Liturgia
Jesús sigue desglosando LA LEY, llevándola a su valor profundo. Y hoy
le toca al tema que contiene el 6º mandamiento de la ley de Dios. Tal como está
formulado en el Decálogo, y tal como lo tomaban los fariseos al pie de la
letra, sólo afectaba al adulterio material.
Jesús se adentra (Mt 5, 27-32) en el tema y afirma que la
mirada (y ahí va incluido el pensamiento, la intención…) ya es materia a
revisar en la conciencia de cada cual. Porque el sólo mirar con intención depravada,
constituye adulterio.
Y para hacer ver la importancia de ello, deja una “norma”
básica de actuación: si tu ojo te es
ocasión de pecado, sácatelo. Si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Si
tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela. Y lo confirma con la
conclusión: Porque más te vale entrar
tuerto, manco o cojo en el Reino que con los dos ojos, los dos pies o las dos
manos, ser arrojado al abismo.
¿Nos quiere Jesús tuertos, mancos o cojos?-No. Lo que nos
quiere es drásticos en apartar las ocasiones. Y en un lenguaje llamativo y
directo ha puesto por delante ese planteamiento para hacernos caer en la cuenta
de que no estamos jugando con pequeñas cosas sino con algo tan serio que hay
que ser tajante en las soluciones.
Si eso era ya una advertencia importante en aquel momento,
hoy sería una llamada muy seria y urgente ante las incitaciones constantes a
las que someten determinados medios y formas, y ante la proclividad que se va
teniendo hacia dejarse llevar por esas incitaciones que brinda el mundo de hoy.
Y no está tan mal dicho eso de “arrancarse el ojo”, si se sabe traducir por una
actitud muy seria ante la facilidad con la que se puede vivir a solas ese mundo
de la pornografía y el erotismo desmedido. Y que no se trata de que eso lo
aprendan “los enemigos” sino de plantearse muy en serio el tema por personas de
cierta vida espiritual y cristiana.
Jesús enlaza ese tema con el del matrimonio, advirtiendo
que el divorcio y vuelta a unirse con otra pareja, es adulterio en toda su
regla.
Y yo añadiría un aspecto muy de fondo: la relación del
Pueblo de Dios con su Dios era definida como la relación de la esposa con el
Esposo. De ahí que el pecado de infidelidad de ese pueblo está definido en
términos de adulterio. Todo pecado,
toda infidelidad a Dios (y no sólo en el terreno del 6º mandamiento) está
calificado como “adulterio”. Eso es una orientación para nosotros. Porque la
relación con Dios es una relación de fidelidad, o se pasa a la infidelidad en
el momento de la transgresión. Y en ese sentido el pecado nuestro –sea el que
sea- es un pecado contra el amor. Y en esos términos bíblicos nos constituye “adúlteros”.
Si encima de eso se produce en el terreno de los falsos dioses (ídolos) de la
carne, mucho más.
La 1ª lectura -1Reg 19, 9. 11-16- es muy revelador de la
forma de presencia que Dios tiene con nosotros en el fondo del alma: Dios n no
está ni en el huracán, ni en el terremoto, ni en el fuego, ni en ninguna forma
de violencia. Dios se manifiesta en el susurro del aire, en la suavidad del
aura, en la paz profunda del espíritu. Es escrúpulo angustioso, en la tensión
interior, en la ansiedad espiritual, en cualquier forma de sensaciones que no
dejan paz en el alma, Dios no está. Así lo supo discernir Elías, y así debemos
de saber distinguirlo nosotros. Podrá haber tensiones psicológicas,
emocionales, etc. Nada de eso tiene que ver con la acción de Dios en nuestro
interior. Y tendremos que aprender a convivir con esos traumas, pero nunca
relacionarlos ni con Dios ni con la confesión, ni con el sentido religioso. La
Confesión puede perdonar pecados pero no puede curar la culpabilidad, que es un
efecto psicológico y no espiritual. El que confía en el Señor sabe que cuando
Dios perdona, totalmente perdona. Y las ansiedades que pueden quedar no son
objeto ni de religión ni de confesionario.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarDÉCIMO MANDAMIENTO:"NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS"
"Así como el óxido corroe el hierro,así corroe la envidia el alma que la padece".
¿QUÉ ACTITUD DEBE ADOPTAR UN CRISTIANO ANTE LA PROPIEDAD AJENA?.-Un cristiano debe aprender a distinguir los deseos razonables de los injustos e irrazonables y adquirir una actitud interior de respeto ante la propiedad ajena.
De la avidez provienen la codicia, el robo,la rapiña y el fraude, la violencia y la injusticia, la envidia y el deseo ilimitado por apropiarse de los bienes ajenos.
¿QUÉ ES LA ENVIDIA Y COMO SE DEBE LUCHAR CONTRA ELLA?.-La envidia es disgusto y enfado ante el bienestar de otros y el deseo de apropiarse indebidamente de lo que otros tienen. Desear el mal a otros es un pecado.. La envidia decrece cuando uno se esfuerzan por alegrarse cada vez más de los éxitos y los dones de otros, cuando se cree en la providencia amorosa de Dios también para uno mismo y cuando se orienta el corazón hacia la verdadera riqueza. Ésta consiste en que por medio del Espíritu Santo tenemos ya parte en Dios.
Jesús habla con autoridad obligado por su amor a los hombres, les inculca coherencia de vida y que aprendan a interpretar las mociones del Espíritu Santo que les llenará y les hará vivir en comunión con el Padre para alcanzar el Reino para el que fueron creados.Por eso dice que las decisiones importantes deben tomarse desde el "interior", de manera que afecten a toda la persona: la inteligencia,los deseos más profundos, la voluntad a fuerza de educar el corazón y vencer las tentaciones con rigor a fin de observar una fidelidad absoluta de pensamiento. palabra y obra al Señor, recordando que Él siempre es fiel y no soporta nuestras infidelidades.
ResponderEliminar