JUEVES DE CENIZA y Patronos de Europa
Confieso el popurrí
que lleva hoy este día primero tras el miércoles de ceniza. “El cuerpo” pide que el mensaje cuaresmal vaya desarrollándose . La fiesta litúrgica –
por tanro, hasta con “Gloria”- de San Cirilo y San Metodio, Patronos de Europa,
lleva sus propias lecturas, y así se rompe a la primera de cambio, el sentido
básico de la pedagogía cuaresmal. Y por mi parte, fiel a mi costumbre de años,
hoy me zambullo en la Pasión de Jesús.
Muchas cosas a la vez.
Quedándome con las lecturas del
jueves de Ceniza –que son pórtico hacia los mensajes que irán surgiendo en
Cuaresma, lo primero que hoy se hace es poner por delante las dos posibilidades
que tiene el ser humano: hacer el bien o hacer el mal. Dios respeta la libertad de la persona
humana, y le pone delante las dos posibilidades y también las dos
consecuencias: si eliges el bien, serás feliz y te irá bien, y entrarás en ese
destino gozoso al que Dios te quiere llevar. Si eliges el mal –por resistencia
y desobediencia a los proyectos de Dios- tú perecerás y no entrarás en esa
Tierra prometida.
En el Evangelio, ejemplo práctico
de esa realidad: los sacerdotes y doctores eligen la persecución contra Jesús, hasta que un día
acaben llevándolo a la cruz. A la otra parte,
Jesús, mostrando el camino que lleva a la vida: hay que doblegar las pasiones y el amor propio, cargar con la cruz cada
día, y seguir a Cristo… Se capaces de
sopesar lo que vale ganar el mundo entero si uno arruina el sentido de su vida.
El planteamiento de Cuaresma está
hecho muy claramente. La cruz aparece en las dos opciones: una, como amor propio para quitarse de encima
a Jesus. Otra, como necesidad de la persona,
si quiere ser discípulo de Jesús. Y no
es teoría ni palabra mística. “Tomar la cruz” es la realidad que tenemos
delante, nos guste a o no queramos o no. Pero las espinas pinchan más cuando se pisan
que cuando se besan.
Personaje clave para entender la
Pasión de Jesús es JUDAS ISCARIOTE.
Elegido por Jesús en mismo día y en la misma hora que los otros once.
Elegido para lo mismo: para estar con
Jesus y para echar demonios. Aprendiendo al mismo tiempo. Viendo las mismas
obras. Con las mismas posibilidades de ser un apóstol del Evangelio.
¿Qué ocurre o en qué momento para
que Judas deje de estar en esa línea para la que ha sido elegido? Los estudiosos no encuentran más que un
motivo: que Judas aceptó la llamada con una idea muy errónea sobre Jesús…,
porque Judas tenía una idea muy distinta del mesianismo. Judas era hombre
belicoso, y creyó encontrar en Jesús, un personaje en creciente influencia en
el pueblo, y seguido por multitudes, al “mesías”
ideal para dar un vuelco a la situación de Israel, dominado por el poder romano. Jesús tenía madera de líder y Judas se
apuntaba a ese movimiento con garantía de victoria nacionalista.
Pero Jesús se manifiesta en
palabras y obras absolutamente distinto porque el proceder de Jesús y su
enseñanza van en la línea más opuesta a la belicosidad agresiva nacionalista
que requería el “mesianismo judío”. Y como lo más difícil es reconocer Judas
que él se ha equivocado…, y como lo más difícil es expresarlo claramente y despedirse
a tiempo…, la solución es ahora la de descargar todo el propio error sobre Jesús.
Y como ya no puede tener razones Judas, entra la visceralidad. Y lo peor que
hay en la vida es cuando “lo razonable” se pierde ante lo visceral. Quiere,
pues decir, que Judas sigue en el grupo de una manera física, pero su ánimo
está ya lejos. Y como esa esquizofrenia rompe a la persona por medio, y él es
cobarde para tomar una decisión, descarga ya todo su veneno contra la obra de
Jesús y contra Jesus mismo.
El evangelista Juan se va
encargando de apostillar hechos concretos para mostrar que Judas estaba lejos
de Jesús, aunque siguiera en el grupo. Cuando Jesús habla del PAN DE VIDA que
Él dará, y que hay que comer su cuerpo y
beber su sangre para tener vida eterna, muchos que eran discípulos se
escandalizan, y dicen que es duro ese
lenguaje. Ni han entendido ni saben esperar… Se van. Y Juan dice entonces: Bien sabía Jesús quiénes no creían y quién le iba a entregar.
Y ahí deja eso.
Llegó aquel momento trascendental
para Jesús de la muerte de su amigo Lázaro. Lo resucita. Dan un banquete de
fiesta en el que es invitado Jesús, naturalmente, y con él sus apóstoles. María, la hermana de Lázaro en su profunda
expresividad de agradecimiento, viene y agasaja a Jesús derramando sobre su
cabeza un perfume precioso. Judas lo lleva a mal, y lo solapa con lo que
aquello hubiera aprovechado a los pobres, si se vende el perfume y se le saca
un dinero… Juan vuelve a dejar claro que
a Judas nada le importaban los pobres,
sino que era ladrón y se guardaba para sí el dinero de aquella pequeña
comunidad apostólica.
Jesús corrigió suavemente,
defendiendo a la mujer. Y aquella gota colmó el vaso. No sólo desautorizaba a Judas sino que
defendía a la mujer. Doble “pecado” de Jesús: contradecir al que ya está contra
Él…, y nada menos que en contraposición a la alabanza a una mujer.
Estalló la bomba. Judas se fue a los sacerdotes para
proponerles un trato, con el odio en caliente, y la bajeza de un cobarde: ¿Qué me
dais si os lo entrego? No eran
ideales los que movían a Judas. Era para visceralidad, soberbia, lavar su
propio error llevándose por delante a Jesús…, y sacando su rédito a favor suyo… Ese es “el personaje”.
El cristiano que va por la vida rehuyendo sitemáticamente el sacrificio no encontrará a Dios,no encontarará la felicidad.Rehúye también la propia santidad.
ResponderEliminarJudas aceptó la llamada con una idea muy errónea sobre Jesús…,
ResponderEliminarEs ésta la mejor explicación que he visto en mi vida sobre la actitud de Judas.
Gracias P. Cantero