'Jesús trae la salvación
a los pobres de espíritu'
El Santo Padre explica en la homilía de este martes 'la grandeza
del misterio de Dios', que hay que conocer poniéndose de rodillas
02 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Quien estudia el misterio de Dios
se ponga de rodillas, porque Dios se revela más a gusto a un corazón
humilde. Es lo que ha afirmado el papa Francisco en la misa de esta mañana
en la capilla de la Casa Santa Marta.
Los ojos de los pobres son los más propensos para ver a Cristo y,
a través de Él, vislumbrar el perfil de Dios. Los que pretendan desentrañar
este misterio con los recursos de su inteligencia deben primero ponerse
"de rodillas", en actitud humildad, de lo contrario "no
entenderán nada". El Santo Padre ha reiterado la verdad y la paradoja del
misterio de la Buena Noticia: el Reino de su Padre es de los "pobres de
espíritu". La reflexión del Pontífice sigue la pista del Evangelio de
Lucas propuesta en la liturgia, en el lugar donde Cristo alaba y da gracias a
su Padre, porque ha decidido revelarse a quien no cuenta nada para la sociedad
y a quien quizá cuenta pero sabe hacerse "pequeño" en el alma:
"Él nos hace conocer al Padre, nos introduce en esta vida
interior que Él tiene. ¿Y a quién revela esto el Padre? ¿A quién da esta
gracia? 'Te alabo, oh Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has
ocultado estas cosas a los sabios y eruditos, y las has revelado a los
pequeños'. Sólo a aquellos que tienen el corazón como los pequeños, que son
capaces de recibir esta revelación, el corazón humilde, manso, que siente la
necesidad de orar, de abrirse a Dios, se siente pobre; sólo a aquél que va
adelante con la primera Bienaventuranza: los pobres de espíritu".
Por lo tanto, la pobreza es la dote privilegiada para abrir la
puerta del misterio de Dios. Una dote que a veces, ha señalado el papa
Francisco, puede estar faltando precisamente a quien dedica una vida de
estudios a este misterio: "Muchos pueden conocer la ciencia, la teología
también, ¡muchos! Pero si no hacen esta teología de rodillas, es decir,
humildemente, como los pequeños, no entenderán nada. Nos dirán muchas cosas,
pero no entenderán nada. Sólo esta pobreza es capaz de recibir la Revelación
que el Padre da por medio de Jesús, a través de Jesús. Y Jesús viene, no como
un capitán, un general del ejército, un gobernante poderoso, no, no. Viene como
un brote. Así hemos escuchado en la Primera Lectura: 'En aquel día, saldrá un
vástago del tronco de Jesé'. Él es un brote: es humilde, es manso, y ha venido
para los humildes, para los mansos, para salvar a los enfermos, a los pobres, a
los oprimidos".
Y Jesús, ha proseguido el Santo Padre, es el primero de los
marginados, llegando incluso a considerar "un valor no negociable el ser
igual a Dios". "La grandeza del misterio de Dios", ha reiterado,
sólo se conoce "en el misterio de Jesús y el misterio de Jesús es realmente
un misterio del rebajarse, aniquilarse, humillarse" que "trae la
salvación a los pobres, a los que están aniquilados por muchas enfermedades,
pecados y situaciones difíciles".
"Fuera de este marco --ha concluido el Pontífice-- no se
puede entender el misterio de Jesús": "Pidamos al Señor, en este
tiempo de Adviento, de acercarnos más, más, y más a su misterio y de hacerlo en
la forma que Él quiere que lo hagamos: el camino de la humildad, el camino de
la mansedumbre, el camino de la pobreza, el camino de sentirnos pecadores. Así
Él viene a salvarnos, a liberarnos. Que el Señor nos dé esta gracia".
Cuando nuestros padres pecaron, Jahvé decidió arrojarlos del Paraiso porque habian cometido un pecado que, por ser de malicia infinita, el hombre jamás podía reparar, Pero, Dios tampoco podía expiar esta culpa y fue necesario que se hiciera hombre de carne y hueso para salvarnos. Aquí empieza el Misterio de Dios y el del hombre...Creo que los dos deben ser contemplados de rodillas. El Mesías, Redentor, históricamente, se presenta en el mundo con un corazón rebosante de ternura, dispuesto a cumplir la voluntad del Padre: sanar, consolar, salvar y hacer felices a todos los que ama. ¡Felices si Jahvé se nos ha revelado, si vemos y percibimos Su Presencia en nuestra vida!
ResponderEliminarCristo, el Mesías,es el Rostro del Padre; también es Su Palabra. Cuando glorifica al Padre y lo bendice por la revelación hecha a los sencillos, les aplica la Gracia de su Espíritu Santo; que es el amor divino con el que Él se siente amado. Muy felices seremos si nos unimos a Cristo, si buscamos a Dios desde nuestra vida sencilla, desde nuestra pobreza.