sábado, 31 de mayo de 2014

ZENIT del 30 de mayo

Francisco en Sta. Marta: la alegría del cristiano está 'en la esperanza'
El Santo Padre en la homilía de este viernes advierte sobre la la falsa alegría que ofrece el mundo y el pecado
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 30 de mayo de 2014 (Zenit.org) - Jesús prometió a sus discípulos que cambiaría su tristeza en alegría y la explicación de esta promesa ha sido el centro de la homilía del Santo Padre de la misa en la Casa Santa Marta. Y así, Francisco ha recordado que la alegría no se puede comprar, sino solo recibir como don del Señor. 
San Pablo era muy valiente porque tenía la fuerza del Señor, dijo. El Papa Francisco ha recordado que algunas veces también el Apóstol de las Gentes tenía miedo. "Nos sucede a todos nosotros en la vida, tener un poco de miedo", ha observado. Y uno se pregunta si "no sería mejor rebajar un poco el nivel y ser un poco no tan cristiano y buscar un compromiso con el mundo". El Papa recuerda que Pablo sabía que lo que "él hacía no le gustaba ni a judíos ni a paganos" pero no se detiene y por eso debe soportar problemas y persecuciones. Esto, ha añadido Francisco, "nos hace pensar a nuestros miedos, a nuestros temores". Y recuerda que Jesús en el Getsemaní también tuvo miedo, angustia. En su discurso de despedida -ha indicado Francisco- a sus discípulos, Jesús dice claramente que el mundo se alegrará por sus sufrimientos, como sucedería con los primeros mártires en el Coliseo.
El Papa lo ha explicado así: "Debemos decir la verdad: no toda la vida del cristiano es una fiesta. ¡No toda! Se llora, muchas veces se llora. Cuando estás enfermo, cuando se tiene un problema en la familia con el hijo, con la hija, la mujer, el marido; cuando se ve que el sueldo no llega al final del mes y hay un hijo enfermo; cuando no se logra  pagar la hipoteca de la casa y hay que irse... Muchos problemas, muchos problemas que tenemos. Pero Jesús nos invita a: '¡No tener miedo!' 'Sí, se está triste y se llora, también se alegrará la gente que es le contraria".
Pero también hay otra tristeza de la que el Papa ha hablado: la tristeza que nos viene a todos nosotros cuando vamos por un camino que no es bueno. Cuando, "por decirlo sencillamente", "vamos a comprar la alegría del mundo, del pecado, al final hay un vacío dentro de nosotros, está la tristeza", ha recordado el Papa. Y esta -ha especificado- es la tristeza de la falsa alegría.
Sin embargo, la alegría cristiana es una alegría en la esperanza, que llega; ha subrayado Francisco.
"En el momento de la prueba nosotros no la vemos. Es una alegría que es purificada por las pruebas y también por las pruebas de todos los días: 'Vuestra tristeza cambiará en alegría'. Pero es difícil cuando se va donde un enfermo o una enferma que sufre mucho, decir: ¡ánimo, ánimo. Mañana tendrás alegría!' No, ¡no se puede decir! Debemos hacerlo sentir con lo ha hecho sentir Jesús. También nosotros, cuando estamos en la oscuridad, que no vemos nada: 'Lo sé Señor, que esta tristeza cambiará en alegría. ¡No sé cómo, pero lo sé! Un acto de fe en el Señor. ¡Un acto de fe!", ha explicado el Santo Padre.
Para entender la tristeza que se transforma en alegría -ha proseguido el Pontífice- Jesús toma como ejemplo la mujer que da a luz: "Es verdad, en el parto la mujer sufre mucho pero después cuando tiene al niño consigo se olvida". Y lo que permanece, por tanto, es "la alegría de Jesús, una alegría purificada". Esta es la "alegría que permanece".
Prosigue el Santo Padre observando que es una alegría "escondida en algunos momentos de la vida, que no se siente en los momentos feos, pero que viene después: una alegría en la esperanza". Por tanto, este es el mensaje de la Iglesia de hoy: "¡no tener miedo!"

Y así, concluye la homilía del hoy del Obispo de Roma: hay que "ser valiente en el sufrimiento y pensar que después viene el Señor, después viene la alegría, después de la oscuridad llega el sol. Que el Señor nos dé a todos esta alegría en la esperanza. Y el signo de que nosotros tenemos esta alegría en la esperanza es la paz. Cuántos enfermos, que están al final de su vida, con los dolores, tienen esta paz en el alma... Esta es la semilla de la alegría, esta es la alegría en la esperanza, la paz. '¿Tú tienes paz en el alma en el momento de la oscuridad, en el momento de las dificultades, en el momento de las persecuciones, cuándo todos se alegran de tu al? ¿Tienes paz? Si tienes paz, tu tienes la semilla de esa alegría que vendrá después'. Que el Señor nos haga entender estas cosas"
SIGUE DEBAJO LA MEDITACIÓN DEL DÍA 31

31 mayo: Visita de María a Isabel

El broche de Mayo
             Mayo ha acabado desde que yo soy yo, con una fiesta expresa a María, aunque eso sí, ha ido variando. Hoy, en la actual distribución litúrgica, se celebra la visita de María a su pariente anciana Isabel. La ocasión fue el anuncio a María de su maternidad divina, a la que se le dio como signo de veracidad de que no estaba soñando, el dato de su pariente que ya estaba de seis meses, la que ni en su juventud había podido concebir.
             Y María, dejándose atrás el embolado de su nueva situación ante José, opta por no centrarse en su problema sino irse a prestar un servicio muy humano a aquella anciana embarazada por primera vez. Y apenas la voz de María se hizo escuchar al llegar a una casa desconocida, de un pueblo desconocido en la montaña de Judea, Isabel salió dando gritos de emoción y reconociendo proféticamente que María era la madre de mi Señor. Revelación expresa del Espíritu, como a Zacarías –su esposo- le reveló una paternidad casi humanamente imposible. Y es que Isabel ha sentido lo más nuevo que podría sentir una embarazada de 6 meses: que el niño daba saltos de gozo en su seno. Un ginecólogo –buen creyente y también muy racional- me decía que él no podía creer que un feto diera saltos a los seis meses. Y eso no será científicamente discutible. Pero mi respuesta era: ¿Y puedes creer a María encinta sin obra de varón? Es que estamos otras coordenadas. Cuando Dios ha puesto su dedo, ya se acaban las lógicas. Hemos entrado en la ilógica lógica de Dios…, que es ¡otra cosa! Y el hijo de Isabel dio saltos de alegría porque en el seno contiguo, el de María, estaba quien es causa de nuestra mayor alegría: JESÚS.
             Para concretar todo lo que es esta fiesta, una primera lectura –Rom 12, 9-16- describe los efectos “naturales” de la presencia de Jesús: que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos cristianos sed cariñosos y estimad al otro más que uno mismo. Activos parta no ser descuidados; ardientes en el espíritu para no ser tibios; servidores de los demás para no encerrarse  en el amor propio. Alegres por vivir la esperanza; firmes en la tribulación. Asiduos en la oración. Generosos con los otros, practicando el bien y la acogida. Siempre hablando bien de los demás, ¡nunca hablando mal! Y reíd con los que ríen y llorad con los que están tristes. Y estar abiertos a los demás, de igual manera, con la misma anchura de alma.
             La liturgia nos ha hecho así el retrato de María, en casa de su pariente.

             Nos quedamos ayer en la palabra –casi extrañada- del ciego, a quien Jesús le pregunta qué quiere que haga por él. – Señor, que vea. Era lo lógico. Pero quiso Jesús que lo expresara; que el ciego fuera expresamente consciente de lo que quería y pedía. Y que junto al título que le había dado: Jesús, Hijo de David, allí se estaba cumpliendo una promesa mesiánica. Jesús asintió: Anda; tu fe te ha salvado, y el ciego no se retira y se va, sino que sigue apegado a Jesús, en medio del grupo de gente, siendo ya un hombre normal. La oscuridad se ha cambiado en luz; el hombre curado ya no es un mendigo, porque ahora puede incorporarse a la vida social y ganarse el pan.


             A mí –que me gusta rizar el rizo- se me ha ocurrido pensar si Marcos ha cambiado el chic tan de repente que ha pasado desde la indignación de los diez por la pretensión de privilegios de Juan y Santiago, a este tema del ciego que ahora ve… Y como los evangelistas llevan argumento y son catequistas, se me ha ocurrido pensar si este episodio será un colofón de toda la secuencia anterior: Jesús anunciado su pasión, los apóstoles huyendo de la idea y encerrándose en sus pretensiones…, y en el camino apareciendo un ciego que –al saber que Jesús pasa- deduce que ahí está su salvación. Pero como él es ciego, él no puede hacer nada sino clamar, pedir, suplicar, insistir. Salir de sí y buscar la verdad en el Hijo de David, en el Mesías, el que da vista a los ciegos y abre otro panorama que no conocían. Y a lo mejor Marcos ha buscado hacernos comprender que los Doce andaban ciegos y por eso no acababan nunca de creer la verdad de su Maestro. Que se pensaron HABERLO DEJADO TODO, pero que se conservan áun muy íntegros en sus modos personales. Y que es menester tomar conciencia de la propia ceguera para poder gritar por necesidad y así hallar el encuentro con Jesús, MESÍAS DE DIOS…, y “a lo Mesías de Dios”, y no en la manipulación en la que tantas veces se pretender “creer a mi manera” (y de hecho se va amalgamando la verdadera fe con otras formas espurias de fe, que van rebajando el sentido auténtico del creer. No fue en vano la pregunta de Jesús al ciego: tenía el ciego que ser muy consciente de cómo estaba y qué quería, y hacia dónde pretendía. DARLO TODO no es algo que se improvisa ni se tiene de pronto. Más bien necesita uno la humildad del día a día, del poco a poco.

viernes, 30 de mayo de 2014

30 mayo: ¿Qué quieres que haga por ti?

Mañana, VIERNES 31
nos reuniremos de modo informal
los participantes de la
ESCUELA DE ORACIÓN
para poder aclarar puntos,
hacer preguntas,
y dar oportunidad de participación.

Señor, ¡que vea!
             Las 1ª lectura de hoy –Hech 18, 9-18- presenta la eficaz acción del Espíritu de Dios. Le anunció a Pablo que siguiera su obra sin tener miedo. No quita eso la persecución, la detención hasta llevarlo ante el tribunal… Y allí un pagano, el procónsul, es quien no está dispuesto a meterse en el lío de discusiones religiosas. Despeja el tribunal. Los judíos toman venganza infantil maltratando al jefe de la sinagoga. Y Pablo queda libre. Era verdad la comunicación del Espíritu: No tengas miedo; Yo estoy contigo; nadie te hará daño.
             El Evangelio –Jn 16, 20-23- retoma el final de ayer, y ahí está la base: ante la muerte muy cercana (este evangelio está tomado de la sobremesa de la Cena de Pascua), estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría el día de Resurrección. Pero el contexto litúrgico transforma esa ocasión en la otra: ante la ascensión y salida de Jesús de este mundo, estaréis tristes; sin embargo pronto comprobaréis que es causa de inmensa alegría porque no me voy, aunque visiblemente sea así. Pero todo eso se convertirá en el gozo de una Presencia mucho más íntima, profunda, cercana, universal. Eclesial. La mujer que va a dar a luz está temerosa y angustiada. Luego abraza al hijo de sus entrañas y ni se acuerda de lo anterior.

             No sé si el episodio de Mc [10, 46-52] tendría que unirse a toda la secuencia anterior; puede ser que sí. Y lo corroboraría el episodio siguiente (la entrada mesiánica en Jerusalén). Con todo, no me voy a aventurar a ello y voy a tatar el hecho como algo que merece observarse en sí mismo. Parece cambio de secuencia. Ahora no son los apóstoles lo que dan lugar al hecho o comentario. En ese camino hacia Jerusalén –donde han sucedido los hechos ya comentados- pasan por Jericó. Un ciego mendiga a la salida de la ciudad, cuando Jesús pasa por allí llevando la delantera a una gran cantidad de gente que se le ha sumado. El tropel –cuyo sonido llega al mendigo- le hace preguntar qué es aquello. Era ciego y no sabía de qué iba ese gentío. Y uno, displicentemente le responde que pasa Jesús de Nazaret.
             Para aquel que respondía no significaba más que eso, Para el ciego es toda una razón de esperanza. Y echando mano de sus conocimientos, clama a voces para llamar la atención a Jesús, Hijo de David. Que sea de Nazaret no es lo que ahora le importa al ciego, sino que ese Jesús de Nazaret es el Mesías, y que el Mesías daría vista a los ciegos… Grita y grita, pero en todo ese tiempo de preguntas, respuestas y reacción, Jesús ya ha pasado sin advertir que estaba el ciego allí. El ciego ve que se le va su oportunidad y grita más, ya desaforadamente, de modo que la gente quiere callarlo para que no moleste. Y los gritos, finalmente llegan a oídos de Jesús, quien manda llamar al ciego. Y ahora la gente se va al ciego para decirle que Jesús lo llama. Y Marcos, con una expresividad especial, nos dice que el ciego tiró el manto, liberándose de un engorro; saltó de un brinco y se puso en pie, aunque con la torpeza de quien nada ve. Algunos lo tomaron de la mano y lo llevaron ante Jesús. Era la gran alegría de ese hombre que esperaba de un momento a otro la curación.
             Jesús no lo hace tan rápido. Le hace al mendigo ciego una pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti?  Al ciego pudo parecerle innecesaria la pregunta. Pero Jesús necesitaba escuchar…: ¿le pedía limosna el mendigo?; ¿le suplicaba el ciego?  Y el hombre, casi con énfasis fuerte, como quien dice la perogrullada más grande (que no necesitaría explicitarse), responde: Señor, que vea.
             Y lo voy a dejar aquí, porque no me gusta agotar los temas a lo rápido, y aquí pueden quedar aún puntos útiles de consideración.


             María, Madre nuestra: se nos va acabando el mes. Queríamos haberte ofrecido un ramo de obsequios personales que fueran mucho más valiosos que esos llamativos que hacen las floristerías que, llegan a admirarnos por su belleza. Pero no “tenemos oro ni plata” para costearlo. Pero lo que tenemos eso te damos: el corazón de un hijo/hija que rebosa de amor y ternura…, y necesidad. No son “cosas” lo que hemos querido ofrecerte, aunque un lazo de colores sí que embellece… Sería el lazo de “nuestros detalles, nuestras cosas”. Pero eso es sólo el adorno. Mucho más allá del adorno está nuestra persona, nuestro sentir de hijos, nuestro embeleso de niño que se recuesta en el pecho de la madre…, y ahí se acurruca como un niño pequeño para dormir… Pero nosotros no nos quedamos en eso. Tomamos fuerza de los pálpitos de tu Corazón, y nos vamos derechos a lo que más puede agradarte; que escuchando la Palabra de Dios, la pongamos en práctica. Así te definió a ti Jesús. Así queremos nosotros obsequiarte.

jueves, 29 de mayo de 2014

ZENIT del 28 mayo

Un Ave María en la plaza de San Pedro por la paz en Tierra Santa
Francisco reflexiona en la audiencia sobre los propósitos de su peregrinación: conmemorar el encuentro de Pablo VI y el patriarca Atenágoras, animar el proceso de paz en Oriente Medio y confirmar en la fe a las comunidades cristianas
28 de mayo de 2014 (Zenit.org) - Han pasado menos de 48 horas desde que el Santo Padre llegó a Roma de vuelta de su intensa peregrinación en Tierra Santa. Y parece que han sido suficientes para que Francisco retome su actividad con total normalidad. Esta mañana ha salido a la plaza de San Pedro en el jeep descubierto para el ya tradicional paseo entre los fieles, para poder saludar y especialmente dar un beso y una bendición a los niños. La plaza estaba repleta de peregrinos venidos de todas partes del mundo que con gran entusiasmo gritaban ¡viva el Papa! al paso del pontífice latinoamericano. Las banderas ondeaban y los carteles y pancartas recordaban a Santo Padre.
Haciendo una pausa a la serie de catequesis sobre los dones del Espíritu, esta mañana el papa Francisco ha querido dedicarla a hacer una reflexión sobre su reciente viaje a Amán, Belén y Jerusalén.
Estas son las palabras del Papa en el resumen que ha hecho en español:
"Queridos hermanos y hermanas:
Como saben, he ido como peregrino a Tierra Santa. Doy gracias a Dios y a cuantos lo han hecho posible. Esta peregrinación tenía tres propósitos:

El primero, conmemorar el encuentro del papa Pablo VI y del patriarca Atenágoras hace 50 años, un gesto profético en el arduo pero esperanzador camino hacia la unidad de los cristianos. Con tal motivo, junto al actual patriarca de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé, hemos rezado pidiendo al Buen Pastor la fuerza necesaria para proseguir con tesón hacia la plena comunión.
El segundo propósito ha sido animar el proceso de paz en Oriente Medio. He querido llevar a todos en el corazón, exhortándolos a ser artesanos de la paz y agradeciendo a las autoridades los esfuerzos a favor de los refugiados y su compromiso por apaciguar los conflictos. Además, he invitado a los presidentes de Israel y de Palestina a venir al Vaticano, para rezar juntos por la paz.
El tercer propósito ha sido confirmar en la fe a las comunidades cristianas, que sufren tanto, y expresarles la gratitud de la Iglesia por su valiente presencia en Oriente Medio y su impagable testimonio de esperanza y caridad".
A continuación ha saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, "en particular a los grupos provenientes de España, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a pedir al Señor por nuestros hermanos de Tierra Santa, por la paz en Oriente Medio y por la unidad de los cristianos. Muchas gracias".

Al finalizar los saludos a los fieles de diversos países, el Papa ha dirigido un pensamiento especial "a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados". Ha recordado que estamos a punto de finalizar el mes mariano,  por eso ha pedido que "la Madre de Dios, queridos jóvenes, sea vuestro refugio en los momentos más díficiles; sostenga a vosotros, queridos enfermos, en el afrontar con valentía vuestra cruz cotidiana y sea vuestra referencia, queridos recién casados, para que vuestra familia sea un hogar doméstico de oración y recíproca comprensión".

29 mayo: Creían haberlo dejado todo...

Los que lo habían dejado todo…
             Una buena prueba de lo fácil que es hablar y engañarse a sí mismo en el plano de las actitudes personales, lo tenemos retratado en la secuencia de Mc 10, 28-45.Ya tenemos conocida la primera parte: “A nosotros, que lo hemos dejado todo, ¿qué nos toca? Salen de allí, emprenden el camino y Jesús les pone de nuevo ante los ojos el temible anuncio de su pasión: Mirad que estamos subiendo a Jerusalén (como quien dice: estamos en la última etapa, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los sumos sacerdotes y escribas, que lo condenarán a muerte, lo entregarán a las autoridades civiles, que le escarnecerán, le escupirán, lo azotarán, y matarán. [Dicho sea de paso, esto es lo que se llama profecía “ex evento”, es decir: que está tan calcada de los hechos que sucedieron después, que en realidad lo que hace es una síntesis a posteriori de lo que había sucedido. Y por tanto, que en su anuncio, Jesús no detalló tanto, porque eso sucedió luego a un ritmo imprevisible]. A los tres días resucitará. Esto sí era perfectamente advertido por Jesús n todo anuncio de su Pasión. Pero eso era lo que sus apóstoles no llegaban a escuchar, una vez que se obcecaban con los anuncios de un Mesías derrotado.
             Dice el evangelista que los apóstoles caminaban asustados al ver la prisa con la que Jesús caminaba, máxime cuando el anuncio no era precisamente para vivir una fiesta. Y cuando Jesús les anunció la pasión, ellos se retrasaron en corrillos… Pero los dos hermanos, Juan y Santiago, apretaron el paso, se pusieron a la altura de Jesús y le pidieron que les concediera lo que iban a pedirle. No es que primero piden, sino que quieren asegurarse el resultado pidiendo que les conceda lo que le van a pedir… Jesús les pregunta qué quieren, y ellos se apean por una petición muy original… En un contexto como el que tenemos: la Pasión que se echa encima, ellos vienen a pedir un privilegio: ser ellos dos los primeros en el reino mesiánico: estar a la derecha y a la izquierda… Éstos eran los que “habían dejado todo”… Y no han dejado pasar mucho tiempo para pedir ventajas…
             No sabéis lo que pedís. No pediríais si os hubierais parado a pensar medio segundo… Pero en vez de recriminarles por esa falta de sintonía (hoy se ha puesto de moda llagarlo: “sinergia”), lo que hace es cambiarles el chip y plantearles otro panorama muy distinto. Que yo pienso que ellos ni se enteraron bien… ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Es claro como el agua que Jesús los está haciendo regresar al anuncio de pasión que les acababa de hacer y que ellos no querían ni oír. Y aunque estoy seguro que no entendieron n ada, les quedaba algo muy concreto e inteligible: que lo que Jesús les proponía era siempre con Él, al modo de Él. Y eso sí lo captan y por ahí responden: PODEMOS. Y Jesús les confirma que eso sí lo tendrán. Los puestos de derecha e izquierda es cosa que sólo Dios sabe…
             Y no se ha acabado ahí a los que habían dejado todo…, porque algo sospecharon de aquellos dos hermanos que se habían ido a acompañar a Jesús por el camino, y quien más, quien menos, se acercaron prudentemente para escuchar…, y para indignarse contra ellos. Y no porque habían sido imprudentes sino porque “les quitaban el privilegio” a los otros. Y Jesús tuvo que volver a sus pacientes catequesis, a ver si alguna vez aprendían que el mayor tiene que ser menor, y que ellos tenían que servir, ASÍ COMO el Hijo del hombre que no ha venido a ser servido, sino a servir Y DAR SU VIDA POR TODOS.

             Es lección muy difícil. Y no hay que irse muy lejos. Nos basta mirarnos y descubrir que tenemos el vicio de ver mal lo que hacen otros, mientras nosotros hacemos exactamente lo mismo. Eso de “servir” está entendido muy superficialmente y se llega a practicar muy dosificado: cuando uno mismo toma la iniciativa. Pero no se está en la misma disposición cuando surge sobre la marcha dejar paso a la otra persona. Por eso Jesús nos dice ese: ASI COMO…, de la misma manera que…: el modelo de servir hasta dar la vida (aunque sea que otros se la quitan…, ES Él. Y ES ELLA, María, la mujer que vivió abierta a la sorpresa. Dios parecía asomársele en cada recodo para pedirle un servicio…, un servicio “al modo de Dios”; un servicio de mera generosidad…, imprevisto… Luego venía la respuesta generosa suya. Cuando le comunica Dios que su pariente Isabel está de seis meses, María, que lleva encima todo el problema de su misteriosa maternidad…, de su situación ante José…, se pone en camino hacia la montaña de Judea para atender a su pariente anciana y embarazada. No era un privilegio. Era ponerse a servir, sin más. Sin prevenir más. Se dejaba en Nazaret un embolado de mucha categoría. Sus padres podían recelar, y José, no menos, como si aquella ida fuera “huida” del problema. Ella dijo un: PUEDO…, y tras eso, lo que viniere. ASÍ COMO…


             El la liturgia, Pablo reitera su dedicación a los gentiles ((Hech 16, 1-8) y Jesús anuncia su marcha. En el contexto litúrgico, se refiere a la ascensión. En el momento que lo pronunció, era anuncio de su muerte, el poco que no me veréis…; el otro poco que me volveréis a ver. En la liturgia es anuncio de la ascensión ya cercana (propiamente la fiesta sería HOY), y volver a verlo está ya en Pentecostés, cuando Jesús envía su Espíritu para que continúe su obra, y ellos palpen su presencia, y con bríos y valor que ahora mismo no tienen.

miércoles, 28 de mayo de 2014

DOBLE PAGINACIÓN

EXTRAORDINARO de Junio


Recuerdo que el viernes 30
vamos a reunirnos a las 5'30
como parte de la

ESCUELA DE ORACIÓN,

en plan de preguntas vuestras.

28 mayo: DEJARLO TODO

La Verdad os hará libres
             Pablo ha llegado a Atenas y habla en el foro de los sabios y entendidos: el areópago. (Hec. 15, 15…) Pablo utiliza cierto artificio pensando que puede ser el modo de encandilar a aquellas gentes, y desde ahí aterrizar en el mensaje esencial cristiano. Todo el revestimiento científico es bien acogido, pero cuando “aterriza” en lo fundamental: el Cristo muerto y resucitado, aquellos sabios se ríen y le cortan la exposición, diciéndole que “de eso ya te oiremos en otra ocasión”. Pablo se ha equivocado. Y de la equivocación sacará lección para su vida, no queriendo ya saber otra cosa que a Cristo crucificado, que es la verdadera sabiduría de Dios. La Resurrección irá a continuación, dándole el pleno sentido al Cristo de la Cruz. Pero “las sabidurías humanas” son necedad ante Dios.
             Jn 16, 12-15 insiste en el envío del Espíritu y la obra que realizará, ¡que esa sí es Sabiduría!: conducirá a la verdad plena. Y como ya ha expresado en otra ocasión que “la verdad os hará libres”, quiere decir que bajo la acción del Espíritu esa verdad plena conducirá a libertad plena. Las últimas intervenciones del Papa pueden crear cierta perplejidad en las mentes que están hechas a las concepciones monolíticas. Si algo muestra el Papa, desde su elección, es que es persona que no se encasilla en “cosas hechas”, cuando esas “cosas” no entran en el dogma. O creemos en el Espíritu o no creemos. O creemos a las palabras de Jesús: el espíritu conduce a la Verdad plena, o no creemos. Y la verdad hace libres o no. El resto es ahora un enorme espíritu de oración, de humildad, de búsqueda, de devolver la Iglesia a un pueblo que se ha alejado. De CREER en actitud de auténtica DE, sin ponerle posesivos por delante: “mi fe”. No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia. Y esa fe de la Iglesia es mucho más amplia, tan amplia como la infinitud misma del ESPÍRITU DE LA VERDAD.

             Si MARÍA  es realmente Modelo de fe, Imagen-Tipo de la Iglesia, la verdad es que María caminó, desde la Encarnación, con el alma abierta a lo imprevisible…, a lo que cambiada a cada instante, desde el momento que Dios irrumpió abiertamente en su vida. María tuvo que creer que iba a ser madre… sin varón por medio. Que el Espíritu Santo de Dios “la cubría” con esa sombra del sumo misterio. Que ese hijo misterioso era nada menos que Hijo de Dios Altísimo. Y siguió creyendo cuando Belén los saludó sin lugar para ellos en la posada, y cuando un extraño sueño –según narra San Mateo- avisaba que tenían que huir para salvar al niño… ¿Y no había otro medio más sencillo y eficaz? Eso no le tocaba a ella. Ella CREÍA A DIOS. Vivía en los brazos del Espíritu, y ese Espíritu le iba cambiando el paso a cada vuelta de la esquina. Que para nosotros todo es tan “sabido” que ni nos vemos en necesidad de ahondar y admirarnos… Pero vivido en propia vida, aquello era muy-muy fuerte. Si María hubiera vivido hoy entre nosotros, nos enseñaría de inmediato a guardar extrañezas en el corazón y a esperar que el Espíritu del Señor nos conduzca a la Verdad completa, y en esa Verdad nos sintamos LIBRES… Creyentes que se aferran a Dios y a su riqueza de Verdad, que nos desborda cuando menos lo pensamos. Entiendo a sí a María más que en dulces devociones del sentimiento afectivo. Sin que este sentimiento tena que quitarse, pero yéndose a lo que significa María como Maestra y Madre, como Creyente y humilde ante Dios.

             “A nosotros, que lo hemos dejado todo, qué nos toca? ¡Ay, Pedro, que podría decirte el Señor que tu misma pregunta te delata! Lo has dejado TODO y estás ya buscando la recompensa: “qué nos toca”. Si has dejado TODO, ¡deja también lo que será luego…! Pero ¿de verdad has dejado TODO? ¿Ya no te preocupará ser el primero o el menor? ¿Ya no te disgustará que dos compañeros pretendan la derecha y la izquierda? ¿Ya no blasonarás de que aunque todos te nieguen, yo no…? ¿Ya no negarás por el pánico de poder padecer por ese amigo, de quien decías no poder separarte, porque sólo Él tiene palabras de Vida eterna?

             Son los “peligros” del TODO y del NADA. Cierto que habían dejado mucho. Mucho de lo de fuera: barcas, redes, familia, compañeros de pesca… Pero cada uno conservaba su YO, sus miras humanas, sus ideas, sus pasiones de ser más… Jesús pudo corregir a Pedro pero Jesús aprovecho didácticamente la respuesta: E verdad os digo: nadie hay que dejó casa o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos y tierras por mi causa y por el evangelio, que no reciba el cien doblado en este tiempo, casas y hermanos y hermanas, y madres e hijos y campos, junto con persecuciones, y en el siglo venidero, la vida eterna. Y muchos primeros serán postreros, y muchos últimos serán primeros, A buen entendedor, ya basta. No ha respondido directamente a Pedro. No ha dicho “a vosotros”, ni que “lo hayáis dejado TODO”. Lo que establece es el valor esencial de preferir a Cristo y al Evangelio…, y juntamente saber que no se ha abierto Jauja para quienes así dan lo que son y tienen… Obtendrán más de lo ofrecido…, pero con persecuciones. ¡Vamos!: que la vida aquí es muy hermosa; que darse a Jesús más y más, es maravilloso…, pero que nunca es coser y cantar.

ZENIT, 27 MAYO: rueda de prensa EN EL AVIÓN

El papa Francisco: rueda de prensa a alta cuota
Respondió a 11 preguntas. 'El celibato no es un dogma, es un don para la Iglesia'. Reiteró 'tolerancia cero' en casos de abusos. El sí­nodo por la familia no se reduce a los divorciados y si dar o no la comunión
Por H. Sergio Mora
ROMA, 27 de mayo de 2014 (Zenit.org) - En el viaje de regreso a Roma en el boeing 777 de la aerolíneas israelí, el papa Francisco saludó a los periodistas que le acompañaron en el vuelo y respondió a 11 preguntas, sin eludir los temas, y no faltó, indican las agencias, candor, e incluso el sentido del humor que le caracteriza.
Sobre el encuentro que se realizará en el Vaticano en junio, entre el presidente de Israel, Shimon Peres y el del Estado Palestino, Abbu Mazen, el Santo Padre redimensionó, indicando que no es una mediación de paz: "Nos reuniremos a rezar, y después todos se regresan a su casa", si bien reiteró, "creo que la oración es importante, y que recemos juntos".
Y de la propuesta de Pablo VI para hacer de Jerusalén una ciudad con un estatus internacional, dijo: "Hay tantas propuestas, el Vaticano tiene su posición desde el punto de vista religioso: una ciudad de paz para las tres religiones". Añadió que "es necesario tener mucho corage, y rezo tanto al Señor para que estos presidentes tengan el coraje de ir adelante".
Otro tema al que respondió fue sobre el celibato eclesiástico. Les recordó a los periodistas allí presentes que no se trata de un "dogma de fe" y que hay en diversos ritos orientales de la Iglesia católica hay sacerdotes casados. Y que al no ser un dogma se puede siempre abordar el tema. Si bien precisó que los temas “sobre el tapete", en este momento son otros.
Reitero entretanto que el celibato “es una regla de vida, yo lo aprecio mucho y creo que es un don para la Iglesia". El tema era particularmente recurrente hace dos o tres de décadas atrás en las ruedas de prensa, aunque sigue siempre despertando interés.
Otra de las preguntas se refirió a los casos de abusos sexuales por parte de clérigos. El Papa dijo “tolerancia cero” con cualquier eclesiástico que se salpique de este crimen. Añadió, según indican varias agencias, que en el mes de junnio se reunirá en el Vaticano con un grupo de seis víctimas de abuso sexual, y les invitará a la misa cotidiana que él celebra en Santa Marta. Reveló también que existen tres obispos investigados, aunque no quedó claro el motivo, pudiendo referirse no a que hayan comentido abusos, sino por haber ocultado casos existentes. Lo que si indicó es que “nadie tiene privilegios es un crimen horrible que traiciona el cuerpo del Señor”, dijo también que los abusos "son peores que las misas negras", según refiere un cotidiano romano.
Sobre la posibilidad que otro papa pueda presentar su renuncia y volverse emérito, como sucedió con Benedicto XVI, indicó que su predecesor abrió esta posibilidad, “tenemos que ver al papa emérito como una institución”, dijo, y se interrogó si habrá más renuncias papales, a lo que respondió: "Sólo Dios sabe si habrá otras, pero la puerta está abierta". E indicó que no tiene un programa fijado, que en el momento oportuno "haré lo que el Señor me diga, rezar y tratar de encontrar la voluntad de Dios. Pero creo que Benedicto XVI no fue un caso único".
El papa Francisco responde también sobre al reforma de la Curia, y ha indicado: "Estamos en un buen punto, hemos consultado  a toda la Curia, ahora se inician a estudiar las cosas para volver más ágil la organización, por ejemplo unir algunos dicasterios". 
Consideró que uno de los puntos claves "es el económico, por ello el dicasterio de Economía tiene que trabajar con la Secretaría de Estado". Recordó que en breve tendrá cuatro días de trabajo sobre el tema y que en septiembre otros cuatro. Y si bien "aún no se ven todos los resultados, la parte económica es la que vino a la luz antes". Añadió que "el camino de la persuación es muy importante" porque reconoció, "hay algunas personas que no ven claro".  Sobre el Instituto para las Obras de Religión dijo que "han cerrado 1600 cuentas bancarias,  de personas que no tenían derecno. El IOR es para ayudar a la Iglesia, tienen derecho los obispos y las diócesis, los empleados del Vaticano y las viudas de los mismos, las embajadas y nadie más". 
Y del Sínodo sobre la familia, precisó que será "sobre la familia, sus riquezas y la situación actual: pero no me ha gustado que tantas personas, también en la Iglesia, hayan dicho que el sínodo es para dar la comunión a los divorciados y vueltos a casar, como si todo se redujera a una casuística". Y añadió que "hoy sabemos que la famila está en crisis, es una crisis mundial, los jóvenes no quieren casarse y conviven. No querría que caigamos en esta casuística: ¿se podrá o no se podrá dar la comunión?


martes, 27 de mayo de 2014

27 mayo: Las dos manos de Dios

Para Dios, todo es posible
             Dos lecturas con dos mensaje esenciales: en Hech 16, 22-34 destaco el final; que Pablo y Silas y los demás presos, con las puertas de la cárcel abiertas y los grilletes saltado no huyeran, es ya un “milagro”, no de los que pueden salir en letras de molde, sino los que convencen perfectamente a propios y extraños. De hecho el carcelero pasa de estar a punto de suicidarse a caer a los pies de Pablo y preguntarle: ¿Qué tengo que hacer para salvarme? El resultado del “milagro” es que ese carcelero se convierte en benefactor físico de los heridos y en un creyente en Cristo que contagia su sentir a toda la familia.
             En Jn 16, 5-11, otro final es concluyente. El Espíritu Santo dejará convicto al mundo de un pecado (no han creído en Jesús…; el mundo buscó el agua en cisternas vacías, y dejó arrinconado a Jesús); de una justicia (Jesús es el justo, el que está en su sitio, el bueno y leal, el santo; quien deja a un lado a Jesús cae en la injusticia. Y la mayor injusticia es el pecado como tal, la actitud de pecado). Y de una condena (no hay mucho que pensar: si Jesús es salvación, el mayor mal, el daño más grande, es abandonar esa fuente de salvación. ¡Y eso es condenación!) El Espíritu se va encargando de que el mundo vaya quedando convicto de su locura. Los hechos, de una sociedad enloquecida y absurda, que se aboca a su propio desastre, sin saber advertirlo, son ya una buena prueba…

             ¡Madre de los Desamparados!, ruega por nosotros. Nadie está desamparado por Dios, Nadie es desamparado por María. Hay muchos desamparados… El mundo, “la sociedad”, el vil dinero, los intereses creados, la falta de corazón, ¡el mundo que ha dejado a Dios!, ¡el mundo cerrado a la acción del Espíritu!, es el germen cruel que desampara, que carece de sensibilidad, que se hace cada cual el lobo que se devora a sí mismo. En medio de esa debacle, MARÍA es invocada MADRE DE LOS DESAMPARADOS…, madre que pone su mano en el rostro demacrado de los necesitados, acompañante de los inmigrantes que deambulan sin norte, de los enfermos abocados a una muerte cercana, a la mujer humillada y maltratada, a los niños hechos negocio de los inmorales, a los mafiosos sin corazón… Si pudiéramos entrar en los entresijos de todos ellos, y de todos los demás, hasta podríamos encontrar en sus repliegues una imagen de María, un recuerdo nostálgico de aquellas veces que le cantaron a la Madre. Por eso hoy, nuestra oración por ese mundo convicto de pecado, de injusticia y de condena, se dirige a María, Madre de los desamparados.

             Sigo en el mismo lugar, en la misma escena, con la mirada detenida en los sentimientos de Jesús, ante aquel joven RICO, que era tan “rico” que no pudo, ni supo, ni quiso dejarse a sí mismo, “vender” su falsa posesión de sí, para poder seguir a Cristo, sin el peso del lastre de sí mismo (que era su peor “bien”…, su auténtico mal). Con el dinero podría haber hecho mucho bien: ¡darlo a los pobres…, ganar otro “tesoro” en el Reino. No era el dinero el obstáculo (aunque siempre dificulta). El obstáculo fue él mismo, su amor propio, su incapacidad de ceder, su “posesión” de quien es capaz de tirar por la borda el ideal (con el que se había presentado), y hasta sufrir el propio trauma de su fracaso…, pero conservando su YO… Como las serpientes, que todo pueden cederlo menor la cabeza…
             Jesús se había quedado herido internamente por ese hombre. Y habló solo en voz alta: ¡Qué difícil que los que poseen riquezas entren el Reino! Los apóstoles casi se escandalizan y salen al paso: Entonces, ¿quién puede salvarse? Jesús no disminuye un ápice su expresión sino que la explica drásticamente: Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el Reino. Y como ellos más y más se pasmaban, Jesús matiza y pone una luz de salida: A los hombres les es imposible. No es imposible a Dios. Dios todo lo puede.
             Los hombres, afincados en su YO, en sus soluciones, en sus proyectos, en su endiosamiento, en su terrible soberbia, no tienen salida. Pero Dios lo puede todo. Y se me viene a la mente la figura que nos trasmite el P. Cué en su famoso “Cristo roto”: a Dios todo le es posible, aunque no todo con mano de terciopelo. A Saulo tuvo que hacerle morder el polvo y quedarse ciego rodando por los suelos. También era mano de Dios, amor inmenso de Dios, “vaso de elección”, pero tan soberbio y engreído que allí no valían otras formas. Y para Dios todo es posible pero no deja Dios de actuar –cuando sea necesario- de modo traumatizante. A la larga es el gran beso, la gran caricia de Dios. En el momento es el enorme fracaso…, casi a punto de que Saulo blasfeme… Pero Saulo siente que allí hay algo mayor y mejor, y en vez de encabritarse, se sume en una humilde pregunta: ¿Quién eres…, qué quieres?

             En efecto, para Dios todo es posible. Lo que pasa es que Dios tiene dos manos, dos brazos. Igualmente amorosos. Pero distintos en su modo de hacer. Y uno es el que abraza a Teresa de Lisieux…, otro el que ha de usar con Agustín de Hipona. Y a los dos los conduce a las alturas de la santidad.

lunes, 26 de mayo de 2014

ZENIT, 16 mayo: el Papa en la Mezquita

Discurso del Santo Padre
Excelencia, queridos amigos Musulmanes:
Me complace poder encontrarme con ustedes en este lugar sagrado. Les agradezco de corazón la cortés invitación que me han dirigido y, en particular, le doy las gracia a Usted, Excelencia, y al Presidente del Consejo Supremo Musulmán.
Siguiendo las huellas de mis Predecesores y, sobre todo, la luminosa estela dejada por el viaje de Pablo VI, hace ya cincuenta años –el primer viaje de un Papa a Tierra Santa–, he tenido mucho interés en venir como peregrino a visitar los lugares que han visto la presencia terrena de Jesucristo. Pero mi peregrinación no sería completa si no incluyese también el encuentro con las personas y comunidades que viven en esta Tierra, y por eso, me alegro de poder estar con Ustedes, Amigos Musulmanes.
En este momento me viene a la mente la figura de Abrahan, que vivió como peregrino en estas tierras. Musulmanes, cristianos y judíos reconocen a Abrahan, si bien cada uno de manera diferente, como padre en la fe y un gran ejemplo a imitar. Él se hizo peregrino, dejando a su gente, su casa, para emprender la aventura espiritual a la que Dios lo llamaba.
Un peregrino es una persona que se hace pobre, que se pone en camino, que persigue una meta grande apasionadamente, que vive de la esperanza de una promesa recibida (cf.Hb11,8- 19). Así era Abrahán, y ésa debería ser también nuestra actitud espiritual. Nunca podemos considerarnos autosuficientes, dueños de nuestra vida; no podemos limitarnos a quedarnos encerrados, seguros de nuestras convicciones. Ante el misterio de Dios, todos somos pobres, sentimos que tenemos que estar siempre dispuestos a salir de nosotros mismos, dóciles a la llamada que Dios nos hace, abiertos al futuro que Él quiere construir para nosotros.
En nuestra peregrinación terrena no estamos solos: nos encontramos con otros hermanos, a veces compartimos con ellos un tramo del camino, otras veces hacemos juntos una pausa reparadora. Así es el encuentro de hoy, y lo vivo con particular gratitud: se trata de un agradable descanso juntos, que ha sido posible gracias a su hospitalidad, en esa peregrinación que es nuestra vida y la de nuestras comunidades. Vivimos una comunicación y un intercambio fraterno que pueden reponernos y darnos nuevas fuerzas para afrontar los retos comunes que se nos plantean.
De hecho, no podemos olvidar que la peregrinación de Abrahán ha sido también una llamada a la justicia: Dios ha querido que sea testigo de su actuación e imitador suyo. También nosotros quisiéramos ser testigos de la acción de Dios en el mundo y por eso, precisamente en este encuentro, oímos resonar intensamente la llamada a ser agentes de paz y de justicia, a implorar en la oración estos dones y a aprender de lo alto la misericordia, la grandeza de ánimo, la compasión.
Queridos amigos, desde este lugar santo lanzo un vehemente llamamiento a todas las personas y comunidades que se reconocen en Abrahán:
Respetémonos y amémonos los unos a los otros como hermanos y hermanas. Aprendamos a comprender el dolor del otro. Que nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia. Trabajemos juntos por la justicia y por la paz.

¡Salam!

26 mayo: Ve y vende todo

La pobreza real
             Unas lecturas que se bastan por sí mismas. La primera de Hech 16, 11-15, que cuentan un periplo viajero de Pablo, hasta detener la acción en Filipos de Macedonia. Allí hablaba Pablo a la gente y una mujer, Lidia, se siente tocada por la palabra de Pablo y pide el bautismo para ella y para toda su familia, e insiste a Pablo para que traslade su estancia al propio domicilio de ellos. Como puntos a pensar: Lidia no se conforma con el bien espiritual de ella; lo amplía a todos los suyos. Otro aspecto que puede intuirse: no sólo se trataría de personas adultas que pueden elegir el sí o el no. Podría haber también pequeños. Y entonces el bautismo al que aún no tiene capacidad de decidir por sí mismo tiene un valor, siempre que los mayores asuman la formación y educación de tal menor. De otra manera no tiene mucho sentido porque –por decirlo así- la “satisfacción” es puramente “espiritual” del que consigue ese bautismo. Pero si se valora el Bautismo en lo que es de verdad –una consagración de vida- sería casi “profanar” lo sagrado cuando el bautizado se queda bautizado…, pero en la práctica no vuelve a tomar conciencia de aquel sacramento (realidad sagrada) que le cayó encima como podían haberle puesto una camisa que se queda vieja y se tira.
             Se comprende que las personas creyentes y que valoran los sacramentos (y sufren el dolor de sus menores no bautizados), prefirieran –si les fuera posible- llevarse al niño y bautizarlo “de matute” sin que nadie se entere. Pero es una satisfacción efímera, porque el tema que hay debajo es mucho más grave: los propios padres del niño, que pueden ser ajenos y aun reacios a esas sagradas prácticas de una fe creyente. Y el niño crece –en lo espiritual- como simple ovejita bautizada…
             En Evangelio, de San Juan (15,26-16.4) vuelve a insistir en el Espíritu Santo, que Jesús nos enviará desde el Padre, y que será en nosotros Espíritu de Verdad. Él dará testimonio de Jesús en la persona que recibe ese Espíritu, y a su vez esas personas así “tocadas” serán testimonio de Jesús. Se diría en breve expresión: el que se ha encontrado con Cristo, ya no puede dejar de amar a Cristo y de hablar de Cristo. Y eso, aunque surjan tiempos difíciles, de persecución abierta o solapada. Y hasta cuando llega la situación de amenaza de muerte por haber dado ese testimonio de Jesús.

             No salgo fácilmente de Mc 10, 23. El joven rico se ha marchado, con su trauma de incapacidad para realizar lo que parecía que tenía tan a la mano: irse tras de Jesús. Pero cuando Jesús le puso delante una disyuntiva: Jesús o el dinero, el pobre anónimo agachó la cabeza y escogió “su riqueza”. ¡Había fracasado vergonzosamente! Y Jesús se quedó también chafado. Había puesto mucha ilusión en aquel muchacho, y se había encontrado con las espaldas del que huye.
             Me hago una reflexión: estamos en un templo normal, gentes normales con fe normal… Se lee este evangelio en el que Jesús dice: ¡qué difícil va ser entrar en el Reino a los ricos…! E imagino a esas gentes normales “desconectando”: aquello no va con ellos. Ellos son normales, no son ricos…, y no se puede vender todo para dar todo a los pobres. El resto, que predica el sacerdote, ya está desconectado.
             ¡Ojo!..., que esas gentes son “tan normales” que ya se han hecho “ricos”. “Conmigo no va eso! -¿Y si buscamos en las alforjas de esos “normales”? A lo mejor son tan “normales” que se consideran mejores y más acertados que su vecino de banco en el templo. Tan normales que “su grupo” es el mejor. “Tan normales” que no ceden un ápice de “su sitio”, “su misión”, “su modo de ver”, “su juicio sobre lo demás”… Tan normales que su amor propio está sobresaliendo por encima de todo, de todos, y de todas las formas de alrededor. Y se van a sus casas y “llevan la razón” ellos, las cosas bien hechas son las que hacen ellos… Lo que hay “fuera” siempre es deficiente… O sea: poseen un “capital” de amor propio que no cabe en el Banco de España. Son mucho más ricos que cualquier rico.
             Traslado el tema a un mendigo que quiere “tal limosna” en efectivo, que no acepta un comedor social, que vive del engaño (porque incluso cobra su pensión menor o más pequeña), que desprecia al mundo “de los ricos” [que para él son “todos los demás], que no acepta una palabra que palie su necesidad. Puede ser que sea pobre de valor humano, pero tiene una “riqueza” con la que no acepta más que lo que pretende obtener.

             Y así podemos ir cambiando de escenarios. Con lo que quiero llevar a que este relato del “joven rico” no se queda tan lejos de nadie, porque por una cosa o por otra, todos reunimos un “capital” de “YO” que nos hace ricos…, de los que vuelven las espaldas al Reino verdadero de Jesús.

             La figura de MARÍA nos lleva al mundo del pobre de Yahwé, el que sólo se confía a Dios, cede de sí todo lo que hay que ceder, camina a oscuras y sin entender, pero cara al viento y el corazón abierto para recoger todo lo más ininteligible, pero conservado ahí dentro para irlo regurgitando ante Dios, sin haberse reservado a sí mismo nada de nada. ESA ES MARÍA. Eso define la vida de María. Humilde como su mirada al suelo y su corazón al Cielo… Habiendo dejado todo, aún a sí misma, con tal de que emerja la Palabra de Dios, la voluntad de Dios practicada y vivida.

domingo, 25 de mayo de 2014

25 mayo: Fe y esperanza

Dad razón de vuestra fe
             Llegamos al 6º domingo de Pascua, que ya está centrándonos sobre el Espíritu Santo. En la 1ª lectura Felipe ha llegado a Samaria y allí han aceptado la fe que él ha predicado: la fe en Jesús Salvador. Entonces Pedro y Juan van hasta allí e imponen las manos para que reciban al Espíritu Santo (pues hasta entonces sólo conservaban un bautismo en el nombre de Jesús).
             En el Evangelio de hoy es el propio Jesús quien habla de su marcha como paso previo al envío del Espíritu Santo, la Presencia de Dios que va a quedar tras la Ascensión de Jesucristo. Mientras Jesús esté en Palestina, está ahí en un rincón geográfico del orbe. Cuando Él ascienda y se vaya, estará presente en todo el mundo, en la catolicidad del orbe entero. Y su Presencia será el Espíritu Santo, quien desde dentro de nosotros mismos nos va a ir haciendo brotar la luz y la fuerza que vamos a necesitar. El Señor no nos va a dejar desamparados.
             Hay una palabra de la 2ª lectura que puede ser importante en este día, precisamente por ese Espíritu de Dios en nosotros. Dice Pedro a sus fieles: estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza. Parte de un supuesto: la fe y la esperanza de esos fieles a quienes se dirige. Parte de una realidad de la que nosotros también podemos hablar: tenemos fe; tenemos esperanza. En razón de ello vivimos nuestra vida cristiana, nuestro mundo espiritual nuestra realidad interior, nuestra práctica religiosa. Pero Pedro va más allá: no es sólo que cada uno tenga una fe, practique una forma religiosa, crea y espere… Lo que San Pedro pide a sus fieles es que estén prontos a dar razón de su esperanza.
             Y no es solamente que ahí dentro del alma se tenga esa fe y esa esperanza. Se trata de que se sepa fundamentar, de que se sepa expresar, de que se sepa dar razón de lo que creemos y de lo que esperamos. Y ahí es, posiblemente, en donde nos toque mirar más hacia adentro, máxime si nos situamos en el momento actual en el que hay tantos ataques a la fe de la Iglesia.
             No puede ser que nos quedemos en un personal creer, sino en saber defender nuestra fe y por qué vivimos la esperanza, aun en medio de un ambiente hostil. Por qué creemos y esperamos cuando lo que nos está envolviendo es un clima contrario. Por qué podemos seguir creyendo aunque parece que nos han cortado la trama, y se ridiculiza tanto lo que son nuestros principios y nuestra razón de esperar.
             Está en juego algo tan a la mano como esa sensación de que leemos el Evangelio “y no sacamos nada”… ¿Cómo es posible que en nuestro derredor cada persona defienda sus ideologías y nos dejen sin palabras? ¿Cómo es posible que en la familia no haya respuesta a la invasión de ideas nuevas con las que viene envenenada nuestra juventud…, unos por estudiantes universitarios; otros por trabajadores a los que se les ha inoculado la idea de que todos los males vienen de la Iglesia?
             Aquí es donde San Pedro nos está pidiendo hoy que tomemos tan en serio fundamentar nuestra fe, que podamos y sepamos dar razón de ella. Y si hay una fe bien asentada, viviremos una esperanza cierta frente a los calumniadores que denigran nuestra conducta… (son palabras de Pedro).
             Y como aterrizaje forzoso, esta es la realidad que nos aporta cada Eucaristía. No estamos aquí “oyendo Misa”…, como tantas veces se dice. Ni siquiera estamos “participando de una Misa ceremoniosa”, que nos agrade más o menos. Lo que Jesús hace en este momento es actualizar todo lo que ha quedado sabido, practicado, devotamente vivido. La Eucaristía nos está llevando a dar razón de nuestra esperanza, porque una vez cargadas aquí las pilas del alma, ahora hemos de vivir la esperanza en cada instante del día. Se explican las lecturas… No es si el predicador lo hizo mejor o peor…, sino qué captamos en nuestro interior…; qué hemos sentido dentro y qué ha alimentado y enriquecido nuestra fe, y en qué hemos sentido cuestionada nuestra forma de vida y de práctica espiritual. La Eucaristía es un punto de inflexión en la vida de cada persona, porque ahí está la raíz –el Sacramento- de nuestra fe…, y ahí la resurrección de Cristo de entre los muertos, que es lo que nos hace sentir la esperanza más profunda, porque no estamos en el hoyo del fracaso, sino emergiendo sobre una sociedad que se ahora en su propio pantano. Mucho más tendremos que hacer por formarnos, por ahondar nuestros conocimientos, por poner sobre el tapete que no es lo mismo lo que nos bastó hace 20 o 50 años que lo que se nos exige hoy en una sociedad mucho más globalizada e influida por los medios de comunicación.
 

             A la Virgen se le da el título de ESPERANZA. En diversas partes, bajo diversas formas, se multiplica ese sentimiento de María, Señora de la Esperanza. Precisamente porque domina la desesperanza en una sociedad sin luces que iluminen, necesitamos tanto más de quien vivió la esperanza y la proyectó hacia fuera… María miró hacia arriba. María no se quedó con la mirada pegada al suelo. No se encerró en una tristeza. No dio por perdido nada, ni siquiera cuando le arrebataban cruelmente la vida del hijo, y la lanza le atravesaba a Ella su propio corazón. María fue siempre una bandera que nos hizo mirar hacia arriba. EN ELLA, NUESTRA ESPERANZA.

sábado, 24 de mayo de 2014

ZENIT, 24 mayo: el Papa en Israel

Texto completo de la homilía de Santo Padre en la misa del Estadio de Amán
24 de mayo de 2014 (Zenit.org) - En el Evangelio hemos escuchado la promesa de Jesús a sus discípulos: “Yo le pediré al Padre que les envíe otro Paráclito, que esté siempre con ustedes” (Jn 14,16). El primer Paráclito es el mismo Jesús; el “otro” es el Espíritu Santo.
Aquí nos encontramos no muy lejos del lugar en el que el Espíritu Santo descendió con su fuerza sobre Jesús de Nazaret, después del bautismo de Juan en el Jordán (cf. Mt 3,16), donde hoy me acercaré. Así pues, el Evangelio de este domingo, y también este lugar, al que, gracias a Dios, he venido en peregrinación, nos invitan a meditar sobre el Espíritu Santo, sobre su obra en Cristo y en nosotros, y que podemos resumir de esta forma: el Espíritu realiza tres acciones: prepara, unge y envía.
En el momento del bautismo, el Espíritu se posa sobre Jesús para prepararlo a su misión de salvación, misión caracterizada por el estilo del Siervo manso y humilde, dispuesto a compartir y a entregarse totalmente. Pero el Espíritu Santo, presente desde el principio de la historia de la salvación, ya había obrado en Jesús en el momento de su concepción en el seno virginal de María de Nazaret, realizando la obra admirable de la Encarnación: “El Espíritu Santo te llenará, te cubrirá con su sombra –dice el Ángel a María- y tú darás a luz un Hijo y le pondrás por nombre Jesús” (cf. Lc 1,35). Después, el Espíritu actuó en Simeón y Ana el día de la presentación de Jesús en el Templo (cf. Lc 2,22). Ambos a la espera del Mesías, ambos inspirados por el Espíritu Santo, Simeón y Ana, al ver al Niño, intuyen que Él es el Esperado por todo el pueblo. En la actitud profética de los dos videntes se expresa la alegría del encuentro con el Redentor y se realiza en cierto sentido una preparación del encuentro del Mesías con el pueblo.
Las diversas intervenciones del Espíritu Santo forman parte de una acción armónica, de un único proyecto divino de amor. La misión del Espíritu Santo consiste en generar armonía –Él mismo es armonía– y obrar la paz en situaciones diversas y entre individuos diferentes. La diversidad de personas y de ideas no debe provocar rechazo o crear obstáculos, porque la variedad es siempre una riqueza. Por tanto, hoy invocamos con corazón ardiente al Espíritu Santo pidiéndole que prepare el camino de la paz y de la unidad.
En segundo lugar, el Espíritu Santo unge. Ha ungido interiormente a Jesús, y unge a los discípulos, para que tengan los mismos sentimientos de Jesús y puedan así asumir en su vida las actitudes que favorecen la paz y la comunión. Con la unción del Espíritu, la santidad de Jesucristo se imprime en nuestra humanidad y nos hace capaces de amar a los hermanos con el mismo amor con que Dios nos ama. Por tanto, es necesario realizar gestos de humildad, de fraternidad, de perdón, de reconciliación. Estos gestos son premisa y condición para una paz auténtica, sólida y duradera. Pidamos al Padre que nos unja para que seamos plenamente hijos suyos, cada vez más conformados con Cristo, para sentirnos todos hermanos y así alejar de nosotros rencores y divisiones, ypoder amarnos fraternamente. Es lo que nos pide Jesús en el Evangelio: “Si me aman, guardarán mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que les dé otro Paráclito, que esté siempre con ustedes” (Jn 14,15-16).
Y, finalmente, el Espíritu envía. Jesús es el Enviado, lleno del Espíritu del Padre. Ungidos por el mismo Espíritu, también nosotros somos enviados como mensajeros y testigos de paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de nosotros como mensajeros de paz, como testigos de paz! Es una necesidad que tiene el mundo. También el mundo nos pide hacer esto: llevar la paz, testimoniar la paz.
La paz no se puede comprar, no se vende. La paz es un don que hemos de buscar con paciencia y construir “artesanalmente” mediante pequeños y grandes gestos en nuestra vida cotidiana. El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano; si no olvidamos que tenemos un único Padre en el cielo y que somos todos sus hijos, hechos a su imagen y semejanza.
Con este espíritu, abrazo a todos ustedes: al Patriarca, a los hermanos Obispos, a los sacerdotes, a las personas consagradas, a los fieles laicos, así como a los niños que hoy reciben la Primera Comunión y a sus familiares. Mi corazón se dirige también a los numerosos refugiados cristianos; también todos nosotros, con nuestro corazón, dirijámonos a ellos, a los numerosos refugiados cristianos provenientes de Palestina, de Siria y de Iraq: lleven a sus familias y comunidades mi saludo y mi cercanía.

Queridos amigos, queridos hermanos, el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en el Jordán y dio inicio a su obra de redención para librar al mundo del pecado y de la muerte. A Él le pedimos que prepare nuestros corazones al encuentro con los hermanos más allá de las diferencias de ideas, lengua, cultura, religión; que unja todo nuestro ser con el aceite de la misericordia que cura las heridas de los errores, de las incomprensiones, de las controversias; la gracia de enviarnos, con humildad y mansedumbre, a los caminos, arriesgados pero fecundos, de la búsqueda de la paz. Amén.

24 mayo: Virgen del Camino

CAMINANDO
             Hoy celebramos los jesuitas una advocación mariana de especial devoción: Nuestra Señora de la Estrada (o “del Camino”). Un icono de la Virgen que se veneraba en una Capilla que había en el camino del Capitolio, San Ignacio y sus compañeros la tuvieron en mucha consideración y oraron muchas veces ante ella. El Papa Pablo III concedió a los jesuitas trasladar dicha imagen a la Iglesia del Gesú, que fue el primer templo jesuítico en Roma. Y esa imagen fue canónicamente coronada en 1638, y es muy venerada por los fieles. Puede tener el valor simbólico de la vida como Camino, o de María en el Camino de cada persona. Y desde luego así la sentimos los que caminamos en esta nuestra vocación.

             No se despega de tal ambiente de caminar la primera lectura que hoy trae la liturgia continua (Hech 16, 1-10), que nos presenta a Pablo yendo de un sitio a otro, y con una particularidad especial: que intenta entrar en dos ciudades y “se lo impide el Espíritu Santo”. Un dicho que no queda explicado en ningún otro lugar, y que no se sabe a qué responde. Puestos a pensar podría ser una enfermedad inoportuna, una oposición de los habitantes del lugar, una tormenta… Lo serio no es la causa sino “la lectura” que Pablo hace de esa causa. No culpa a nadie, no explica nada, pero sabe “leer” en clave de providencia. Recuerda al discípulo amado que –tras sucesos determinados, mejores y peores, concluye reconociendo que “es el Señor”. También esos son caminos en la vida de un fiel creyente. No cae un cabello sin que Dios lo apruebe. Y ahí está todo lo que se puede traducir por una presencia del Espíritu del Señor.
             En el Evangelio (Jn 15,18) advierte Jesús –y bien podríamos interpretarlo como continuidad de la idea anterior- que el discípulo no es más que su maestro y que por donde ha pasado al amo, por ahí va el siervo. En la medida que seamos más fieles al evangelio, seremos más perseguidos e incomprendidos. Si no somos “del mundo”, el mundo nos odia. Y Jesús nos ha escogido y nos ha sacado el mundo. Ahora nos toca guardar su Palabra.

             En la continuación de Marcos que venimos haciendo, después del tema de la fidelidad matrimonial, Jesús se encuentra con muchas madres que les traen a sus hijos para que Jesús los bendiga imponiéndoles las manos. Jesús va más allá y los abraza. Los discípulos interpretan que eso es una molestia para el Maestro y tratan de impedirlo, pero Jesús les detiene ese intento y les dice que dejen a los niños acercarse a Él. Y la razón es muy sencilla: el niño entiende lo que no entienden los mayores… O también, de otra manera, o los mayores acogen el Reino con simplicidad de niños, o no podrán acoger de corazón la enseñanza de Jesús.
             Y viene –como de la mano- un joven que podría ser de esos que viven la simplicidad de la fe, porque llega por su cuenta a preguntarle a Jesús qué ha de hacer para tener vida eterna. Jesús, respetuoso con su realidad de joven judío, le responde en clave judía: guarda los mandamientos (con la particularidad de que Jesús sólo le hace referencia a los que miran al prójimo). Y el joven confiesa con sencillez que eso lo ha vivido siempre, lo cual le gana el cariño de Jesús, que fija en él una mirada llena de amor. Y de esperanza. Tenía ante los ojos un muchacho que podía ser de los que son aptos para el Reino de Dios.
             Pero Jesús no se deja llevar de impresiones primeras, aunque esté inclinado a favor…, y le pone la prueba decisiva de la elección: si es que buscar el camino más perfecto…, si es que buscas el Reino de Dios en mi seguimiento, anda, ve, dale tu dinero a los pobres…, y luego vuelves y te vienes conmigo. Era “la prueba del algodón”. El muchacho aquel era –ya se le veía por su porte y vestimenta- un niño rico, y había que entrarle por ahí para probar su fidelidad y su decisión. Y vino Jesús a dar en el clavo para saber lo que había de fondo. Porque no dudaba que aquel muchacho venía a ofrecerse. Pero los hay que quieren conservarse a sí mismos mientras  creen querer seguir a Jesús. Jesús le ha dado en la línea de flotación. Y en la línea de la plena sinceridad. El muchacho se entristece porque se le viene abajo su deseo, y se marcha de mal humor (porque al fin y al cabo, ha fracasado).

             Yo pretendo poner ahora esto en niveles de inteligibilidad práctica, no sea que nos escurramos con el pretexto de que “no somos ricos” y, por tanto, no nos llega a nosotros el tema. Yo me pongo ante situaciones concretas de elección de cara a la verdad: una pareja que está sospechando muy fundadamente que su futura unión está abocada al fracaso. Unos casados que ven que se va al traste su matrimonio por no saber ceder. Unos jóvenes que sienten el gusanillo de una llamada de Dios…, pero el mundo de hoy no les favorece su deseo. Ante todos ellos pongo yo este episodio evangélico: y no es si tienen dinero o no, sino si su egoísmo, su amor propio, su ofuscación, sus temores…, les hace dar media vuelta y no quieren saber más (aunque lleven dentro la tristeza del fracaso del querer y no saber; del saber y no querer). ¿Podría ser una forma práctica de entender este evangelio de modo vivo y actual?  Es también tema de “CAMINO”.

viernes, 23 de mayo de 2014

23 mayo: "El Espíritu y nosotros"

Dos conclusiones definitivas
             Tras el Concilio de Jerusalén, los apóstoles envían a cristianos cualificados que acompañen a Pablo y Bernabé hasta Antioquía, en donde se había producido el movimiento judaizante que pedía la circuncisión como paso previo a la entrara de gentiles en la nueva fe de Cristo. Y quienes llevan la autoridad y representación “del Concilio” reúnen a todos y les dice: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que las indispensables: que no os contaminéis con la idolatría, que no comáis carne y sangre de animales estrangulados y que os abstengáis de la fornicación”. No es un mero parecer. No es una opinión. No es un proyecto humano: Han orado, han estudiado, han sopesado y han vuelto a orar… El Espíritu Santo ha estado metido en medio. Y esta palabra revelada por Dios en el libro sagrado (Hechos 15, 22-31) da pie al valor de un Concilio general o ecuménico, en el quje se desenvuelve todo –en medio de las realidades humanas- bajo la guía e intervención del Espíritu Santo.
             En el Evangelio de hoy (Jn 15, 12-17) tenemos un ramillete de afirmaciones de Jesús: Mi mandamiento: que os améis unos a otros como Yo os he amado. Éste final es la gran novedad y esencial aportación del cristianismo. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por la persona amada. Ya no os llamo siervos (el siervo no sabe lo que hace su amo); os llamo amigos porque os he dado todo lo que mi Padre me dio a conocer. Os he elegido yo a vosotros, y os elijo para que deis fruto abundante y duradero. Y para que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé.
             Es fácil pensar que no hay nada que explicar.

             Jesús se trasladó cerca del Jordán en la región de Judea (sur de Palestina). Los fariseos surgen allí con una pregunta de pega: ¿Es lícito al hombre divorciarse de mujer? Jesús quiere que ellos mismos se den la respuesta, de acuerdo con los textos primitivos. Pero ellos se agarran a una excepción: Moisés permitió dar libelo de divorcio y repudiar a la mujer. Y Jesús tiene que salirles al paso: Por vuestra dureza de corazón lo permitió. Pero al comienzo no fue así.  Jesús quiere irse a los inicios, a lo que Dios hizo, a los planes de Dios…, a aquella “institución” de la pareja humana, hecha para amarase, completarse y crear vida, aun a costa de dejar su primer hogar, pero con la ilusión de crear el propio nuevo hogar… Esos fueron los planes de Dios. De ahí que un divorcio y un repudio –que no entra en el proyecto de Dios-, crea una situación grave para él y para ella: que si se unen a terceras personas, son adúlteros. [Jesús no entendía de esas mentiras con las que hoy se disimula todo: “rehacer la vida” o formulaciones engañosas de una sociedad subida al pedestal de la mentira].
             Dejó a los fariseos, se retiró con sus apóstoles, y ellos mismos insistieron en el tema. Jesús les respondió exactamente igual, sin cambiar palabra. En otro evangelista surge en ellos una conclusión muy humana: pues si eso es así, no merece la pena casarse. Lo que da lugar a una interesante disquisición de Jesús, que ni afirma tajante ni niega tajante. Explica. Hay eunucos [incapaces de matrimonio] que así nacieron desde el seno de su madre. [Sería delicado entrar en tema tan álgido en los momentos actuales]. Ampliando el concepto hasta realidades comprobadas y judicialmente declaradas, hay personas tan egoístas, tan cerradas sobre sí, tan madreras…, tan atadas a prejuicios, tan incapaces de compartir la vida con otros, que son “eunucos desde su nacimiento”. Son personas biológica, morfológica o psicológicamente imposibilitados para el matrimonio de hombre y mujer.
Hay eunucos que lo son por obra de los hombres. Aberraciones de poderes humanos, conveniencias sociales, etc. Personas castradas desde fuera e inutilizadas para el matrimonio.
Y hay eunucos que a sí mismos se hicieron tales por el Reino de los Cielos. Aquí está el celibato. Aquí está esa fuerza superior…, ese amor superior…, que lleva a renunciar al matrimonio, no por un menor aprecio de él sino por un muchísimo más alto aprecio del Reino. Se renuncia al matrimonio de hombre-mujer, porque otro amor más alto ha ganado el corazón. Se renuncia a unos hijos propios, porque otra paternidad abre el alma a una familia amplia. Se deja el hogar familiar para vivir otro distinto hogar de muy diversas características, y de una fecundidad superior. Uno se hace “eunuco” en persecución de un amor mucho más grande, al que se quiere dar el todo de uno mismo. El celibato es un don de Dios. Es evidente que debe ser ese celibato por el Reino y para el Reino.
 

MARÍA fue célibe. Desposada pero célibe. En sus planes primeros su corazón estaba puesto en un hogar, en unos hijos nacidos de su matrimonio con José. Pero Dios se metió por medio. El Reino la reclamaba…, le pedía ser “eunuco” porque era Dios mismo quien se quería asentar en ella, y eso no dejaba lugar a otra cosa. Y María se sintió llamada a ser pieza de ese Reino en las manos de Dios y por el AMOR A DIOS. Y esa sublimación de su vida la dispuso a no querer ya otra cosa sino que se hiciera en ella según la palabra de Dios.

jueves, 22 de mayo de 2014

ZENIT 22 mayo: En Santa Marta

ALGÚN ERROR SE HA ESCURRIDO POR AHÍ:
Para salir de ese error:
LA NOVENA DEL SAGRADO CORAZÓN
espero tenerla yo este año (P. Cantero),
si el Señor me da salud y posibilidades.
la vocación cristiana es permanecer en el amor de Dios
El santo padre Francisco en la homilí­a de este jueves: 'el amor a Jesús nos lleva a cumplir los mandamientos de manera natural'. La alegría es un sello del cristiano
22 de mayo de 2014 (Zenit.org) - La alegría es "el sigilo del cristiano", también en los dolores y en las tribulaciones. Así lo ha afirmado el Santo Padre en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. Además, el Papa ha reiterado que es imposible que un cristiano sea triste y ha subrayado que es el Espíritu Santo quien nos enseña a amar y nos llena de alegría.
Francisco ha recordado que Jesús antes de subir al Cielo habló de muchas cosas, pero se detenía siempre en "tres palabras clave": paz, amor y alegría. Sobre la paz, indica el Papa, Jesús "decía que no nos da la paz como nos la da el mundo", sino que nos da una "paz para siempre". Sobre el amor dijo muchas veces "que el mandamiento era amar a Dios y amar al prójimo" y ha hecho casi un "protocolo", en Mateo 25, "sobre el que todos seremos juzgados". Así, señalado el Evagelio de hoy, Francisco ha indicado que "Jesús sobre el amor dice una cosa nueva: 'no solo amad, sino permaneced en mi amor'".
El Pontífice ha explicado que "la vocación cristiana es esto: permanecer en el amor de Dios, es decir, respirar, vivir de ese oxígeno, vivir de ese aire. Y con esto cierra la profundidad de su discursos sobre el amor y va adelante. ¿Y cómo es el amor? 'Como el Padre me ha amado, también yo les he amado'. Y un amor que viene del Padre. La relación de amor entre Él y el Padre es también una relación de amor entre Él y nosotros. Y a nosotros nos pide que permanezcamos en este amor, que viene del Padre".
"Una paz -ha proseguido- que no viene del mundo, la da Él, que viene del Padre". De este modo, Francisco se ha detenido sobre la exhortación de Jesús: "permaneced en mi amor". El signo de que nosotros "permanecemos en el amor de Jesús", ha destacado el Papa, "es cumpir los mandamientos", no basta seguirle. "Cuando nosotros permanecemos en el amor, son los mandamiento que vienen solos, del amor". El amor, "nos lleva a cumplir los mandamientos, así, naturalmente. La raíz del amor florece en los mandamientos", ha explicado. Y estos, son "como el hilo" que une una "cadena: el Padre, Jesús, nosotros".
Por otro lado, el Pontífice ha proseguido hablando de la alegría: "la alegría, que es como el signo del cristiano. Un cristiano sin alegría o no es cristiano o está enfermo. ¡No hay otra! ¡Su salud no va bien allí! La salud cristiana. ¡La alegría! Un vez dije que hay cristianos con cara de pimientos en vinagre...¡Siempre la cara así! También el alma así, ¡esto es feo! Estos no son cristianos. Un cristiano sin alegría no es cristiano. Es como el sello del cristiano, la alegría. También en los dolores, en las tribulaciones, en las persecuciones".
Haciendo referencia a los primeros mártires, Francisco ha recordado que se decía que iban "al martirio como si fueran de boda". Es la alegría del cristiano "que guarda la paz y guarda el amor", ha señalado. Paz, amor y alegría, "tres palabras que Jesús nos deja". Y ha añadido que esta paz y este amor nos lo da el Espíritu Santo.

Y a propósito del Espíritu Santo, Francisco ha observado que es "el gran olvidado de nuestra vida". Por eso, al concluir la homilía, el Pontífice ha indicado que "yo quisiera preguntaros -pero no lo haré, ¡eh!, preguntaros: ¿cuántos de vosotros rezáis al Espíritu Santo? No levantéis la mano... Es el gran olvidado, ¡el gran olvidado! Y Él es el don, el don que nos da la paz, que nos enseña a amar y que nos llena de alegría. En la oración hemos pedido esto al Señor: 'Guarda tu don'. Hemos pedido la gracia que el Señor guarde el Espíritu Santo en nosotros. El Señor nos dé esta gracia: de guardar siempre en Espíritu Santo en nosotros, ese Espíritu que nos enseña a amar, nos llena de alegría y nos da la paz".