jueves, 31 de julio de 2014

Del día 29



SE ME QUEDÓ SIN PODER PONER
Debajo está la de hoy, día de San Ignacio

SANTA MARTA
                Con mis dificultades de tiempo y elementos, y la incertidumbre de que pueda salir debidamente, me intento comunicar con los blogistas habituales y comentar algo de Santa Marta, cuya memoria celebra hoy la Iglesia.
                Hay dos relatos sobre Marta y María, dos hermanas muy amigas de Jesús. Son relatos completamente independientes entre sí, uno en San Lucas y otro en San Juan, En éste aparece un hermano de ambas, Lázaro, que está ignorado en el otro texto de Lucas.
                Marta es una mujer –por decirlo así- “cerebral”, más cuadriculada que si hermana, y más dada a la acción. Se siente en mucha confianza espontánea con Jesús, y por supuesto, vive mucho esa amistad.
                Cuando un día se presenta Jesús, con sus doce, en la casa de las hermanas, Marta se multiplica para disponer la sala, preparar comida, dar un hospedaje en que se sientan a gusto los huéspedes, y no le falte nada a Jesús. Se afana, se cansa, trabaja con todas sus fuerzas. Pero le llega a molestar que –mientras tanto- su hermana María –mucho más afectiva y ansiosa de escuchar a Jesús, se ha puesto a sus pies (propio de discípulos) y sed ha despreocupado de lo demás. Y Marta ya se detiene y se va a Jesús y le llama la atención a Jesús con la confianza de su amistad:
                ¿No se te da nada de verme aquí trabajando sin parar mientras que María está ahí oyéndote?
                Y con una tendencia innata en el corazón humano, trata de implicar a Jesús a su favor. [Esto es muy propio en “gentes de Iglesia” que pretenden que se les dé a la razón, implicando a su favor al que represente “lo sagrado”]. Jesús le corrige, como puede verse en ese doble “Marta, Marta”…, porque desde la confianza y la verdad, Jesús quiere hacerle ver que ella se está cansando por querer llevar muchas cosas adelante, cuando con una o dos estaría todo suficientemente bien…; ella estaría menos agobiada, Él se sentiría muy a gusto con tenerla allí “haciéndole la visita”, y por eso no va a decirle a María que deje su sitio, porque María ha escogido algo mejor que afanarse y agobiarse. En cierto modo le dice a Marta que lo que sí le da algo es de verla a ella con tantas cosas entre manos para agasajarlo a Él, mientras que –en la realidad- bastaban muchas menos cosas.
                Reaparece en San Juan, Lázaro, su hermano, está enfermo grave, Y Marta y María, con inmensa delicadeza y profunda intimidad, envían un recado a Jesús: Tu amigo está enfermo. Sabían ellas que bastaba. Porque estaban convencidísimas que si Jesús estuviera allí, Lázaro no estaría en esa situación.
                Sin embargo Jesús no respondió como ellas pensaban. Y Lázaro murió. Y cuando Jesús llegó, por fin a Betania, ya hacía 4 días que Lázaro estaba enterrado.
                Marta recibió el recado particular de que había llegado el Maestro, y salió con su toca de luto a recibirlo, con esas palabras que tenían grabadas en el alma las dos hermanas: Si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Siendo Marta como era, Jesús puede hablar con ella, y ella con Él a tumba abierta, hasta el punto que ella le está pidiendo el milagro: Aún ahora –lo sé- lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.
                Y Jesús le responde: Tu hermano resucitará. Es una respuesta genérica, a simple vista.  Y Marta es capaz de asumirla tal cual, remitiéndose a la resurrección al final de los tiempos, que ella sabe que se dará.
                 Jesús se sube a principios fundamentales; con Marta podía hacerlo: Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá. ¿Crees esto?
                Sí lo cree Marta pero no era lo que ella hubiera pedido ahora. Marta se resigna, y responde en un acto de aceptación dolorida y amistosa: Yo sé que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo que tenía que venir al mundo.. Marta sabe que ella no puede avanzar más. Con aceptación pacífica y dolorosa opta por buscar a su hermana. Ella ya ha dicho lo que –en su estilo- sabía y podía decir. O ella no se explica, o el Maestro no la entiende, o no la puede entender porque las cosas han de ser como han sido, y no cabe más.
                De suyo, cuando Jesús decidió ir al sepulcro y pidió que rodaran la piedra, Marta –cerebral- no supo ver otro horizonte sino que ya hiede, porque hace 4 días que murió. Es la lucha de su fe, que había empezado sugiriendo el milagro, y la racionalidad de una muerta certificada como muerte real: “de 4 días”.

                Es un retrato de esa fe de la cabeza que no ha invadido el todo profundo de la persona hasta el punto de abarcarla en todas sus dimensiones. Es Fe-amistad, que lo espera todo, pero que el choque con la realidad paraliza y, creyendo, sin embargo se deja el paso atrás. Y sigue creyendo en Jesús a pié juntillas. Y sin embargo la realidad es un lastre que se opone al abandono absoluto. Es para pensárselo en esas muchas veces en las que a NUESTRA FE SINCERA le añadimos un “pero es que…”, que de alguna manera nos está diciendo que algo queda aún por saltar en esa profundidad íntima PARA FIARSE COMPLETAMENTE.

SAN IGNACIO DE LOYOLA

Estoy de nuevas con vosotros por 11 días. Fallaron todas las medidas de comunicación tras esa entrada de LA CIZAÑA, "con notorio retraso". Se me quedó escrita SANTA MARTA, a la que me animé con la salida de esa anterior. Pero no hubo manera.
Hoy he regresado a "mi base", con motivo de San Ignacio, mi Santo Fundador de la Compañía de Jesús, y tras mis ministerios -dando ejercicios espirituales- en Granada.
SAN IGNACIO puede ser conocido (y no siempre) por FUNDADOR DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS. Él no quiso nunca que lleváramos el nombre de él sino el de Jesús.
Se le conoce más por LOS EJERCICIOS, puesto que él fue inspirado a un "modo y orden" de ejercitar la oración y buscar la voluntad de Dios.
Dentro de esos "Ejercicios", EL DISCERNIMIENTO es un tema básico, muy experimentado personalmente por él, por comparación y reflexión  de sus propios estados interiores. La 1ª lectura de la Misa de su fiesta solemne litúrgica lo refleja estupendamente con un texto bíblico (Deut 30, 15).
Y juntamente esencial en esos mismos Ejercicios, y en su vida, el enamoramiento de Jesucristo, Señor, PARA QUE MÁS LE AME Y LE SIGA. Por eso la Compañía no podía llevar más nombre que el de Jesús. El Evangelio de Lc 9,18 viene a decirnos varias instantáneas de Ignacio: ¿Quién decís que soy Yo?  E Ignacio planteará casi 100 contemplaciones de la vida de Jesús a través de 21 días de su MES DE EJERCICIOS para que el ejercitante se empape de tal manera de Jesús que acaba SINTIENDO EL DOLOR CON ÉL y GOZANDO DE TANTA ALEGRÍA Y GOZO DE ÉL en la Resurrección.
De un santo de esa altura es menos conocida su vida anterior -"soldado desgarrado y vano (=pecador)-, que la liturgia reproduce en  la "foto" que hace San Pablo de sí mismo (Gal 6, 14).
Por otra parte en el Evangelio citado aparece una de esas expresiones que llevaba muy dentro y que acabaron por ganar a Francisco Javier: ¿De qué le vale a uno ganar el mundo entero si arruina su vida?
Pero la faceta que puede desconocer el gran público es su faceta mística. Ignacio fue un gran místico. Hay una revelación citada por él mientras se ejercitaba en Manresa. Salió -por lo que se ve- a tomar el aire y se fue a las orillas del río Cardoner. Allí dice él: "el río iba hondo", lo que hace pensar qué lugar concreto del río fue (yo lo he visto), y tuvo una manifestación divina en la que aprendió más que en toda su vida y en todos los libros. Fue una revelación grande.
Aparte de ello su "Diario espiritual" -que abarca dos años (al menos lo que se conserva)- en el que expresa sus movimientos espirituales, y muchos son de una altura mística notoria. Tenía una gran familiaridad con la Eucaristía, en la que quedaba arrobado, y también en su relación con la Virgen y de Ella con él.

El sentido militar que se le quiere dar al nombre de "Compañía" de Jesús no responde a tal concepto militar, salvo en el sentido que él quiso dar a los jesuitas como apóstoles siempre preparados para salir adonde más falta hiciere y más difícil fuere la empresa, y más rapidez se requieriera.

lunes, 28 de julio de 2014

CON RETRASO NOTORIO


LA CIZAÑA

Hoy -día 26..., AUNQUE PUBLICO EL 28) trabajo por amor al arte o por vicio…, y sólo a ver si suena la flauta por casualidad. Porque he hecho varios intentos para comunicarme y no me han salido.

Aparte de ser hoy San Joaquín y Santa Ana, y que eso me lleva al recuerdo de diversas celebraciones onomásticas, yo quiero irme directamente al tema que considero básico: el EVANGELIO. Que hoy entra en la parábola de la CIZAÑA. Muy conocida y que cualquiera sería capaz de repetir de memoria.

Recién pasada la también célebre parábola del Sembrador, desembocamos en unos aspectos nuevos de “la siembra”. Allí nos encontramos que no sólo aparecía la variedad de “personajes” –cada cual con su respuesta- sino que afinando la atención, era cada uno –puedo ser yo mismo- quien venga a participar de todas esas siembras… Que lo mismo hay en mí unas zonas que se han endurecido y no dejan crecer la semilla…, como puedo ser yo quien gusto la Palabra pero no la sigo, bien por no haber fondo, no poner medios…, o porque me dejo ahogar por las preocupaciones e intereses de la vida. Por tanto, aquella parábola no se quedaba tan lejos, y no podíamos tomarla como un cuento ajeno a mi propia realidad-

Pero es que incluso la buena semilla que está destinada a dar fruto, se topa muchas veces con un peligro sutil: la CIÑAZA sobresembrada por el enemigo allí donde la semilla ha fructificado y está en buenas condiciones para dar cosecha.

La parábola de la cizaña es el aviso de Jesús a los sutiles engaños a que estamos expuestos…, más aún: los que realmente existen. Podríamos otra vez caer en la idea de que en el mundo de cada día convivimos con “gentes-cizaña”. Y es evidente que sí es una parte de la verdad. La otra parte, mucho más peligrosa es que esa cizaña maligna, está sobresembrada en mí, Que me llega en forma de engaño y que soy capaz de no advertirlo y de justificar mis posturas, sin pararme a dilucidar si tal o cual situación o realidad mía no es una trampa de mi EGO, una justificación de mi mismo amor propio. Pero que –realmente- estoy bajo un engaño y un intento de sacar “la mía” adelante, incluso con razones que intentan justificarlo.

La parábola de la cizaña tiene mucha actualidad y debemos ponernos en esa tesitura o disposición de análisis de muchas actitudes y realidades nuestras, personales, que debiéramos conocer para ir liberándonos del engaño.

 

San Ignacio dedica a este tema  una contemplación entera, que imagina como tres clases de personas. Las tres están llenas de buena fe y de deseos de agradar a Dios. Pero a la hora de la verdad han tomado una decisión por su propia cuenta y sin plantearse ante Dios si  era correcta aquella decisión. Y en el análisis de los tipos, uno quiere estar a buenas con Dios, pero hinca el diente en el tema en cuestión. Otro da las vueltas para querer justificarse, y al final sigue con su decisión adelante pero con la pretensión de que sea Dios quien esté de acuerdo con la persona y no la persona con Dios. Y otro tip es el que deja en suspenso su decisión y empieza por el principio a ver si debe seguirla o no, según su deseo de agradar en todo a Dios.

Ésta es la cuestión.
 
 
Hoy he podido conectarme, y no sé ni por qué, pues los dos sistemas Wi Fi que he intentado, no me han respondido.
HOY ME HA RESPONDIDO MI MÓDEM de siempre "en el exilio". Y me limito a hacer acto de presencia-
Yo estoy bien; la conexión a Internet, mal,
PERO ALGO ES ALGO.

viernes, 25 de julio de 2014

25 julio: SANTIAGO

TESTIGO DE LA FE
             Celebra hoy España la fiesta de Santiago, el apóstol de Jesús, constituido Patrón de España, y en ella venerado su sepulcro, centro de peregrinaciones de ese ingente número proveniente de todas partes, y -habrá que decirlo también- de toda creencia e increencia. Pero de cuya experiencia no quedan indiferentes quienes hicieron esa famoso “camino de Santiago”, en sus múltiples recorridos y trayectos.
             Lo que impetramos hoy en la Oración de la Misa es que sea fortalecida la fe en España y, por su patrocinio, España se mantenga fiel a Cristo hasta el final de los tiempos. No es pequeña petición, ni ajena a una realidad actual.
             Perdida ya la fecha como FESTIVIDAD PLENA, y dejada a día laboral, es evidente que queda perdida para la reata de las mentes que no han tenido ni sentido el calor de una fiesta de todos, precisamente FIESTA porque viene a ser germen de la fe cristiana, cuna de esa “nueva España” que recibía la fe apostólica, la fe en Jesucristo.
             Quienes seguimos en esa línea creativa de la fe, y con la esperanza de una España que “se mantenga fiel a Cristo hasta el final de los tiempos”, vivimos hoy la ilusión de un nuevo milagro de siembra evangélica, desde el patrocinio del primer apóstol mártir, cuyo sepulcro se conserva en España.

             La Liturgia solemne comienza describiendo (Hech 4) aquella situación de una vida “política” en la que estorbaba el recuerdo del nombre de Jesús. Los dirigentes religiosos habían prohibido a los apóstoles nombrar a Jesús. Era la gran táctica (por si nos sirve pensar y comparar), porque no nombrándolo se convierte en un “inexistente”, y detrás de eso ya se extingue todo lo que se refiere a Él. Y no habiendo quien tenga y mantenga los principios fundamentales de Él, quedan hechos unos corderitos mansos, manipulables, para todos los efectos espurios que quiera el gobernante (o el mafioso antirreligioso, ateo, o belicosamente hostil contra la Iglesia de Jesús).
             Los apóstoles no cayeron en esa trampa, y como llevaban a Jesús prendido en sus almas, siguieron predicándolo. Y hubieron de volver a los tribunales… Y allí –ante el tribunal- se pronunció una respuesta que buena falta nos haría experimentar a todos los creyentes en Cristo: Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres, sin necesidad de estar ante los tribunales. ¡O en ellos!
             El hecho fue que Herodes acabó decretando la muerte de Santiago, el hermano de Juan. No se explican más razones ni porqués en ese plano civil (incivilizado). El hecho es que Santiago (Mt 20-28) respondió así al reto que le lanzó Jesús aquel día en que los dos hijos de Zebedeo –Santiago y Juan- azuzados por su celosa madre, pretendieron hacerse con los puestos de privilegio de un supuesto reino humano (“mesiánico”) de Jesús, en el que ellos ocuparan los primeros “ministerios”.
             Jesús les retó. “¿Podéis beber el cáliz que yo he de deber?”. Y estoy seguro que no tenían ni idea de lo que Jesús les decía. Y no porque Jesús les hubiera ocultado nada –que hacía pocos minutos que le había expresado “el camino” de persecución y cruz al que se dirigía-, sino porque también ellos quisieron seguir la táctica del avestruz, e ignorar lo que no les gustaba saber.
             Pero la pregunta, con ese componente personal afectivo: “el cáliz que Yo he de beber, les hizo mella hasta el punto de responder decididamente: “Podemos”.  Y así le encontró a Santiago el martirio, con su “PUEDO” en toda regla, y siendo realmente el “privilegiado” primer apóstol mártir de Jesucristo. PUDO. He ahí la fuerza imponente de Jesús (a la que el “mundo” tiene tanto miedo, y por cuya razón se va “cepillando”  la fe del pueblo, disimulada y alevosamente… Lo que se busca es el achicamiento de unos cristianos que van dejando de ser verdaderamente fieles, para convertirse en borreguitos mansos, cuando no sea que están “huidos” de su fe, de su Bautismo, de su FIDELIDAD.
             Cuando Pablo describe al apóstol 2Cor 4, 7-15) dice, con un dramatismo impresionante: Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria no procede de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados (=desesperanzados); acosados pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
             Nos sonará a narración épica. Que se lo digan a los cristianos que hoy están viviendo estas situaciones abiertamente en sus países africanos, y no por ello se refugian en sus casas para no complicarse la vida. Ahí les sale el “PODEMOS” con una fuerza que nosotros tendremos que recuperar para hacer nuestra fe verdaderamente vital. Santiago no renueve a todos los niveles y en todos los estamentos, edades y situaciones.

             San Ignacio nos hará pedir –ante la Pasión- experimentar y sentir dolor con Cristo doloroso, quebranto con Cristo quebrantado; lágrimas y pena interna de tanto como pena Cristo por mí…

RECUERDO QUE NO SÉ SI ESTOS PRÓXIMOS DÍAS PODRÉ ACUDIR A LA CITA DIARIA, por ausentarme de la base y desconocer las condiciones que me vaya a encontrar para "emitir".

jueves, 24 de julio de 2014

24 julio: Ojos para ver...

Pedagogía oriental
             Jeremías fue llamado por Dios para que fuera “boca de Dios” ante aquel pueblo, un pueblo tan testarudo que no era pronto a oír la voz de su Dios. Hoy Dios le dice a Jeremías que grite, y que le diga a su pueblo que Dios ha hecho con ellos una HISTORIA que era historia de salvación, y testigos de ello serían los Patriarcas y las grandes gestas de Dios para liberar a sus gentes de la esclavitud de Egipto.
             Dios recuerda aquel amor primero, como de novia, cuando atravesaron el desierto, ese lugar inhóspito por el que Dios quiso conducirlo –Israel era sagrada para el Señor- para apegar al pueblo más a Él. Y los condujo hacia un país de huertos y frutales. El resultado, al cabo de los siglos era que ese pueblo profanó la tierra sagrada que el Señor, su Dios, le había otorgado. Los sacerdotes no cumplían su misión; los doctores no llevaban el alimento de las Escrituras Santas… y –lo peor de todo-no reconocieron la voz del Señor.
             Concluye Dios con una expresiva afirmación: Yo os puse ante fuentes de aguas vivas; vosotros habéis llevado el agua aljibes agrietados, en los que ni el agua se renueva, y ni siquiera se conserva.
             Ya puede verse que la manera de dirigirse Dios al pueblo ya encerrando “figuras” plásticas, porque de otra manera el pueblo no entendería.

             Exactamente es lo que Jesús explica hoy a sus apóstoles, que le han preguntado por qué habla en parábolas a la gente. Y Jesús les responde: porque es la única manera de que se entiendan las cosas que les quiero trasmitir. Y les pone delante los dichos de Isaías: viendo no ven, oyendo no escuchan ni entienden, porque está embotado su corazón. La parábola es un cuentecillo, una historieta, una forma gráfica de exponer un tema. Por eso les hablo en parábolas. No se quedarían con conceptos y explicaciones. La parábola –cuando se le escucha- deja un “son” ahí dentro y así se puede rumiar sobre la imagen y llegar a aprender lo que hay bajo su “cáscara”.

             Yo me pregunto muchas veces si el creyente de hoy –tan poco dado a la reflexión y a la introspección aprende más con “un ejemplo” que con mil palabras. No me refiero a lo que son gestos que impactan, aunque también podría uno cuestionarse si queda algo al cabo de un tiempo, cuando la realidad es que se vive tan vertiginosamente.
             Me refiero más al caso de si hoy día hay capacidad y “tiempo” para escuchar una parábola y quedarse dando vueltas a su posible contenido. Me refiero a si hoy no sucede que el vértigo con que se vive, dificulta  ponerse a pensar qué podría haber bajo esa comparación, esa anécdota, esa parábola, ese “cuentecillo”. Me refiero a la “incapacidad” de reflexión que va quedando en una era de tecnologías que no dejan tiempo para pensar…, o resuelven los problemas con sólo darle a una tecla. Me refiero a una preponderancia tal de los audiovisuales que la mente se atrofia para poder dejar tiempo a preguntarse si yo entro en tal grupo de “terreno” en que cae la semilla…, o más fino todavía, si no será que divido al mundo en forma maniquea y yo me sitúo en la zona del bien, sin plantearme siquiera que hay determinadas materias y realidades mías alejadas de la moral y doctrina de Cristo, que en mí rebotan, aunque luego sea yo de los “piadosos” de oración diaria…
             Pero he ahí el tema: ¿qué ORACIÓN?, ¿qué piedad? Porque estamos acostumbrados a una “piedad” personal, individual…, en que “yo me siento bien”…, y luego –cuando dejo esa “zona”- no aterriza mi vida en actitudes o compromisos tan concretos que manifiesten que “he estado con el Señor”, que he dejado al Señor “estar conmigo”; que lo he escuchado…, que Jesús no me ha dejado indiferente y que –en realidad- me ha levantado los pies del suelo.
             En resumidas cuentas: ¿qué me ha quedado de esa oración…, de ese “destripar” la parábola hasta encontrarle su llamada a mi interior?

             Por eso San Ignacio de Loyola no concibe una oración en la que, en el momento que se acaba, se levanta uno y se va. ¡Ya ha hecho la oración! Ignacio pide siempre unos minutos finales de “balance”: ¿cómo ha sido esta oración?; ¿qué me ha dejado?; cómo he estado en ella?; ¿cómo he dejado que me “toque” dentro?; ¿qué efectos se derivan de este rato de oración?; ¿cómo se aplica en mi vida diaria?
             Por eso Ignacio pide en cada contemplación evangélica que haya un “reflectir”, que no significa “reflexionar” en un plano “intelectual”, “racional”, sino un observar en qué dirección aquella Palabra contemplada entra en mi realidad presente.
             Estamos ante narraciones o “parábolas” que no se quedan en la distancia de una lectura o una reflexión fría, sino en cómo me llegan a cuestionar a mí y repercutir en mí como algo actual en mí. “Para que oyendo, oigamos; viendo veamos y entendamos; para que nuestro corazón no se quede embotado, cerrados nuestros ojos y duros de oído.

             Y dichosos los que tenéis ojos para ver, oídos para oír…, aún más allá de lo que entendieron los propios escritores sagrados.

miércoles, 23 de julio de 2014

23 julio: Para todo honrado ser humano

Vocación
             Hoy entra el profeta Jeremías en la 1ª lectura: 1, 1, 4-10. Dios se ha fijado en Jeremías y lo llama a ser su profeta. Pero esa llamada está precedida de un requiebro de amor divino, que pone ante los ojos de aquel muchacho una serie de previas acciones de Dios: Antes de formarte en el vientre, te amé; antes de que salieras del seno materno, te consagré. Te nombré profeta de los gentiles. Esas palabras se han escrito miles de veces después, cada cual que alguien ha querido plasmar en tres frases el amor predilecto de Dios sobre él o ella. Ha sido como un emblema que ha caracterizado la maravilla de Dios que es una vocación.
             Puede pensar cualquiera que hoy va de personas consagradas, de esas vocaciones especiales, que suponen un apartamiento del mundo, una excepción en el común de los mortales: misioneros, sacerdotes, religiosas y religiosos…
             Yo quiero romper lanzas a favor de toda vocación: de mi amigo médico, la del otro amigo poeta, la del que vive honrada y gozosamente su vida en la misión que le encomiendan. Aun a sabiendas de la zancadilla que le han echado cuando lo han quitado de lo que era su realización mejor de sus muchas cualidades, y lo han relegado a un puesto administrativo. Hablo también del que busca ganar cada día la batalla de una buena enseñanza desde su puesto de Maestro… Y así podría seguir. LA VOCACIÓN no es que “se suponga”, pero la vocación es cuando es.
             Y fue vocación aquel primer titubeo –casi habitual- del que tiene el primer miedo por dar el paso…, porque cree que él o ella no podrá con aquel horizonte que se le abre delante, pero al que uno ve inasequible. Y de pronto siente el impulso de decir: Y si otro pudo, ¿por qué no yo? Y se da el tímido primer paso. Y luego otro. Y luego empieza a sentir que pisa más fuerte… Y un día tiene los dos pies bien consolidados en aquella profesión u oficio o labor.
             Indiscutiblemente hay una serie de vocaciones que entran dentro de unas capacidades y aptitudes humanas. El maestro, el médico, el poeta o el fiel trabajador en su puesto, sabe que una dosis de osadía o valentía, y una capacitación adecuada, le ponen en el lugar de su misión.
             Pero dentro de eso mismo caben esos momentos en los que Dios sale al paso de una manera peculiar, y de pronto viene al sujeto y le susurra al oído: Desde antes de nacer, te escogí; desde el seno, te amé…, y conté contigo; te puse un nombre muy concreto… Más de una vez la persona se ha echado a temblar, aunque con un temblor trémulo de emoción, de sentirse derretida el alma, porque está experimentando –detrás de todo eso- que Dios le sale al camino y le va a encomendar algo. Es ese momento en que el instinto tira hacia atrás, y casi quiere uno “defenderse”: yo no valgo, yo no sirvo, yo no puedo… Y Dios responde: No digas: no puedo, porque donde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo harás.
             Bendito momento en el que llega una persona a sentir que Dios no se le ha acercado en balde…, que no fue casualidad aquel encuentro… Que el “prólogo” con que Dios se ha hecho presente es toda una carta de presentación que se hace –por sí misma- llamada y exigencia, y que ya no cabe el paso atrás… Y Dios, que no pierde la iniciativa, dice: No digas: yo no valgo…, y tocando los labios (o el corazón) con su dedo divino, pone a la persona en pie y la lanza a ser profeta…, a ser misionero de Dios, a ser testigo de la maravilla de Dios. La lanza a PODER; a que no se escude en su impotencia humana.
             Y jeremías se plegó a Dios. Y hubo de luchar y hubo de sufrir. Pero también construyó, levantó alto la verdad de Dios, que capacita a los humanos a ir más allá de lo que la persona cree poder y saber. La verdad que nadie sospecha adónde levanta Dios, en qué alturas pone Dios…, y hasta qué funambulismo (sin redes protectoras visibles) lleva Dios. ¡Para eso es Dios!, y le basta llevar su dedo al ser íntimo de la persona para hacer un gigante del enano humano más negado…

             Hoy vuelve al Evangelio la parábola del sembrador, en su primera parte. Enumera. Ahí hay falsos profetas que impermeabilizan su alma y no dejan entrada a Dios. Y los hay “de merengue”, que a la primera de cambio el “gusto” se les reseca por falta de raíz. Y los hay tan liados en “otras cosas”, que acaban con un “no puedo” penoso. Y los hay JEREMÍAS, que aceptaron la llamada de Dios y dieron el fruto correspondiente. Se sintieron con la muy hermosa responsabilidad de haber sido amados desde ante de existir, y haber venido ya a la existencia con el Pan de Dios bajo el brazo. ¿Iban a decirle a Dios: “¡No puedo!”?


             San Ignacio establece un pilar central: “Procura traer delante de tus ojos, todos los días de tu vida, a Dios primeramente, y luego este tu vocación, que es camino para ir a Dios, y procura alcanzar este alto fin adonde Dios te llama, cada uno según la gracia con que le ayudará el Espíritu Santo”. Al pie de la letra le va lo mismo a mi amigo médico, que al poeta, que el maestro, que al administrativo. Y por supuesto tiene un valor añadido para quienes nos sentimos en el carro de una vocación específica, a la que fuimos llamados para proclamar “de oficio” el REINO DE DIOS.

martes, 22 de julio de 2014

22 julio: ..., vísperas de ¿?

Días de poco, vísperas de mucho y
días de mucho, vísperas de ¿?
             Se resolverá el jeroglífico sin mucha dificultad. Hemos pasado días de difícil materia a la hora de exponer unas reflexiones. Hoy hay “plato combinado”. Por una parte, las lecturas del día (y que son las que deben prevalecer en la liturgia), son dignas de parada. Porque en la primera, Miqueas (7, 14-15; 18-20) habla con el Señor y le pide que sea Él quien pastoree a su Pueblo, liberando de la maleza a las ovejas que se han desviado, repitiendo los prodigios amorosos que ya realizó un día con el pueblo esclavizado en Egipto. Y el profeta, bien consciente de esa bondad de Dios, prorrumpe en una exclamación que le brota del alma: ¿Qué Dios hay como nuestro Dios, que perdona y absuelve la culpa, y se compadece en la misericordia. ¡Y volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas! [Posiblemente una de las expresiones más consoladoras en el seguimiento de la Palabra de Dios: no sólo perdona sino que extingue. Lo que dicho en lenguaje popular es: Dios perdona y hace desaparecer la culpa que alguien cometió. Porque perdona, perdona, y no se queda ya ni con el recuerdo. Sólo el día que se asimile plenamente esto y se convenzan algunos de esa verdad, será el día que se liberen de las angustias casi patológicas que encierran en sus falseadas conciencias].
             El broche lo sitúa Jesús en el Evangelio. [Mt 12, 46-50]. Mucho quiere Jesús a su madre y a sus parientes. Pero no tanto que se puedan sobreponer a su  misión mesiánica. Porque Él está hablando a las gentes y exponiéndoles el Reino de Dios, y en ese momento “se olvida de todo lo demás”, porque EL REINO DE DIOS y quienes están en Él, son el todo de su vida; son su misma familia. [Ni que decir tiene que Jesús sabía que su madre estaba a la cabeza de esa fidelidad al Reino; no así sus parientes que no acababan de entenderlo. Y Jesús les daba “la clase práctica” de que antes que los mismos lazos de familia, tiene la persona fiel que rendirse a la voluntad y caminos de Dios. Que no es tampoco una lección para hace 2000 años…; que es una lección a poner en práctica HOY…, y ¡con mucha urgencia!].

             Un segundo plato opíparo lo brinda hoy la fiesta de Santa María Magdalena. El libro místico del Cantar de los Cantares [3, 1-4] es aplicado a la vida de María Magdalena. La noche-víspera del primer día de la semana (ya concluido el Gran Sábado de la fiesta), ella estaba en la cama pero como quien no puede estar, porque le han matado al Maestro y ella quiere salirle al encuentro, aunque sea en su sepulcro de muerto. Y se levanta, recorre la ciudad y no lo encuentra. ¡No!, no estaba en la ciudad; no se le podía encontrar en la ciudad que lo había matado, Buscaba, pero allí no lo encontraba, Y llegó a las puertas ee la ciudad, custodiadas por la ronda de los soldados. Y a ellos les pregunta… Tampoco ellos saben nada. [Algo así como aquellos despavoridos soldados del sepulcro, que salen huyendo cuando la losa del sepulcro de corre sola. Ellos no saben nada y lo que hacen es desaparecer]. Pasados los soldados vigías es cuando la amante de El Cantar encuentra al amado de su alma. ¡Fuera de la ciudad!, fuera del mundo anterior, fuera de esa realidad hostil que es la vida diaria.
             María Magdalena encontrará a Jesús “fuera”, en “otra dimensión”, desde otro aspecto…, ¡no cadáver!, no tal como ella lo imaginara. Jesús Resucitado es Señor de las sorpresas, y viene a ella para constituirla misionera. Es lo que recibe como encargo, como misión: Ve y dile a mis hermanos… María Magdalena no puede hacer su “cielo particular” a los pies de Jesús; tiene que soltarse ya de allí porque es necesaria en otro lado. Y ha de ser embajadora fiel de dos realidades; HE VISTO AL SEÑOR. La primera que lo ha visto. Y ME HA DICHO ESTO Y ESTO. Sin añadir ni quitar. Sin ponerle más emotividades. Lo que me ha dicho, lo comunico. Otra cosa era que su semblante, su porte, habían cambiado totalmente en unas horas. En este momento era otra persona. Los efectos de la Resurrección le aparecen asus ojos, a su alegría, a su nueva trasmisión de las cosas… Sabe que su misión ahora es otra forma de “servicio”. En vida de Jesús, atendiéndole en sus necesidades. Ahora, volcándose en las necesidades de esa comunidad naciente de hermanos.
             Y llega el “segundo enigma” del enunciado: Días de mucho, vísperas de¿?... Quiero decir que del 25 al 31 me ausento de mi base y no sé con las posibilidades que me pueda encontrar para atender al blog. No tanto por el tiempo cuanto por los “medios informáticos” de que voy a disponer. Así, también, como el horario… Dado que pueda entrar en el blog, ¿a qué hora me será posible colgarlo?


             Acabo con mi referencia a San Ignacio en este mes dedicado él, por celebrarse su FIESTA el día 31. Su orientación 17 en el Sumario de las Constituciones, dice: en todas las coas pretendiendo puramente servir y complacer a su Divina Bondad por si misma, y por el amor y beneficios tan singulares que nos dio (y no por la penas, o por las esperanzas de premios). Aparrando de sí, cuanto es posible el amor  de las criaturas, ponerlo todo en el Creador de ellas, a Él en todas amando, y a todas en Él, conforme a su santísima y divina voluntad.

lunes, 21 de julio de 2014

21 julio: INFIERNOS en vida

Generación perversa (Mt 12, 38-42)
             No es la primera vez que nos encontramos ante esta expresión en  el Evangelio como expresión de Jesús. Pero es la vez que encaja en el contexto. No encajaba para nada en el niño epiléptico, en cuyo contexto se podría sospechar una “interpolación”, que es esa figura que se da alguna vez de parte de los “copistas”, que metían en un lugar inapropiado alguna frase que correspondía a otro lugar.
             Ahora estamos ante Jesús que ha tenido que huir para liberarse de las furias farisaicas que tienen tan mal perder, y que tienen tan seguridad en ellos mismos que no aceptan para nada lo que puede aportar otro. Y en el caso de Jesús, es que aportaba más que ellos, con más autoridad que ellos, más atendido que ellos por las gentes sencillas. Ellos están anclados en sus “trece” y si Jesús no les servía para su juego, ellos decidían matar.
             Eso es una generación perversa (=pervertida por sus orgullos) y adúltera (=porque en vez de la fidelidad a la verdad de Dios y a Dios mismo, optan por irse tras sus “ídolos”, que son sus mismas convicciones, ideas o intereses; y no perdamos del todo la vista de que una parte que se jugaba en estas persecuciones contra Jesús, rozaba también el interés económico).
             Jesús clama contra esa perversa generación, que siempre pide una señal nueva para creer, y nunca le basta la que se le acaba de dar. Y Jesús se va ya a la señal final, la que deberá ser definitiva. La anuncia con el caso bíblico, en la mente de todos, de aquel Jonás desaparecido tres días en el vientre del cetáceo y luego apareciendo vivo en la arena de la playa de Nínive, referencia total a la prueba suprema de la verdad de Jesucristo su resurrección a los tres días de muerto. Si esa señal no les basta, ya no queda otra. [Tan perversa fue aquella generación que de hecho no les bastó y hasta pretendieron ocultarla, anularla, o perseguirla en las personas que siguieron a ese Jesús].
             Sin embargo, sería un hecho que aquellos habitantes de Nínive, capaces de hacer penitencia por la predicación de Jonás, hubieran caído de rodillas ante Jesús…, ¡porque Jesús es más Jonás!. Y la reina de Saba, admirada de Salomón y su sabiduría, habría caído de bruces ante Jesús… I aquí hay uno que es más que Salomón! Hasta los paganos hubieran visto lo que aquella generación non ve. Mejor dicho: no quiere ver. [Que a eso llamó Jesús: ¡blasfemia imperdonable contra el Espíritu Santo!
             Lo que me eriza el cabello es la posibilidad de trasponer esa realidad a nuestra generación, que no sólo hace la guerra a Jesús en sus cristianos, en su Iglesia, en los principios morales y religiosos, en la práctica libre de su fe [miremos ahora mismo a la Complutense de Madrid, o al “secuestro de las clases de Religión por la Junta de Andalucía, por citar dos detalles]…, sino que se hace la guerra directa contra Jesús, a quien se mofa, se le reduce a chascarrillo, a broma, a hipótesis nimias y sin fundamento sobre su vida o su muerte, o su género de vida. ¡Ah!: y algo más diabólico: a quien se le ignora, a quien se le hace ignorar… No hablar de Él, reducir las posibilidades de que se hable de Él…, es el más demoníaco sistema. Y ya también en vigor.
             Miqueas ha escrito de parte de Dios: Levántate y llama a juicio a los montes y los collados, y los cimientos de la tierra: después de todo lo que he hecho por vosotros. Pueblo mío, ¿qué te hice o en qué te molesté? Respóndeme. Y el Señor va poniendo las pruebas sobre la mesa: toda una historia de salvación en personajes muy queridos y representativos de la historia de Israel. El pueblo se plantea entonces si le toca ofrecer sacrificios y holocaustos para reparar tanta falta de correspondencia a Dios: holocaustos, novillos de un año, niños primogénitos ofrecidos en sacrificio? Y la respuesta es muy clara: Simplemente que andes por derecho, ames la misericordia y estés humilde ante Dios. Y estar “humilde ante Dios” es quedar a la escucha y voluntad de Dios. No hacen falta grandes gestas humanas, sino el corazón del hombre, que sepa ponerse a esa escucha y disposición de Dios.

             Lo contrario es la generación perversa y adúltera. San Ignacio dibuja un cuadro muy duro en la contemplación de la Encarnación. No se limita al hecho en sí sino a lo que origina la “decisión de Dios” ya desde la eternidad. Ve Dios –en su mirada bajo la que todo es presente- a un mundo que se ha reventado bajo el pecado, y –asomado Dios a las compuertas del Cielo (algo así como describe el Génesis los prolegómenos del diluvio)- ve a toda la humanidad: unos blancos y otros negros, unos gozando y otros riendo, unos en paz y otros en guerra (toda la variedad que pueda concebirse), y todos coincidiendo en algo terrible: se encaminan al infierno. Y yo aquí hago una salvedad: no nos perdamos ahora en “infierno de los condenados”, Hay algo mucho más cercano y –para nosotros- más espantoso: la humanidad, con su inmensa variedad, y con tanta malicia y sus intenciones perversas y adúlteras, va creando infiernos en vida, en los que no se puede vivir: judíos y palestinos; ucranianos y rebeldes; luchas tribales y persecuciones religiosas en África; políticos a la gresca que no miran para nada al ciudadano; familias deshechas por el orgullo, la rebeldía, la droga, el desamor… Yo y tú encerrados en nuestro maldito egoísmo… ¿No es ese un tremendo infierno en vida de blancos y negros y amarillos, de ricos y pobres, de jóvenes y mayores, de matrimonios rotos…, el mío y el tuyo…?

domingo, 20 de julio de 2014

ZENIT, 20 julio: Frente a la cizaña...

frente a la cizaña el discí­pulo debe imitar la paciencia de Dios
Texto completo del Papa en la oración del ángelus
20 de julio de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco se ha asomado esta mañana a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para rezar el ángelus junto con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro.
Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:
Queridos hermanos y hermanas, buenos días:
en estos domingos la liturgia propone algunas parábolas evangélicas, es decir, breves narraciones que Jesús utilizaba para anunciar a la multitud el Reino de los cielos. Entre las presentes en el Evangelio de hoy hay una más bien compleja, que no se entiende desde el principio, y Jesús da a sus discípulos la explicación: es la del grano bueno y la cizaña, que afronta el problema del mal en el mundo y resalta la paciencia de Dios. La escena tiene lugar en un campo donde el propietario siembra el grano, pero una noche llega el enemigo y siembra la cizaña, término que en hebreo deriva de la misma raíz que el nombre "Satanás" y reclama el concepto de división. Todos sabemos que el demonio es un cizañero, siempre intenta separar a las personas, las familias, las naciones y los pueblos. Los siervos querían quitar en seguida la hierba mala, pero el amo lo impide con esta motivación: "no, que al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo". Porque todos sabemos que cuando la cizaña crece se parece mucho al grano bueno, y está el peligro de confundirlos.
La enseñanza de la parábola es doble. En primer lugar dice que el mal que hay en el mundo no proviene de Dios, sino de su enemigo, el Maligno. Es curioso, este va de noche a sembrar la cizaña, en la oscuridad, en la confusión, donde no hay luz pero va él y siembra la cizaña. Este enemigo es astuto: ha sembrado el mal en medio del bien, así es imposible separar claramente a los hombres; pero Dios, al final, podrá hacerlo.
Y aquí llegamos al segundo tema: la contraposición entre la impaciencia de los siervos y la paciente espera del propietario del campo, que representa a Dios. Nosotros a veces tenemos mucha prisa en juzgar, clasificar, poner aquí a los buenos, allí a los malos... Recordad, la oración de ese hombre soberbio, 'te doy gracias Dios porque yo soy bueno y no soy como ese otro que es malo'. Recordad esto. Dios sin embargo sabe esperar. Él mira en el "campo" de la vida de cada persona con paciencia y misericordia: ve mucho mejor que nosotros la suciedad y el mal, pero ve también las semillas del bien y espera con confianza que maduren. Dios es paciente, sabe esperar. Que bonito es esto. Nuestro Dios es un Padre paciente que siempre nos espera y nos espera con el corazón en la mano para acogernos, para perdonarnos, siempre nos perdona si vamos donde Él.
La actitud del amo es la de la esperanza fundada en la certeza que el mal no tiene ni la primera ni la última palabra. Y hay más. Gracias a esta paciente esperanza de Dios, la misma cizaña, es decir, el corazón malo con muchos pecados, al final, puede convertirse en grano bueno. Pero atención: la paciencia evangélica no es indiferencia al mal, ¡no se puede confundir entre bien y mal! Frente a la cizaña presente en el mundo, el discípulo del Señor está llamado a imitar la paciencia de Dios, alimentar la esperanza con el apoyo de una inquebrantable confianza en la victoria final del bien, es decir, de Dios.
Al final, de hecho, el mal será quitado y eliminado: en el momento de la siega, es decir del juicio, los sembradores seguirán la orden del amo separando la cizaña para quemarla. El día de la siega final el juez será Jesús, el que ha sembrado el grano bueno en el mundo y que se ha convertido Él mismo en "grano de trigo", ha muerto y ha resucitado. Al final todos seremos juzgados con el mismo metro, ¿cuál?, ¿con qué metro seremos juzgados? Con el metro con el que hemos juzgado: la misericordia que hemos usado hacia los otros será usada también con nosotros. Pidamos a la Virgen, nuestra Madre, que nos ayude a crecer en paciencia, esperanza y misericordia con todos los hermanos.  

Rezo del ángelus.

20 julio: Un acto intenso o mil remisos

 ¿Semilla de mostaza que crece?
o ¿Rana cocida a fuego lento?
             Hoy es un día de parábolas. Las principales –esenciales-, del Evangelio. Alguna –no evangélica- que se cuela por ahí para explicarnos mejor.
             Comenzando con la orientación litúrgica, una breve 1ª lectura del libro de la sabiduría, 12, 13 a 19, nos afirma que Dios está al tanto de todo para que no gane la maldad. El poder de Dios mes HACER LO BUENO. Su fuerza, reprimir la audacia, y tener misericordia con el que cae. Enseña así que el justo debe ser humano, y también que en el pecado cabe el arrepentimiento.
             Desde ahí pasamos al Evangelio con su conjunto de parábolas: Mandando como llamada importante, LA CIZAÑA. [Mt 13, 14-43]. Se trata de declarar una “normal anomalía”. Cristo siembra siempre semilla limpia y buena, de día, a la luz. Jesús enseña lo que tiene que enseñar, a las claras. Por la noche un enemigo malo sobresiembra cizaña. [Unas “malas piezas” que tienen sus cátedras, sus medios de comunicación perniciosos y torticeros, unos maestros de engaño, unos compañeros envenenados…]. Ellos con rostro, boca, ojos y cizaña en ristre, van dejando caer la cizaña sobre el campo limpio que había recibido la buena semilla. No cabe ya pensar en la batalla directa contra la cizaña mala; sólo queda un momento final en el que los ángeles de Dios, con “instintos” suficiente para distinguir una cosa de otra, siguen la cizaña y la envíen al fuego, y sieguen el trigo bueno para almacenarlo en los silos del Cielo.
             Pero Entre parábola y explicación ha entremezclado Jesús dos parábolas más, que no van al margen ni son de menor importancia. Porque una y otra tienen mucho que ver con la primera. La de la LEVADURA es poner ante los ojos que en medio de una masa, sea cual fuere, la levadura hace un efecto: esponja la masa, la hace crecer, la convierte en comestible. Una pizca de levadura hace fermentar todo. Si lo aplicamos al mal, tenemos la parábola de la cizaña en los efectos perniciosos y malos. Y está a la vista, aunque no se ven las manos negras “que actúan con alevosía”. Pero la levadura buena sirve para levantar la masa en una línea creativa, que hace expandirse el Reino de Dios. Es a lo que Jesús se refiere y a lo que nos llama. Y lo que nos cuestiona tremendamente, porque nos hemos repantingado en nuestras “bondades adquiridas” y la levadura no funciona. Y si la levadura buena no funciona, ¿a quién nos quejamos cuando los sembradores de cizaña campan por sus respetos?
             Se me ha venido a la mente aquella poesía…, cuando el niño que está viendo la procesión de semana santa, no puede ya contenerse más viendo al sayón que maltrata la imagen del Cristo, y agarra su honda y pega una pedrada que hace rodar la cabeza del muñeco. Y cuando la gente se arremolina sobre él y le pregunta por qué lo ha hecho, el chiquillo responde enfurecido: “porque sí; porque le pegan”. Y entonces se pregunta el poeta: “¿Somos los hombres de hoy, aquellos niños de ayer?”. La parábola de la levadura no se queda para saberla o leerla o meditarla… Cuestiona si hay tal levadura…
             Luego sigue Jesús mostrando otra dimensión: la de la mínima semilla de la MOSTAZA, cuya fuerza acaba creando un arbusto tal que hasta los pájaros de mil colores vienen a anidar en sus ramas. Así ve Jesús el Reino de Dios: cuando un solo cristiano, sin nombre, sin aparente influencia, se “siembra” y empieza a tener expansión e influencia, y hasta atractivo para que se le vengan a él gentes de mil clases. Es la vocación de la fe cristiana: a expandirse. Y ahí es donde Jesús está llevando este “plato combinado” de parábolas.
             Con esa peligrosa contraposición del cristiano que va cediendo poco a poco. Como la famosa ranita que es metida en una olla y puesta fuego lento, y hasta se “siente bien” porque es mejor que el agua fría de la charca. Luego aumentan el fuego y, aunque algo molesta, la verdad es que crea un ambiente muy relajado para la ranita…, que se puede adormecer gustosamente. Naturalmente pierde energías con aquel calorcito enervante. Y cuando le meten el fuego que quema, la rana ya no tiene energías para saltar…
             Si ese fuego fuerte se lo hubieran metido al principio, la rana salta violentamente. No lo hubiera admitido. El arte fue irla enervando. Como la misma vida. No se cuecen las “cizañas” de pronto ni de frente. Los cristianos saltaríamos. Pero cocidos poquito a poco, cediendo poquito a poco…, ahí estamos como la rana que ya le da todo igual, entregada a “bien morir” en la caldera de Pedro Botero. ¿Nosotros, a nuestra edad, en nuestras circunstancias…, qué podemos ya hacer?...  Y los sembradores de cizaña, campan a sus anchas.
             Los padres ¿ya qué van a poder hacer? ¡Han condescendido con “sus ranitas” y ahora ellas se los comen por sopa! ¿Y queremos seguir así? ¿Nos hemos ya adaptado a ser “ranitas enervadas” por la TV, la butaca, lo que dicen las últimas informaciones manipuladas o el último macutazo que nos llega a los oídos?
             La 2ª lectura –Rom 8, 26-27- nos dice que el Espíritu Santo viene en nuestra ayuda…, intercede por nosotros con gemidos inefables; escudriña los corazones, y nos dice cuál es su deseo. La buena semilla está ahí. Lo que hace falta es ser campo preparado para recibirla.
             Hace falta ir a la Eucaristía con una decisión muy clara de que sea un botón de fuego en nuestro corazón para que levadura y mostaza tengan su lugar y su expansión en cada cual. La elección es bien sencilla: o trigo bueno de Eucaristía, o ranita enervada por la templanza del fuego tonto.


             San Ignacio dice: Vale más un acto intenso que mil remisos.

sábado, 19 de julio de 2014

19 julio: A enemigo que amenaza...

“Puente de plata”
             Estamos asistiendo en el momento actual a una demostración palmaria de cómo es el temperamento judío. Y al leer las descripciones bíblicas no podemos prescindir de esa idiosincrasia de un pueblo tan belicoso, vengativo y violento. Quizás, incluso, “sin alma”. Los personajes fundamentales de sus orígenes lo definen como pueblo duro de cerviz. Y eso no está dicho en balde. Con historias “más recientes” como la vida de Jesús, también quedó plasmado qué clase de “alma” era la de aquellos hombres.
             Por eso ya he dejado dicho en otra reciente ocasión que la Biblia hay que leerla “en diagonal”, de manera que nos quedemos con el néctar y dejemos la pulpa. En lenguaje moderno se dirá que hay un leiv motiv transversal.
             Pues bien: Hoy nos llega Miqueas (2, 1-5) y nos habla de aquellos que traman iniquidades de día y de noche; que codician campos y roban en las casas; que oprimen a la persona y sus posesiones… ¡Ay de ellos! Lo coherente judío es meter a Dios en liza con ese pensamiento y ser Dios mismo quien medita una desgracia contra esos; maldice su futuro; y predice males contra los autores de esas realidades. En medio de eso, Lo transversal es la Historia de Salvación que Dios escribe con tantos renglones torcidos. Dios no necesita emplear la violencia. Ve cómo esas personas se acabarán destruyendo unas a otras. Es muy significativo –e invito a leer el 2 Cro, 20, 1-24- para ver que no es Dios quien toma venganzas ni hace amenazas, ni crea situaciones de guerra, sino que son los mismos humanos protagonistas quienes se bastan para destruirse entre sí, precisamente desde su ambición y su dureza testaruda de arrasar y destruir y derrotar.
             Un caso más cercano es el del Evangelio de hoy (Mt 12, 14-21). Comienza ya con la decisión de los fariseos de acabar con Jesús. Basta echar una página atrás para ver que no ha ocurrido otra cosa que hacerles caer en la cuenta de que ha sido absurdo decir que Jesús echa los demonios con poder del demonio; o que los discípulos han triturado entre sus manos –en sábado- unas espigas, y Jesús ha dejado sin argumento a los fariseos escandalizados. Con eso basta ya para tramar acabar con Él. [¿Ha muerto un judío o han secuestrado a unos niños judíos? Pues ¡dicho y hecho!: ya van más de 300 muertos de la otra parte…, y muchos niños entre ellos…!].
             Y Jesús lo vislumbra y opta por hacer mutis por el foro. Parafraseando el refrán, “a enemigo que trama ruina, ¡puente de plata!”. Y Jesús se retira, haciéndose el desapercibido y pidiendo a la gente que no delate por donde está…, pero ahí donde está sigue siendo elk Jesús bondadoso, taumaturgo, que emplea su fuerza en hacer el bien, en curar enfermos, en dejar clara la línea transversal  de uno que –más allá de las maldades humanas, pasa derramando su bondad…; SALVANDO. ¡Esa es la historia de Dios!, que –en tanto hay más oscuridades alrededor- más reluce a los ojos limpios de la gente sencilla, de la gente que sabe leer en diagonal toda la “historia” bíblica.
             Dice el refrán popular que quien al cielo escupe, en la cara le cae. Y liberando tal dicho de su connotación de venganza celestial, sí expresa la otra realidad –muy humana- de que en el pecado lleva la penitencia”. El violento sufre violencia. Y aunque nadie se vengara de él, en su rostro lleva ya impresa la marca del malhechor, del degenerado. El pacífico lleva las comisuras de sus labios extendidas hacia las orejas, que es el signo de la paz. Se suele decir: “he dormido a pierna suelta”. Lo contrario del que sus venenos interiores no le dejan dormir”.
             Un pueblo que siempre está en armas y con la tensión a flor de piel, podrá creer que gana, que vence… Pero en su fuero interno ese orgullo cuesta tantas “noches sin dormir”, que bien lleva “la penitencia” encima.
             De Jesús se puede decir –concluye la lectura de ese evangelio” que “el siervo predilecto de Dios, elegido y amado, sobre el que va descansando el Espíritu de Dios, no porfiará, no gritará, no voceará por las calles; no tronchará la caña cascada y no apagará el pabilo vacilante”. ¡Qué preciosa descripción de Jesús!..., y de los que son de Jesús. ¡Qué concreción tan clara de que he venido a traer la guerra contra uno mismo, y no la falsa paz, para así poder vivir en paz con todos los demás! Precisamente porque su distintivo es la paz, Él no troncha lo que está ya cascado, ni apaga la mecha que titila porque le falta el aceite. Porque viene a PONER PAZ, comienza Él por ser el pacífico, por evitar la causa de tensión, por eliminar el pensamiento que daña…, el juicio negativo que sigue al mal pensar, y evita el mal pensar que sucede al mal ver y mal mirar.
             “Huye Jesús”. Huye muchas veces a través del Evangelio. Esas huidas que son enormes victorias porque son para evitar confrontaciones. “Ojos que no ven, corazón que no quiebra”. ¡Qué hermosa manera de quitar guerras inútiles, dentro de sí o hacia afuera!
             Lo que no quitó ni un ápice de decisión y valentía cuando llegó el momento, cuando aquella “hora” se presentó ya en dilema de fidelidad. Porque allí y entonces, dio la cara y dio la vida. No contra nadie, sino a favor de todos.

             San Ignacio pone su característica de discernimiento en tener un equilibrio pleno dentro de sí, a la hora de plantear una elección. La paz, por delante, y cuando ya se ha visto en paz lo que hay que decidir, se toma la decisión cueste lo que cueste.

viernes, 18 de julio de 2014

PADRE ARNAIZ

18 de julio
             Una fecha que tiene, en Málaga, una connotación muy popular y especial: es el aniversario de la muerte del P. Tiburcio Arnaiz, y punto de encuentro de miles de personas que le profesan una profunda devoción, y se reúnen hoy para pedir la pronta beatificación del Siervo de Dios.
             En las lecturas de hoy encontramos referencias que pueden conducirnos a una somera semblanza de este jesuita que perdura en el recuerdo de tantos, y que murió en olor de santidad. En Isaías 38 encontramos la historia de un tal Ezequías, que cayó enfermo de muerte y sollozó ante Dios… Pensó que se le quedan muchas posibilidades sin realizar… Y en su oración alcanzó que Dios le prolongara la vida 15 años más.
             Esto me ha llevado el pensamiento a los diversos momentos de la vida del P. Arnaiz en lo que pareció truncarse una misión que él había levantado y que llevaba con tanta eficacia, como era la obra de las Doctrinas Rurales. El P. Arnaiz fie pedido por el Obispo de Cádiz y los Superiores jesuitas lo sacaron de Málaga y lo enviaron a Cádiz. Como si hubiera por medio una oración de poder volver a su fundación, el Obispo de Cádiz murió y al P. Arnaiz le alargaron la vida en Málaga con su nuevo regreso a lo que él tanto le había dado.
             El Evangelio, con el ya conocido episodio de los fariseos hostigando a los apóstoles y quejándose a Jesús porque sus discípulos faltaban a la ley del sábado, Jesús responde que más allá de las leyes está la misericordia. Y que más allá del sábado está Él.
             Yo destacaría en el P. Arnaiz su profunda unión y peculiar amor al Corazón de Jesucristo. También los “nuevos fariseos” de sus tiempos –los que intentaban eliminar la fe cristiana del pueblo y el amor a Jesucristo-había llevado a aconsejar la supresión de la procesión del Corazón de Jesús. El P. Arnaiz, contra viento y marea piensa también que vale más el amor que los temores, y contacta con gentes de importancia que ayuden y garanticen la salida procesional del Sagrado Corazón. Y con la osadía de las almas de Dios…, y miles de personas fieles, el P. Arnaiz, Director del Apostolado de la Oración, vuelve a sacar a las calles la imagen bendita del Corazón de Cristo, desde la Iglesia de San Agustín, en donde entonces estaban los jesuitas. Fue un éxito.
             Pero más allá de ese milagro exterior en tiempos tan difíciles, lo que me importa resaltar es la fuerza interior que le lleva al P. Tiburcio Arnaiz a dar ese paso. Y esa fuerza es que hay alguien que es más que el sábado, y que es señor del sábado. Que hay Alguien que quiere misericordia más que sacrificios. O que bien podría decirse que lo que mueve al P. Arnaiz es la fuerza de Jesucristo, al que se ha fajado de por vida en una labor ímproba, por el celo de su gloria. Nada extraño. El día que el Padre optó por la Compañía de Jesús –dejando su buen cargo y reputación en el Clero diocesano de su patria chica castellana- encontró de pleno la experiencia profunda de unos Ejercicios de Mes, en los que redescubrió, profundizó, interiorizó más en el conocimiento interno del Señor. Y ahí, por “lógica”, en los sentimientos internos de Jesús…, lo que se traduce en la figura del CORAZÓN DE JESÚS, que ya llevaba él dentro, pero que ahora toma unas dimensiones peculiares, como una misión muy concreta en la que tiene que desenvolver el resto de sus días. El Señor le ha concedido esos “simbólicos 15 años más” para dar mucha gloria a Dios, y crear esa plataforma esencial de las MISIONERAS DE LAS DOCTRINAS RURALES, que son el brazo prolongado de la obra del P. Tiburcio. Brazo que sigue hoy realizando aquella labor que creó el Siervo de Dios, por tantos rincones y pueblos de la geografía malagueña.
             El Evangelio de hoy ha tomado vida. En medio de los campos, entre las espigas, y sin temor a los “fariseos”, se siguen arrancando frutos que expresan el triunfo de la misericordia sobre el olvido de tantos y el ataque de otros, a quienes siempre les estorba la labor de la Iglesia Católica. Y sin embargo, Jesús sigue siendo Señor del Sábado, y su obra continúa adelante aunque haya tantos obstáculos para continuarla, y tantas personas empeñadas en arrasar la fe y a la Iglesia, ¡que es el estamento que sigue defendiendo unos valores por encima de ese mundo demoledor que pretende adormecer las conciencias, para luego entrar a saco con sus intereses y patrañas.


             San Ignacio queda ahí en la base de la vida del P. Arnaiz. En la mística ignaciana, en el carisma del Santo de Loyola, fue donde se vio llamado este Sacerdote, y dejó todos sus honores e influencias para hacerse jesuita bajo unos votos que llevó a rajatabla, como buen Religioso, “buscando en el Señor nuestro su mayor abnegación y continua mortificación en todas las cosas posibles” [R.12], Porque todos los de la Compañía se den a las virtudes sólidas y perfectas, y a las cosas espirituales; y se haga de ellas más caudal que de las letras y otros dones naturales y humanos; porque aquellas interiores son las que han de dar eficacia a estos exteriores para el fin que se pretende” [R 16].

jueves, 17 de julio de 2014

ZENIT: La Capilla de la Complutense (Madrid)

El Arzobispado de Madrid no acepta el traslado de una capilla universitaria
El actual convenio para el culto en la Universidad Complutense sigue vigente
(Zenit.org) - En relación a la nota de prensa que este 14 de julio hizo pública la Dirección de Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, sobre el cierre y traslado de la capilla de la Facultad de Geografía e Historia, el Arzobispado de Madrid desmintió haber aceptado el traslado, tal y como decía la nota de la Facultad, de la cual dice que “falta a la verdad”, y mantiene la vigencia del actual convenio con el citado centro académico. El convenio es objeto de negociaciones que todavía no han concluido. La Universidad, por tanto, ha tomado una medida unilateral, ofreciendo como alternativa a una sala amplia y luminosa, un local interior, poco más que un trastero.
Ayer, Zenit informaba, basándose en el testimonio del capellán del centro académico, que la capilla de la Facultad ya había sido cerrada por el decano de la Facultad Luis Enrique Otero Carvajal. (ver: www.zenit.org/es/articles/la-u-complutense-de-madrid-cierra-la-capilla-en-una-facultad). De hecho hay testimonios visuales publicados de que el decano había cambiado la cerradura de la capilla.
La nota, hecha pública este martes, afirma que “el Arzobispado de Madrid nunca aceptó el traslado de la capilla al lugar propuesto por el Sr. Decano por considerarlo insuficiente e inadecuado”. “Así lo manifestó –añade la nota- en las reuniones de la comisión mixta establecida para revisar el acuerdo entre la Universidad Complutense y el Arzobispado de Madrid que tuvieron lugar los días 23 de enero y 28 de febrero de 2013. El Arzobispado manifestó entonces sus razones por las que no podía aceptar la nueva ubicación y estuvo siempre dispuesto, como lo está ahora, a negociar un lugar idóneo para el culto católico. No se ajusta a la verdad afirmar que el Arzobispado aceptó, a través de Pastoral Universitaria, el traslado de la capilla a la ubicación propuesta”.
El Arzobispado recuerda que, en diciembre de 2013, antes de expirar el convenio entre la Universidad y el Arzobispado, la comisión mixta se reunió de nuevo “con el ánimo de la renovación y actualización del mismo y en dicha reunión no se trató el tema de la capilla, sino que se intercambiaron ideas sobre el marco y el contenido del convenio”. El Arzobispado, por su parte, “entregó por escrito su propuesta y quedó a la espera de una nueva convocatoria de la comisión, que hasta el momento no ha tenido lugar”. El Arzobispado entiende que “el hecho de que aún no haya sido renovado no significa que no siga vigente el Convenio dada la disposición de ambas partes de mantenerlo con las modificaciones que sean acordadas, como quedó expresamente manifestado en la comisión”.
El Arzobispado afirma en su nota que “ha reconocido siempre la autoridad y competencia que la Junta de Facultad tiene sobre la reorganización de los espacios de la misma, y por tanto nunca se ha opuesto a acatar las normas que en este sentido determine”. Pero –añade- “en honor a la verdad y a la justicia siempre ha dejado claro que no se puede hablar de traslado de la capilla cuando el lugar que se ofrece para la misma no reúne las condiciones necesarias de aforo y seguridad para la celebración del culto católico. Proponer el traslado de la capilla en estas condiciones es lo mismo que cerrarla”.
El Arzobispado, por último, manifiesta su voluntad de “seguir negociando sobre este tema para llegar a un acuerdo justo y consensuado”. Tampoco se opondrá “a aceptar una decisión de la autoridad competente, aun en el caso de que no le parezca justa”. Pero, concluye, “tiene obligación de informar siempre, especialmente a los fieles cristianos universitarios, de toda la verdad”.
El obispo auxiliar del Arzobispado de Madrid César Franco, responsable de Pastoral Universitaria, acudió ayer a la Universidad a hablar con el decano Luis Enrique Otero.
"Es un gran paso adelante la presencia de don Cesar hoy en la Complutense. Ojalá sea el inicio de un acuerdo para mantener la capilla. Precisamente, monseñor ha recalcado en su homilía el entendimiento con su frase de que 'Hay cosas que se entienden en Jesús o no se entienden'. "Pero el que no se haya llegado hoy a un acuerdo hace plantearse que se hayan puesto otras posibilidades sobre la mesa de negociación, como puedan ser el alquiler del lugar donde actualmente se encuentra a alquilar la capilla", afirmaba ayer la plataforma ciudadanaMasLibres.org.
Unas trescientas personas participaron en una Eucaristía en la que los estudiantes de Geografía e Historia reclamaron que no se cierre su lugar de culto ni se traslade a un pequeño habitáculo. Hasta ahora, los alumnos habían convocado una misa diaria desde el lunes, aunque mañana jueves no va a celebrarse por petición del Arzobispado, que ha emplazado a los estudiantes a que la celebren el viernes.
El delegado de Pastoral Universitaria, Feliciano Rodríguez, se dirigió a los asistentes al finalizar la celebración y les comunicó que cuentan con el apoyo del Arzobispado de Madrid. Que tanto monseñor Franco como el cardenal arzobispo Antonio María Rouco Varela están “preocupados”. Dijo que el “diálogo” con las autoridades universitarias es “cálido, respetuoso y constructivo”, pero que no están “del todo de acuerdo” y que las “conversaciones” no han llegado a término por las “razones que podéis comprender”. Expresó su deseo de que haya solución pactada que convenza y que responda a las necesidades de las dos partes y aseguró que están “trabajando por ello”. Pidió a los fieles que sigan rezando por la llegada a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
La saga Carrillo
Según informan hoy varios medios de comunicación, la Complutense, que cuenta con ocho capillas en diversos edificios, estudia cobrar alquiler a la Iglesia por estos lugares de culto. El rector, José Carrillo --hijo del histórico líder comunista Santiago Carrillo-- desde que llegó a la máxima dirección de este centro académico no ha dejado de hostigar a la pastoral universitaria y se ha propuesto hacer desaparecer todo lo que huela a Iglesia católica.
El decano, Luis Enrique Otero Carvajal, es un laicista militante, que había anunciado el desmantelamiento de la capilla para ayer martes. Los alumnos, dispuestos a pasar la noche en la capilla para evitar el cierre se encontraron con que la cerradura del local religioso había sido cambiada, de lo que dan fe en un video colgado en Youtube (https://www.youtube.com/watch?v=w4lhIfYNJks).
Según alertadigital.com, Otero Carvajal apoyó a José Carrillo en su carrera hacia el rectorado con la condición de eliminar todo elemento religioso en los campus dependientes de la Universidad Complutense de Madrid.

La Asociación Española de Abogados Cristianos afirma por su parte que las autoridades universitarias podrían estar incurriendo en un delito “contra la libertad religiosa tipificado en el artículo 523 del Código Penal”, ya que existe un acuerdo vigente, que fue firmado en 1993 por el arzobispo de Madrid, cardenal Suquía, y el rector Gustavo Villapalos.

17 julio: VENID A MÍ

En el pecho de Jesús
             Isaías vivía la deportación del pueblo judío a Babilonia. Ayer nos mostraba la realidad de un pueblo que perdía en sus valores entre las costumbres paganas, y se volvía un pueblo despreciable. Lo describe hoy con una imagen muy significativa: Estamos como la preñada que se retuerce mientras está dando a luz… Y luego parimos viento… [La imagen es un enorme grito de realidades muy penosas, muy digno de pensar]. Pero Isaías seguía siendo animador de ese pueblo para levantarle los ánimos y las esperanzas. Hoy -26, 7-9, 12, 16-19- ha parado su mirada en Dios: Tú allanas el sendero de este pueblo; te esperamos ansiando tu presencia. De noche sueño…, de madrugada te busco…, porque tú eres recto y bondadoso, y nos darás paz. Todas nuestras empresas nos las realizas tú. En el peligro acudimos a ti. Por eso sabemos que hasta los muertos vivirán.
             El Evangelio es el néctar de toda la vida y la acción de Jesús: Mt. 11, 28-30. Muy breve y muy denso. Y muy para pensar sin quedarse en meras expresiones. Jesús sabe muy bien la realidad del sufrimiento. Sabe de un pueblo aprisionado por unos y otros que aplastan, atosigan… Y Jesús dice entonces: Venid a mí. Primera palabra es una llamada, una cordial invitación. Pero HAY QUE IR. No se trata de esperar llorando a que vengan las soluciones llovidas del Cielo. “Venid a mí” suponen un hacer camina hacia…, un salir de… para ir a… Aquello de San Agustín: “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. El dicho popular lo traduce: “A Dios rogando y con el mazo dando”. HAY QUE IR. La invitación y llamada está hecha. Pero hay que ponerse  en movimiento.
             Llama a todos los los que estáis cansados y agobiados. Por supuesto que pueden acudir cualesquiera que lo deseen: las puertas están abiertas. Pero la llamada peculiar ahora es a los cansados y agobiados, los que se sienten aplastados por el peso de sus sufrimientos de cualquier clase. Los que creen ya no poder más, y estar al borde de la desesperanza. Esos que están en el hundimiento de su ser.
             Y Yo os aliviaré. ¡Ojo! Que Jesús no ha dicho que va a hacer un milagro de prestidigitación para que todo cambie como quitado con la mano. Dice: que yo os aliviaré. Se me viene a la imaginación el niño que viene “destrozado” por alguna causa (¡tantas veces nimia, pero que al niño se le hace insoportable!) y acude a su madre como salvación y solución. La madre no se limita a seguir haciendo lo que hacía y dejar al niño lloroso que pretende meterse entre sus piernas buscando una protección. La madre deja la labor, y toma al niño en brazos, lo eleva hasta su pecho y lo acurruca allí, donde el niño halla ese “hueco milagroso” entre el pecho y el brazo de su madre, y allí hunde su cabecita, sus ojos llorosos, y ¡allí se le acaban todas sus penas! Realmente la madre no ha entrado siquiera en qué le causó aquel “dolor” a su hijo. No le ha resuelto la causa de su pena. Sólo le ha acogido maternalmente…, le ha aliviado…, no le ha quitado lo que le agobiaba.
             Jesús promete aliviar; no promete “quitar”. No podemos pretender que Jesús sea una caja de Pandora que tiene la solución automática que resuelve todo problema. No se le ocurre decir que “ya no hay pesos en la vida”. Lo que hace es “distribuir” el peso: cargad con mi yugo… Sigue el peso; siguen los problemas…, siguen los sufrimientos. Lo que Jesús hace es invitar a cargar su yugo, esa barra rígida que se pone a costal sobre los hombros y el peso que agobia en una mano se divide entre la derecha y la izquierda. “Ha aliviado”. No ha hecho el milagro de que 50 kilos pesen 50 gramos. Ha enseñado a llevar 25 kilos a cada parte… [Bueno: la realidad es que Jesús mete también el hombro…, y se queda el peso en 12’5…]. Es que soy hombre de corazón sencillo, humilde (que ayuda a las pobres criaturas) y lleno de mansedumbre (paciencia, capacidad de espera, estímulo para el momento siguiente…, sin pretender resolver el caso de una vez, sino con esa humanidad que va haciendo poco a poco… O por mejor decir: que nos enseña a ir haciendo poco a poco. Porque Jesús no nos quita el peso; nos invita a tomar su yugo, que es yugo suave y carga ligera.
             Más de una vez nos quejamos a Dios porque no nos dio la solución que queríamos. No la dio ni la va a dar. Dios es mejor pedagogo y no quita “el peso”; enseña a llevarlo, ayuda a hacerlo más llevadero. Y va a caminar con nosotros. Allí donde ya creemos no poder más, aparece la mano misteriosa de Dios en la otra mano visible de “otro alguien” que hace posible seguir caminando otro trecho…, sacar fuerzas de flaqueza…, confiar que va a haber una luz en ese camino.


             San Ignacio aconseja seriamente –a la hora de discernir (y por tanto de valorar las situaciones y plantear las soluciones)- que no se mantengan las angustias en el silencio secreto de la persona. Que las comunique, que las consulte. Porque el atribulado está en las peores condiciones para salir de su pozo. Claro: se debe presuponer que no se limita a desahogar sus cuitas, sino a dejarse ayudar. Y la mano amiga del que ha recibido la confidencia ha de ser tan acogedora como exigente; tan cariñosa como sincera. Porque no se trata de poner paños calientes sino de ayudar a la otra persona a superar su propio problema. Y hay ocasiones en que no hay más remedio que usar el bisturí.
     La imagen de F. Borboa, que ilustra esta entrada, está inspirada en una serie ["Acontecer"] de Ediciones Paulinas  No está reprocucida tal cual; sólo busco la imagen en sí como ilustración al texto. 

miércoles, 16 de julio de 2014

16 julio: Una loa a las personas humildes

Desde la sencillez, ¡gracias, Señor!
             Muchos se empeñan en leer la Biblia como el que hace un análisis de textos. Quiere darle todo el sentido a cada palabra y a cada frase y a cada giro. Y la toman como un dictado de Dios al oído del escritor sagrado (algo así como pretenden los mormones que les fue dictada en la Cueva a  Mormón cada palabra y cada expresión). Es tomar la Biblia como un relato de una historia detallada de lo que ocurre en un determinado momento, de una determinada forma, a un determinado individuo. Y desconocen el modo en que fue escrita, la mentalidad de un tiempo, un lugar, un espacio histórico y cultural.
             Por eso –ya lo dirá el Señor en el evangelio de hoy-quienes entienden son las gentes sencillas. Por decirlo así, quienes saben leer la biblia en diagonal, atravesando los relatos desde una luz mucho más profunda que sabe saltar detalles para quedarse en el hilo conductor. Y el hilo conductor de la Biblia es LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN, los caminos de Dios a través, y a pesar, de muchos acontecimientos y personas y situaciones, para irlas convirtiendo todas en un entramado nuevo y diferente que es el paso de Dios por la vida de la humanidad, para conducirla a la salvación.
             Entonces no interfieren los relatos “bonitos o feos”. Todos se convierten en providencial acto de Dios para acabar liberando a la humanidad, y llevarla a Él. Incluso aunque alguno quede en el camino porque se encerró tanto en sí mismo que no pudo abrir las puertas para que entrara la Gracia de Dios. Todo es posible. Y necio sería negarlo, porque equivaldría a pensar que el ser humano puede jugar con Dios, hacerle trampas y ganarle con un as escondido en la manga. No. No se puede jugar con Dios, más allá de la oportunidad que Dios deja siempre, con plena amplitud, para que el juego humano acabe en beneficio del “jugador”…, pero sin burlar las reglas del juego, por las que DIOS ES DIOS.

             Esta introducción viene a razón de estas lecturas difíciles que venimos teniendo en Isaías. Hoy en 10. 5-7, 13-16. El profeta relata hechos, que expresan la soberbia humana, los engaños  en los que uno se enreda para pensar que hace bien lo que en realidad es un mal. “… él no pensaba”, “él decía”… “Él” era Asur. Él era el que entraba a saco y despojaba al pueblo. Él era el que pretendía aniquilar y exterminar. Él era quien se jactaba del poder de su brazo, de la fuerza de su poder para cambiar las fronteras de las naciones, el que se apoderaba de los pueblos como un niño roba un nido de pajarillos… Aunque luego el sentido bíblico parezca hacer a Dios el que está esperando a la vuelta de la esquina para meterle una enfermedad bajo el hígado y una fiebre para reventar. Leamos “en diagonal”…, seamos la gente sencilla a quien el Padre quiere revelar a Jesús, y acabemos aprendiendo a leer la PALABRA DE DIOS como tan Palabra de Dios, el que –por ser Dios- JAMÁS actúa con las venganzas humanas, con la mísera manera en que los humanos resolvemos los conflictos.
             Yo no sé si los judíos y palestinos de hoy tienen una fe verdadera en el Dios verdadero. Lo que sé es que unos y otros andan a la gresca matando y muriendo, provocando unos, actuando brutalmente los otros… Estoy seguro que unos y otros estarán en sus oraciones (¿?) invocando la fuerza de Jehová para ver cómo aplastan al contrincante.  ¡Ese pueblo expresó las gestas bíblicas!, aunque sin saber que detrás de sus relatos, Dios “redactaba” otra muy diferente historia de salvación. Ni cóleras, ni iras, ni venganzas, ni leyes del talión… CONSTRUÍA, no demolía. Actuaba contra el MAL; no contra los hombres malos…, porque para ellos siempre había un espacio en el que poder descubrir la verdadera revelación de Dios.
             Y así llegamos al Evangelio de hoy –Mt 11, 25-27- cuando Jesús ha sido ganado por la sencillez de una mujer del pueblo, frente a la falsa “teología” de los fariseos. Y exclama Jesús, con el alma que le rebosa: “Te doy gracias, Señor del Cielo y de la tierra, porque estas cosas las has revelado a la gente sencilla y las has escondido a los sabios y entendidos”. Y como un acento todavía más fuerte, dice: Sí, Padre; así te ha parecido mejor. Con las consecuencias impresionantes para nosotros de que nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar. ¡Precisamente a la gente sencilla! A los de corazón humilde, simple, sin repliegues, sin reticencias, sin pretender “saber” con el saber humano.  Porque es como el niño que pretendiera leer sin haber aprendido…, o como el occidental que pretendiera escribir los signos japoneses.
             ¿Por qué nos complicamos tanto pretendiendo aplicar el “análisis de textos” a lo que sólo podemos acceder desde ese “revelar del Hijo en nosotros”…: ¡desde la fe!

             Cuando San Ignacio da las “reglas” para “sentir” con la Iglesia, escribe cosas cuyo fondo expresa ese corazón que se ha dejado ganar por el “distinto lenguaje y ciencia de la fe” y la sencillez. Dice: “Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina, creyendo que entre Cristo nuestro Señor, esposo, y la Iglesia su esposa, es el mismo Espíritu que nos gobierna y rige para salud de nuestras almas”.


FELICIDADES a quienes celebran hoy su onomástica, y las gentes del mar, en su día grande.