ME PERMITO COPIAR Y PEGAR UN TROZO DE UN BLOG recién nacido
Leo
curioso y me va fascinando la que entiendo sinceridad sensata de Daniel, un bloguero a todas
luces novel (tiene tres entradas en su blog), y que se define de esta guisa:
«Aquí
estoy. Me llamo Daniel, y soy un católico de 23 años.
El señor Ratzinger, ha
renunciado toda su vida.
Así
de sencillo.
El
Papa renunció a una vida normal. Renunció a tener una esposa. Renunció a tener
hijos. Renunció a ganar un sueldo. Renunció a la mediocridad. Renunció a las horas
de sueño, por las horas de estudio. Renunció a ser un cura más, pero también
renunció a ser un cura especial. Renunció a llenar su cabeza de Mozart, para
llenarla de teología. Renunció a llorar en los brazos de sus padres. Renunció
a, teniendo 85 años, estar jubilado, disfrutando a sus nietos en la comodidad
de su hogar y el calor de una fogata. Renunció a disfrutar su país. Renunció a
tomarse días libres. Renunció a su vanidad. Renunció a defenderse contra los
que lo atacaban. Vaya, me queda claro, que el Papa fue un tipo apegado a la
renuncia.
Y
hoy, me lo vuelve a demostrar. Un Papa que renuncia a su pontificado cuando
sabe que la Iglesia no está en sus manos, sino en la de algo o alguien mayor,
me parece un Papa sabio. Nadie es más grande que la Iglesia. Ni el Papa, ni sus
sacerdotes, ni sus laicos, ni los casos de pederastia, ni los casos de
misericordia. Nadie es más que ella. Pero ser Papa a estas alturas del mundo,
es un acto de heroísmo (de esos que se hacen a diario en mi país y nadie nota).
Recuerdo sin duda, las historias del primer Papa. Un tal… Pedro. ¿Cómo murió?
Sí, en una cruz, crucificado igual que su maestro, pero de cabeza. Hoy en día,
Ratzinger se despide igual. Crucificado por los medios de comunicación,
crucificado por la opinión pública y crucificado por sus mismos hermanos
católicos. Crucificado a la sombra de alguien más carismático. Crucificado en
la humildad, esa que duele tanto entender. Es un mártir contemporáneo, de esos
a los que se les pueden inventar historias, a esos de los que se les puede
calumniar, a esos de los que se les puede acusar, y no responde. Y cuando
responde, lo único que hace es pedir perdón. ‘Pido perdón por mis defectos’.
Ni más, ni menos. Qué pantalones, qué clase de ser humano. Podría yo ser
mormón, ateo, homosexual y abortista, pero ver a un tipo, del que se dicen
tantas cosas, del que se burla tanta gente, y que responda así… ese tipo de
personas, ya no se ven en nuestro mundo.
Vivo
en un mundo donde es chistoso burlarse del Papa, pero pecado mortal burlarse de
un homosexual (y además ser tachado de paso como mocho, intolerante, fascista,
derechista y nazi). Vivo en un mundo donde la hipocresía alimenta las almas de
todos nosotros. Donde podemos juzgar a un tipo de 85 años que quiere lo mejor para
la Institución que representa, pero le damos con todo porque “¿con qué
derecho renuncia?”. Claro, porque en el mundo NADIE renuncia a nada. A
nadie le da flojera ir a la escuela. A nadie le da flojera ir a trabajar. Vivo
en un mundo donde todos los señores de 85 años están activos y trabajando (sin
ganar dinero) y ayudan a las masas. Sí, claro.
Pues
ahora sé Señor Ratzinger, que vivo en un mundo que lo va a extrañar. En un
mundo que no leyó sus libros, ni sus encíclicas, pero que en 50 años recordará
cómo, con un simple gesto de humildad, un hombre fue Papa, y cuando vio que
había algo mejor en el horizonte, decidió apartarse por amor a su Iglesia. Va a
morir tranquilo señor Ratzinger. Sin homenajes pomposos, sin un cuerpo exhibido
en San Pedro, sin miles llorándole aguardando a que la luz de su cuarto sea
apagada. Va a morir, como vivió aun siendo Papa: humilde.
Benedicto
XVI, muchas gracias por renunciar.
Es una manera de verlo... Pero nadie que haya leído una biografía detallada de Ratzinger y haya seguido sus escritos y su pontificado puede creerse tanta renuncia y tanta humildad.
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ResponderEliminarDios escribe con nuestros renglones torcidos el Papa puede
haberse visto obligado a renunciar porque no ha podido
hacer lo que el queria y por opositores dentro de la Iglesia
aunque fuera asi ,como es el espiritu Santo quien le guia
seguramente sea lo mas conveniente para la madre Iglesia .
No conozco a Daniel. No sé quién es. Perp le encuentro un corazón limpio. Y no porue siempre lo fuera así, quizás, sino porque en la vida puede uno ser capaz de pensar bien y sentirse mejor... Se pueden tener buenos sentimientos y que un dia salgan más a flote por algún motivo. Porque ha utilizado el piensa bien y acertarás, en vez de echar basura (que lo mismo le podía haber dado por ahí a otro cualquiera).
ResponderEliminarLo que él ha escrito es un bello pensamientop/sentimiento de una persona que encuentra que lo blanco es más bello que lo negro. Y que las mismas razones podrá tener él para pensar bien, y las ha elegido como suyas. Seguramente Daniel pudiera explicarnos por qué sintió lo que sintió y expresó lo que expresó. Y a lo mejor lleva más razón diciendo lo que dijo, porque el corazón de daniel es capaz de descubrir lo hermoso. O quién sabe si él mismo ha vivido el proceso de descubrimiento de que el corazón se siente mejor cuando es capaz de ver el blanco de las cvosas.
Por eso, Daniel: no te conozco, no sé quién eres. Pero me has resultado un tipo noble.