Liturgia
Mt 6, 1-6. 16-18 comienza con la llamada de atención de Jesús a sus
apóstoles y a la gente congregada en el Monte: Cuidad de no practicar vuestra justicia para ser vistos de los hombres.
Ahí está encerrado todo el texto de hoy, que repetitivamente sigue el mismo
esquema en las tres advertencias de Jesús.
“Vuestra justicia”:
vuestra fidelidad, vuestra santidad, vuestra bondad, vuestras actitudes justas.
Eso es lo que tiene que vivirse de cara a Dios, que ve lo interior. Los
fariseos lo viven hacia afuera, para ser vistos, para ser considerados buenos
por la gente. Y así oran, así hacen sus limosnas, así ayunan: todo de cara a la
galería. Y dice Jesús: en eso llevan ya su paga. Porque delante de Dios no han
adquirido ningún mérito. Ante Dios hay que vivir EN LO INTERIOR, “entrando en el aposento y cerrando la
puerta”, o “lavando la cara y
perfumándote mientras ayunas”, o “no
sabiendo tu mano izquierda la limosna que das con la derecha”. Es toda una
mística diferente de aquel aparentar de los fariseos. Dios ve en lo hondo de
los corazones y ahí es donde da su recompensa, que también es esencialmente
interior.
Estamos, pues, en esa dinámica diferente que ya se trazó
desde las bienaventuranzas y toda la profundización en los mandamientos de
Dios, en la “ley llevada a plenitud”: que la vida espiritual auténtica es la
que se vive desde el interior de la persona, porque la persona es lo que es su
corazón. Para bien o para mal, cada cual es lo que es “dentro”, lo que vive
hacia dentro. Mientras que el fariseísmo es todo volcado en apariencias al
exterior. De ahí el enfrentamiento total de Jesús con los fariseos: era la noche
y el día. De noche, todo son sombras. De día aparecen las cosas como verdaderamente
son. Y ante Dios las cosas son diáfanas y él penetra los secretos del corazón.
2Reg 2, 1. 6-14: Caminan juntos Elías y Eliseo, al que Elías
había echado el manto por los hombros en señal de vocación de parte de Dios. En
el camino Elías trata de despedirse de Eliseo pero Eliseo no acepta la
separación. Y se atreve a pedir que Elías, al marcharse, le deje 2 partes de su
espíritu. ¡Mucho pides!, responde Elías, que afirma que si lo puede ver cuando
él sea arrebatado, lo tendrá.
Llegan al Jordán, Elías enrolla su manto, golpea el agua y
pasan sin mojarse. Y una vez al otro lado, un carro de fuego arrebata a Elías,
a quien se le cae en manto, y Eliseo le grita en señal de despedida. Al final
lo pierde de vista y Eliseo decide regresar. Toma el mando que se le ha caído a
Elías, golpea el agua y el agua no se abre. Y Eliseo clama a Dios: ¿Dónde está el Dios de Elías? Vuelve a
golpear el agua y entonces se abre el Jordán y puede pasar.
La lectura oficial que hoy se escuchará ha sumado a lo que
hasta ahora teníamos el hecho de un primer golpeo del agua si resultado, lo que
da sentido a la queja o exclamación de Eliseo, cosa que resultaba un tanto
fuera de lugar sin ese detalle. Ahora golpea por segunda vez tras haber
invocado a Dios, y el agua se abre para darle paso.
Todo lo cual me lleva a la reflexión de nuestra oración, que
no siempre halla respuesta una primera vez. Y hemos de seguir clamando. Los
tiempos de Dios (lo que se llama técnicamente el kairós), no se miden con cronómetros humanos. Para Dios mil años
son como un día y mil días como un año. Es decir: todo queda trastocado
respecto de las mediciones humanas. De ahí que nuestra oración ha de ser
continua y repetitiva, elevada a Dios con toda humildad, y a la espera de que
Dios llegue en “su kairós” al momento
que tiene designado en su eterno pensamiento. Y lo que debemos tener seguro es
que Dios no deja sin escuchar ninguna oración que se le hace. ¡Cuántas veces Dios
está esperando a que purifiquemos nuestra petición! O a que nosotros mismos nos
hagamos más conscientes de aquella necesidad que tenemos y que por nuestras
fuerzas no podemos solucionar. O para excitar más nuestra fe y acendrarla más.
Pero podemos estar seguros de que acabaremos “golpeando las aguas del Jordán” y
el mar se nos abrirá ante nosotros.
Vivamos siempre de cara al CORAZÓN DE JESÚS, que equivale a
decir que vivamos en verdad y nunca a medio gas, a medias tintas, a medias
verdades. Ante Jesús vale únicamente LA VERDAD de nuestro interior y la vida
que responde a esa verdad.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (continuación)
ResponderEliminarORAR:CÓMO DIOS NOS REGALA SU CERCANÍA.
"De repente experimenté el silencio como una presencia. En el corazón de ese silencio estaba él, que es el mismo silencio,paz y serenidad"(George Bernanos, escritor francés).
"La petición es la riquza del pobre"
¿POR QUÉ ES ABRAHAM UN MODELO DE ORACIÓN?.-Abraham escuchó a Dios. Estuvo deispuesto a partir donde Dios quisiera y a hacer lo que Dios quisiera. En la escucha y la disponibilidad para ponerse en camino es un modelo para nuestra oración.
No se nos han transmitido muchas oraciones de Abraham: Pero allí donde iba construía para su Dios altares, lugares de oración. De este modo, en el camino de su vida, tuvo múltiples experiencias con Dios, también algunas que le pusieron a prueba y le desconcertaron.
Cuando Abraham vió que Dios quería aniquilar la ciudad pecadora de Sodoma , intercedió por ella. Incluso luchó obstinadamente con Dios. Su intercesión por Sodoma es la primera gran oración de petición en la historia del pueblo de Dios
"Abraham seguía en pie ante el Señor. Abraham se acercó y le dijo "¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable?.Si hay cincuenta inocentes en la ciudad,¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay ben él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable".
Continuará
Jesúsobserva dos formas de actuar, de ayudar a los demás, de orar, de ayumar. Él desaprueba la de los hipócritas que lo hacen todo para ser vistos y para que su nombre no pase desapercibido; para que salga publicado...El modo correcto que Jesús aprueba es el que nace del deseo sincero de actuar según el Padre del cielo . Él da y se da con generosidad, sin hacer ostentación de sus dones, incluso cuando los recibimos y no los valoramos como debiéramos.
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