Nuestra Señora de la Merced
Una conmemoración mariana con arraigo popular por aquello
de mirar a María como dadora de mercedes y dones, de los que siempre estamos
tan necesitados.
Patrona de los encarcelados, que suplican la merced de su
liberación, y Patrona también de Cataluña. Razón por la cual hemos de dedicarle
una especial mirada para que su intercesión bendiga e ilumine, y eleve el pensamiento
de sus patrocinados, para la solución de sus problemas y para que una ráfaga de
espíritu aliente la vida de ese pueblo.
Liturgia:
El libro de los Proverbios nos pone
delante unas máximas de vida, por lo que
es menos apto para aportar comentarios y más apto para irlos leyendo y pensando
en orden a una aplicación a la vida personal.
3,27-34 dice así: Hijo mío: No
niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano concedérselo. Muy humano el consejo. No se pide más de lo que se puede. Pero se pide
hacer lo que está en la mano de la persona.
Si tienes, no digas al prójimo: «Anda, vete;
mañana te lo daré». Hace poco
leíamos cosa parecida en Santiago: a un necesitado que va sin ropa y no tiene
comida, no se le puede decir: Anda, vístete y come. Lo que hay es que darle el
vestido y el alimento.
No trames daños contra tu prójimo, mientras vive
confiado a tu lado; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño
alguno; no envidies al hombre violento, ni trates de imitar su conducta, porque
el Señor detesta al perverso y pone su confianza en los honrados; el Señor
maldice la casa del malvado y bendice la morada del justo; el Señor se burla de
los burlones y concede su gracia a los humildes.
Cuando llegó Jesús se superaron mucha de esas maneras de
pensar, porque también cuando uno ha recibido daño –abofeteado en la mejilla
derecha- debe responder con el bien a quien le hizo el mal. Y el Señor no
quiere la muerte del pecador sino que cambie de conducta y que viva. Dios
bendice la morada del justo y quiere misericordia y no sacrificios con el
pecador.
Jesús se dirige al gentío que le
acompañaba (Lc.8, 16-18) y les dice: Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o lo mete
debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean
la luz. Estamos
llamados a hacer el bien, y el bien no debe ocultarse. Ni irse propalando para
hincharse en vanagloria. Pero lo bueno que hacemos y el bien que vivimos debe
quedar como un ejemplo: Así vean los
hombres vuestras buenas obras, que glorifiquen al Padre que está en los cielos.
La luz no se enciende para esconderla sino para que luzca.
Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse
ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público. En lo bueno y en lo malo. Si nos fijamos en la realidad actual
sociopolítica, veremos que esto es verdad. No hay nada que se quede oculto.
Antes o después, de una manera o de otra, con unas intenciones u otras, todo
sale a la luz.
Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le
dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener. Se me viene a la mente la angustia de un conocido ante esta afirmación,
porque era persona proclive a la negatividad y se veía reflejado en esa
situación de perder aun lo poco que él se atribuía de bueno. Como se me pone
delante otro conocido cercano que se las da de valioso, pero al que le he
pedido una actuación y se ha declarado no apto para ella. Y yo sé que no lleva
razón porque valores tiene para haberlo realizado. Pero ahí se cumpliría con
razón que perdiera hasta lo que cree tener, porque no se puede ser capaz de
actuaciones en una dirección, y no ser capaz en ese mismo campo aunque sea en
otra dirección. Ante mí, realmente ha perdido aun lo que cree tener.
Creo que Jesús nos está poniendo delante que tenemos que dar de nosotros
aun un poco más del límite. Porque somos capaces. Porque podemos. Porque más de
una vez nos hemos quedado cortos por pusilanimidad o comodidad…, por no haber
sido capaces de dar ese pequeño saltito que nos hubiera puesto en la otra
ribera. Creo que la luz que debe brillar y no taparla con una vasija, es una
exigencia a dar de nosotros mismos lo que buenamente podemos…, y el poquito más
de los decididos y los valientes, que son capaces de arrostrar riesgos y crecer
en su natural estatura. Y Jesús no pide lo imposible.
Copio y pego lo dicho por el padre Cantero:
ResponderEliminarCreo que Jesús nos está poniendo delante que tenemos que dar de nosotros aun un poco más del límite. Porque somos capaces. Porque podemos. Porque más de una vez nos hemos quedado cortos por pusilanimidad o comodidad…, por no haber sido capaces de dar ese pequeño saltito que nos hubiera puesto en la otra ribera. Creo que la luz que debe brillar y no taparla con una vasija, es una exigencia a dar de nosotros mismos lo que buenamente podemos…, y el poquito más de los decididos y los valientes, que son capaces de arrostrar riesgos y crecer en su natural estatura. Y Jesús no pide lo imposible.