Liturgia
Un punto de confluencia hay en las dos lecturas de hoy: la escucha de
la voz de Dios. Samuel (1º, 3, 1-10.19-20) es esa historia repetitiva de la voz
de Dios sobre el niño, que una y otra vez se viene al sacerdote Elí porque cree
que es él quien le llama de noche: Vengo
porque me has llamado. Una narración muy primitiva que repite una y otra
vez la misma secuencia para dejar patente que Dios llama y que no se descubre –de
primeras- la procedencia de esa voz misteriosa. El sacerdote tampoco cae en la
cuenta hasta que aquella repetición de la voz misteriosa le hace pensar que es
Dios quien está por medio, y le enseña a Samuel lo que debe responder si le
llega nuevamente la voz: Habla, Señor,
que tu siervo escucha
Es una preciosa oración y a la vez una prueba de que la
oración auténtica es la que se pone a la escucha de Dios, que habla y comunica
su voluntad, muestras caminos, marca una manera de vivir acorde con la voluntad
de Dios. Que en eso está lo más auténtico y fundamental de la oración.
Por eso en todo el episodio del evangelio de hoy (Mc 1,
29-39), con tener varios aspectos en los que poder detenerse, yo me quedo hoy
con uno en particular: Jesús está muy bien aceptado en Cafarnaúm. Quedarse allí
era muy gratificante: tenía a la gente de su parte, tenía donde reclinar su
cabeza, estaba en familia… Pero de madrugada se sale a lugar solitario a orar y
allí echa su alma en Dios. Ora y ora de verdad. Escucha y tiene el corazón
abierto a obedecer. Y cuando vienen a buscarlo porque ya esta la gente
esperándole, Jesús declara que tiene que marchar a otros lugares, porque para eso he sido enviado. Su oración
no ha sido meramente devota y agradable. Ha recibido otro impulso y Jesús se
dispone a seguir aquel camino que marca Dios. Eso es lo verdaderamente
importante.
RELATOS DE NAVIDAD
José, María y el niño Jesús han entrado en tierras de
Israel. San Mateo parece orientar su relato a que aquella familia que había
salido de Belén, regrese adonde salió y tenga intención de establecerse en
Judea. Pero en las conversaciones de albergue cuando ya están próximos al
lugar, José escucha que a Herodes, el tirano perseguidor, le ha sucedido
Arquelao, tan peligroso o más que su propio padre. Cierto que ellos ahora ya no
tenían nada que temer porque no era fácil que pudieran identificarlos. Pero la
prudencia es más importante, y José acabó sospechando que no era seguro
quedarse allí. Podía escaparse aquella circunstancia que les llevó a huir para
salvar al niño, y lo mejor era alejarse de aquellas influencias maléficas.
Más aún: los sueños de José ya se hacen decisivos y, en
efecto, en un sueño es avisado que no se quede en Judea, con lo cual aquella
familia emprende la marcha a la región más apartada, que era Galilea. Y, por lo
demás, por la más contundente lógica, aquella familia que procedió de Nazaret,
encuentra su sitio de parada en Nazaret, precisamente. San Mateo, en toda esa
composición que ha hecho en este capítulo para que Jesús tenga un parangón con Moisés,
y así presentarlo a sus oyentes judíos, acaba la narración con una referencia
también muy conforme a las profecías: que al asentarse en Nazaret se cumplió lo
anunciado de que sería llamado “nazareno”.
Y por este complicado procedimiento que ha compuesto Mateo,
tenemos a la Sagrada Familia en Nazaret, precisamente el lugar adonde San Lucas
los había situado sin dramatismos, a partir de los 40 días del nacimiento, tras
la presentación del primogénito en el Templo.
Es evidente que son dos evangelistas que han seguido sus
procedimientos de narración por caminos y vías muy diferentes, y cada uno
acomodándose a los oyentes de su evangelio. Lucas, que no tiene ningún juicio
ni prejuicio sobre las costumbres y tradiciones de Israel, se ha limitado a
seguir el proceso lógico: de Nazaret partieron José y María, y a Nazaret
regresan en cuanto han cumplido con la Ley (cuarentena de María y presentación
del Niño). No tenían ya nada que hacer viviendo en precario en Belén, y se vuelven
a su casa. Completamente lógico.
Mateo tuvo que hacer un parangón de Jesús con Moisés para
presentar a Jesús como el nuevo caudillo y legislador, que consuma los pasos de
Moisés. Y tiene que parangonar la liberación de Moisés entre todos los niños inocentes
sacrificados en Egipto por el decreto tiránico del Faraón, y ser él solo quien
se salva, y quien –desde Egipto- vendrá a tierras de Canaán para salvar y
libertar a su pueblo.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (Continuación)
ResponderEliminarLA LIBERTAD DEL HOMBRE.
¿ES RESPONSABLE EL HOMBRE DE TODO LO QUE HACE?.-El hombre es responsable de todo lo que hace "Conscientemente y por propia voluntad".
No se puede hacer a nadie ( plenamente ) responsable de algo que ha hecho a la fuerza, por miedo, ignorancia, bajo la influencia de drogas o por la fuerza de malas costumbres. Cuanto màs sabe un hombre del bien y màs se entrena en la pràctica del mismo, tanto màs se aleja de la esclavitud del pecado. Dios cuenta con este tipo de personas libres, que pueden asumir su responsabilidad de sì mismos, de su entorno y de toda la tierra.Pero el amor misericordioso de Dios también pertenece a quienes no son libres; todos los días les brinda la posibilidadde dejarse liberar para ser libres.
El bondadoso es libre , aunque sea un esclavo; el malvado es un esclavo aunque sea un rey.
Continuarà
Completamente de acuerdo.
EliminarLa suegra de Simón estaba enferma, estaba postrada en la cama porque tenía fiebre; pero se lo dijeron a Jesús, Quién se acercó a verla y, al tenderle la mano, la fiebre remitió y se incorporó y se puso a servirlos...Tomar la mano es un gesto sencillo que expresa cariño y proximidad entre dos personas. Cuando damos la mano podemos transmitir nuestra paz, nuestra alegría, nuestra serenidad. El gesto de dar la mano significa que se entrega uno mismo a esa persona sin condiciones, porque la valora como si fuera hermana.
ResponderEliminar¿Qué habrá sentido la suegra de Pedro cuando Jesús le diera la mano, aquella mano sanadora que la levantó de su postración y le hizo comprender que el sentido de la vida está en el servicio a los demás?.