Liturgia
Ezequiel es hombre de imágenes. En 2, 8 a 3, 4 la imagen es de una
comunicación de Dios que le entrega un escrito y le dice que se lo coma. Tenía
escritas cosas tristes pero al comerlas le fueron dulces al paladar. Y recibió
el encargo de comunicar aquello al pueblo de Israel. Eran palabras de Dios.
No se concluye nada en esta lectura que nos brinda la
liturgia de hoy. La imagen está dada y queda a nuestro entender la conclusión
de ese sabor del profeta que se limita a comunicar palabra de Dios: se le hace
dulce como la miel al comerla para trasmitirla, aun cuando el contenido era de
elegías, lamentos y ayes.
¡Qué dulce, Señor, al
paladar tu promesa!, reza el Salmo 118, un canto maravilloso de alabanza y
gozo por la ley del Señor.
En el evangelio (Mt 18, 1-5. 10. 12-14) los discípulos le
preguntan a Jesús quién es el más grande en el reino de Dios. Era una de las
obsesiones de aquellos doce hombres. Y Jesús da una respuesta de base: llama a
un niño, lo pone en medio y responde que el más importante es el que se hace un
niño: si no volvéis a ser como niños, no
entraréis en el reino de los cielos. El niño, con su despreocupación por
ser más o menos, con su sencillez de ser lo que es sin compararse con otros,
con su simplicidad y sus ojos claros sin interpretaciones…, ese es el
verdaderamente importante.
La respuesta era mucho más profunda de lo que puede
parecernos, ya que en aquella cultura el niño no contaba para nada. Pues bien: el que acoge a un niño en mi nombre, me
acoge a mí. El más importante en el reino es el que parece que no cuenta, y
el que acoge al que no cuenta. El que ofrece cariño a un ser indefenso, que no
va a pagar con moneda material. Cuidado,
pues, con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles
están viendo siempre en el cielo el rostro de Dios.
Dios se alegra por el bien de un niño como el pastor se
alegra por recuperar una oveja que se le ha perdido. Cuando la encuentra se
llena de alegría. Un niño es un símbolo en el reino, porque no tiene
prejuicios, porque sonríe, porque se apega donde hay cariño, porque se admira
de las cosas más simples y tiene una enorme capacidad de maravillarse. Todo le
es un estreno, que el niño acoge con toda su inocencia. ¡Pues ese es el que es
grande en el reino!
Si los apóstoles esperaban de Jesús otras explicaciones más
importantes, se equivocaron. Jesús dio la respuesta adecuada. La misma que se
corresponde a las Bienaventuranzas: el
pobre, el sencillo, el de corazón abierto y de ojos limpios, el
misericordioso, el que vive con afán un planteamiento nuevo (ansias de
fidelidad)…, ese es el importante. No ha dicho Jesús algo nuevo que no
estuviera dicho. Lo que ha hecho es dibujarlo desde la mirada del niño, para
que sus apóstoles se bajen de los deseos de medrar y figurar y comprendan que
los caminos del reino van por otros derroteros muy diferentes de los que ellos
se quieren situar.
¿Estaban los apóstoles pretendiendo soslayar los anuncios
de Pasión, y se fueron por la idea del “más importante”? Pues ahí tienen la
respuesta que les vuelve a una realidad diversa de la que aspira la gente del
mundo. Jesús no dejó salida hacia otros planteamientos, y lo hizo de la forma
más gráfica que podía hacerlo, eligiendo a un niño y poniéndolo en medio. Una
imagen vale más que mil palabras, y Jesús había puesto una imagen muy
significativa, tanto más cuanto que tenían aquellos hombres que hacerse un nudo en su mente para comprender que un niño
era la explicación más clara para la respuesta que ellos habían pedido. Tenían
ellos que cambiar mucho y variar mucho sus pretensiones para ponerse a la
altura que les había señalado el Maestro. Tenían que hacerse ellos como aquel
niño… Es como aquella propuesta de Jesús a Nicodemo de volver a nacer. En efecto: ellos tendrían que volver a nacer.
Y es la lección para nosotros, con nuestras mentes
enrevesadas y nuestros valores cambiados… ¡Necesitamos ser como ese niño!, y
comprenderemos mucho mejor el pensamiento y el camino de Jesús.
El liturgo que ha compuesto la lectura de hoy se ha
centrado en lo referente al niño como ejemplo para las actitudes del reino. Se
ha saltado un trozo de evangelio que hoy día debe ser también tomado en
consideración de una manera especial. Si
tu pie, o tu mano o tu ojo te son causa de escándalo, córtatelos, arráncatelos…,
que más te vale entrar cojo o manco o tuerto en el Reino. En un mundo como
el que ha viciado tanto la supremacía del yo, la falta de valor de la vida, o
la sobra de sexo buscado expresamente, este trozo de evangelio no debería
haberse pasado de largo en el proceso de la pedagogía litúrgica de la lectura
continua.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarCREO EN DIOS PADRE.
"Señor y Dios mío, quítame todo lo que me aleja de tí. Señor y Dios mío, dame todo lo que me acerca a tí. Señor y Dios mío, despójame de mí mismo para darme todo a tí."(San Nicolás deFlüe).
¿QUÉ HAY QUE HACER CUANDO SE HA CONOCIDO A DIOS?.-Cuando se ha conocido a Dios hay que ponerlo en el primer lugar de la vida. Con ello comienza una nueva vida. A los cristianos se les debe conocer porque aman incluso a sus enemigos.
Conocer a Dios significa que quien me ha creado y me ha querido,quien me mira con amor a cada segundo, quien bendice y sostiene mi vida, quien tiene en su mano el mundo y las personas que amo, quien me espera ardientemente, quien quiere llenarme y perfeccionarme y hacerme vivir eternamente con él, está aquí.No basta con asentir con la cabeza. Los cristianos deben asumir el estilo de Jesús.
¿CREEMOS EN UN SÓLO DIOS O TRES DIOSES?.-Creemos en un sólo Dios en tres personas(TRINIDAD)."Dios no es soledad, sino comunión perfecta".
Los cristianos no adoran a tres dioses diferentes, sino a un único ser, que es trino (Padre, Hijo y Espíritu Santo)y sin embargo uno. Que Dios es trino lo sabemos por Jesucristo:Él, el Hijo, habla de su Padre del Cielo ("Yo y el somos uno",Jn 10,30). Él ora al Padre y nos envá el Espíritu Santo, que es el amor del Padre y del Hi
eso somos bautizados "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo.(Mt 28,19).
Hoy celebramos la fiesta de una buscadora apasionada de la verdad:Mártir. Era judía y perdió su fe, se convirtió al catolicismo y se hizo carmelita. Fue detenida por los nazis y murió en las cámaras de gas de Auschwitz .Ella pasó mucho miedo, pero supo confiar que pase lo que pase estamos en buenas manos: las del Padre.Era una enamorada de la Cruz, "nuestro único título de gloria"San Juan Pablo II la canonizó en el 1998 y la nombró Patrona de Europa. El Evangelio insiste en que no tengamos miedo sean como sean las circunstancias que nos toque vivir.
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