LITURGIA
La carta primera a los
corintios apunta ya las ciertas discrepancias de Pablo con aquella comunidad
(3, 1-9), y Pablo les hace ver que tuvo que hablarles como a personas que no
poseen ese Espíritu del que comentó ayer. Les expresa la idea en una imagen
fácil de captar: no os puedo dar alimento sólido porque no estáis para eso. Os
tengo que alimentar con leche (como a niños pequeños). Ni ahora estáis par más
por vuestras disputas y críticas, y porque andáis discutiendo si unos seguís a
Pablo u otros a Apolo, y no os dais cuenta de que ni Pablo ni Apolo son otra
cosa que sembradores de una misma verdad, agentes de Dios que os llevan a la
fe. Y que Dios es el que da crecimiento a esa semilla. Nosotros somos
colaboradores de Dios y vosotros sois el campo de Dios, el edificio de Dios.
Llegamos en el
evangelio a una página tan conocida como la continuación de la jornada, después
de la actuación de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm. Lc 4, 38.44 nos lleva
hasta la casa de la suegra de Simón, y precisamente en un día en que la pobre
mujer está en cama con mucha calentura. Simón se disculparía de que no podría
ser atendido debidamente porque la ama de la casa estaba enferma. Aunque
también podemos pensar que la mujer no vivía sola en aquella casa, y que la
esposa de Simón y su hija (la que se nombra como Petronila) vivían también
allí.
Jesús pasa al
dormitorio, saluda a la mujer y le pregunta cómo se siente… Le bromea y le dice
que eso va a pasar al olvido. La mujer se resigna a su suerte. Y Jesús la toma
de la mano y deja pasar su fuerza hasta aquella mujer que se empieza a sentir
bien. Jesús le dice que puede levantarse, y hacerles la visita, porque ya se ha
acabado aquella fiebre.
Jesús se retira a otra
pieza de la casa a departir con Simón mientras la mujer –recuperada- se levanta
de la cama y se arregla. Luego ella se asoma a la estancia donde está Jesús con
Simón, saluda y agradece. Y se retira. Sale a la puerta, comunica a sus vecinas
la buena y llamativa noticia, y se mete en la cocina para preparar la comida.
Por una parte ella se ocupa de esa labor; por otra se empieza a correr por el
barrio la noticia de aquella curación, que se une al clamor que se ha levantado
por la liberación del endemoniado de la sinagoga. Me pregunto también si no
estarían allí la esposa y la hija participando en aquellas enseñanzas al menos
en algún rato.
Y mientras Jesús está
en la casa con sus conversaciones con Simón, y almorzando con las viandas que
ha preparado la suegra de Simón, en la calle se está preparando una
concentración ante aquella casa, porque todos sentían mucha curiosidad por
conocer a ese hombre que hacía cosas tan llamativas. Y porque si tenía poder
para curar enfermedades y expulsar demonios, había allí otros enfermos y
víctimas de “posesiones” que podían ser atendidos y curados.
Jesús prolongó la
sobremesa. Simón y familia congregados en aquella estancia, disfrutaron de las
enseñanzas y explicaciones de Jesús, y también de su buen humor. Que todo hay
que decirlo, pues Jesús estaba lleno de alegría, era ocurrente, tenía una
imaginación estupenda para inventar cuentecillos e iluminar así muchas de sus
enseñanzas y trasmitir la Palabra de modo que se metía por los poros.
Delante de la casa se
agolparon muchas personas llevando a sus enfermos. Y alguien de la familia se
lo hizo saber a Jesús. Y a la caída de la tarde Jesús salió a ellos y se fue
derecho a sus enfermos que estaban estratégicamente colocados en primera fila
para atraer l atención de Jesús. Pasó por medio de esos enfermos imponiendo las
manos sobre cada uno y curándolos y lanzando a los malos espíritus, que
pretendían imponerse nombrándolo: Tú eres
el Hijo de Dios. Él los increpaba para que se callaran, porque sabían que
era el Mesías. Y acabó aquella tarde hablándoles a todos y enseñando.
Cuando estaban ya a
dos luces despidió a las gentes y él se retiró al interior de la casa. Llegada
la noche se retiró en aquella estancia que le habían preparado y descansó. Tras
el sueño de la noche él pudo levantarse sigilosamente de madrugada y salir de
la casa a un lugar más solitario para dedicarse a orar, a presentar a Dios
todos los gozos del día anterior y las súplicas por tantas personas que estaban
necesitadas de los favores del Cielo. Oración llena de vida y de fe y
agradecimiento a Dios por la obra que hacía por su medio.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)
ResponderEliminarCREO EN JESUCRISTO HIJO ÚNICO DE DIOS
"Dios es tan grande que puede hacerse pequeño. Dios es tan poderoso que puede hacerse inerme y venir a nuestro encuentro como niño indefenso para que podamos amarlo" (Benedicto XVI).
¿POR QUÉ DIOS SE HIZO HOMBRE EN JESÚS?.-"Por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo".
En Jesucristo, Dios ha reconciliado al mundo consigo y ha liberado a los hombres de la cautivadad del pecado. "Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénto"(Jn 1,16). En Jesús Dios asumió nuestra carne humana mortal (ENCARNACIÓN), compartió nuestro destino terreno, nuestros sufrimientos y nuestra muerte y se hizo en todo igual a nosotros , excepto en el pecado.