Liturgia: La Virgen de los Dolores
El Concilio Vaticano II suprimió el
“viernes de Dolores” pero no la celebración de los Dolores de María, que vino a
situarse en el 15 de septiembre, a continuación de la fiesta de la Exaltación
de la Cruz. Es la fiesta que tenemos hoy delante, y a cuya liturgia nos vamos a
referir en esta página del blog.
La 1ª lectura está tomada de la carta a los hebreos (5,7-9)
y como siempre ocurre en las conmemoraciones de la Virgen, hay mínimos textos
que hablan expresamente del caso. Lo que la carta a los Hebreos nos pone
delante se refiere a Jesucristo, y se ha de leer poniendo el pensamiento en
María, comprendiendo que los sentimientos de Jesús fueron completamente
participados por su Madre, sobre todo en aquellos momentos finales de Jesús en
que ella estuvo más al tanto de los sucesos que se desarrollaban contra su
Hijo, como muy lógicamente puede pensarse, pues María no se quedó al margen de
todo el proceso que se estaba haciendo con Jesús. Ya en el antiguo y
tradicional vía crucis la devoción
popular hizo de una de sus estaciones un encuentro de Jesús con su madre. Y
aunque ese hecho no está corroborado en los evangelios, es perfectamente
imaginable como una realidad que tuvo que darse en el dolor de una madre que
veía toda la injusticia que se cometía con el Hijo de sus amores.
Lo que la carta a los Hebreos nos transcribe es que Cristo en los días de su vida mortal,
presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, y fue
escuchado por su actitud reverente. Cómo fue escuchado no es precisamente
liberándolo del suplicio y la afrenta y la tortura sino que Él, a pesar de ser Hijo, aprendió sufriendo a obedecer. Es
la escucha que tiene Jesús. No se le libra de la muerte sino que la vive como
un holocausto ofrecido al Padre, en obediencia suprema en el sufrimiento.
La consecuencia a la que lleva el autor de la carta es que llevado a la consumación, se ha convertido
para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. María,
asociada plenamente a la obra de su Hijo, también aprende sufriendo a obedecer,
y halla en la consumación del Hijo –en su muerte- la salvación eterna. Los
dolores de María no son inútiles ni para ella ni para sus otros hijos, porque
ella es constituida mediadora y partícipe de la obra de Jesús.
El evangelio sí va directamente a la realidad de María,
asistente al pie de la cruz, de todo lo que sufre su Hijo, y donde el dolor se
hace más profundo cundo Jesús decide hacer testamento y lo hace donando a su
Madre a los hombres. Es un cambio muy desventajoso porque supone que Jesús ya
está abocado a la muerte y que en su lugar deja a su Madre el cuidado de los
otros hijos, los hombres, representados en la persona innominada del discípulo que tanto quería el Señor: MUJER,
ahí tienes a tu hijo. Y a la par, dirigiéndose al discípulo: Ahí tienes a tu
madre.
No cabe duda que era un cambio penoso para aquella Madre,
que verdaderamente es Madre Dolorosa de esa ingente multitud de hijos que Jesús
le ha encomendado, y que ella acoge y recibe con toda su alma, pero que eso no
quita que la permuta es amarga.
Creo que no hay que explicar de nuevo por qué Jesús utilizó
el nombre de “Mujer”. Hay que elevarse a las páginas del Génesis en las que
Dios se dirige a la serpiente y le dice: “Pondré enemistades entre ti y LA
MUJER” refiriéndose precisamente a la mujer elegida por Dios para introducir en
el mundo al Redentor. Por tanto “la Mujer” tiene ya unas connotaciones de
anuncio mesiánico y queda elevada a la dignidad de colaboradora en la obra de
la Redención, según aquellos planes eternos de Dios, que en nada merman la obra
del Mesías, pero al que queda asociada LA MUJER. Así, con esa fuerza bíblica la
nombra Jesús en un momento tan trascendental de la historia de la salvación.
Simeón le anunciará a María que ser la Madre de aquel Niño
que introduce en el templo, le va a suponer una
espada que le traspasará el alma. Y la devoción popular le ha trasladado a
María aquellas palabras de Jeremías: Escuchad
los que pasáis por el camino y ved si hay un dolor como mi dolor.
Al nombre de “Virgen de los Dolores” se une el de “Virgen
de las Angustias”, “Virgen del mayor dolor”…
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