El APOSTOLADO DE LA ORACIÓN vive hoy ese profundo momento de la muerte de Jesucristo, con toda la intensidad de quien sabe que todas nuestras oraciones, pensamientos, afectos y deseos, obras, palabras, alegrías y sufrimientos, TODA NUESTRA JORNADA, tiene pleno sentido porque Cristo se ofreció al Padre de una vez para siempre un Viernes Santo, y SE SIGUE OFRECIENDO CADA DÍA AL PADRE EN LA EUCARISTÍA por la salvación del mundo.
El APOSTOLADO DE LA ORACIÓN, tan unido a la Virgen Dolorosa que permaneció de pie -decidida y valerosa- y que hoy, MADRE DE DIOS Y DE LA IGLESIA permanece como corredentora para llevar nuestras oraciones al Hijo que padece,
también hoy, 22 de abril, el APOSTOLADO quiere vivir en Ella, la Virgen, la oración de bendición y protección que María dispensa bajo su título de REINA Y MADRE DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.
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