LITURGIA
Hoy tenemos dos lecturas que
se complementan aunque en apariencia se contraponen. Y lo llamativo es que la
que da más amplitud es la del Antiguo Testamento. En Is 66, 18-21 se habla de reunir a las naciones de toda lengua…,
despacharé supervivientes a las costas lejanas y anunciarán mi gloria a las
naciones. Y de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos
vuestros hermanos hasta mi monte santo, y vendrán como en vasijas puras
trayendo ofrendas al templo del Señor. Por tanto se está hablando de
multitudes de todos los países y razas, acudiendo a la llamada de Dios.
En el Evangelio (Lc
13, 22-30) le preguntan a Jesús si son pocos o muchos los que se salven. En
realidad Jesús no dice si son pocos o muchos sino que pone delante las condiciones
para vivir el reino de Dios aquí en la tierra. Y advierte que a ese reino se
entra por una puerta estrecha, y que muchos intentarán entrar y no podrán. Esos
encontrarán la puerta cerrada y llamarán para que se les abra, y encontrarán la
respuesta negativa: No sé quiénes sois.
Es que no entraron por la puerta estrecha que, aunque estrecha, es
perfectamente practicable con un poquito que la persona se estreche a sí misma.
No basta con los
titulillos externos: hemos comido y
bebido contigo y tú has enseñado en nuestras sinagogas. Son títulos que no
justifican porque el secreto estaba en la puerta estrecha que hay que vivir y
que hay que poder pasar.
¡Cuánto me hace
pensar! ¡Cómo podemos mirar muchas posturas creyentes cristianas que tienen tan
alejado un compromiso de vida, y sólo pueden aducir devociones externas, muchos
rezos, y poca práctica! Más aún: con una práctica espiritual paralela a la vida
personal, que discurre por otros vericuetos incompatibles con la “puerta
estrecha”, esa puerta que sería muy posible de traspasar pero que exige algo de
la persona, de la actitud vital de la persona.
Juntando las dos
lecturas es evidente que serán muchos los que entren (de todos los países y
lenguas y colores), y serán muchos los que no entren (también venidos de todos
los puntos cardinales).
Los que entran
–muchos- tienen la enhorabuena de su lucha y su arrostrar la dificultad. Serán
Abrahán, Isaac, Jacob, los profetas y cuantos vinieron de todas las naciones, e
hicieron el recorrido que Jesús les había trazado.
Los que no entran –también muchos- sufrirán la
desesperación de haber perdido la oportunidad que se les brindó, y que con un
poquito de esfuerzo para responder las gracias de Dios, hubieran entrado
también. Jesús habla de esa desesperación que se expresa en el rechinar de
dientes y el llanto por haber desperdiciado tantas oportunidades como tuvieron
para gozar ahora de ese Reino.
La 2ª lectura es una clave pedagógica. Heb 12, 5-7.
11-13 nos advierte de la necesidad de acoger con buen talante las correcciones
de Dios, las llamadas a entrar por esa puerta estrecha de que nos habla Jesús.
Si Dios nos corrige es porque le interesamos…, porque nos quiere y nos trata de
enderezar en nuestro caminar diario. La corrección que un padre hace a su hijo
no es falta de cariño. Si ha de castigarlo para que escarmiente de algo, no
está pasándose de su función de padre sino todo lo contrario: ejerce como padre
que busca la maduración de su hijo.
Pues así actúa Dios. Y si el llanto y rechinar de
dientes se produce en vida, en esta vida, en la realidad de cada persona, en el
remordimiento por fallos o actitudes defectuosas, señal de que el buen Padre
Dios está encima de ese hijo para conducirlo a lo mejor.
Ojalá que vivir hoy la Eucaristía suponga ese toque
de Dios en el alma y que aquello en que nos constriñe la fidelidad a la Palabra
de Dios y la Eucaristía de la que participamos, nos haga sentir el amor de Dios
y nuestras ansias de respuesta bien abierta a esa llamada. Sabemos que es a
base de pasar la estrechura de la puerta. Luego vendrán los inmensos gozosos
horizontes que nos depara el Reino de Dios.
Supliquemos a Dios, que es nuestro Padre.
-
Para que atendamos la llamada que Jesús nos hace a entrar por la puerta
estrecha, Roguemos al Señor.
-
Para que seamos contados entre los muchos que viven de veras la
voluntad de Dios, Roguemos al Señor
-
Para que aceptemos con gozo las correcciones que Dios nos hace, como
Padre nuestro que es, Roguemos al Señor.
-
Para que nunca tengamos que sufrir el rechinar de dientes por haber
equivocado el modo de vivir, Roguemos al
Señor.
Que la participación en la Eucaristía nos mantenga
alerta para saber entrar por los caminos del Señor. Por Jesucristo N.S.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación )
ResponderEliminarLA CRIATURA HOMBRE
Cuando contemplo el cielo,obra de tus dedos,la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humana para mirar por él?. Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad. (Sal 8, 4-6) .
¿TIENE EL HOMBRE UNA POSICIÓN PRIVILEGIADA EN LA CREACIÓN?.-Sí.El hombre es la cumbre de la creación,porque Dios lo creó a su imagen y semejanza.
La creación del hombre se distingue claramente de la creación de los demás seres vivos.El hombre es persona, es decir, puede decidir, con su voluntad y su inteligencia a favor o en contra del amor.
¿ CÓMO SE DEBE COMPORTAR EL HOMBRE CON LOS ANIMALES Y OTRAS CRIATURAS? .-El hombre debe honrar al Creador en las criaturas y tratarlas con cuidado y responsabilidad. Los hombres, los animales y las plantas tienen el mismo Creador, que por amor los llamó a la exstencia. Por ello el amor a los animales es profundamente humano.
Si bien le está permtido al hombre aprovechar y comer plantas y animales, no le está permitido, sin embargo,torturar a los animales o mantenerlos de forma impropia a su especie . Esto contradice la dignidad de la Creación tanto como la explotación de la tierra a causa de una codicia ciega.
Cotinuará