LITURGIA
Novedades no nos ofrece la lectura de Romanos
(4, 13.16-18. Pablo persiste en el argumento de la gracia que salva por puro
regalo de Dios, frente a la Ley que no justifica a nadie. Si acaso lo novedoso
de esta lectura es que esa gracia de salvación gratuita llega a los gentiles –a
los romanos- desde el mismo canal que les llega al pueblo de Israel: es por
medio de Abrahán, que no sólo recibió la promesa para ese pueblo sino que en él
serían benditas todas las gentes de la tierra: Te hago padre de muchos pueblos. La fe de Abrahán se apoyó en Dios
y creyó contra toda esperanza que
llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que le había dicho: “Así será
tu descendencia”.
Ese mismo argumento nos llega a nosotros, que somos
“gentiles” (=no judíos), a quienes la fe de Abrahán sigue siendo un modelo, y
un vehículo de la bendición de Dios sobre los otros pueblos (las “naciones”) de
la descendencia del santo Patriarca.
En el evangelio (Lc.12,8-12) encontramos una frase que nos
es familiar en esas “cadenas” que nos llegan por el correo electrónico o los
mensajes de whatsaap: Si uno se pone de
mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte
ante los ángeles de Dios.
Como es fácil colegir, en los mensajes citados hay una incitación
a crear esas cadenas de oraciones. Pero son falsas y muchas veces son tramposas
porque lo que pretenden es cogernos nuestras direcciones y las de los
destinatarios que nosotros elegimos. La postura sensata es no dar cauce a esas
“cadenas” y que mueran en nuestro móvil. Y no temamos la otra parte del
discurso de Jesús, porque no va por ahí la palabra del Señor. Jesús dijo: Y si uno me reniega ante los hombres, lo
renegará el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios. La Palabra de Jesús
es mucho más seria que para esas amenazas que nos llegan al móvil.
Jesucristo habla del testimonio de la fe. De las obras
según el evangelio. De todo lo serio que es el mensaje de Dios. De la vida que
tenemos que vivir según los principios que él mismo dictó en su predicación.
Ahí es donde tenemos que tomar conciencia de “ponernos de parte del Hijo del
hombre”.
Volvemos a encontrarnos con esa distinción –al parecer
extraña- que hace Jesús: Al que hable
contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el
Espíritu Santo no se le perdonará. Que traducido a nuestro lenguaje
significa: Todo pecado tiene perdón cuando hay arrepentimiento y propósito de
mejora. El pecado que no tiene perdón es aquel del que el pecador no se
arrepiente. A eso le llama Jesús “blasfemia
contra el Espíritu Santo” porque es una negación de la gracia de Dios que
siempre impulsa a volverse atrás del pecado cometido.
Posiblemente estamos en una situación de blasfemia contra
el Espíritu Santo en esta realidad que estamos viendo a nuestro alrededor,
donde no sólo se peca sino que no se toma conciencia de la situación y se vive
de cualquier manera, al margen de Dios y prescindiendo de Dios. Se ha cortado
el “punto de referencia”, pues “pecado” sólo puede conocerse por relación con
Dios. Por eso las religiones cristiana, judía y musulmana son las únicas que
admiten una realidad de pecado. Las otras religiones, ni se lo plantean porque
no guardan relación de referencia hacia Dios.
Concluye la lectura con una aplicación a la Gracia del
Espíritu Santo: Cuando os conduzcan a las
sinagogas (a juicio) ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis
por lo que habéis de decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu
Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir. El Espíritu
Santo como Alguien que está ahí en el creyente que vive en gracia de Dios, y
que actúa iluminando la respuesta que haya que dar.
Muchas personas se quedan mudas ante los que atacan la fe o
sencillamente pasan de ella. Tienen la impresión de que no saben qué decir. Y
no cuentan con esta palabra de Jesús que dice que no se achiquen, y que cada
uno diga la respuesta que se le viene al alma en esos momentos. Porque detrás
de las carencias de formación que se pueden tener, la vida de la fe y de la gracia
suple en la persona convencida de su fe. Ya dirá palabras salidas del alma. Y
aunque nos las rechacen, aunque parezcan rebotar en la otra persona, nunca
sabemos el impacto interior que esa respuesta sencilla puede causar en el fondo
de la otra persona. Así lo ha enseñado Jesús. Algo será…
Muchas gracias por sus comentarios que nos aclaran y confirman nuestra vida cristiana.Su exégesis es brillante, y concreta.Dios le de salud y que su misericordia llegue a tantos corazones de familiares y amigos por los que rezamos cada día para que se conviertan(casi todos bautizados) y vuelvan a la casa del Padre.
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