JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
El broche de oro del año litúrgico es la FIESTA DE JESUCRISTO REY. Todo
el año, toda la razón del proceso del año litúrgico, va orientada hacia este
momento, que sitúa a Cristo como el punto omega del plan redentor de Dios.
Estamos redimidos porque Jesucristo reina; porque ha puesto a sus enemigos como
estrado de sus pies. Porque Jesucristo es todo en todos. Porque toda la
existencia va dirigida hacia este punto en el que Jesucristo aparece ya sobre
las nubes del Cielo y se establece en el mundo el reinado universal del
Redentor.
Fue anunciado a muchos siglos de antelación por la profecía
de Daniel (7, 13-14) en la que el profeta ve, entre velos, a una especie de
hombre que avanza hasta el trono de Dios, y todos los pueblos le sirven. Y ya
se vislumbra que su reinado no acabará.
También en visión profética de lo que no es visible con los
ojos de la cara (Apoc 1, 5-8), ese hombre es constituido Príncipe de los reyes
de la tierra, muy superior a todo lo terreno, al que le sirven todos los
pueblos y reyes, el mundo entero.
Pero cuando llegamos a la realidad, hallamos a ese HOMBRE
real, a JESUS, a ese preso que los judíos presentan a Pilato para que lo juzgue
y lo envíe a la muerte, porque se ha hecho rey. Y Pilato,
que ve a un pobre hombre caído en desgracia, le pregunta entre sorna y
admiración: ¿Tú eres el rey de los
judíos? Y se encuentra con la sorpresa de que le responde afirmativamente: YO
SOY REY. Y le añade a renglón seguido: Pero mi reino ni es de este mundo. Nueva insistencia de Pilato,
ahora mucho más admirado: Luego, ¿tú eres
Rey? Sí, lo soy. He venido a dar TESTIMONIO DE LA VERDAD. Ya hay un matiz
de enorme importancia: el reinado de Jesús es un reinado de la verdad, tan
contraria a la mentira del mundo y de todo aquel simulacro de juicio que le
están haciendo a Jesús.
Ya es digno de parada esa concreción de Jesús. Jesús reina
desde LA VERDAD. Él no entiende de falsías, de medias verdades, de
justificaciones que ocultan o disimulan la verdad. Jesús reina donde hay una
verdad clara, un encuentro claro con lo que es verdad. Y el testimonio de
verdad que Jesús ha dado, ha quedado plasmado en el evangelio de su vida; todo
lo que ha hecho, lo que ha dicho, lo que ha enseñado, y lo que ha pedido a sus
seguidores, ESO ES LA VERDAD. Y quien quiera seguirlo, ha de ir por ese camino,
sin sordinas ni disimulos, acogiendo TODO EL EVANGELIO, sin espigar unas cosas sobre
otras. Y así es como será verdaderamente Rey de los corazones.
Reina por el instrumento de la PAZ. Una paz que se vive
dentro y que expande hacia afuera, con los que piensan distinto, con los que
siguen otros credos, con los que son diferentes. Una paz que supone mucha
guerra al egoísmo personal, sin la cual no habrá dominio de sí y rendimiento
ante la verdad de Jesús.
Reina por la BONDAD, EL AMOR, LA SANTIDAD, que son las
formas en que se expresa y realiza la JUSTICIA DE ESTE REY. Reina cuando la persona asume la enseñanza de Jesús y va
luchando para que día a día pueda ir consiguiendo nuevas conquistas…, con
paciencia, con humildad, pero sin cejar en esa búsqueda del reinado de Jesús.
Eso es hoy la fuerza de la Eucaristía, y de la Comunión,
cuando ofrezcamos a Jesús el trono de nuestra alma para que entre y se asiente
en ella. Pero eso no es una mística espiritual: es toda la llamada que Él hace
y todo el compromiso que cada uno adquirimos de ofrecerle un trono en el que
reine como Rey del corazón nuestro.
Hasta aquí nos ha traído la liturgia a través de todo el
año, pasando por una “gestación” de un “adviento” que debía desembocar en el “nacer”
y “crecer” de Jesús en nosotros. Y saber muy a las claras que ese proceso
requiere enfrentarse a la propia pasión personal, con sus sufrimientos y sus carencias
y muertes de muchas cosas (el YO, el egoísmo que tanta resistencia ofrece para
ser dignos discípulos de Jesús). Pero en nuestro padecer no nos quedamos
derrotados sino que en el morir diario hay también un rehacerse y renovarse
diario que, con la fuerza del Espíritu Santo, desemboca en una vida que tiene
que desarrollarse de acuerdo con el Evangelio de Jesús, para desembocar en la
dicha mayor que puede darse: ver a Jesús triunfante, Rey, que tira de cada uno
de nosotros para hacernos también reyes en su Reino. A eso estamos abocados,
hacia eso caminamos, en un reinado que no tendrá fin.
ResponderEliminarA Jesucristo, Rey del universo, dirigimos nuestras peticiones.
- Para que reine en cada uno por la bondad que pongamos en nuestros juicios, palabras y obras, Roguemos al Señor.
- Para que estemos abiertos a la Gracia de Dios que quiere actuar en nosotros, Roguemos al Señor.
- Para que seamos personas verdaderas, en nuestro mismo interior, y en lo que expresamos, Roguemos al Señor.
- Para que sabiendo ceder de nosotros mismos demos espacio a que los demás sean ellos mismos, Roguemos al Señor.
- Para que tengamos un corazón pacífico, en paz interior y en paz con los otros, Roguemos al Señor.
- Para que un amor muy verdadero nos haga abiertos a la voluntad de Dios y a la acogida de los hermanos, Roguemos al Señor.
Que nuestra Comunión de hoy haga un trono a Jesús en el que pueda sentarse y desde el que nos atraiga a ser verdaderos súbditos suyos.
Te lo pedimos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
AMÉN, AMÉN AMÉN.
EliminarHoy, todos tenemos los ojos puestos en Jesucristo REY DEL UNIVERSO, el HOMBRE,que, sin dejar de ser DIOS,PUSO LOS PIES EN NUESTRA HISTORIA porque debía proponernos un proyecto de vida: Él se presentó en la tierra como Mesías Salvador, como cabeza de una Comunidad que quiere que sea fermento de un mundo donde reine la justicia , la verdad, la vida y la PAZ. Este "Reino" que nos ofrece como un DON de Dios, nos invita a vivir santamente, como Él.
¿Qué mundo queremos construir? ¿Qué importancia le damos a su testimonio y a su Palabra en nuestras decisiones personales y colectivas? Él ofrece un modelo muy claro sobre qué es ser persona humana, sobre la forma de relacionarnos con los demás, con el mundo y con Dios. Al día de hoy, los hombres de hoy y las mujeres, tenemos que acercarnos a Él para pedirle perdón por tantas guerras, porque no le dejamos hacer su voluntad...Hoy es buen día para unirnos a la alegría de Dios por el triunfo de su Hijo Crucificado contemplando cómo Jesús reina. Así, con los brazos extendidos, nos acoge a todos. Así, con los pies clavados para no irse. Así nos ama, así nos perdona, así quiere que lo contemplemos, glorioso, que ha tenido que ser clavado en una cruz por todos. Es la hora de comprometernos, de abrirle nuestro corazón de verdad y descubrir de una manera concreta qué quiere Él de mí y cómo puedo ayudar a que otros lo descubran y lo amen.
EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÌA (Continuación)
ResponderEliminarLa segunda parte de la Santa Misa comienza con la presentación de las ofrendas , que se cierra con la oración sobre las ofrendas. El punto culminante de la celebración eucarística es la Plegaria Eucarìstica, introducida por el prefacio y el SANTO, SANTo.....Luego, en la CONSAGRACIÔN se transforman los dones de pan y vino en el CUERPO y la SANGRE de Cristo . La Plegaria Eucarìstica desemboca finalmente en la DOXOLOGÎA (Tuyo es el reino ,Tuyo el poder y la gloria...)que da paso a la oración del PADRENUESTRO.Despues viene la oración de la paz,el CORDERO DE DIOS, la fracción del pan y el reparto de los dones sagrados a los fieles, por lo general, sòlo bajo la forma del Cuerpo de Cristo. La Santa Misa finaliza con un tiempo de meditación, la acción de gracias, la oración final y la BENDICIÖN que imparte el Sacerdote.
¿QUIEN PRESIDE LA CELEBRACIÔN EUCARÎSTICA ? En realidad es Cristo mismo quien actùa en cada celebración eucarística. El Obispo o el Sacerdote, lo representan.
La fe de la Iglesia afima que el celebrante està ante el altar "in persona Chisti capitis"(lat._En la persona de Cristo cabeza).Esto quiere decir que loa Sacerdotes no sòlo actúan en el lugar de Cristo o por su encargo. sino que , a causa de su consagración, es Cristo quien actùa a través de ellos como cabeza de la Iglesia.
Continuarà
EL RINADO DE CRISTO. La solemnidad que celebramos hoy " es una síntesis de todo el misterio salvífico".
ResponderEliminarNosotros queremos que Cristo reine y por eso no podemos permanecer pasivos ante el reinado de Cristo en el mundo. Somos fermento para construir un mundo màs justo ,solidario, fraterno,inspirados en los valores evangélicos de la esperanza y de la eterna bienaventuranza a la que todos hemos sido llamados,
Es necesario que reine en nuestra inteligencia. mediante un conocimiento de las verdades reveladas: que reine en nuestra voluntad, para que cada vez màs se identifique con la voluntad de Cristo; es pre.
ciso que reine en nuestro corazón para que ningún amor se interponga al amor de Dios ;que reine en nuestro cuerpo, templo del Espíritu Santo ;.Nuestra vida ha de ser un habitar con Cristo, y donde està Cristo, allì està su Reino