “ha tenido palabras de aliento también
para los padre del joven, Carmelo y Maria Giuseppina, y para la
hermana Dafne”. Les acompañaba también el capellán del Meyer, don Favio
Marella, vice director de la Cáritas diocesana de Florencia.
La catequesis de hoy la ha dedicado a la redención. Así, en el
resumen hecho en español, ha indicado que hoy “hemos reflexionado sobre la
relación entre la misericordia y la redención”. La palabra redención –ha
precisado– hace referencia a la salvación que Dios nos ha procurado mediante
la sangre de su Hijo Jesús.
Al respecto, Francisco ha observado que al hombre de hoy le
cuesta aceptar la idea de tener que ser salvado por Dios. “Piensa poder
salvarse él solo con el poder de su libertad”, ha advertido. Así, el Santo
Padre ha señalado que esto no es más que una ilusión: “nuestra vida está
marcada por la fragilidad del pecado y por las numerosas esclavitudes que hemos
creado en nombre de una falsa libertad”. Por eso, el Pontífice ha asegurado que
“necesitamos que Dios nos salve y libere de toda clase de indiferencia,
egoísmo y autosuficiencia”. Jesucristo –ha añadido– se ha sacrificado por
nosotros para darnos una nueva vida, llena de perdón, amor y alegría.
Finalmente, ha aseverado que “para que tengamos la certeza de
que Dios no nos abandona nunca, especialmente en los momentos de más
necesidad”.
A continuación, el Papa ha saludado cordialmente a los
peregrinos de lengua española. A ellos ha recordado que “Jesús viene a
nuestro encuentro en cada uno de nuestros hermanos necesitados, abrámosle
nuestro corazón y acojamos su gracia, para que llevemos una vida hecha de
amor, de perdón y de alegría”.
Después de los saludos en las distintas lenguas, el Santo Padre
ha dedicado un saludo especial a los jóvenes, los enfermos y los recién
casados. Así, les ha exhortado a invocar con particular intensidad los nombres
de Jesús y de María para que “nos enseñen a amar con plena dedicación a Dios y
al prójimo”.
La audiencia ha concluido con el canto del Pater Noster y la
bendición apostólica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡GRACIAS POR COMENTAR!