Fiesta de TODOS LOS SANTOS
Hace pocos
días teníamos un evangelio en el que las gentes preguntaron a Jesús si son muchos los que se salven. No daba
Jesús una respuesta directa sino que decía cómo se llega a esa plenitud de la
vida que es la salvación y la santificación,
Hoy la 1ª lectura –Apoc. 7, 2-4. 9-14- nos
dice que es una multitud incontable,
simbolizada en el número “144,000”, cuya lectura es: las 12 tribus de Israel,
multiplicado por 12 (que es número de totalidad), y multiplicado por mil (que
es número de universalidad). Por eso la multitud
incontable que camina hacia el trono de Dios, son personas procedentes de todas las razas, naciones, pueblos y lenguas,
que proclaman: la salvación es de nuestro
Dios. Es Dios quien salva, quien llama, quien abraza a todos como hijos, que no sólo los llamó “hijos” sino
que realmente lo son, y que caminan hacia el trono de Dios a quien van a
poder ver cara a cara por toda la eternidad. Así lo ha dejado dicho la 2ª lectura -1Jn, 3, 1-3-, que no se
queda en los que ya alcanzaron el Cielo sino que es una llamada e invitación a
todos nosotros, que –de alguna manera- formamos ya parte de ese cortejo
triunfal.
Caminamos. Y
el Evangelio de hoy (Mt. 5, 1-12) nos presenta el camino. Es una inmensa
avenida de 8 carriles que se dirigen al Reino de Dios (o lo que podemos ya
llamar: la vida cristiana). Esos 8
carriles están expresados en forma de dichas o bienaventuranzas, que no son
mandatos o prohibiciones sino caminos que van hacia el encuentro con Dios. No
todos hemos de avanzar por los 8 carriles a la vez, ni siempre permanecer en el
mismo carril de por vida. Sino que hemos de ocupar el que nos corresponda en
cada momento de nuestra existencia. Porque no dice Jesús que la santidad está –sin
más- en la pobreza o en sufrir la incomprensión, sino que cuando llega esa
circunstancia que limita, que hace carecer, que duele y hace llorar, sepamos mirar
a Jesucristo que siendo rico se hizo pobre, o que maltratado perdonó a los que
le hacían padecer.
Hablamos,
pues, de una actitud, un caminar, un superar los martirios diarios y mantenerse
siempre con las palmas en las manos
en ese avanzar hacia el encuentro con Dios. Los santos no fueron superhombres o
superhéroes, sino personas de carne y hueso como nosotros, que fueron capaces
de recorrer esa avenida de la vida con el corazón puesto en Dios, para
desembocar en Él, en imitación y seguimiento de Jesucristo, el Señor. Cada
santo tiene su matiz, su acento y diríamos “su especialidad”. Siendo Jesucristo
inabarcable, la santidad de cada santo imita una faceta de esa santidad de
Dios. Y nos dejan un ejemplo de cómo esa avenida es inmensa y en ella cada uno
hemos de desarrollar nuestra peculiar manera de ser fieles a la voluntad de Dios.
Pero comenta
un teólogo que el recorrido de las 8 bienaventuranzas no deja todo resuelto.
Dice que sería como quien va al cine, saca la entrada y se queda a la puerta.
Para ver la película tiene que adentrarse en la sala y descubrir que las
bienaventuranzas son el comienzo de 3 capítulos en San Mateo, y que los 3
capítulos van desarrollando la película completa. Y por tanto que la Fiesta de
Todos los Santos no se limita a celebrar a aquellos hombres y mujeres que
vivieron de acuerdo con las bienaventuranzas sino que desde ahí avanzaron por
el meollo de los principios evangélicos que van mucho más allá y abarcan muchas
actitudes del alma. Poco haría hoy quien se quedara parado en la lectura litúrgica
y no cogiera un libro del Evangelio y fuera recorriendo despacio –y haciéndose
cargo- de esos principios fundamentales en los que Jesús condensó su vida y su
obra en el llamado “Sermón del Monte”: Mt, capítulos 5, 6 y 7.
El final de
esa avenida y de todo ese recorrido está condensado en la Celebración Eucarística,
porque hace falta alimentarse para recorrer ese trayecto. La Eucaristía es
Banquete y el “banquete” evangélico representa siempre la celebración del encuentro
con Dios, el gozo eterno del abrazo con Dios y con Jesucristo, en el cara a
cara que nos espera a todos, porque a él estamos destinados.
Un día esos
santos que ya gozan de la felicidad de Dios, también estaban aquí en la tierra,
entre las penurias humanas. Ellos ya recorrieron el camino y ahora –desde allí,
desde la gloria de Dios- nos atraen para que nosotros encontremos fuerzas y
decisión para llegar adonde ya están ellos. Y nosotros, desde aquí, los
veneramos y nos sentimos atraídos por sus virtudes y ejemplos. Y sucederá que
cada cual de nosotros puede experimentar una mayor afinidad hacia unos santos o
hacia otros. Para eso tenemos el ingente retablo de los incontables santos del
Cielo, que fueron seguidores de Jesús en una u otra faceta de la vida del AMOR
DE SUS AMORES.
ResponderEliminarAl Dios que es tres veces Santo, y dador de la santidad, dirigimos nuestra gozosa oración:
- A los Patriarcas, a quienes dirigió Dios la primera revelación, pedimos nos alcancen la fe. R al Señor.
- A los Apóstoles y Evangelistas que nos trasmitieron la vida y mensaje de Jesús, pedimos nos alcancen conocimiento y fidelidad al Evangelio. R al Señor.
- Los Mártires, que dieron su sangre por amor a Jesucristo, nos alcancen intrepidez para vivir nuestra vida cristiana. Roguemos al Señor.
- Los Confesores de la fe, hombre y mujeres, sabios y humildes del pueblo, que fueron un testimonio vivo y ejemplar, nos enseñen que es posible la santidad en la vida diaria, Roguemos al Señor.
- Las almas vírgenes de hombres y mujeres, jóvenes y mayores, nos alcancen valorar la limpieza del corazón y del cuerpo. Roguemos al Señor.
- Todos los santos y santas del Cielo nos hagan comprender que tenemos la misma vocación de ellos, Roguemos al Señor
Dios nuestro, autor de la santidad: impúlsanos con tu gracia a ser hoy esos santos en la tierra que un día seremos celebrados en el Cielo
CREO EN LA RESURRECCIÒN DE LA CARNE Y EN LA VIDA ETERNA. (Continuación
ResponderEliminarLa muerte es el final de la vida terrena.Pone fin a la vida del hombre, como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo Jesús.
Cada hombre , después de morir,recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un "juicio particular", bien a través de una purificación, bien para entrar inmeditamente en el Cielo ,o bien para condenarse inmediatamente para siempre.
El instante exacto en que ocurre la muerte ,raras veces puede determinarse. El corazón puede cesar de latir; la respiración pararse;pero el alma aùn puesde estar presente. Esto se prueba por el hecho de que algunas personas,(muertas aparentemente), revivan, por la respiración artificial u otros medios. Si el alma no estuviera presente sería imposible.
Esto permite que la Iglesia autorice a sus sacerdotes,a dar la absolución u Unciòn de los enfermos, hasta dos horas después de la muerte aparente , por si el alma aùn estuviera presente.
Continuarà
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La fiesta de Todos los Santos que celebramos hoy, es una fiesta bonita, optimista y cargada de esperanza: el Proyecto del Reino que con tanto amorvivió y predicó Jesús ha sido aceptado por muchísimas personas y por Comunidades de todos los tiempos. La Liturgia de la Iglesia Peregrina, se une hoy a la Iglesia Celestial para adorar y celebrar a Cristo, fuente de la santidad y de la gloria. Entre los elegidos, hay una "muchedumbre"inmensa que vienen de la tribulación; pertenecen a cualquier raza, nación , pueblo y lengua. Todos están "marcados en la frente"; todos van vestidos con" ropas blancas, lavadas en la Sangre del Cordero"; símbolos del Bautismo que imprimen en el hombre el carácter inconfundible de pertenencia a Cristo. Todos han sido purificados del pecado y revestidos de pureza y de Gracia al ser sumergidos en su Sangre.Esto es la santidad: la fidelidad a la gracia bautismal, que es posible a todos los bautizados.
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