Sin meterme en materia,
Os saludo desde mi vuelta a casa, sin poder deciros que me encuentre
mejor o peor. Sencillamente aún no me encuentro.
Os agradezco vuestro
interés y vuestras pesquisas para averiguar qué pasaba para ese silencio mío en
el blog. Cuestiones de salud, que no están superadas aún, y que puede repetirse
este “apagón” informativo mío, según vaya yendo esto adelante.
Envío ahora alguna cosa
para ir abriendo boca.
MES DEL
SAGRADO CORAZÓN
YO
HAGO SIEMPRE LO QUE AGRADA AL PADRE.
Es
la gran definición de su vivir diario, hecha por el propio Jesús. No dice que
“cumple”, no dice que no peca, no dice que no ha dañado a nadie. Que todo eso
es cierto que lo expresó en algún momento distinto: antes pasarán el cielo y la tierra que el que deje de cumplirse un
punto de la i de la Ley… ¿Quién pude argüirme de pecado…? Hizo el bien
por donde pasó. Pero cuando se define a sí mismo, lo dice de otra manera
mucho más radical: Yo hago siempre lo que agrada al Padre. Porque la grandeza de una vida no es “no
hacer el mal”, o “no pecar”…, ni eso define la vida cristiana o de seguimiento
de Cristo. El secreto del auténtico discípulo es su lucha y su búsqueda de lo que agrada al Padre.
No
se supone que eso sale solo. Su realidad humana es totalmente humana, y más de
una vez pudo experimentar su rechazo a situaciones o personas. Pero el
movimiento de un Jesús orante y mirando los ojos de Dios, es la de hacer
lo que le agrada a Dios, por encima de toda otra reacción espontánea,
de algún enjuiciamiento humano. A Jesús
no se le escapa un mal modo…, porque su Corazón está siempre mirando al Cielo,
y viendo ese rostro de Dios.
He
dicho más de una vez que Dios le cambiaba
el paso a Jesús más de una vez…; que
Dios hablaba a través de los acontecimientos, y que Jesús supo “interpretar los
signos de Dios” a través de esos acontecimientos y situaciones. Jesús mismo les llamó “signos de los tiempos”… Y tras ellos, cambió la dirección de su
paso más de una vez, porque “leyó” que otra cosa agradaba más a Dios. Y Jesús hizo
siempre lo que agradaba a ese Dios y Padre, que era su blanco adónde
iban todas sus flechas. ¡Y hacían diana!
Cuando
planteamos nuestro vivir cristiano no tenemos más remedio que ir entrando por
esa línea. No digo que ya tenemos que estar en ella de una forma definitiva…,
ni que podamos estarlo en un abrir y cerrar de ojos. Pero sí digo que hay que
lanzar la flecha en esa dirección, aunque todavía fallemos mucho y no demos en la
diana. Lo que no podemos es estar
errando el tiro una y otra vez y quedarnos como si no pasara nada. Nos tendremos que plantear mil veces nuestro
vivir, nuestros pensamientos, nuestros juicios, nuestras palabras, nuestros
sentimientos…, y allí donde no estemos buscando sinceramente agradar al Padre, caer en la cuenta de
que estamos fallando el tiro. Y
precisamente una de las palabras que definen al PECADO en las expresiones
antiguas, es la que expresa exactamente “”errar el tiro”, no dar la flecha
en el blanco.
Conforme cumplo "días" de vida, me voy dando cuenta que el secreto de la vida cristiana (al menos así lo veo yo), está en TRATAR DE NO HACER MAL A NADIE como punto de partida, para enfocarse en HACER TODO EL BIEN QUE UNO PUEDA.
ResponderEliminarHacer las cosas bien es hacer las cosas lo mejor que uno ha podido también, porque la persona ha puesto sinceramente TODO lo que tenía en ese momento, y yo entiendo que eso es HACER LO QUE AGRADA A DIOS.
Se puede no haber llegado a la "perfección" que nos pide Cristo en determinadas conductas o áreas de la vida, pero el hecho de estar totalmente consciente de QUERER hacer lo AGRADABLE a DIOS, a mi me está siendo más que suficiente en esta fase de mi vida.
Y sobre todo una máxima evangélica que siempre tengo delante es esta: "El que no es fiel en lo pequeño, no lo puede ser en lo grande". De forma, que si uno se enfoca en hacer las cosas pequeñas lo mejor que puede, será más fácil lograr cotas mayores, y por tanto entiendo que eso AGRADA A DIOS.
Fdo: Javier