LITURGIA
Es muy bonito el texto de
hoy a los corintios (1ª, 2, 10-16) aunque como digo en muchas ocasiones, es más
para leerlo despacio que para comentarlo. Dice San Pablo que el conocimiento de
uno mismo lo tiene nuestro propio espíritu. Por lo mismo lo íntimo de Dios sólo
lo conoce el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido ese Espíritu que no es
del mundo para que tomemos conciencia de los dones que recibimos de Dios.
Nuestra realidad humana se sobredimensiona por la acción de ese otro Espíritu
que està por encima de lo que da el espíritu humano o nuestras fuerzas y
conocimientos humanos.
Así, cuando explicamos
verdades espirituales a hombres de espíritu no las exponemos en lenguaje humano
sino en el que nos suscita el Espíritu expresando verdades espirituales en
términos espirituales, que no se pueden captar a nivel humano. En lo puro
humano las cosas espirituales parecen locura porque lo humano no es capaz de
percibir lo espritual. En cambio el hombre de espíritu capta las
manifestaciones espirituales porque tiene la mente de Cristo.
El evangelio (Lc 4.
31-37) es continuación del de ayer. Jesús ha salido de Nazaret con el alma
partida porque aquella visita en la que había puesto mucha ilusión ha resultado
tan fallida. No pudo hacer en su pueblo lo que había hecho en Cafarnaúm y
lugares cercanos. De Nazaret marchó de nuevo a Cafarnaúm donde su palabra era
admirada por la fuerza de su verdad: a Jesús se le veía como un hombre que
tenía originalidad y autoridad en lo que enseñaba.
El sábado –posiblemente
el siguiente al de Nazaret- fue a la sinagoga como hacía siempre en su práctica
de buen judío. Y en la sinagoga hay un hombre poseído del demonio, que ante
Jesús se rebela y protesta. Y grita: ¿Qué
tienes que ver con nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Se quien
eres: el Santo de Dios.
Es evidente que es el
enfrentamiento de dos fuerzas antagónicas: Jesús y el demonio. El demonio
queriendo doblegar a Jesús (que para eso lo nombra), y Jesús que se opone con
autoridad a esa fuerza del mal.
Jesús se impone entonces
al demonio y lo expulsa con su mandato: Cállate
y sal de él. “Cállate” para quitarle toda fuerza a ese haber nombrado a
Jesús. “Sal de él”, mandato absoluto por el que Jesús se impone al mal
espíritu. Todavía hace el demonio una muestra de fuerza lanzando contra el
suelo al poseso, pero sin poder hacerle daño, porque ya aquel hombre está bajo
la protección de Jesús, y la acción diabólica no tiene ya más fuerza que la de
una pataleta del ue es inferior pero quiere demostrar su poder. El demonio
salió. La fuerza de Jesús había librado al pobre hombre que había sido víctima
de la influencia diabólica.
Todos comentaban
admirados hasta el extremo: ¿Qué tiene su
palabra? Manda con autoridad a los espíritus inmundos y le obedecen. Y su fama
se extiende por los pueblos de la comarca. Lo que significa que también
llegó a Nazaret. ¿Realmente se llegarían a cuestionar en Nazaret sobre Jesús,
al que ellos habían menospreciado? No lo sabremos nunca. Pero bien podemos
pensar que a más de uno le debió hacer pensar la noticia de aquel poder de
Jesús…
Pero lo que sí es
verdad es que nos tiene que hacer pensar a nosotros y que esta noticia debe
conmovernos por dentro y hacernos más abiertos a las actuaciones de Jesús.
Porque en el nivel de nuestra realidad, nos cabe tener algo de aquella actitud
de Nazaret, que prefiere que Jesús no hable, no actúe…, y más bien que “se
aleje” en alguna manera; o cabe la acogida que tiene en Cafarnaúm, que admira y
que provoca la atracción de su autoridad, que nos da mucha confianza aun en
esos momentos obscuros en los que parece que Jesús no atiende nuestras
necesidades. Puede ser que en alguna ocasión Jesús nos tenga que mandar callar
-callar nuestros pensamientos y nuestros modos de concebir cómo debieran ser
las cosas a nuestro parecer-, y que “salga fuera” (expulsado) nuestro criterio,
nuestro juicio de cómo quisiéramos que se desenvolviera la vida a nuestro
alrededor. Que sea la autoridad de Jesús,
su acción a su manera, la liberación como él determine, lo que finalmente venza
nuestras pataletas con las que pretendemos mostrar nuestro “poder” o la fuerza
de nuestros propios criterios.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarCREO EN JESUCRISTO,HIJO ÚNICO DE DIOS
"Donde Dios no ocupa el primer lugar...corre peligro la dignidad del hombre. Por, tanto es urgente llevar al hombre de hoy a "descubrir" el rostro auténtico de Dios, que se nos ha revelado en Jesucristo" (Benedicto XVI).
¿POR QUÉ LOS CRISTIANOS LLAMAN "SEÑOR A JESÚS?.-"Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor y decís bien, porque lo soy"(Jn 13,13).
Los primeros cristianos hablaban con naturalidad de Jesús como el "Señor", sabiendo que en el ANTIGUO TESTAMENTO esta denominación estaba reservada para dirigirse a Dios. Mediante numerosos signos Jesús les había demostrado que él tiene poder divino sobre la naturalaza, los demonios, el pecado y la muerte. El origen divino de la misión de Jesús se reveló en la Resurrección de los muertos. Santo Tomás confiesa:"Señor mío y Dios mío" (Jn 20, 28). Esto quiere decir para nosotros: si Jesús es el Señor, un cristiano no debe doblar la rodilla ante ningún otron poder.