viernes, 30 de noviembre de 2012

SAN ANDRÉS


LA FE ENTRA POR EL OÍDO
          Hoy es día festivo en la liturgia, con la celebración de San Andrés. Fue el primer discípulo de Jesús. El primero que lo conoció, y el primero que lo dio a conocer. Estaba junto al Bautista, del era discípulo, y le escuchó a su Maestro aquellas palabras que señalaban a Jesús, que pasaba (quiere decir: sin detenerse). Dijo el  Bautista: He ahí el Cordero de Dios.  Y Andrés siguió los pasos de aquel hombre misterioso, y acabó dejándose invitar a “la casa donde vivía”.  Se quedó impactado. Y cuando regresó a su casa, su boca habló de lo que le había tocado el corazón, y se lo comunicó a su hermano Simón: Hemos hallado al Mesías. Y como Simón no se quedó muy convencido de aquella afirmación, Andrés hizo lo que hay que hacer: sin discutir ni media palabra lo llevó hasta Jesús.  Así se convirtió en el primer mensajero.  Y lo que ni él ni Simón podían sospechar era que aquel momento era decisivo en la vida de Jesús, de Simón y de la Iglesia y de nuestro cristianismo.
             Y si tomamos otro evangelista –tal como hoy es el Evangelio de la  Misa.- La barca de Simón y Andrés es la que escoge Jesús para predicar a la turba que lo seguía por la playa, son los dos que reman más adentro (a instancias de Jesús), y los primeros testigos de un milagro, el de la pesca, y los primeros llamados por Jesús para seguirle a Él. Y Andrés es uno de los que dejan la barca, las redes, y lo poco que puede tener, y se va con Jesus a iniciar esa original aventura de irse detrás del Mesías hacia donde sea. No hay una dirección concreta…, o la dirección es tan ambigua como ser pescadores de hombres, que no entendería demasiado aquel hombre. Pero con una evidente certeza: que ese hombre Jesús y Mesías, le llamaba a seguirle a Él.  Desde luego aquellas horas que estuvo con Él en su primer encuentro, ya podían serle suficientes para barruntar que merecía la pena.
             Cuando la 1ª lectura de hoy –que la toma la liturgia de San Pablo –[a los Romanos, 10, 9-18]- insiste en LA FE, en el camino de la fe…: primero es OÍR, porque si nadie en enseña o expone, no podrá ni tenerse idea del objeto de la fe. Pero mal puede enseñarse si no se va a quien debe oír y puede oír ese mensaje.  Y Andrés fue el modelo entre los apóstoles para su primera fe, aquel día en el Jordán…, y para trasmitir su experiencia emocionada a su hermano. Andrés escuchó al Bautista…, Andrés comunicó a Simón… Y entonces dice Pablo: Dichosos los pies del mensajero que proclama la buena noticia…, el EVANGELIO.
             Evangelizó… ¡Aquello sí que era “nueva evangelización”, pero partiendo de lo más novedoso y esencial, que fue que él se dejó “evangelizar”…, que él dejó que su vida se alterara bajo el impulso de la Palabra de Jesús. Después de eso, ya puede hablar.
             Y como la verdad tiene su marchamo, su “denominación de origen”, que es la que pone el sello de garantía, Andrés acabó muriendo crucificado como su Maestro Jesús…, aunque de forma distinta.  Ya sabemos que la cruz de San Andrés es en forma de aspa.  Como la verdad se demuestra por los hechos, Andrés es ciertamente testigo de la verdad.


PRESENTADO EL LIBRO:  “¿QUIÉN ES ESTE?”.
             Como estaba anunciado, ayer noche fue la presentación. La semblanza del autor del libro y la visión global de su contenido, estuvo a cargo de D. Rafael Cava Morilla, al que bien se le vio que había entrado en el contenido del mismo y que no salía del paso con una somera presentación que se despacha en dos minutos. Señaló rasgos del P. Cantero con la mayor profundidad que pudiera ser el dar unos datos biográficos.
             Luego el Padre Manuel Cantero expresó la génesis del libro 8algo que había surgido sin pensar…, sin habérselo propuesto de principio;  la razón de ser de ese título, y las profundidades que tal título lleva en “sus entrañas”.
             Y dejó colgado ahí su ilusión de un tercer título –que ya tiene prácticamente hecho- y que si Dios le da salud, sería el broche de oro de esta posible trilogía. Se abrió con una sugerente VENTANA que invitaba a asomarse, ha seguido con otra interrogante que está más allá de la primera sugerencia…: una vez asomados, lo que hay ahí fuera es una Persona adorable e inabarcable…, y si puede llegar el momento, es su sueño que TRASPASANDO LA VENTANA aparezca una amplia colección de contemplaciones desarrolladas del Evangelio.

jueves, 29 de noviembre de 2012

PRESENTACIÓN DEL LIBRO

Hoy jueves 29,
 a las 8 de la tarde,
en el SALÓN DE ACTOS de la Casa de los Jesuitas
("Centro Arrupe"), presenta su último libro:
"¿QUIÉN ES ESTE"?
el Padre Manuel Cantero S.I.

Una narración contemplativa de los misterios del ADVIENTO, NAVIDAD, PASIÓN y VIDA GLORIOSA.


Hace la presentación del autor,
D. Rafael Cava Morillo

Hacia la meta


Dos etapas de un final
          Hoy tenemos dos lecturas que expresan dos finales de etapa. Pero una de ellas, por ser la última, acaba determinando el vencedor de la prueba.
             En el Apocalipsis, en versículos separados entre sí (18, 1-2,  21-23;  19, 1-3, 9) es la caída del Imperio Romano.  A pleno pulmón se proclama por un ángel que baja del cielo, que ha caído la gran Babilonia. La que pretendió acabar con la naciente Iglesia de Cristo y, que como tantos otros reinos de la Tierra, son ellos los que caen, mientras la Iglesia sigue adelante. Es un hecho que aún no ha ocurrido históricamente, cuando se escribe este libro. Pero la profecía es de tal certeza que lo que aún no ha ocurrido seda como ya sucedido, porque los poderes del infierno no pueden contra la Roca de la Iglesia, fundamentada en Jesucristo. La que se erigió como señora y dueña imperial, no volverá a levantarse, porque ha sido aplastada por esa roca que cae sobre ella, mientras que los sones angélicos de arpas y flautas cantan gozosamente esa caída de quien se intentó oponer a Dios. [Imaginémonos a nosotros, cristianos medio apastados en el Siglo XXI, que se nos anunciara de pronto que ha caído aplastada la mafia conjunta que en este siglo se ha propuesto arrasar los valores, principios y religión católica. Y que es el nuevo momento de Dios, de las vocaciones, del renacer de una Iglesia que es justamente tratada por los medios de comunicación y los poderes públicos.  Podremos entender ese vocerío de una gran muchedumbre que cantan: Aleluya; la victoria, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios. Él ha vencido la gran prostitución de una sociedad que corrompía la tierra con sus desmanes e inmoralidades sociales, sexuales, destructores de la vida y la familia (=”fornicaciones”)… Lo que sigue, pues, en el Apocalipsis, como seguiría en nuestra realidad presente es el himno de alabanza a Dios, porque ese “humo” de la mentira, el engaño, la destrucción…, sube como humareda que queda patente a todos los siglos. Mientras tanto, dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero, el triunfo del Reinado de Dios sobre la tierra.
             Eso no ha llegado en la realidad pero es una promesa absoluta de que sucederá.
             Ese mismo tema, pero bajado ahora al pueblo judío es el que narra simbólicamente el Evangelio.  El pueblo judío, radicalmente nacionalista, se identificaba de tal modo con Jerusalén y SU TEMPLO, que la destrucción del mismo equivalía a la destrucción de Israel como Pueblo de Dios. Y aunque tampoco ha sucedido, y le quedan años hasta que suceda, Jesucristo ya lo está anunciando y previniendo.  Porque antes que el Imperio Romano caiga, ese Imperio va a arrasar el Templo y la ciudad.
             Y lo que Jesús está diciendo es que no cabe más salida que huir de la ciudad o no regresar los que está fuera.  La solución ya no estará en Jerusalén y el Templo sino en la nueva realidad que se acerca… La caída del mal, del pueblo que vive la infidelidad a su vocación, va a ser el comienzo de la SALVACIÓN. Alzad la cabeza, no os sintáis vencidos de antemano..  Lo humano está en contra… Los cristianos católicos somos maltrataos y menospreciados. A la Iglesia de Jesucristo (a todos los niveles) se les quiere hacer culpable de tocos los males. Las fuerzas del infierno (que tienen figuras humanas y mafias clarísimas universales) pretenden arrasar esta Ciudad de Dios que es la Iglesia católica.  Se acerca vuestra liberación.  Palabras de Jesucristo que no van a fallar.

Distinto es lo que nos toca a cada uno ahora, porque no se trata de una liberación que nos cae como copos desde arriba.  Tenemos que comprender que Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti, en la famosa frase de san Agustín.  Es de rabiosa actualidad este párrafo de la 2ª carta de san Pedro:  9 El Señor, en efecto, sabe librar de la prueba a los hombres piadosos, y sabe ir llevando a los malvaos  para el día del Juicio,, sobre todo, a los que, llevados por sus malos deseos, corren detrás de los placeres carnales y desprecian toda autoridad.
Estos hombres audaces y arrogantes no tienen miedo de blasfemar contra seres gloriosos, mientras los ángeles, superiores a ellos en fuerza y poder, no se atreven a maldecir ante el Señor.  Éstos, al revés, como animales, destinados a que los cacen y los maten por maldecir, hablan injuriosamente de lo que ignoran, y perecerán como esos mismos animales, Su idea del placer es la francachela a pleno día. ¡Qué asco y qué vergüenza cuando banquetean con vosotros, regodeándose en sus placeres. Se comen con los ojos a las mujerzuelas y no se hartan de pecar; engatusan a gente que insegura, se saben todas las mañas de la codicia están destinados a la maldición. Ellos abandonaron el camino recto, extraviándose tras los pasos de Balaam, hijo de Bosor, que se dejó seducir por un salario injusto; pero encontró quien le reprochara su falta: un animal de carga pronunció palabras humanas y puso freno a la insensatez del profeta. Los que obran así son fuentes sin agua, nubes arrastradas por el huracán: a ellos les está reservada la densidad de las tinieblas. Con sus palabras altisonantes y vacías, atraen, por medio de los deseos desenfrenados de la carne, a los que apenas acaban de librarse de los que viven en el error.
         Invito a seguir leyendo, meditando y profundizando, porque tiene “traducciones” muy actuales.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cosas serias


Nuevamente en el Cielo
          La visión que hoy presenta Juan vuelve al Cielo, lugar de cristal traslúcido con mat de fuego (=centelleo de las estrellas). Allí, siete ángeles para realizar los proyectos de Dios.  Allí también los mártires de Roma, los que han vencido a la bestia, a su imagen a la que es cifra de su perversidad. Llevan en sus manos ñas arpas que Dios les ha dado, y son almas resplandecientes.
             Cantan el canto de Moisés y el del Cordero.  El de Moisés (recuerdos bíblicos de la liberación de Egipto y el triunfo de Cristo). Los puntos del cántico de Moisés fueron en aquel momento histórico: 1) Dios actúa prodigiosamente.  2) El pueblo liberado es la derrota de Egipto (el símbolo de la opresión y del mal);  3) Los enemigos quedan espantados.  4) Dios da a su Pueblo la Tierra prometida.  El cántico del Cordero es la definitiva liberación de la opresión del mal, del pecado y del poder diabólico.
             Los triunfadores que cantan ese canto triunfal sobre la Bestia (el Imperio Romano) son los mártires de la Iglesia, que reconocen la supremacía de Dios sobre todo, y que su acción es justa (es acción santa, que genera santos y que defiende a los santos, a los hombres fieles a Dios), y por eso Dios no deja que venza el mal.  Por eso invita a observar sus mandamientos y que así sea reconocido el Nombre de Dios.  Y en el Nombre está su mismo Ser, su acción, su Bondad, y que todo sucede para el bien de sus hijos.

             Engarza perfectamente con el Evangelio que acaba precisamente con esas palabras de plena esperanza. Podrán ocurrir en el mundo todas las catástrofes, podrán darse todos los abusos, podremos sufrir unos y otros y que los que son fieles lleven la peor parte.  Pero que estemos siempre seguros de que Dios conserva en su poder providente hasta los pelos de nuestra cabeza.  El día que uno cae, es porque Dios ha dado su permiso. Y cuando Dios da su permiso, detrás está su providencia amorosa que transforma todo en bien de la humanidad, aunque mientras el mundo sea mundo, los soberbios acabarán machacando a los pequeños, y los llevarán a los tribunales.  Pues no os preocupéis preparando vuestra defensa con argumentos de razón ni de estrategias humanas. Allí Dios sugerirá lo que tenemos que responder.

            
             Yo me creía no solamente “evangelizado” sino un “evangelizador”. Y cuando mañana, si Dios quiere presente mi libro, “¿QUIÉN ES ESTE?”, pondré la carne en el asador para evangelizar.  Pero la pregunta que me viene acuciando es precisamente si yo estoy evangelizado.  Porque me es muy fácil orar con el Evangelio, y experimentar gozos indecibles en ese permanente descubrimiento de la Persona de Jesús.  Me resulta crucial insistir en el Evangelio a quienes están conmigo.  Pero ¿yo estoy evangelizado?
             La pregunta consiste en esto, y la traslado por si a alguien le ayudara. ¿Aplico los pensamientos de Jesús, los que me gustan y los que no? ¿Estoy actuando al modo de Jesús, con los que me son afines y con los que no) ¿Realmente estoy sintiendo que esa repetitiva nueva evangelización no se refiere al bla, bla, bla, sobre el Evangelio, sino a que el Evangelio me apriete el cinturón?  Porque la vida no me sonríe como a mí me gustaría que me sonriera…, y no porque es buena o mala o regular conmigo, sino porque yo quiero “otra sonrisa” a mi conveniencia.  Y si no es así, soslayo los principios y exigencias  evangélicas, que parece que en ese momento nom van conmigo.
             ¿Hago mis confesiones desde textos evangélicos, porque me han cogido por dentro, o sigo con mis fáciles acusaciones de niño, de “beato” que se fija más en si he cumplido o no unas cuantas cosas? Cuándo perdono, ¿perdono?  Cuando persono, ¿queda ya todo atrás o la recámara guarda los ecos de lo que ocurrió?  ¿No están ahí almacenados para el momento inoportuno?
             Si me dice Jesús que es condición indispensable para estar con Él, abnegarse, tomar MI cruz…, ¿eso es un hecho que me estoy poniendo como objetivo, con clara conciencia de que ese es el camino, y no otro?+ç
             Cuando Jesús dice de dejar padre, madre, hijos, tierras para poder ser su discípulo.., y que los muertos entierren a los muertos…, ¿me siento directamente aludido sobre mis afectos, mis dependencias, mis posesiones del corazón, o me quedo en una “comparación” exterior que ni me va ni me viene. ni me hace cambiar nada mío, y por esos siempre sigo igual de aferrado a LO MÍO, y de eso nadie me baja?
             No: o no he entendido lo que es nueva evangelización, o me lo estoy saltando bajo el señuelo de mis confesiones, rezos, Misas diarias, p devotas meditaciones evangélicas?
             Y puestos a decir, y ahora pensando hacia afuera: ¿los fieles cristianos y asiduos fieles, ¿están tomando en serio eso de tomar el evangelio y buscar ahía a Dios, a las condiciones de ser verdaderamente cristiano, al modo de Cristo, y dejándose cambiar a sí mismos y a sus costumbres personales en razón de ese Cristo y de ese Evangelio?
             Queda todavía un tema…:  La Iglesia (nosotros, vosotros y ellos), ¿está en trance de nueva evangelización…, o montada en sus tradiciones y “fábrica de servicios sacramentales”?

martes, 27 de noviembre de 2012

GRUPO DE ORACIÓN


Grupo de oración ANTE EL SANTÍSIMO
          Un germen inicial de GRUPO DE ORACIÓN ANTE EL SANTÍSIMO se está comenzando a tener en LOS MÁRTIRES por miembros del APOSTOLADO DE LA ORACIÓN, pero no cerrado a ellos, como es natural.
             Lo están haciendo desde las 11 de la mañana.
          Y lo comunican para que pueda saberse y fomentarse la idea.

         Alguna vez, que por razones de lluvias u otras eventualidades no puede alguien asistir con su presencia física, lo hará desde su propia casa, en unión espiritual.  Pero allí, en LOS MÁRTIRES –por ahora- habrá alguien del Apostolado DE LA ORACIÓN.

Lecturas simbólicas


¿Duendes de imprenta?
          Antes teníamos la escapatoria de los duendes de imprenta para tapar nuestros gazapos.  Hoy no existe eso: el ordenador es el que manda. Pero el ordenador no es tonto ni listo. El que escribe enn el ordenador es  quien acierta o se equivoca.  Pues yo me equivoqué ayer y di equivocado el nombre del presentador de mi libro. Su nombre  es RAFAEL CAVA MORILLO, Y NO “Antonio”, como escribí en las prisas… (a algo tengo que echarle la culpa)
PURO SIMBOLISMO
             Apocalipsis 14, 14-19 es puro simbolismo.  Y muy lejos de lo que pueda parecer a primera vista, sin una referencia directa a poder religioso.  Los expertos del libro que comentamos ven en estos personajes la destrucción del Imperio Romano. La nube blanca expresa una mayor altura que lo que es la tierra. Y el que se sienta sobre la nube blanca, cuya procedencia no es el Cielo, es “al modo de Ciro”, el rey de Persia, vencedor del Imperio babilónico, y por tanto muy de considerar en el ámbito de liberación del Pueblo de Dios.  Pues de la misma manera surge otro poderoso, con corona de oro que será quien venza a Roma (la actual opresora de los judíos.  Pero ese nuevo poder no se vale solo; otros “ángeles” –uno procedente del templo [quiere decir: aún más poderoso que el anterior de la corona de oro], y otro del, altar” [cuyo poder sobre “el fuego” expresa que puede ofrecer el incienso del sacrificio litúrgico; de ahí que sea como quien deja ya la puerta abierta a actuar, porque un sentido de liberación del Pueblo de Dios está ahí encerrado.  Podría decirse: que tiene el “permiso de Dios” para que ya sea el tiempo de liberar a su Pueblo]. Los “racimos de la tierra”  y “la mies de la tierra” [todo referido a terreno], expresa poderes humanos…, precisamente Roma, que va a ser segada con las diferentes hoces  de los otros poderes más fuertes.  Y se va a establecer una lucha tan mortal, que la sangre de los contendientes va a subir hasta el estribo  de los caballos, hasta llegar a vencer “la bestia”.
             Que si ahora juntamos esta descripción con la de Jesús en el Evangelio de hoy, nos resulta mucho más inteligible ese “fin del mundo” y destrucción del Templo de Jerusalén, el emblema que expresa a todo el mundo judío.  Eso que resuena espantoso para un oído judío, dice Jesús que no sea motivo de espanto ni de terror, ni de que nadie engañe. Porque el desastre de esa nación judía no es el final.  NO TENGÁIS MIEDO.
             Desde la Palabra de Jesús, el mundo no se acaba cuando acabe aquel falso poder religioso tan soberbio…, cuando sucedan tantos cataclismos y desgracias.  Detrás está siempre la nueva esperanza de un nuevo Pueblo.
              IMPOSIBILIDAD DE TIEMPO PARA SEGUIR. PERO HAY UNA NOTICIA…

lunes, 26 de noviembre de 2012

SENCILLEZ


JUEVES 29
A LAS 8 DE LA TARDE, 
PRESENTACIÓN DEL LIBRO
¿QUIÉN ES ESTE?
Del P. Manuel Cantero S.I.
Hará la presentación del autor D. Antonio Cava Morilla

UN DÍA PARA LA SENCILLEZ
          Así  se me ocurre al ver las lecturas de hoy en este lunes de la semana final del año litúrgico.
             SENCILLEZ, casi inusitada, en el Apocalipsis (14, 1,  3,  4-5) porque nos hace una narración que –dentro del género del libro- es comprensible a simple lectura:  EL CORDERO, Cristo resucitado triunfador, de pie en el monte Sión (es el que prevalece y está en posición de Señor), rodeado del mundo de los incontables elegidos y salvados, los 24 ancianos (que es casi decir lo mismo), y el estruendo que baja del Cielo como cataratas del agua del mar. O sea: notorio, bien audible, expresando todo el ejército de ángeles que tocan sus arpas y cantan ese canto que sólo pueden cantar ellos y los que están con Cristo.  Canto de felicidad, de gozo sin fin, de eternidad dichosa.

             SENCILLEZ  llamativa en la viuda del Evangelio, que es capaz de atraer la mirada y la admiración de Jesús porque aunque lo que da es materialmente mínimo, un centavo, en el concreto de esa mujer es el TODO, porque dio todo lo que ese día tenía para vivir.  Había grandes señores, notables aspavientos de ricachones muy pagados de sí mismos, con sus buenas limosnas substanciosas.  Pero eso les sobraba…  Tenían mucho más de lo que daban.  Y a Jesús no se le movió un gesto ante aquellos dones.  Pero se conmovió ante la monedita de la viuda que se le perdía entre los dedos… Pero que era más grande que nada porque era como su alma.

SENCILLEZ en el santo jesuita que hoy celebramos: San Juan Berchmans, al que bien podríamos llamar el santo de la vida cotidiana. No fue un mártir, no hizo milagros, no era un hombre destacado por sí mismo, ni brillante.  Pero hizo de lo diario el medio de dar a Dios “su monedita”…
            
             Se está hablando de a NUEVA EVANGELIZACIÓN.
             Yo quisiera saber que estamos entendiendo.
             Posiblemente, más insistir en el Evangelio.  Y eso es verdad.
             Podríamos preguntar cuántas veces nos hemos confesado con el Evangelio en la mano, de no estar viviendo…, incluso soslayando, actitudes y llamadas de Cristo en el Evangelio…  Y eso tan en concreto…, y tan abarcando en concreto una salida hacia adelante…, que en vez de escaquearnos con nuestras escapatorias consabidas, lleguemos a la conclusión de que somos nosotros los primeros que tenemos que evangelizarnos.  Que no tengamos las salidas tan repetidas:
-          Está muy bien todo esto del Evangelio…, pero
-          ¿Qué vamos ya a cambiar a nuestra edad?
-          En Evangelio es muy fuerte…, muy difícil…
-          Esto no está hecho para nosotros…

¿Hasta cuándo va a ser “metro patrón” las obligaciones que cumplimos, las normas que fallamos y los “propósitos de “ser mejores” (pero manteniendo siempre los odres viejos, que son nuestro agarradero de seguridad.
     ¿Hasta cuándo vamos a pensar que es el otro quien tiene que cambiar…, mientras yo me quedo en mi sitio, sin moverme de él y sin dejar que me muevan?
     ¿Hasta cuándo voy a no sentirme aludido personalmente yo por esa Palabra y esa PRESENCIA de Jesús en mí?

La NUEVA EVANGELIZACIÓN esta implicando todo esto…, y mucho más, o estamos tocando el bombo.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Colofón del año litúrgico


JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
          El broche final del año litúrgico es la FIESTA DE JESUCRISTO REY UNIVERSAL.  Ya basta este connotación para comprender que no estamos ante ninguna relación a términos humanos, políticos, de apariencias de poder o de emulación de títulos de privilegio.  Se trata de que toda la labor del año litúrgico, tanto en los misterios de la vida de Jesucristo como en los 33 “domingos verdes” (o del Tiempo Ordinario), ha caminado hacie esta realidad en la vida del creyente católico: hacia la plenitud de su vocación cristiana, que es la de vivir en la verdad, en el santidad y en la Gracia, en la fidelidad, el amor y la paz.  Todo eso –en lo concreto de una vida y unas maneras de actuación—eso es el REINO DE DIOS, el REINO DE CRISTO, la suprema realidad de que JESUCRISTO ES REY.
             Lo llamativo es que ese título de Rey no fue aceptado por Jesucristo cuando pretendieron hacerlo rey aquellas muchedumbres exaltadas y emocionadas por los panes multiplicados, pero sí se proclamó Rey y aceptó el título cuando estuvo en la Cruz. Cuando el Evangelio de hoy nos presenta a Pilato interrogando a Jesús, con escepticismo y hasta con cierta sorna si Jesús es el rey de los judíos, Jesús le desborda afirmando ese reinado suyo. A la vez le aclara que no es “reino de este mundo, y que no tiene soldados a sus órdenes”. Nuevamente Pilato pregunta, y cada vez con más extrañeza: Luego, ¿tú eres rey?   Y Jesús responde afirmativamente, a la vez que le delimita los “poderes” de ese reinado: He venido a dar testimonio de la Verdad, y todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
             Ahí se perdió Pilato de tal manera que ni supo ni quiso seguir. Saber la verdad era demasiado comprometido, aparte de que pertenecía a esa saga de quienes no quieren saber la verdad porque la verdad les compromete más allá.... ¡Hubiera podido saber tanto, y tanto nuevo y distinto, si se llega a parar a escuchar a Jesús…, si llega a querer oír la verdad
             Las otras lecturas establecen el poderío de Jesús, que procede del Cielo, que le es entregado por Dios, que es poderío al que corresponde de parte de la Creación entera el honor, la alabanza, el amor, la acogida de su palabra por parte de todos los pueblos… Que es poder que perdona y salva, que convierte a los hombres en reyes y sacerdotes, y que por eso podemos estar ahora mismo aquí…  Que en Cristo comienza la historia y en Él acaba.
             Pero mucho me temo que todo esto se nos quede demasiado fuera de nosotros mismos…, que lo veamos como en un gran cuadro admirable. Y que con ello no estemos captando el reinado de Jesucristo. Y mucho menos ese Reino donde Jesucristo actúa visiblemente, que es la Iglesia. En ella se visualizan los emblemas de ese reinado de Jesús
             Habrá que irse a ver esos niños abandonados, mutilados, maltratados, y la iglesia visible en esos miembros vivs que dedican sus vidas a acoger, atender, cuidar, mostrar amor, a seres tan indefensos e inocentes, víctimas de la barbarie humana…, de los falsos reinos de este mundo.  Y no menos pude decirse de las mujeres maltratadas, que encuentran un refugio y protección en ese auténtico reinado de Jesús…, el reinado de la verdad, la justicia, el amor y la paz.
             Habrá que irse a esas instituciones donde están acogidos los enfermos más incapacitados, más solitarios, que la sociedad hedonista no quiere ni saber que existen…
             Habrá que ver las manos cuidadosas de la Iglesia en esas residencias de ancianos, adonde la molicie de un mundo de placeres y gustos ha aparcado a sus familiares…, o donde los pobres solitarios no tienen más familia que esas instituciones eclesiales ue les atienden y curan.
             Habrá que visibilizar el reinado de Jesucristo en los comedores sociales que CARITAS y otras instituciones católicas llevan adelante, donde pueden encontrar el plato caliente y la comida diaria quienes no tienen cómo hacerlo…  En la criis y fuera de la crisis.  En el mundo que se llama “civilizado” y en los lugares apartados del mundo donde solamente la Iglesia Católica o las iglesias cristianas han tomado a su cargo que Jesucristo sea realmente Rey del universo, por encima de poderes de la tierra, tiránicos o no, sean de las sigas que sean.
             Tantos colegios e instituciones católicas que quedan como reducto de una educación en valores, en principios de convivencia, en una mirada que pueda elevarse sobre las falsas “educaciones” que están siendo fábrica de odios, de mentiras camufladas, de competitividades malsanas, de embrutecimientos sectarios, de niños y jóvenes sin alma…, lo que significa una terrible futura generación de malos profesionales, de incivismo, de lobos que se comen a los otros lobos…
             El día que se viva la verdad de Jesucristo, habremos aprendido todos que no estamos aquí para medrar y subir, para imponernos y para ser servidos. Sino que somos nosotros los propios reyes y sacerdotes que ofrecemos sacrificios…, que nos ofrecemos como víctimas en orden a una vida más humana, a una sociedad más habitable.  Será el día en que ofrecer con Cristo la VICTIMA SUPREMA, a Jesucristo Rey, en el Altar, será el momento en que despinte sobre el mundo universo que Jesucristo no vino en balde a esta nuestra humanidad, y que cada uno de nosotros tenemos que ser TESTIGOS DE LA VERDAD, porque para eso hemos sido escogidos.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Actualidad


MUCHOS SÍMBOLOS
          Hoy entre el Apocalipsis en muchos símbolos. Como dije desde el primer momento sólo los especialistas en este libro pueden darnos sus pistas de interpretación.   Tenemos los siguientes símbolos:
             Los dos olivos.  Por las características que da el texto se vienen a identificar con Moisés y Elías: “plagas” (que se narran en la vida de Moisés), “cielo cerrado para que no llueva” (que están en la narración de Elías).  Y perseguidos (no tanto en ellos mismos sino en e Pueblo que acaudilla Moisés y que conduce con su enseñanza Elías).  Y pueblo que es masacrado por esa potencia extranjera bajo los nombres simbólicos (dice el propio Apocalipsis) de Sodoma y Egipto.  Se trata de Roma, inmoral como Sodoma  y perseguidora visceral como Egipto. Roma “donde también su el Señor fue crucificado”.  No el “Señor Jesús” sino los cristianos martirizados en la Gran Urbe, con los tiranos Nerón, Diocleciano…, etc.  Roma que no solo mataba sino que dejaba humillado al pueblo cristiano dejando a sus muertos sin enterrar.  Eso sí: sólo tres días y medio: un período corto. Porque, muy a pesar de ese imperio del mal, los cadáveres resucitan entre el estupor de los paganos.  Y desde el Cielo se produce la gran llamada de Cristo vencedor que los llama a estar con Él: Subid acá.
             Aunque el EVANGELIO va por otra onda, bien podría coincidir en el tema del Dios de vivos.  La cuestión planteada por los saduceos es una simpleza, y es precisamente la prueba del vacío que supone haberse quedado sin la fe en la Resurrección.

             Es muy posible que leamos este párrafo del Apocalipsis y la misma explicación con cierta distancia…, y que incluso lleguemos a la conclusión del poco interés que tiene ahora “perder el tiempo” con esta lectura. Y, sin embargo, si hacemos una lectura paralela con nuestro mundo, el que vivimos, tenemos y padecemos (o nos enrolamos) en él, pueda tener un punto no despreciable de consideración.
             Somos el Pueblo de la Ley del Amor, de la Promesa de Cristo, Cristo (que “conecta” con Moisés y Elías en la transfiguración), nos introduce en doble misterio: “lo que iba a suceder en Jerusalén” (su muerte), y el triunfo garantizado en la Palabra que lo señala mi Hijo amado…; escuchadle”. Ese Pueblo que es la Iglesia.
             La iglesia –hablamos naturalmente de la católica, Iglesia de Jesucristo en la que estamos, padece hoy la enorme guerra –solapada y abierta, disimulada y soez- de “un imperio” como Sodoma (inmoralidad, mundo contra Dios), y Egipto:  la guerra contra la familia, contra el matrimonio, el derecho a la vida, los valores y planteamientos cristianos…;  contra el mismo Cristo y contra el mismo Dios… Táctica más que premeditada para acabar con el pueblo cristiano y católico y dejar su “cadáver” sin enterrar, humillado en lo más íntimo de nuestros principios y realidades religiosas. Enseñanzas anticatólicas, desmoralizadoras, arrasadoras en la misma niñez. Una sociedad que emerge sin Dios y sin punto de agarre.  Y casi peor: creyendo muchos que “son creyentes” pero a la vez “no practicantes”.  La mentira envuelta en papel de color para que no se note.
             Vayamos sabiendo descubrir la persecución actual en universidades, televisión prensa, falsa política y envenenamiento de las masas.  Y ahí quedamos desnudos quienes podamos mantener la fe.  Mirados con desprecio -expreso o tácito- por quienes únicamente viven ya del placer inmediato, el dinero, el poder, el pisotear al inferior (aunque sea compañero) para subir el “listillo”).
             Dice el texto: por tres días y medio”.  En realidad para una persona de fe, prácticamente nada, cuando mirados por una parte a Dios y por otra CREEMOS a pie juntillas en el triunfo definitivo.  Ese triunfo empieza en que todos esos “cadáveres” humillados recobran vida a la vista de los mismos perseguidores, que se llenan de espanto…
             Y simultáneamente la voz de Jesús permanece y resuena por encima de todo este desastre humano. Él llama: Subid acá.  Y subimos en una nube (el mismo símbolo del día de la Ascensión), a la vista de los enemigos.

             Y esa profecía del vidente Juan adquiere vida en nosotros, que sabemos que no vivimos un fracaso, por más que lo parezca y estemos padeciendo.  Pero Jesucristo no es vencido.

viernes, 23 de noviembre de 2012

A la letra, a la letra, a la letra...


”NUEVA EVANGELIZACIÓN”
          Otro slogan, que tiene en sí un inmenso contenido, pero que se desgasta de usarlo.  ¡Y mira que es actual, urgente, incluso explosivo. Porque quiere decir que el Evangelio se nos ha quedado tan en los pies (¿o bajo los pies…, casi pisoteado!), que o empezamos prácticamente de cero o esto no tiene luz.  Un autor ha dicho incluso que es la propia Iglesia la que tiene que evangelizarse nuevamente.  Y para los sesgados que siempre que leen “Iglesia” no piensan más que en “jerarquías”, advierto con toda fuerza que ellos, nosotros, tú, yo, el último de la fila y el primero, somos la IGLESIA. Y ¡el que esté sin pecado, que tire la primera piedra!
             ¿Cuál es hoy el mensaje del Apocalipsis? [10, 8-9].  Pues precisamente ese.  Cuando el vidente del Apocalipsis ve un librito a la derecha del ángel que está en lo más alto, va a pedirle el librito.  Y se lo dan, pero con dos encargos: cógelo y cómetelo.  Y se le advierte que le será dulce al paladar (=comerlo) pero le causará ardor en el estómago (=aceptarlo y digerirlo).
             En efecto, Juan toma el librito y era el paladar dulce como la miel. [Y ya me estoy viendo a mí mismo en mi gozoso amanecer con esa ilusión diaria de tomar el Evangelio, meditarlo, enamorarme de él, sentir la miel de sus dulzuras…, y pretender quedarme ahí…, porque hasta ahí nada me compromete].  Luego, Juan siente que le arde el estómago… Que el librito es muy dulce pero que tragar y digerir lo que dice es difícil, exige, llega a molestar…, todos tenemos la tentación de tomarnos “el antiácido” para suavizar el “ardor”…, poner paliativos que pretenden que el evangelio diga lo que me gusta, e ir teniendo esas escapatorias para que nos quedemos tan tranquilos y con “la nuestra”…, ¡pero ya hemos gustado la dulzura…! [Si digo que “me indigno” voy a decir que me indigno contra mí mismo, el primero de todos].  Indigna el filtro que hemos aprendido a poner “los buenos” para quedarnos en ese alimento vomitivo de “gustarnos” el Evangelio y estar soslayándolo a cada instante, siendo escándalo para quienes nos ven tan inconsecuentes… [pero, ¡ojo!, no sea que se escandalicen los mismos que escandalizan].  Por eso el librito produce tanto ardor en el estómago.  ¡Y gracias a Dios que lo produce!  Lo malo, lo penoso, es que no lo produzca. Porque es la clara señal de quien chupa la miel…, pero no traga hacia adentro…  “Gusta” lo dulce y escupe el núcleo.
             Por eso, si esto de “NUEVA EVANGELIZACIÓN” supusiera un acto de profunda honradez personal para hacer posible que el Evangelio se tome en serio, ¡que me afecta directamente a mí, y me está llamando a ser yo el que haga BUENA NUEVA en mi alma, valdría –y me gustaría, el slogan.  Si no, sigo en mis rechazos a las palabras…
             Y no queda lejos el Evangelio  de hoy.  Allí estaban aquellos jefes religiosos, los “santones cumplidores”, los que se veían “ángeles custodios” de la ley de Dios, los intocables…, los que quitarían de en medio a Jesús o a quien se pusiera por delante de ellos…   Y Jesús les pone ante los ojos las expresión bíblica: Mi casa es Casa de oración, pero la habéis convertido en “cueva de bandidos” [otra expresión bíblica],  ¿Por qué, precisamente esa expresión?  Porque de la oración a la realidad hay tal distancia que le está robando a Dios su propia Palabra.  Dios ha pretendido una cosa, y ellos la están usando a su conveniencia y antojo. Dios está quedando al margen, aunque ellos pretendan estar allí en nombre de Dios y responsables del nombre de Dios.
             ¿Y nos resulta raro o extraño o exagerado esa palabra escogida por Jesús de en medio de toda la Escritura Santa? Comprendo que sí. Queremos hacer un Jesús tan dulce al paladar, que siempre buscamos evitar “tragarnos” “el librito”.  Si podemos quedarnos en “buenecitos”, dulcemente buenecitos, ¿por qué complicaros la existencia?  Ya dijo Pablo VI, casi al comienzo de su pontificado que no admitimos que la fe nos saque de nuestras casillas.  Por eso es por lo que urge una nueva evangelización, pero no como quien la espeta hacia afuera como arma arrojadiza, sino para que sea el momento de que YO ME TENGO QUE VOLVER COMO UN CALCETÍN, porque yo soy el primero que predico y no doy trigo.  [Y sálgase de este naufragio quien pueda.  Es fácil…: seguimos con el librito en la boca pero evitamos tragarlo.  Y ya está conseguido el híbrido].

             Ahora queda en el horizonte la posibilidad, la ilusión, la toma de postura en sinceridad.  Y la decisión firme y honrada de TRAGARNOS EL LIBRITO.  Aunque eso hay que concretar cómo, cuánto, cuándo… “Las comidas a su tiempo, y cada plato a en su orden… Pero TRAGANDO”.  Que si yo ayer advertía de posibilidades de “desorden”, hoy tengo que decir que esta Palabra de hoy viene a corroborarlo.

jueves, 22 de noviembre de 2012

CIELO.- Filias y fobias


LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO
“¿QUIÉN ES ESTE?”
          TENDRÁ LUGAR EL JUEVES 29 A LAS 8 DE LA TARDE
EN EL SALÓN DE ACTOS DE LA CASA DE LOS JESUITAS
(“Centro ARRUPE”)

Apocalipsis 5, 1-10
             Sigue el éxtasis de Juan, y está introducido en el Cielo y está viendo una inmensa visión.  Junto al trono empíreo había un rollo sellado con 7 sellos. Un ángel poderoso gritaba: ¿Quién puede soltar los sellos abrir el rollo?  Nadie respondía.  Y el vidente rompe a llorar. Uno de los ancianos que representan a la humanidad le dice que no llore, porque uno de ellos, que es un vencedor, un león de la tribu de Judá´y vástago de David, puede hacerlo.  Y de en medio de los seres vivientes y los ancianos surge un Cordero que se veía que había sido degollado, pero que llevaba insignias de poder [bíblicamente están representadas por siete cuernos y siete ojos], y se adelantó hsta el trono.  El que estaba en el trono le entregó el libro y todos se  postraron ante Él, y rompieron a cantar un himno de triunfo definitivo:  fuiste degollado y con tu sangre has comprado para Dios a toda la humanidad, y los has constituido sacerdotes para servir a Dios.
             Dentro de lo que es un género profético que describe con imágenes de fantasía, no puede expresarse más hermosamente quién es Dios –en su Cielo pero tendiendo la mano a la tierra de los mortales, de donde UNO DE ELLOS (que al mismo tiempo es tan sublime que es Cordero degollado pero vivo: Cristo resucitado), puede abrir el rollo de la vida. Eso sí: a costa de su sangre.  Y con ese poder tan infinito, que de su propio poder y sin perder nada de él, puede constituir no solo sacerdotes que continúen abriendo ese libro, sino extendiendo su sacerdocio a toda la humanidad que quiera entrar en su ámbito de salvación. Y así, toda persona humana que quiera, puede alabar a Dios y hacer que el reinado del Cordero abarque la tierra entera.
             El Evangelio vendría a ser un episodio desdoblado de ese proceso salvador.  Y lo que nos muestra es ese asomarse Jesús a Jerusalén y –al ver la Ciudad- sentir el estremecimiento de una ciudad que se cierra a la ayuda que Él le quiere prestar…, la salvación que Él le quiere traer.  Pero que esa ciudad NO HA QUERIDO.  Ha dejado sus ojos cegados a la luz, y no ha sabido lo que le traía la paz.  Se ha encerrado en sí misma…, ha querido ser tan suya, que no sólo se pierde ahora la salvación que Jesús le trae, sino que su mismo empecinamiento acabará trayéndole la ruina plena.

FILIAS Y FOBIAS
             En términos psicológicos se designan filias (tendencias instintivas –y juntamente fomentadas-) a esos enfermizos afectos favorables hacia algo o alguien. Y fobias al efecto instintivo y no controlado contra algo o alguien).
             En las filias, están cegados los ojos propios para advertir el propio descontrol, e incluso el ridículo, de esos amores que tienen perdido el sentido y no advierten lo que todo el mundo advierte a su alrededor: que allí hay un evidente “afecto desordenado” hacia algo o alguien.  Desde fuera llegan a ver en ello un enamoramiento que, a su vez, queda en el ridículo, por la desproporción que lleva en sí mismo ese movimiento “afectivo” singular.
Igual ocurre en las fobias: por poner un caso no extraño, he conocido a una persona ya muy madura en años que no podía ni ver ni comer carne de pollo, porque le espantaba, repugnaba, rechazaba, todo animal de plumas, mientras que su vida se había criado entre caballos, bueyes, toros, cerdos…, y había jugado entre las mismas patas de animales mayores.  Trasladado a lo humano, sería la persona que no soporta ni la visión de otra, y no hace falta que exista ninguna situación contraria entre esas personas.  Pero el efecto de los polos iguales del imán, se produce ya patológicamente, llegándose a la pérdida del dominio de sí, hasta el punto de no soportarse ni de lejos, y alterarse los mecanismos lógicos y las razones humanas.

Suele ocurrir en los dos casos que los  “protagonistas” no advierten que a su alrededor se ven “sus movimientos” a la legua.  Que desde posiciones normales y equilibradas se llega a considerar el ridículo de las situaciones que quedan patentes, aun sin necesidad de una expresa observación.  Se han inhibido de tal manera la               s funciones normales de la racionalidad, que hay una ceguera obsesiva que hace de venda que impide saber observar que el mundo de alrededor no queda ajeno a tal situación.

¿Cómo se explican los fanatismos? ¿Cómo se explica la cerrazón absoluta de los dirigentes judíos contra Jesús, cuando en realidad siempre había hecho el bien? ¿Por qué esa remachona persecución de los fariseos para estar siempre al acecho para acusar a Jesús?  ¿Envidias? ¿Celos? ¿Incompatibilidades  ¿Psiques enfermizas descontroladas?  Aquello ocurrió y llegó hasta ls peores consecuencias: antes de llevar a Jesús a a Cruz, ya lo habían matado en el corazón de ellos.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Varias celebraciones


PRESENTACIÓN DE LA VIRGEN
          Una tradición devota y antigua nos habla de la Niña María presentada en el Templo. [Que claro que no es la presentación de Jesús que hacen María y José, en el evangelio de Lucas).  Tradición de aquellas niñas que eran llevadas por sus padres al Templo de Jerusalén para ser depositadas en manos de los Maestros de la Ley que educaran la niñez y adolescencia de jovencitas más cualificadas.  No hay más base histórica para este recuerdo litúrgico de hoy.
             Hoy “cumplo 22 años” de regalo añadido de Dios en mi vida.  Y reconozco que han sido años privilegiados que se me dieron para mejor poder conocer el Evangelio y a Jesucristo, el Señor.  Y reconozco que fueron 22 años de intento de servicio mejor a mis hermanos desde diversos campos de mi acción pastoral.  Doy muchas gracias a Dios.  Y me ayudaréis en ello.
             Si la primera advertencia del vidente Juan fue a la “iglesia de Éfeso” porque había perdido el amor primero…, y la última al “ángel de la iglesia de Laodicea”, a quien reprende y corrige (precisamente para no castigar) para “ofrecerle oro, vestidura blanca y colirio” que limpia sus ojos, porque Jesús está a la puerta y espera, y porque está llevando a ser vencedor y entrar a comer con Él (=Reino de Dios), hoy hay un “traslado” de visión desde la tierra al Cielo.
             En el Cielo hay una puerta abierta y es invitado el vidente a entrar. Pero la instantánea visión le deslumbra de tal modo que entra en éxtasis. Y por tanto lo que narre luego ya está el vidente fuera de sí.  A Dios nadie lo ha visto, y en realidad únicamente afirma de Él que está sentado en el trono.  Y lo que se describe ya es ese trono y sus aledaños. Todo con las comparaciones humanas sublimes y valiosas de algo que sobrepasa el sentido humano.  Hay venticuatro ancianos, lo que sobrepasa en el doble a los hubieran sido las 12 tribus de Israel, y representan , pues, a una humanidad entera: la historia religiosa del mundo.  Y cuatro seres vivientes con apariencias de…  y aunque los Santos Padres De la Iglesia los han querido identificar y hacer símbolo de los 4 evangelistas, según sus características propias, en realidad son la representación dela creación entera, los seres más poderosos de esa Creación de Dios.  Todos rodean –o rodearemos- el Trono de Dios.  A eso estamos destinados. Y aunque el libro del Apocalipsis va a narrar luchas, batallas, desastres… (que describen realidades de la época, en la mayoría de los casos), todo irá orientado al gran triunfo final de Jesucristo, frente a todas esas figuras bestiales y enemigas que irán apareciendo.  Será trinfador Jesucristo, aunque tintado de sangre… Es la redención.
             Evangelio interesante porque es como ampliación o actualización de la parábola de los talentos.  Allí cada cual recibe distinta cantidad. Eso podía supone unas discriminaciones.  Y Jesús, buen observador y pedagogo, pudo quizás advertir que alguien se escudaba en eso para decir: he recibido poco y por eso puedo poco.  Soy desgraciado y no por mi culpa…
             Por eso hoy, en parábola muy semejante e idéntico desarrollo, hay una realidad inicial interesante: todos reciben igual. A nadie se privilegia.  Pero en la respuesta, uno es capaz de haber negociado 10, otro 5…, y así son igualmente alabados por su gestión, y premiados por ella.  Y el otro no ha producido nada, sino que se justifica en el temor, y devuelve íntegro lo que recibió.  Ese es tildado de holgazán, porque tenía las mismas posibilidades de negociar, pero no lo hizo.
             El pusilánime no es quien no puede sino quien se esconde en su falsa humildad de “no poder”, “no valer”…  Con lo cual también se parapeta en una falsa inocencia y no culpa suya.  El hecho es que no dio fruto, no rindió sus posibilidades, y se quedó “defendido” por su “temor a la exigencia” del dueño.  Muy propio del “creyente” que “no quiere saber más”;  que le basta con lo que tiene…  Que así cree encontrar seguridad: no removiéndole el terreno bajo los pies, él se siente asentado y seguro…, y ahí se las den todas.  Sigue “cumpliendo”, sigue haciendo siempre igual, y no arriesga nada, ni siquiera en esa sana duda de poder estarse equivocando…, o eludiendo la necesidad de caminar desbrozando.  Se queda a gusto con lo que tiene, y ¡ahí se las den todas!
             Me temo que vivimos así muchos de nuestra realidad actual en ese plano de la fe.  Que no nos compliquen.  Unas veces escudados en no hacer, otras en sólo ver por la cobarde rendija de criticar lo ajeno.  Unas veces como seguridad propia”, otras para atacar algún aspecto de la fe. Y con cuatro frases hechas, totalmente sacadas de contexto y realidad, que constituyen anacronismo baratos, “defenderse” uno de su propia incapacidad, de su poco valer. Aquello que escuchaban eran los que “no querían que éste reine sobre nosotros”.  Pero al final reina porque es el triunfador sobre tantas basuras, limitaciones, miedos, ridículas autodefensas.
             Con el correspondiente exabrupto típico del carácter judío (el mismo que estamos presenciando estos días en las noticias, se cierra la narración. Mejor dicho, la parábola. Porque la narración sigue con la gran realidad evangélica:  Jesús siguió caminando con sus discípulos hacia Jerusalén. Estaba claro que querían matarlo allí, y Jesús no está escurriendo el hombro:  sigue su camino porque él va a rendir el ciento por uno de la onza que ha recibido en su misión mesiánica.

martes, 20 de noviembre de 2012

ESTOY A LA PUERTA


CORRIJO A LOS QUE AMO
          Me atrevería a proponer comenzar por el final: a los que yo amo, los reprendo y los corrijo. SÉ FERVIENTE Y ARREPIÉNTETE. Ahí está el sentido auténtico.  Hay ciertamente reprensión a ¡las dos iglesias”, y muy dura la reprensión a la de Laodicea. Pero basta leer los renglones siguientes a cada una de esas reprensiones para descubrir que siempre va detrás una luz, una solución, una salida.  Nunca se da nada por perdido. Ahora bien: lo que se pone como remedio para los males que se denuncian, hay que llevarlo a la práctica.
Ya dijimos ayer que estos “ángeles” a los que van dirigidas estas advertencias de Juan, son los Obispos de esas “”diócesis”.  Hay, pues, una responsabilidad mucho mayor, por cuanto que la comunidad que va detrás corre peligro de ser desviada de su objetivo. Por eso no se suaviza el tema. Se lo presenta  Juan muy de frente a los dos.
El de Sardes es advertido de que parece vivo pero está muerto. Por tanto: ponte en vela y REANIMA lo que te queda vivo.  Sobre unas ruinas del día anterior se puede construir siempre de nuevo. Y lo que importa es construir. ¿Cómo?  Acuérdate de cómo recibiste y oíste mis palabras. [La pone Juan en singular como que Dios estaba hablando por su boca. Porque la palabra que Juan le trasmitió desde el principio era Palabra de Vida]. La solución es, pues, arrepiéntete y guarda esa palabra.  Volvemos a lo esencial siempre. Nadie está perdido si no se pone expresamente a perderse. Mientras se reconozca humildemente el fallo que se le advierte y se busque la solución sin rodeos, habrá re-animación volver a tener alma.
El caso de Laodicea es más difícil, porque Juan conoce que aquel “ángel” ni se ha enfriado del todo, ni guarda el calor primero.  Es la situación más penosa y más difícil de penitencia (cambio del corazón y de las actitudes).  En medio de esa mediocridad o tibieza que provoca la nausea, Juan todavía espera que pueda ese obispo ser capaz de comprar oro refinado y un vestido blanco para que lo revista y no acabe siendo vergonzosa su desnudez…  Solución hay, porque todo el que pone manos a la obra con sinceridad sobre sí mismo y honradez cristiana, tiene solución. Pero tiene que empezar por ese colirio que le abra los ojos, ¡y que vea!  Porque el mayor mal que puede haber en el corazón humano es NO VER, preferir no ver… Así no hay que complicarse mucho…  Pero así queda la vida como vomitivo.
La frase final es hermosa y consoladora: ESTOY A LA PUERTA LLAMANDO. Jesús no se cansa nunca de esperar y llamar…  Juan no va a romper la baraja porque aquel obispo vaya así.  Dios tampoco.  Pero la baraja se puede romper.  De ahí la promesa a los vencedores.
Lo que encaja gozosamente con el Evangelio  de hoy.  A Zaqueo no se le podía decir precisamente ver como ángel. Se le agolpaban una serie de fallos que lo situaban en las antípodas de Jesús. Lo que pasa es que se encontró con la mirada de Jesús y allí se produjo ese abrirle la puerta de su casa a quien esperaba a la entrada.  Zaqueo supo recoger el guante que le echó Jesús… Era “un desafío” de Jesús… Era estarle diciendo lo que Juan les decía a aquellos obispos…  Y como Jesús estaba a la puerta y llamaba, bastaba decidirse a ponerse “el colirio” en los ojos…, a “comprar el oro refinado” y “el vestido blanco”… ¡¡¡Bastaba ARREPENTIRSE…!!!, PERO CON ESE ARREPENTIMIENTO QUE LLEGA A LOS TALONES… y A Zaqueo le llegó y fue haciendo todo por etapas.  Primero, dejarlo entrar y con alegría…, segundo, prometer DE PIÉ (acto de seria decisión) dar la mitad…;  y luego –con la plenitud de la persona cogida ya por la propia acogida de Jesús, dar 4 veces…  Zaqueo realmente había tomado en serio aquella corrección sin palabras que Jesús le había hecho…, y dio los pasos de una auténtica CONVERSIÓN.
No sñe si preguntarme aquello que preguntaba Jesús el domingo Cuando llegue el Hijo del hombre, ¿hallará esa fe en la tierra?   Porque es aquí en esas posturas en donde uno se encuentra realmente con Jesucristo. Y podemos decir: y cada uno consigo mismo.  Porque como nunca nos encontramos con nosotros, con nuestra realidad, es cuando nos revestimos de esas falsas capas de cebolla que envuelven un ¿núcleo?  [Es que bajo las capas de cebolla ¿hay núcleo?]
Esta es la gran cuestión.  Y por eso son muy de considerar las palabras de Juan cuando habla del ni frio ni caliente;  ¡tibio que produce arcadas!   Y como la solución no es dejarlo enfriar, ¡hay que buscar CALENTAR ese interior profundo nuestro, donde aparezca la parte noble de nuestra conciencia auténtica, la que está dispuesta a todo por tal de reflejar a Dios.
Lo que pasa es que ahí hay que echar mucho colirio para eliminar la mala visión que ponen delante nuestras justificaciones y salidas por la tangente.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Volver a ver


EL AMOR PRIMERO
          Entramos hoy en el difícil libro del Apocalipsis. La revelación de corte profético (y por consiguiente repleta de simbolismos que no se pueden entender sin un comentario de estudiosos a la mano), que San Juan recibió en la isla de Patmos.  Se la ha entregado Dios, enviando esa señal –siempre misteriosa- de un ángel.  La liturgia la recorre a grandes saltos. Y hoy da ya el primero, al pasar de la presentación hasta el tema de las 7 iglesias, que va a ir desarrollando. Hoy va sobre la iglesia (llamemos “diócesis” de Éfeso. “El ángel” de esa iglesia es su Obispo.  A él le alaba muchas buenas cualidades. Y eso permanece en pie y como frontispicio.  No obstante hay un fallo en aquel Obispo: que ha perdido el amor primero.  Un expresión que puede tener muy largo recorrido si somos capaces de leer más allá de aquel momento y de aquella persona.  Porque el fallo es haber perdido el amor primero.  Y eso vale para unos esposos, para unos profesionales, para unos Religiosos y Religiosas, para un estudiante, para un ciudadano, para un joven y un mayor, para un fiel cristiano.  Por decirlo así: No somos malos, pero no somos buenos. No estamos errados pero dejamos perder ilusión y sentido de la vida. Y ese es el falo que Juan le pone delante al obispo de Éfeso.
             Vayámonos al Evangelio de hoy.  Un ciego pide limosna, como único medio de vida. Oye un tropel de gente y pregunta qué es aquello.  Como si la cosa no tuviera más que explicar, le dicen que va por allí Jesús Nazareno. Para las gentes eso podía significar “el predicador”, el “hombre misterioso”, “el hombre” de los hechos prodigiosos o de las palabras nuevas.  Para el ciego hay una traducción que le toca de lleno: es el Hijo de David…, es el Mesías…, es el que viene a dar vista a los ciegos… Y lo que para el vulgo era “una novedad” para el ciego es una posibilidad de solución. Y entonces grita llamando a ese Jesús.  Un estorbo para la gente que se siente dulcemente tranquila yendo donde va Jesús, y ahora intenta que el ciego se calle porque les molesta.  Al ciego le trae sin cuidado lo que dice la gente (con” “la gente” poco hay que contar, porque siempre es “vulgo” y a cada uno se le ocurre lo suyo).  Y grita más fuerte hasta que los gritos llegan a Jesús, que se detiene, mira y lo manda llamar.  TY ahora llega el ciego, con toda la ilusión estrenada, y se encuentra con una pregunta que no espera. Jesús le interroga: Qué quieres que haga por ti.  Al ciego le parecería superflua la pregunta.  A Jesús le es necesaria la respuesta.  Porque aquel mendigo ¿quiere una limosna? ¿Aquel ciego acude al “Mesías que da vista”, aquel ciego mantiene la esperanza o al cabo de los años sólo espera tirar de la vida?  Pero el ciego sabe muy bien que su mayor necesidad es volver a ver…, su vista primera
             Esa respuesta es la que esperaba y deseaba Jesús. Y entonces, Jesús se apoya en esa fe primera, la fe que no ha sufrido menoscabo con la contrariedad de la vida.  Y dice el ciego: Tu fe te ha salvado. RECOBRA LA VISTA.

             Hoy he pensado mucho en los aburridos, los cansados, los  desesperanzados, los nostálgicos, los negativistas que ven siempre la media botella vacía, o su corazón no llega a sobrepasar las gafas negras de la vida.
             He pensado en los peleados con la Iglesia, en los cansados de la vida, en los que ya dan por hecho que nada tienen que hacer, en los “realistas” que guardan su realismo para las experiencias tristes, a los que ya han llegado a “tirar de la vida” más que a vivirla, a los que amanecen como pájaros de mal agüero…
             Y admito que motivos tenemos en las situaciones que vivimos y en los golpes recibidos, etc., para ver el mundo, y nuestra propia vida personal,  a través de las gafas negras de “la experiencia”.  Pero también se me viene que el ciego vio porque tuvo fe y no desesperó…, y porque lo que Juan le está diciendo a aquel Obispo es que tiene que volver al amor primero.  Y habrá que matizar que no es lo mismo la fogosidad de un primer amor que la madurez de un amor con bases reales y experiencias concretas vividas. Pero el tema es EL AMOR EN SÍ, la capacidad para ESTRENAR AMOR, y quizás la capacidad de uno mismo para reciclar su vida sobre los vidrios usados y desgastados.
             Motivos para el desánimo, la desesperanza, tirarse al suelo para llorar la desgracia…, existen.  Y levantarse con esperanza y ánimo y deseos de volverá empezar, también.  Esa seguridad del YO PUEDO… Esa convicción de que YO VALGO M´`AS QUE TODAS LAS CIRCUNSTANCIAS QUE ME RODEAN.  Y hasta –desvariando (no estuvo mal que Pablo presumiera alguna vez- , con plena conciencia de que yo valgo más que todos los que me ponen chinitas en el camino, con sus celos, envidias y críticas bajeras.
             ¿Qué la historia de la Iglesia pone al descubierto muchos defectos? Ni dudarlo.  ¿Qué tiene una historia de heroísmos y santidades? También evidente.  ¿Qué la Iglesia de Jesucristo sigue buscando ser limpia y sin mancha?  ¡Evidente!..., aun a pesar de los defectos de los de arriba y de los de abajo.  Pero Jesucristo está ahí, y nos está llamando al amor primero. Y si llegamos al punto de ir hacia ese amor primero cada una de las personas, de los estamentos, de los consagrados, de los fieles, de los jóvenes y de los mayores…, estaremos en ese camino del ciego que grita y grita, y acaba –EN SU GRAN FE- viendo de nuevo la luz.  Claro que esto no se improvisa.  Es un desafío que nos pone la vida.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Acaba el Año litúrgico


ANUNCIO DE UN FINAL
          La liturgia es la lección misma de la vida.  Es la vida misma, desde la perspectiva de Dios. Es ese mundo que sobrevuela la realidad diaria para que esa vida diaria tenga sentido.  Y la realidad que todos sabemos y que una gran parte de personas tenemos presente, es que la vida no es eterna. Incluso para un inmenso colectivo, ya es común el dicho: lo que me queda por vivir es ya mucho memos de los que llevo vivido.  Es una ley de vida que está ahí y que sería imbécil ignorar o querer ocultar.
             El Año Litúrgico toca hoy su domingo final del TIEMPO ORDINARIO, que ha llevado –por decirlo así- la vida diaria de la Iglesia en cada uno de los fieles, proyectándoles siempre la luz de Jesucristo y su obra salvadora. Al llegar a este domingo final –final que llevará su “estrambote” todavía- lo que nos anuncia hoy es esa advertencia del final de la vida de cada uno.
             Dentro de ese estilo propio del final de los evangelios sinópticos, centrados los tres en expresar esa realidad final, hoy Jesús nos avisa que hay en la vida una gran tribulación (¿cabe más tribulación que saber que no podemos retener la vida y que la vida se va de entre la manos sea como sea y cuando sea?), lo anunciado llegará.  Se apagarán las luces del firmamento: sol, luna y estrellas… Y en esa oscuridad del aparente desastre final, surge como luz deslumbrante la figura triunfal del Hijo del hombre, que ahora vuelve ya con la inmensa Majestad de estar por encima de todo: por encima de las nubes, y rodeado de ángeles que irán reuniendo a la humanidad entera desde los cuatro puntos cardinales.
             La pregunta que surge ansiosa en tantas personas es : ¿Cuándo?  Y Jesús, siempre recurriendo a ejemplos de la vida normal, nos responde: cuando veis la higuera que va rompiendo en yemas que anuncian el fruto,  sabéis que ha llegado la primavera…  Pues también  la vida anuncia, por sí misma esa “primavera” (aunque la gente le llame “el otoño de la vida”, pero para Jesús es una primavera que está advirtiendo un fruto). Unas veces es el aviso que da el desarrollo de una humanidad decrépita que ella misma se aboca a su desastre; otras veces es ese conjunto de “lagunas” personales que nos van advirtiendo que nuestra naturaleza se deteriora… El hecho es que de una u otra manera “las yemas” anuncian que ha llegado el momento de rendir fruto.  Y el fruto de la vida cristiana es poner llevar puesto ya el vestido de fiesta que espera la llegada y el encuentro personal con Jesucristo.
             San Ignacio de Loyola nos lleva en sus Ejercicios Espirituales a plantearnos qué nos gustaría tener ahora mismo en las manos, si nos encontráramos ante el momento de nuestra muerte.  Porque –concluye con la lógica más lógica:  pues vive ya ahora como si fuera ese momento.
             No esperes a un “después”.  Acepta el hecho incontrovertible que “las palabras de Cristo no pasarán, aunque pasen y acabe el Cielo y la tierra. Y sus palabras están anunciando que la vida nuestra es terrena y se desmorona aquí.  Pero que nos ha de encontrar con las lámparas encendidas y aderezadas.  No vale que pensemos encenderlas o aderezarlas más adelante.  El año litúrgico es un presagio evidente: se acaba; se ha ido de las manos. Hoy llegamos a su final. Y la vida es igual. De pronto acaba y no da aviso previo.  ¡Ya está más que dado!  Y los SABIOS brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a otros la bondad, la lealtad, la honradez, los principios verdaderos, serán como estrellas por toda a eternidad.  Así concluía también la primera lectura. ¡Sabiduría divina que vive quien buscó esa ciencia de Dios, y se dejó ganar por ella y aprendió de ella.
             La 2ª lectura ya sabemos que no forma parte del mensaje de esta liturgia, pero nos sirve muy bien para la conclusión esencial:  Ha sido Cristo el Sacerdote que ha ofrecido la Víctima de reconciliación definitiva. Con su entrega plena de la vida para expiación de nuestros pecados, ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.  Esos somos nosotros. Y por eso la ofrenda de Cristo Sacerdote, que es a su vez Víctima de valor infinito…, y que está concentrado en la Eucaristía, nos es  la prenda final, el viático seguro, con el que vamos a recorrer ese último trecho y con el que vamos a encontrarnos con el Hijo del hombre que sale a nuestro encuentro.
             Evidentemente no es un mecanismo de acción automática.  Vamos siendo consagrados, pero tenemos que dejarnos “consagrar”…: la Eucaristía NUNCA PUEDE QUEDARSE EN EL HECHO DE LA COMUNIÓN. Sería demasiado fútil que el hecho de Comulgar y e estar en la Misa del domingo, ya fuera todo… Un “consagrado” (o en camino de “consagración”) tiene que tomar conciencia clara de que esa “yema” anuncia algo más que el hecho devoto de un rato “espiritual”.  De ahí la enorme urgencia de la mirada personal hacia adentro en la que todos estamos obligados a descubrir una realidad actual personal que necesariamente tiene que perfeccionarse, y que no puede pensar en mañana vivido idéntico al hoy.  Que las “yemas” anuncian la primavera y que cada Comunión debe avisarnos de Jesus que viene y ESTÁ VINIENDO en mucho más que el hecho de Comulgar. Y que aquí no se trata ahora de hacer obras distintas sino hacer mejor las de la vida diaria: esa novedad que tiene que captar quien convive con nosotros. Ese nuevo vivir ya HOY como si hoy fuera ese último día mío, y bien que desearía yo que fuera un día tan lleno que pudiera esperar con absoluta paz esa llegada de Jesús que me llega por última vez en este mundo.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Cuestiones que pensar


IGLESIA SIEMPRE HUMANA
          Puede comenzarse alabando a Dios porque instituyó una Iglesia que prevalece contra todas las bajezas humanas, porque es IGLESIA DE JESUCRISTO, Iglesia de Dios. Y al mismo tiempo –y sin que elo impida nada- con tantas realidades humanas. Que no son sólo las que hoy vemos, las que hoy escandalizan a muchos, y que sin embargo –y por encima de ello- sigue llevándola Dios en la palma de su mano. Con persecuciones (que ya eso lo dejó muy claro Jesús), y con inmensos focos brillantes que iluminan las tinieblas que siempre son posibles donde hay una mano humana.
             San Juan dirige su 3ª cara a Gayo, un cristiano fiel, de cuerpo entero. A él lo alaba Juan por su plena lealtad, y porque ha aceptado a unos misioneros que el apóstol y evangelista ha enviado a aquella iglesia, que tenía la dificultad de su obispo Diotrefes, que dificultaba la labor de Juan. Seguramente esos celos infantiles que son tan fáciles en las personas religiosas que de puro celosas, fallan a la visión amplia del Reino de Dios. A Gayo, como cristiano plenamente comprometido, le encarga Juan proveer a esos misioneros que se han dado a la predicación del evangelio con todo desprendimiento y sin aceptar dádivas de los paganos.
             ¿Y por qué ese detalle es alabado por Juan?  Porque quien recibe una dádiva queda comprometido. Porque una dádiva que se recibe está presuponiendo una correspondencia.  Por tanto una falta de libertad en el apóstol (como lo sería en el juez, en el político, en el abogado, en una empresa…)  Precisamente por eso los misioneros quieren vivir la libertad de hijos de Dios y no aceptan nada de los paganos.
             ¡Cuánto cuidado tenemos que tener los pastores de impedir el “atrape” de nuestros buenos servidores, que acaban sintiéndose –luego- dueños de la situación, con “derechos adquiridos” que ¡ay de quien se los pretende mermar!  Porque es muy cierto que la Iglesia peca fuertemente de clericalismo, como si el clero tuviera patente de corso para mandar, prohibir, tomar toda iniciativa e impedir otras.  Pero no es menos verdad que los colaboradores que se asientan en una obra apostólica, son tan absolutistas como ese mismo clero que pretende hacer de su ámbito un “cortijo propio”.  Y eso valga cuando se habla de iniciativas, de normativas añadidas, de cambios a gusto del consumidor o de anquilosamientos de quienes no se quieren mover de donde están.  No digamos de quienes se sienten protagonistas hasta llegar a imaginar que por ellos –clero o seglares- es por los que los fieles acuden.  Causa risa…, cuando no pena.
             Que esto no es general. Hombres como Gayo, y mujeres heroicas en su servicio desinteresado y abierto, y clero inmensamente respetuoso y capacitado para vivir en equipo, los hay a montones.  Y lo verdaderamente válido es el sentido grande de corazón en el que se vive el puro servicio de Dios sin mirarse él al espejo de su egoísmo, y con la alegría inmensa de aquellos hermanos, seglares o clérigos, que son capaces de dar a fondo perdido…, haciéndose a un lado…, estando “allí” como si no estuvieran, porque son muy sabedores de que no hacen sino lo que tenían que ser, y que no han hecho sino lo que tenían que hacer.  Luego, desaparecen por el foro como si no hubieran hecho nada.
             Cuando Jesús toca hoy en el Evangelio un punto tan importante como el de la oración insistente y perseverante, está partiendo del sentimiento de poquedad de aquella viuda a la que el juez no le hace caso, pero ella insiste e insiste. Y el juez acaba haciéndole justicia porque se plantea el hombre, con bajeza de miras, que si no lo hace así, la viuda puede arañarle.
             Claro que Jesús no es que piensa que Dios actúa para que no le vayan a arañar.  Pero el cuentecillo del juez injusto y la viuda persistente le ayuda a explicar que LA ORACIÓN es la fuerza del hombre y la “debilidad” de Dios. Nuestra pobreza humana nos debe llevar a una fe tan profunda y constante que recurramos a Dios una y mil veces.  Que nunca nos quedemos en la simpleza de que Dios no nos oye, sino que  su bondad y justicia (que es igual que decir: amor, misericordia, Corazón abierto…), está buscando en nosotros esa profundidad de fe que no desconfía ni condiciona.
             La palabra final de este evangelio es para pensársela: Cuándo venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?  Es, por tanto, cuestión de fe. Pero esa FE de tal calibre que llega a poder arrancar un monte y que se traslade al mar.  Esa fe que puede ser como un grano de mostaza pero que tiene que ser verdadera fe.  Y esa fe absoluta, plenamente confiada, segura de Dios y del poder de Dios…, que puede cambiar al ser humano, esa FE es la que Jesús se pregunta si la encontrará Él cuando venga…
             Claro: estamos hablando no de la fe que se vive desde la butaca y esperando que otros actúen.  No esa fe que “tanto confía” que la persona no se mueve de su sitio…   Que con poco que echemos una mirada a la realidad, uno experimenta bochorno de ver que tengamos tan poca fuerza unos cristianos a los que poco pueden temer las fuerzas  del mal…
             Cuando surgió la Acción Católica, y se llenaron de jóvenes cristianos las Congregaciones Marianas, las células “ateas” (o políticamente destructoras) se sentían acobardadas por aquella fuerza de unos cristianos luchadores por la fe, que entraban como aceite en cualquier rendija posible para poner allí esa fe que ellos mismos tenían, y que contagiaban.
             Cuando venga el Hijo del hombre hoy, ¿hallará esa fe en la tierra?

viernes, 16 de noviembre de 2012

DEJARSE ELEGIR


HOY HAY ESCUELA DE ORACIÓN, 17’30 horas
con el tema de los MERCADERES DEL TEMPLO.

          2ª carta de San Juan  (4-9).  Resulta hasta difícil comentar algo que está tan repetido en el mensaje evangélico, y tan en el corazón de San Juan, el apóstol evangelista: el núcleo del vivir cristiano, que es el amor.  Evidentemente hablamos del AMOR CRISTIANO, el que Cristo dejó como testamento final; el que Juan lleva clavado en su alma como lo único que hay que trasmitir a una comunidad de fieles a Cristo.  Juan les llama: tus hijos que proceden con autenticidad, y por tanto, contradistinto a los otros que no son así.  Ayer aparecía un comentario al tema del día que era una llamada muy seria a vivir en verdad, porque el colaborador expresaba con la viveza de un refrán castellano, que una cosa es predicar y otra dar trigo.  Y eso es exactamente lo que aquí toca hoy en directo, y por su nombre, San Juan.  Y llama embustero a ese (y esos) que no reconocen a Jesucristo venido en carne. Lo que es lo mismo que estar en las nubes de un Cristo entre serafines, pero sin aterrizar en el mundo real. Y eso no es simplemente el “dogma de la divinidad de Jesucristo”, sino llegar alguna vez a vivir al modo de Jesucristo en su venida al mundo: para amar hasta el exceso y vivir el amor en realidades fehacientes, sin acepción de personas. “Y amar significa seguir los mandamientos de Dios”, nos dice San Juan, el mandamiento que tenemos desde el principio: amarnos unos a otros.
             ¿No somos conscientes de la diferente medida que usamos cuando algo viene de uno o viene de otro?  ¿No rendimos falso culto a uno en contra del rechazo instintivo que puede producirnos otro? ¿Hemos llegad a AMARNOS en el grado del alma igualmente abierta cuando afirma Fulanito que Menganita?  ¿Amamos con libertad de alma hasta tener esa visión de ojos limpios para echar siempre a buena parte lo que nos viene de fuera, sin mirar primero la firma?
             El AMOR cristiano, ese que describe San Pablo como amor sin fronteras (el que abarca “lo largo, lo ancho, lo alto y lo profundo”  y no pone medida alguna porque sería achicarlo, empequeñecerlo. Por eso nos quedan tantas leguas hasta captar, siquiera de soslayo, el amor verdadero, el que será nuestro distintivo al ponernos ante los demás, y –por supuesto- al ponernos delante de Jesucristo.

Por eso no puede resultarnos raro lo que Jesús afirma en el Evangelio  (Lucas, 17, 26-37), al decir que “habrá dos en la cama y uno será tomado y otro dejado”.  Hay dos partes en esa afirmación: una está en la línea de la absoluta libertad de Dios al elegir. [“Nos eligió en la Persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales”, es la afirmación de San Pablo].  Y ahí estamos en un misterio indescifrable… Esa pregunta que podemos hacernos todos, unas veces ante lo favorable y otras ante lo desfavorable: ¿por qué a mí?  Pregunta sin respuesta, porque nadie puede entrar en lo insondable de Dios.
Pero luego está la otra parte: unos que se dejan elegir y otros que no.  Porque con esa realidad hay que contar y es, en realidad, la que más tenemos que tomar en cuenta, porque es la que depende de nosotros. Incluso más de una vez lo que creemos que es sólo elección de Dios, es la realidad de nuestra libertad de dejarnos escoger…, de dejarnos atraer.
Jesús empieza este discurso con situaciones de la vida diaria, que son las mismas en tiempos antiguos y en los contemporáneos. Y en medio de esa realidad, y como las coas más reales (que vienen y se van…, o que no vienen…, o que vienen de una manera o de otra…, y todo es imprevisible), así sucederá en el momento en que Jesús viene a cada uno.  Unos antes, otros después.  Y digo “viene a cada uno” y ya estamos pensando en la muerte… Pero no es así: las venidas de Jesús son muchas, muy diversas, muchas veces a lo largo de la vida…  ¡Cuántas venidas que hace Él a un alma para atraerla, para “tomarla”, para elevarla, para transformarle sus sentimientos y sus formas…!  ¡Cuantas venidas que tienen forma de inspiraciones interiores (en donde se ve más clara la mano de Dios), y cuantas que llegan a través de los otros…, de los amigos y los enemigos, de los amados y los no aceptados…, de palabras dulces o de reprensiones fuertes que llegan de quien menos se espera… También ahí es día del Señor, en que se manifiesta el Hijo del hombre.  Pero desgraciadamente empezamos a ver fantasmas , a hacer distinciones…   Y Dios había venido a elegirnos…, pero no hemos sabido descubrir ese brazo de Dios, esa “mano izquierda de Dios” (que llama el Padre Cué), tan amorosa como la derecha de terciopelo…, pero un poco ocultada por la apariencia exterior.
¿Y dónde está el Señor?, dice Jesús en este evangelio.  Y responde con una expresión que seguramente no nos resulta atractiva pero que ses muy expresiva: Dice Jesús: donde está el cadáver, se reunirán los buitres.  O sea: el Señor acude a cada alma con esa prontitud, esa inmediatez, ese “olfato”…, como el de los buitres con el cadáver.  Para decirlo en forma inteligible: donde está la necesidad, allí está de inmediato Jesús.  Otra vez hay que repetir: que Él elige (muchos son los llamados); pocos los que se dejan elegir.  Quisiéramos un colchón de miraguano…, y Jesús se presenta igual en un madero de  cruz.  ¡Y es Él mismo!