LITURGIA
Ezequiel es el profeta que
más referencia hace al tema de los pastores. En 14, 1-11 hace una denuncia
abierta contra los malos pastores de Israel a los que acusa de aprovecharse de
las ovejas, de su carne, de su enjundia, de su lana, en vez de ser pastores
preocupados de llevar a sus ovejas a buenos pastos, cuidar a las enfermas,
curar a las heridas, recoger a las descarriadas… Para entendernos mejor y no
quedarnos en la comparación, estas acusaciones eran las que Jesús reprochaba a
los fariseos… Pero el problema no era solo del tiempo de Jesús. Los dirigentes
del Pueblo de Dios ya en tiempos de Ezequiel adolecían de los mismos defectos,
y el profeta los acusa y les llama la atención. El efecto de ese descuido es
que las ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo, y el pueblo de Dios se
encontró sin orientación y presa de “las fieras del campo” mientras los
pastores se aprovechaban a sí mismos. Me
voy a enfrentar a los pastores, libraré a mis ovejas de sus fauces, buscaré a
mis ovejas siguiendo su rastro. Yo
mismo me haré cargo de mis ovejas.Toda esa profecía encuentra su plenitud
en la venida de Jesús.
Llegamos en Mt 20,
1-16 a la parábola que causa en algunos una cierta inquietud o extrañeza porque
reaccionan precisamente como los obreros primeros de aquella viña, pensando que
hay injusticia en que los últimos que han llegado con sólo una hora de trabajo
cobren igual que los primeros que han trabajado toda la jornada (aunque ellos
cobran un salario generoso con el que se ajustaron y estuvieron muy de acuerdo
en las primeras horas del día).
Lo entenderán muy bien
los pecadores que se convirtieron a última hora porque a última hora les llegó
(o acogieron) la gracia de la conversión. Ellos, “obreros de la ‘última hora’”
hallaron propicio a Dios y pudieron “cobrar el salario completo”. Y saben que
ha sido puro don de Dios pero el hecho es que les ha llegado su buena hora.
Los de las 9 de la
mañana tienen doble paga, aunque cobren igual. Porque tienen la paga de su seguridad
desde el comienzo, y la paga interior de haber estado todo el día –toda su
vida- al servicio de Dios. Más aún: llevan un plus de satisfacción y es que
aquellos que se perdían, aquellos que fueron malos, han acabado salvándose
igual que ellos…, dándole gloria a Dios igual que ellos.
Por el camino se les
fueron añadiendo otros grupos: de las 12, de las 3… Motivos de satisfacción
para todos porque significa que a la viña del Señor se fueron incorporando
nuevas almas, y que –llegado el final de la jornada- todos son miembros de la
viña de Dios, todos se encaminan al encuentro con Dios en el nuevo Pueblo de
Dios.
¿Queda así más
asumible la lección de esta parábola? ¿O somos de los que aún pedirían que los
que fueron malos se encuentren inexorablemente con la condenación sin que se
les ofrezca una oportunidad? Para un redimido por la sangre de Jesucristo es
evidente que su gran satisfacción estará en que muchos más se aprovecen de esa
sangre redentora. ¡Y ojalá que todos estuviéramos a la derecha de Jesús en el
momento final! ¿No sería hermoso que la cizaña acabara convertida en trigo, o
que los peces recogidos en la red fueran todos comestibles? ¿No nos gustaría
que la levadura hiciera fermentar toda la masa? ¿No sería de desear que todos
entraran por la puerta estrecha y así se estableciera en el mundo el reino de
Dios? ¿No sería nuestra gran alegría que los que hoy son malos y hacen al mundo
tan loco, se convirtieran y entraran en razones y pusieran sus energías al
servicio de una causa buena? ¡Qué más podíamos querer!
Pues ese ha sido el
tema que ha querido poner delante Jesucristo, manifestando la misericordia de
Dios, que no quiere la muerte del pecador [la perdición del pecador] sino que
se convierta y que tenga vida. Para eso sale Dios una y mil veces en búsqueda
de las almas, y les está saliendo al paso durante la vida y hasta el momento de
la muerte…, hasta la “última hora”… ¡Qué satisfacción la de ver a alguien que
se rinde finalmente a la gracia de Dios en ese último momento cuando ya va a
presentarse ante el trono de Dios!
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (cONTINUACIÓN)
ResponderEliminarLA PROVIDENCIA DIVINA
"Lo que no estaba en mi plan, estaba en el plan de Dios. Y cada vez que me sucede algo así, tanto más viva se convierte dentro de mí la convicción de que visto desde Dios, no existe la casualidad" (Santa Edith Stein).
¿QUÉ PAPEL JUEGA EL HOMBRE EN LA PROVIDENCIA DIVINA?.-la consumación de la Creación a través de la providencia divina no sucede sin nuestra intervención. Dios nos invita a colaborar en la perfección de la Creación.
El hombre puede rechazar la voluntad de Dios. Pero es mejor convertirse en un instrumento del amor divino. La Madre Teresa se esforzó toda su vida por pensar así:"Soy únicamente un pequeño lápiz en la mano de nuestro señor. Él puede afilar o cortar el lápiz. Él puede escribir o dibujar lo que quiera y donde quiera. Si lo escrito o un dibujo es bueno,no valoramos el lápiz o el material emplado, sino aquel que lo ha empleado".Si Dios actúa tambien con nosotros y a través nuestro, no debemos confundir nunca nustros propios pensamientos, planes y actos con la acción de Dios. Dios no necesita nuestro trabajo como si a Dios le faltara algo sin él.