viernes, 31 de agosto de 2012

Liturgia del 1 de septiembre


POBRES Y “TALENTOSOS”
Continúa  San Pablo en la misma línea y argumento de lo visto ayer. La variación está en la aplicación concreta a esa comunidad de fieles a la que se dirige, que ni es de ricos, ni de aristócratas, ni de sabios.  Así quiere Dios abajar la soberbia y autosuficiencia de los que se apoyan en sí mismos y en sus cualidades.  El que quiera “presumir”, que presuma en el Señor Jesús, que es quien nos da sabiduría, bondad, santificación y redención.  Concluye San Pablo Por tanto, el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.
Por eso concluye el SALMO: Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad (como su lugar donde Él quiere reposar).
Y desembocamos en ese tan conocido Evangelio, que va en la línea misma de los días anteriores:  hemos recibido unas capacidades y tenemos que rendir conforme a ellas.
Como todas estas parábolas, no son “fotocopias” de una realidad, sino cuentecillos que conducen a una enseñanza y conclusión. El que pretendiera entenderlas de manera que “tal detalle” significa “tal cosa”, se quedaría lejos de lo que busca expresamente Jesús. Absurdo era tildar de “egoístas” a las muchachas que “no prestaron aceite”…  Porque adonde Jesús iba derecho era a decirnos que cada uno tiene en su “haber” lo que ha vivido en su vida. Y no caben componendas de última hora.
Hoy plantea Jesús otro aspecto muy interesante:  cada uno tiene sus cualidades, unos más y otros menos.  Pero a la hora de la verdad no es que vale más quien más cualidades tenía, porque Dios no se fije en eso sino en la respuesta que cada uno da a sus posibilidades.  Recibió aquel cinco monedas valiosas, el otro dos y el  otro, uno.  A cada cual le toca dar cuenta de lo que recibió.  El de cinco rindió otros cinco, y es siervo bueno y fiel, que merece entrar en el banquete  que ha organizado el amo. [Banque equivale a REINO DE DIOS].  El de dos, entrega otros dos, y no se le pide que sus dos monedas hayan producido 3 ó 5. Con las dos que ha  ganado, también es siervo bueno y fiel, que merece entrar en el banquete.  El que recibió uno, debe traer ese uno más otro uno (no le van a pedir dos).  Pero el pusilánime, temeroso (o comodón), se limita a entregar la moneda que recibió… Lo guardó en un pañuelo por el temor de perderlo y que su señor se molestara… [Justificaciones penosas, absurdas, contradictorias…, porque en realidad fue su propia desidia, su falsa tranquilidad o comodidad---.la que le había hecho un inútil].  Por eso es tildado de siervo inútil, negligente y holgazán. ¡Tenía que haber negociado con esa su moneda…!  Siempre el mismo argumento: cada uno estamos llamados a rendir buena cuenta de nuestros talentos, y cada cual los suyos…, ni se les pide más a uno, ni tiene más mérito el que había recibido más. Ni va en desventaja quien tiene menos cualidades.  Lo que se le pide a cada uno es que rinda debidamente conforme a lo que recibió.
La comunidad de Corinto era alabada por sus buenas cualidades. Dichosa la nación que Dios se eligió para vivir en ella.  Aunque decía un compañero mío, hombre mayor y de mucha experiencia: “No hablemos de los perros hasta que no salgamos del cortijo”.  Y creo que ahora mismo hemos de hacer caso de esa sabia advertencia para saber seguir leyendo sin cerrar juicio a la primera de cambio.  Queda mucho por leer y mucho por aprender.  Y quizás ahí está un secreto (o una sabiduría indispensable) para poder acertar en el modo de establecer un juicio e incluso una conversación o diálogo

Algo  de esto lo toco en el tema que está escrito a continuación

Nos felicitamos todos


FORMIDABLE
Es evidente que el blog ha ganado mucho en participación en esta etapa última. Han aumentado los comentaristas con sus nombres propios. Y ahí están usando de su derecho otros anónimos, que expresan sus puntos de vista, bien enriqueciendo, bien opinando y discrepando.  Me alegra muchísimo esta riqueza, este interés y hasta esa “introducción” en nuestro  blog de quienes poco acordes se muestran con lo dicho.
Lo que, a su vez, aparece en algunos comentarios anónimos es que quedaron en una palabra, un párrafo, un prejuicio, y que de hecho no se han adentrado en el texto y el contexto que expresaban algo substancial.  Es como quien va a los toros y se queda solamente con la bandera que ondea sobre la puerta central.  No cabe duda que es un arte de abstracción, pero adolece de alguna carencia de entendimiento del tema.  ¿Es una forma que enriquece…, una oportunidad para que alguien pueda clarificar conceptos esenciales, dejando las cosas más en su contexto?  Me ha parecido que sí, y vuelvo a ese agradecimiento general que he expresado al comienzo, con algo más de reconocimiento personal a quienes identificaron también su persona.

Que, por cierto, SE ME OCURRE UNA IDEA que pudiera facilitar una cierta concreción dentro del anonimato, perfectamente admisible. ¿Consideráis factible que con su anonimato (por supuesto), se añadiera al final del comentario una letra o cifra FIJOS, de modo que hiciera posible –en una hipotética respuesta- dirigirse a “Anónimo L”, “Anónimo 007”, al modo que alguno puso muy recientemente su seudónimo como “firma”, “identificándose” de alguna manera?  Porque la verdad es que el “puro anónimo” parece demasiado frío y como quien se esconde.  Y bien podemos pensar que aquí no pretende  esconderse nadie, porque ¡vaya testigos los que se escondieran por sistema!

Por lo demás, sigo FELICITANDO  a todos los blogistas, y animándoles a participar.  Y a procurar adentrarse en los temas de modo que más que los prejuicios (que son siempre previos a una reflexión y estudio), podamos todos obtener los beneficios del arte de escribir, de investigar la verdad con ese bien reconocido rigor con que se investigan otro tipo de temas y circunstancias.

Una lección de SABIDURÍA


”LO NECIO” Y “LAS NECIAS”
La misma palabra y dos sentidos absolutamente diversos. En la 1ª lectura tenemos uno de los textos clásicos y más significativos del lenguaje neotestamentario.  Lo mismo que Jesús expresó la suprema bienaventuranza con los pobres de espíritu… [los que ellos mismos eligen ser pobres, porque ese es el camino para tener a Dios por Rey… (para poder entrar la persona en los tesoros de Dios)], así San Pablo desarrolla hoy el pensamiento de que Dios se eligió para sí a los necios y pobres, para confundir a los sabios y ricos de este mundo.
Ha empezado San Pablo diciendo que fue enviado a predicar el evangelio,  No con sabiduría de estudioso sabio y palabras persuasivas para captar adeptos.  Vino en la pobreza del predicar..., y predicar a Cristo en la cruz.  No venía con dulzuras engañosas, ni para cazar furtivamente. Pablo enía como arma la necedad que deja frustrada la sabiduría de los sagaces, Nadie le puede tildar de haberles tendido un lazo para engañar a los corintios.  Él presenta a Cristo tal cual es y por ese camino  salvar a los que quieran creer.. Los judíos exigen signos mesiánicos;  los griegos cultivan la sabiduría, pero nosotros predicamos a un Cristo crucificado que escandaliza a los judíos y suena a locura a los griegos, Para nosotros es la fuerza de Dios y la sabiduría de Dios, pues “lo necio” de Dios es muchos más sabio, y “lo débil” de Dios es lo verdaderamente fuerte.
San Pablo ha presentado ante la comunidad de Corinto el extraño programa de su labor…, tan “extraño” como el evangelio mismo…, como Cristo mismo.
Y yo me pregunto hoy si no es exactamente lo que andamos viendo y palpando cuantos vivimos creyendo en Jesús en el momento actual, con planteamientos y actitudes absolutamente al revés que lo que “el mundo ama y abraza: honores, fama, estima de mucho nombre en la tierra”, mientras que el creyente ama y abraza todo lo contrario. Sabe el cristiano que su triunfo no se da con los valores y criterios que maneja “la sociedad” y que privan en “el ambiente”.  Remamos contra corriente y vamos “al revés”. La gente “que sabe vivir” nos cree tontos. Nosotros, viviendo esta distinta realidad evangélica, sabemos que los absolutamente necios son ellos, los que pretenden dominar, los que se basan en sí mismos, los que se creen en  posesión de la verdad y de esa vacía felicidad del momento, que se les desinfla entre las manos.  Nosotros sentimos la fuerza que no es nuestra ni nos puede apoyar por ser “nuestra” sino porque estamos pertrechados por la fe de la Iglesia, que es la fe que Cristo nos puso en las manos, vasijas de barro ciertamente…, y sin embargo fuertes como cedros del Líbano..
Ahora es muy fácil entender que el Evangelio llame necias  a las muchachas que acuden con tanta esperanza a la llegada de su novio…, pero ni se han preparado debidamente con la previsión de que puede retrasarse y que sus lámparas pueden apagarse y que ellas se duermen…, y que cuando suena  el grito de que están llegando los novios, ellas ni tienen luz ni tienen aceite para avivar su candiles.  Mucho tiempo preparando el encuentro…, pero tan mal preparado, que en la hora de la verdad ellas no están allí porque han tenido que ir a comprar aceite… Luego vuelven…, pero ya está la puerta cerrada, y aquel novio se ha encontrado despreciado.  Por eso ahora:  no os conozco.  ¡Realmente necias, y malamente necias!  Y lo curioso es que pretendieron ser de “las listillas”, las que no habían preparado el encuentro, y luego pretenden que las otras, las prevenidas, las sensatas y responsables, fueran las que les resolvieran el problema. En efecto eran de las que el mundo considera que saben vivir…, porque no dan golpe, o “barren para adentro” y luego echarán la culpa a las egoístas” sensatas que no le dieron de su aceite.
Lo curioso –y lo penoso- es que muchos lectores puedan pensar lo mismo.  Porque serían parte de ese grupo necio y egoísta auténtico, que pretende vivir y medrar a costa de los que son hormiguitas del día a día para que su aceite nunca falte.  Pero digo que es penoso porque es que no se ha entendido nada de la intencionalidad de Jesús.  El capítulo va orientado por el evangelista a unir todos los dichos de Jesús sobre la necesidad de vivir preparados porque no vale improvisar a la hora de la muerte. (ya toqué ayer este punto).  Y precisamente es el pensamiento que subyace en esta otra parábola de las jóvenes que esperan al Novio.  No cabe “prestarse” nada. Cada uno se presenta con su bagaje personal.  No es que quisieran o no dar de su aceite… Es, sencillamente que nadie puede darle a nadie lo que cada cual vivió en vida.  La hormiga encontró sus depósitos llenos. La chicharra se murió de hambre porque no preparó nada.  Y a cada persona le ocurre igual: cada uno tiene lo que él hizo.  Y quien vivió preparado y preparándose, aun en medio de etapas de “somnolencia”  no dejaron de ser previsores de su futuro en fidelidad a Dios.  Acumularon sus buenas obras, y –al llegar su hora de la muerte- está “ese aceite” ahí.  Y los que se dedicaron a saber vivir, a chupar del bote…, a la hora de la muerte se encuentran vacío su candil.  Quieran ahora que otros “le prestaran”…, pero es imposible: ellos llevan lo que ellos han sembrado.  Y sembrar viento, acaba escapándose de la mano.

jueves, 30 de agosto de 2012

Preparados y preparándose


”CON EL PIE EN EL ESTRIBO”…
Comienza hoy la primera carta a los fieles de Corinto. En el Nuevo Testamento se conservan dos cartas a esa comunidad, y se sabe que hay una tercera, pero que no quedó incluida en el canon de los libros sagrados. Esta primera carta comienza –como casi todas las de Pablo- con una presentación de sí mismo. Y lo hace en ésta como apóstol de Jesucristo. En su nombre desea paz y Gracia de Dios y del Señor Jesús, y da gracias por esos fieles que él lleva siempre en su corazón, porque han sido enriquecidos en el hablar y en el saber por el propio testimonio de Cristo. “De hecho –les dice- no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final.
Será una carta con gran contenido teológico básico del mensaje cristiano.  Y ya que se ha mostrado auténtico padre de esa comunidad tan querida, y les ha dado el más primitivo retazo de la tradición esencial de la fe en Cristo, precisamente como padre va a tenerles correcciones muy fuertes y duras en varias líneas de actitudes cristianas.  Por eso esta primera carta a los corintios es una de las más citadas a través de la predicación y de la enseñanza de la Iglesia.
Aunque sea adelantarme así, y que la lectura continuada no recogerá todos los detalles, sí que puede servirnos de invitación a irla viendo nosotros en su texto completo.  Y hasta s curioso cómo colea tal carta en la otra, la segunda, donde se vuelven a tocar esos aspectos más duros, buscando Pablo poner su algo de paternal vaselina para que la comunidad no se desanime por las duras correcciones que les hace en la esta primera carta.
Si con lo dicho les abro “las ganas de comer” a los que meditan y buscan alimento en estos escritos substanciales de las primeras iglesias cristianas, habrá sido muy fructífero este bosquejo inicial.
El SALMO va acorde con el texto de alabanza y gratitud con que Pablo comenzó el saludo.
En cuanto al Evangelio, estamos en un capítulo que va a insistir a través de diversas parábolas en algo tan importante como que la vida y la muerte ni se improvisan, ni se pueden pensar por separado.  Recuerdo a un amigo –alumno en otro tiempo, y dentro de una vida cristiana- que un día se abandonó y se pasó al bando de la comodidad, eliminando de su vida su práctica sacramental e incluso la vivencia expresa de su fe. Cuando intenté echarle un cable, me contestó que ahora (joven) viviría tranquilo de Religión, y que ya volvería cuando fura mayor.  Craso error, porque la fe y el evangelio, la práctica cristiana auténtica y la honradez integral que tiene a Dios en medio, es algo que no puede ser de quita y pon, pero es que ni siquiera se puede vivir en la paz y equilibrio humano (vida de matrimonio, relación paterno-filial, estado general distendido y con luces de confianza en la vida y en las personas), cuando se arrinconó la fuente que mana felicidad y da alimento que sostiene a la persona integral.
Pues eso es lo que da el Evangelio de hoy. Estad en vela no es que “a la hora de la muerte” va uno a tener preparado el mando a distancia para abrir el “canal del Cielo”.  Explica Jesús que la vida es una continuidad, y que hay que vivirla alerta…  Que el ladrón [la muerte] no avisa a qué hora vendrá a  robar; que llega cuando y donde menos se espera, y que cundo quisiera uno –si es que entonces se acuerda- echar mano de ese su hipotético “mando a distancia”, puede no tenerlo a mano.  Esperar el abrazo de Jesús en su venida a cada alma, es tan fundamental que tiene que ser algo que se vive día a día como lo normal.  Que ese instante ni va a necesitar del “mando”, porque ya está puesto el “canal” y sólo queda que seguir viendo.  Aquella anécdota que se cuenta del joven jesuita, estudiante de teología y muy fiel a su vida cristina y consagrada.  Estaba jugando con los compañeros.  Uno, que ya conocía el temple del Hermano Luis Gonzaga, le preguntó: Hermano Gonzaga: ¿qué haría Vd si le avisaran que le quedaba muy poco para morir?  Y contestó sin inmutarse: “Seguiría jugando”.  ¡No tenía necesidad de irse a buscar el “mando”, ni de “prepararse a bien morir”!   Ya lo estaba como realidad habitual de su vida.
Esto es lo que Jesús enseña hoy.  Sus parábolas tienden siempre a presentar “extremosamente” una realidad que, en sí, será más simple, y que desde luego no tendrá esos rasgos de “hacer pedazos” a los que no estuvieron preparados.  Aunque si llegara a perpetrarse ese alejamiento consciente y recalcitrante contra la preparación que nos deposite en los brazos de Dios, será la propia criatura la que tendrá que concluir que ella misma destrozó sus posibilidades de felicidad en el Reino… Que nadie la hará pedazos…, pero que ella misma se sentirá hecha cisco.  Como aquellos marinos en la guerra incivil española que por una simpleza de uno, acabaron detenidos y encarcelados.  Y era el mismo marino imprudente quien creó su propio infierno mental , consciente de que él y sus compañeros se hubieran podido salvar si él hubiera sido más responsable en ese segundo de indecisión que les puso en manos de sus carceleros.  Y de la muerte. “Con el pie en el estribo, con el motor en marcha…, y por culpa mía…”

miércoles, 29 de agosto de 2012

Martirio de Juan Bautista


DOS POSIBLES CAMINOS
Habrá hoy muchos sitios donde las lecturas del martirio de San Juan Bautista se prefieran a las que corresponden en la lectura continua. De suyo, en rigor, correspondería la lectura continua, porque la otra celebración está “catalogada” litúrgicamente como memoria, y eso no le da primacía. Pero trataremos los dos caminos y, así, todos contentos.
En la correspondiente al miércoles se acaba la 2ª carta de San Pablo a los tesalonicenses, en el mismo tono cordial con que empezó.  Les exhorta a trabajar y ganar su pan con su trabajo, pues el propio Pablo que hubiera tenido derecho a una ayuda por su labor, nunca quiso aprovecharse de ello, sino que trabajó para sacar su sustento.  Les advierte que no entren en trato con los que pueden hacer daño a sus convicciones y a su fe y que llevan una vida desordenada, y –aunque la carta está escrita de mano de un amanuense, aún pone Pablo su firma de puño y letra, como contraseña de que es de verdad una carta suya.  El Salmo incidirá en esa paz y buen hacer  de esa comunidad cristiana, repitiendo el típico saludo hebreo: Dichoso el hombre que teme al Señor, lo que es bíblicamente igual que dichoso el hombre que AMA al Señor, puesto que el Espíritu de Dios que hemos recibido no es espíritu de temor sino de amor, por el que somos elevamos a la dignidad de hijos que se dirigen a su Padre, que es Dios de Amor.
El Evangelio continúa en la línea de los días anteriores, con ese capítulo 23 de San Mateo, cuando está bastante cercana la hora de Jesús (su muerte), y quiere dar a las hipocresías farisaicas el último zamarreón para que puedan reaccionar.  Y les va a esos casos concretos que dominan la vida farisaica:  son como sepulcros blanqueados.  Por mucha cal que le pongan por fuera, lo que tienen dentro son cadáveres, huesos, podredumbre. Todo muy bonito por fuera…   Volvemos a lo mismo de ayer, y desde luego que no se queda en los fariseos, y que mucho tenemos todos que penetrar dentro de nuestras intenciones, actos y actitudes, palabras y medias palabras, para no caer en esa “categoría” que tanto rechaza Jesucristo:  por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y malicia. [No se me escapa todo ese conjunto de expresiones que constituyen para muchos “su religión”, y que luego queda todo eso tan alejado de la vida que Cristo vino a instaurar en la tierra, donde lo externo podrá tener un sentido si es expresión de lo interior…  Porque todos los modos exteriores que quieren expresar devociones populares son válidos y meritorios y laudables en la medida que reflejen un mundo interior evangélico, auténticamente cristiano, y,  POR TANTO, SACRAMENTAL.  Y en la medida que los sacramentos estén ausentes de las velas, las flores, los tronos, las “promesas”, las medallas y las varas de mando, etc., se convertirá todo en hojarasca y apariencia, en un querer y no poder y no saber.  Jesús, todavía afinando más aquella diatriba contra los fariseos: alabáis a los profetas y le construís mausoleos suntuosos… Muy fácil a toro pasado, cuando llega “el día de las alabanzas” (ya muertos)…, pero son los mismos profetas que mataron vuestros antepasados.   Colmáis así la medida de vuestros antepasados, porque vosotros ahora mataréis a otro profeta y vuestros hijos les harán las tumbas con piedras preciosas.  Muy fácil alabar después de haber arrumbado a quien os hace sombra.

De otra parte, SAN JUAN BAUTISTA, no ya en la solemne fiesta de su NACIMIENTO, que celebramos en Junio, sino en el recuerdo de aquel día que Herodes lo mandó decapitar por instigaciones de Herodías, la mujer de su hermano, con la que incestuosamente convivía el tetrarca.
Una primera lectura con el paralelismo de Jeremías, el profeta del Antiguo Testamento que fue tan perseguido y acusado, al que Dios le puso delante la causa de la verdad y –por tanto- la necesidad de hacer cara a quienes pretendían acallarlo.  La peor “amenaza” sería que Jeremías tomara miedo a sus enemigos y transgrediera el mandato de Dios. Por tanto, aún amenazado de muerte por los jefes de Israel, Dios incita a Jeremías a permanecer justo y cabal con la verdad. La fuerza para Jeremías es la promesa absoluta de Dios:  Yo estoy contigo.
De ahí el SALMO:  Mi boca cantará tu salvación.  Podrá estar Juan en la cárcel, podrá estar amenazado, podrán hasta cortarle la cabeza…, y sin embargo Juan Bautista será el mayor de los nacidos de mujer, el hombre recio que no se bambolea al viento, que no vivió para servirse a sí mismo y andar por ahí pavoneándose de sí.  Su misión fue anunciar a Jesús, y luego –como él mismo dijo: Disminuir él y crecer Jesús. Que no penséis que eso fue propio solamente del Bautista.  Todo el que quiera vivir la causa de Jesús, ha  de contar con ese saber disminuir…, dejarse disminuir, par que quien realmente aparezca y emerja sea JESÚS, EL SEÑOR. Por eso cuando sentimos la tentación fácil de “medrar” a costa de nuestro servicio a la fe, aún nos queda que pasar por tribulaciones, que vendrán a ser el crisol de nuestra auténtica verdad.
Y esa situación del Bautista no ha sido la última en la historia , ni con ella se acaba este estado de cosas.  Decapitar es siempre fácil.  Lucir con luz propia, no.  Porque para ese lucir hay que tener luz.  Y la LUZ la tiene Cristo, y lucirá quien se deje emprender y abrasar por esa LUZ.

martes, 28 de agosto de 2012

En el día de San Agustín


LAMENTOS DE JESÚS
Yo digo que hasta qué punto estaría Jesús harto de tantas apariencias de religiosidad, y cómo le tocaban en lo más hondo de su Corazón, para que ya explotara tan abiertamente con estos “ayes”  sobre los fariseos y los doctores de la ley… ¡Tantas veces le habían atacado a Él por esas minucias, y había callado o su respuesta había sido concreta hacia una situación determinada!  Pero llegó ya a este momento y se revolvieron sus entrañas ante ese conjunto de falsía religiosas con lo que se quedaban tan satisfechos y, sin embargo, habían soslayado las verdaderas actitudes ante Dios y ante la vida real-.
Hoy ha ido directo hacia un fenómeno muy fácil y muy hipócrita:  quedarse en los cuatro cumplimientos fáciles y externos con los que uno no da nada de sí  ni compromete nada personal, pero se queda tan satisfecho con pagar el diezmo, mientras deja a un lado lo que es sinceramente bueno (con la bondad de Dios). U olvida la compasión, que es básica en una actitud del corazón. O descuida lo grave de la ley.  Siempre es fácil dejar una moneda de limosna a la puerta de una iglesia. y quedarse tan “en paz”…, y ¡tantas veces carecer de paciencia, y cercanía en la familia, con el que trabaja uno codo a codo, con el que depende de uno, con la persona mayor…!  A Jesús se le sube la indignación ante tanto cumplimiento sin apoyo interior. Y no es que dice que no se haga lo pequeño externo, sino que no puede ocultar unas carencias de lo fundamental.
¿Y pensamos que esto era solo en aquel momento, con aquellos fariseos?  ¿Y no encontramos cercanos ningunos parecidos o no nos recuerdan nada actual, y hasta posiblemente de actitudes personales? Porque a Jesús indigna que los haya quienes filtran el mosquito con sus escrupuleras y tiquismiquis, y se tragan después el camello tan fácilmente, Le indigna que podamos ser nimios en usos tan externos que sólo sirven para ser vistos, y que haya una labor de zapa que ataca la caridad, la justicia social, el respeto a otros.  A cualquiera le indigna (a Jesús le indignó) que con el “pago” del diezmo de unas especias, se ocultaran actitudes mucho más serias y cristianas y profundas, que son las que revelan el corazón de la persona. Entiendo perfectamente a Jesús y lo veo clarísimo y veo que sería de necesidad que hubiera un Jesús en este momento para poner en claro a quien servimos muchas veces:  si al amor cristiano, el respeto al otro, a la comprensión, al calzarse los mocasines del prójimo, a la justicia que es propia de Dios y que supone la bondad, la misericordia, el juicio y sentido común, que no se camufla bajo egoísmos y egocentrismos autosuficientes.
Le causa a Jesús repugnancia esa “limpieza de la copa por fuera” y ese corazón insensible ante necesidades o sufrimientos de personas cercanas (que hasta pudiera ser que lo que sufren está causado por esos perfeccionistas de la copa exterior.  ¡Guías ciegos! Que –sin embargo quieren guiar a los otros que ellos consideran ciegos.  ¿Veis muy lejanas esas situaciones?  Mirando alrededor o mirando hacia el propio interior, ¿os imagináis lo que hoy diría Jesús de muchas cosas de nuestro propio entorno “religioso” y de quienes se ocultan bajo apariencias “religiosas”, pero tan alejadas de esencia cristiana o al modo de Cristo?  A mucha gente no le gustan estas quejas que se le escapan a Jesús del fondo de su alma, pero la pregunta que puede hacerse cada uno es si podría ser más honrada la propia actitud cristiana, de seguimiento de la doctrina y vida de Cristo.  Os aseguro que escribo con el corazón en la mano, y que no estoy teorizando como quien se lía un manteo a la cabeza.  Estoy sintiendo hondamente lo que digo, y me tengo que examinar muy seriamente, a la vez que creo que obligaría a muchos a examinarse, por si acaso encontraran motivos para mirar más fijamente al Corazón de Cristo y a sus sentimientos y expresiones de esta hora.
Hermosa sigue siendo la 1ª lectura, con Pablo que elogia a los fieles de la comunidad cristiana de Tesalónica. Pero advierte que nadie os desoriente con hechos o dichos…, sino os mantengáis firmes y conservéis lo bueno aprendido de nosotros.  Y luego concluye con una mirada a Dios del que depende todo y tanto bueno que los tesalonicenses tienen.
Pero dicho el resumen, ya me fijo directamente en esa advertencia:  que nadie os engañe con hechos o dichos, ni que se apoyen en lo que yo os he escrito y enseñado (dice Pablo).  Muy por encima, quede siempre lo que tenéis que llevar en el espíritu, manteniendo la auténtica tradición de lo que es esencial en la vida cristiana, en lo que yo os enseñé…, y lo que yo os enseño es a Cristo.  Ahí está el quid.  Porque o miramos mucho más a Cristo y menos nuestras gratificaciones espirituales, nuestras devociones o dulzuras personales, o nos quedaremos rozando los “ayes” de Jesucristo.

HOY CELEBRAMOS A SAN AGUSTÍN.  Uno que desbarró una buena parte de su vida. Hasta que un día se dejó atrapar por ese Jesús que conoció en el Evangelio y que le liberó de sus prejuicios y le hizo llegar hasta la médula del Cristo Salvador.  Cambiar siempre es posible cuando hay sinceridad para abordar los entresijos internos del alma…, las famosas salbandijas de Santa Teresa…

lunes, 27 de agosto de 2012

¡Ay de vosotros!


CAMBIO TE TERCIO
La lectura continua sitúa ahora ante textos del Nuevo Testamento, y hoy precisamente- ante ese comienzo de la 2ª carta de San Pablo a los fieles de Tesalónica. Un lenguaje muy llano e inteligible, que basta irlo leyendo para que su contenido se nos haga fácil de entender. Incluso encierra expresiones tiernas y delicadas, laudatorias hacia esa comunidad de cristianos, que hace a Pablo sentirse orgulloso de ellos, porque la fe de esas gentes honra a Dios y honra a Pablo (que les ha llevado ese tesoro cristiano).  Hasta tiene el detalle de que el saludo inicial es plural: de Pablo, Silvano y Timoteo, y no de algo personalista.  Admira la fidelidad de esos fieles en medio de las tribulaciones, pero sabe Pablo elevar el tono para que comprenda que  a través de ellas, Dios mismo pretende concederos el Reino.  A vosotros os toca ser dignos de esa vocación cristiana que habéis recibido, llevando a la práctica vuestros buenos deseos y agradando así a nuestro Señor Jesucristo.
El Salmo bien podría expresar el eco de todo eso en la vida nuestra diaria, porque nos ha dado pistas suficientes para ser nosotros fieles y leales a ese Dios que hace en cada uno tantas maravillas.
CONTRASTE RADICAL con el Evangelio, en el que Jesús entra en conflicto frontal con la falsía de los fariseos y doctores de la Ley.  Y les hace abiertamente examen de conciencia: por hipócritas que dificultan a las gentes el paso hacia Dios; ni ellos entran, ni dejan entrar.  También por aprovechase de pobres viudas para sacarles su poco dinero con pretextos religiosos. Y más razones:  porque buscan atraer a su bando pero no liberan de angustias sino que las aumentan en esos que han captado. Hacen esclavos de la ley y no almas esponjadas con libertad de hijos de Dios. Falsean el sentido de lo sagrado haciendo disquisiciones absurdas sobre el jurar, si es por el altar o por las ofrendas…, si es por el templo o por el oro del templo… Todo esto que nos suena a nosotros casi a chiste… [¿o que nos tendría que hacer pensar sobre detalles de nuestra “religiosidad”?  Porque a nosotros nos suena casi a chiste ese conjunto de invenciones y elucubraciones farisaicas, pero podrían muy bien ayudarnos más de una vez a contrastar con realidades nuestras].  A lo mejor de estas notas evangélicas, de esas advertencias de Jesús a los hombres religiosos de su época, podremos nosotros sacar conclusiones y decisiones que purifiquen, perfeccionen y hagan agradables a Dios, nuestras actitudes profundas cristianas.  El EVANGELIO siempre es actual, siempre presente, siempre capaz de suscitar algo PRESENTE para nosotros, cuando vamos a él desde nuestra realidad nuestra personal o como miembros de grupos creyentes y cristianos.

domingo, 26 de agosto de 2012

Domingo 21 B, T.O. Crisis galilea


LA CRISIS
                Cuando Juan situó la multiplicación de los panes den este lugar, quiso ponernos ante un anuncio de otra multiplicación sublime que  Jesús iba a inventar: LA EUCARISTÍA.  Pero en vez de hacerlo en su lugar histórico la Cena Pascual, y como narración de un suceso de ese instante, se puso a preparar tan gran misterio y obra de amor con un amplio capítulo que fuera desgranado pedagógicamente, por pasos todo lo que se esconce bajo ese misterio.  Y primero, panes en abundancia, que salen de donde no los hay. Después –a propósito-, el PAN BAJADO DEL CIELO, mucho más allá que el antiguo maná… Después, EL PAN DE VIDA, porque se trata de dar vid al mundo. Y cada vez que da un nuevo paso, afirma que Yo soy ese verdadero Pan bajado del Cielo, ese Pan que da vida al mundo.  Pero el pan alimenta y da vida si se come.  Pues yo doy mi Cuerpo para ser comido y mi Sangre para ser bebida.  Más aún: hay que comer mi carne y bber mi sangre para tener vida eterna.
 Se veía venir. Esa larga enseñanza de Jesús sobre el Pan de Vida, se había ido enconando entre los oyentes. Ya los versículos anteriores (del domingo pasado), habían puesto en el disparadero a aquellas gentes. La afirmación de Jesús de que su carne era verdadera comida, su sangre, verdadera bebida, y que había que comer su carne y beber su sangre para poder tener vida eterna, había levantado un sentimiento de aversión y repugnancia.  Tomado así al pie de la letra, no era –desde luego- atractiva aquella invitación-exigencia de Jesús. Y provocó la retirada de discípulos, a los que pareció inaceptable aquel modo de hablar de Jesús.  Nosotros lo vemos ahora a toro pasado y con las cartas en la mano, y nos parecen absurdos aquello discípulos…, y podemos pensar que les faltó “cintura” (como se dice en el argot futbolístico) para haber sorteado el momento y haber sabido esperar. Porque lo que es evidente es que Jesús no estaba llevando a la antropofagia, que era lo “insoportable” de aquel lenguaje para aquellos hombres.
                Jesús había querido llevar a la maravilla de la Eucaristía, Jesús había preparado muy gráficamente ese “miagro” de su comida con aquel otro de panes que se multiplicaban sin cesar.  Pero donde no hubo espera ni la buena fe y confianza en todo el proceso bondadoso de Jesús, se enredaron en las palabras, y optaron por marcharse.  Y Juan, que no pierde puntada en el tema de Judas, al que va “retratando” con rasgos peculiares, acaba entrelazando la marcha de los disconformes  -los que no creían- con la realidad de que bien sabía Jesús quién lo iba a entregar,
                Y ante aquella crisis en el seguimiento, ante aquellos discípulos que abandonaban escandalizados, en conmovedora la pregunta y el sentimiento que brotó del Corazón de Jesucristo a sus apóstoles:  ¿También vosotros queréis marcharos?  Hubiera habido un penoso suspense (y quién sabe si hasta alguna impertinencia), si Pedro no se adelanta a responder por todos, poniendo a las claras su propio interno sentir.  No habló Pedro de si le había agradado o no ese discurso de Jesús, ni si había entendido una sola palabra de todo aquello, pero se fue a lo esencial:  la realidad del propio Jesús.  Y respondió:  ¿y adónde vamos a acudir, si sólo Tú tienes palabras de vida eterna?   Aun esas palabras que no podemos entender –quería decir Pedro-, sabemos que son de vida eterna.  Si Tú las has dicho, están bien dichas. Y ¿dónde íbamos a acudir si nos marcháramos? ¿Quién nos iba a dar más y mejor que Tú? Porque sabemos que Tú eres santo, consagrado por Dios.  
                Lo que ya quedaba dibujado en la 1ª lectura, en la que –preguntado el pueblo si quería servir a Dios o marcharse- todos a una sola voz respondieron que “lejos de nosotros abandonar al Señor”, que fue quien nos libró desde antiguo de tantos males.
                Lo que está debajo de ambas lecturas es la actitud plena de fe en Dios, en Cristo,  No es si se entiende o no, si se abarca todo el pensamiento de Dios o no, si la expresión gusta o no.  Se trata de que, viniendo de Cristo, ungido de Dios, y sabe uno que ahí hay vida terna, y que en ningún otro lugar ni persona puede encontrarse mejor Palabra.   Entenderla, digerirla, tendrá su momento.  Pero a Dios se le da el cheque en blanco, porque sus Palabras son siempre de vida eterna.
                Y el Salmo nos hace remachar la gran verdad y la gran seguridad; Gustad y ved lo bueno que es el Señor.

                La 2ª lectura va hoy por otra línea, de vida práctica, para actitudes que hacen la vida más social, y más cercana de unos con otros, desde la comprensión, el respeto, y el sentido sobrenatural de la obediencia, esa que lo que lleva esencial de fondo es la actitud de obediencia a Dios, a la Palabra de Dios, a la voluntad de Dios.  Eso que Jesús hace con su Iglesia como un ejemplo de relación amorosa fiel.  Lo que acabaría llevándonos a la misma respuesta de Pedro, aun en medio de lo que podemos no entender muchas veces.  Pero Jesús es quien tiene Palabras de vida eterna,  Y aunque a veces el lenguaje puede parecernos a primera vista difícil de entender, basta que viene de Jesús y su Iglesia, para que nos brote la pregunta espontánea: ¿Y sin Ti, adónde íbamos a acudir?   La Eucaristía será lo que aglutine todo-

sábado, 25 de agosto de 2012

Un final glorioso


EL TRIUNFO FINAL
Dios es así.  Aquel “peregrino” del camino de Emaús, ya lo expresó muy claramente a los dos “fugitivos” que se quitaban de en medio: por muchas tribulaciones tenía que pasar el Mesías para entrar en su gloria. Y en el momento en que ellos acogieron esa palabra tan extraña como liberadora, descubrieron la Gloria de Dios en aquel arder de sus corazones.
Pues bien: Ezequiel [43, i-7] ha pasado por muchas tribulaciones. Ha sufrido con el pueblo “fugitivo” que huía de Dios y se apartaba de su salvación… Junto al río Quebar comenzó su purgatorio, con aquella visión que le ponía delante la rebeldía del pueblo.  Hoy Dios viene, de modo semejante a entonces, pero viene manifestando su Gloria.   Viene ya señalando con el dedo divino que Jerusalén, el Templo, la patria…, es de nuevo el lugar donde Dios posa sus plantas…, vuelve a ser el Dios de ese pueblo, y donde residirá para siempre en medio de su pueblo,  “La puerta oriental” es la que mira al Sol naciente…, al sol que devuelve s color a la vida. Por esa puerta “oriental” entra Dios en su templo, y desde ahí habla y desde ahí se hace presente, Y Ezequiel concluye su libro profético con el gran triunfo de Dios. De por medio se topó con un pueblo rebelde. ¡Y CON DIOS QUE SIEMPRES ES DIOS!, Y ante quien es fundamental la paciencia.  Dios es paciente. Siempre espera. Y finalmente muestra su Gloria.
Estudiosos bíblicos dicen que la misión de Ezequiel contribuyó a renovar el espíritu religioso entre los deportados. Gracias a Ezequiel, cuando sonó la hora de Dios no faltaron millares de israelitas que, curados de sus antiguas idolatrías, volviesen  a Judá dispuestos a secundar los planes de Dios, preparando la llegada del Mesías y de su salvación.  Serán los que Isaías llamará “los pobres de Yawhé”, los que ya tienen únicamente su confianza depositada en el Señor.
El SALMO  tiene el gran valor de habernos hecho repetir que la Gloria del Señor habitará en nuestra tierra, lo que debe ser tan vivo y real HOY…, tiene que entrar de tal manera en nuestros sentimientos de este tiempo nuestro, que aunque estamos asistiendo a un declive alarmante de nuestra gente, de nuestros compañeros de camino, empeñados en quedar hechos “huesos secos”, la Gloria de Dios va a presentarse en esta nuestra historia presente para invadirla.  Pero volvemos a lo de antes. Dios es paciente…  Habitará nuestra tierra…, pero “los relojes de Dios no tienen las horas de 60 minutos”.
Jesús mantiene esa paciencia en el Evangelio.  Sabe muy bien que en la enseñanza del pueblo –lo que es la sagrada cátedra de Moisés- están “enseñando” los escribas y fariseos. Jesús enseña a la gente a hacer conforme a lo que dicen (porque ellos repiten la Palabra Sagrada, aunque no la entienden…, y ¡aunque no la practican!  Pero la Palabra es la de Dios.  Ellos “no son Dios”, sus obras no son las de Dios. Pero haced lo que enseñan. Cosa aparte es que le digáis: Maestro…;  NO, porque no son maestros, Dios sí es Maestro.  Y como a Jesús le gusta rizar el rizo, se pone ya en lo universal y advierte que ni llamar: jefes, ni llamar “padre” , a quienes no lo son. Porque el único JEFE y el único absoluto verdadero PADRE  es Dios-  Es claro como el día que Jesús no está borrando palabras del diccionario, ni quitándoles el sentido normal de dominio público.  Pero siempre desde su habitual manera de expresar las cosas muy importantes, con la típica exageración andaluza (que era tan suya, tan oriental), nos sitúa en el punto en que Él quiere poner el acento:  sólo Dios es nuestro Maestro, Jefe, Padre y Señor absoluto
Dirán muchos verdaderos creyentes: “no nos revela eso nada nuevo”. Y yo me voy al que es nuestro primer mandamiento, que podemos recitar hasta durmiendo:  amarás al Señor sobre todas las cosas, y en el mismo grupo selecto de creyentes hacer la pregunta: ¿De verdad amamos a Dios SOBRE TODAS LAS COSAS…, sobre el propio yo.., sobre nuestras personales ideas propias…, sobre nuestras “formas adquiridas y en las que nos hemos “redondeado” para “ser buenos”?   Evidentemente no voy a negarlo a nadie…, pero sí que lanzo la pregunta, porque puede sernos muy útil para ahondar en la sinceridad de nuestros corazones.  Es que me tira siempre aquella expresión de un gran formador y maestro de vida espiritual, que decía que “ser buenos es la antesala de ser perversos”, por eso que “de buenos ya está harto Dios”…, porque a los que somos llamados es a ser santos.   Hemos de vivir ofreciendo a Dios abrirle la puerta oriental para que Él pueda invadirnos con su Presencia.  Y reconozcamos todos que aquí hay mucha tela que cortar, y todavía más quienes pretendan tener la verdad completa y no se detengan honradamente a dudar de “sus seguridades”.

viernes, 24 de agosto de 2012

Día de San Bartolomé


SAN BARTOLOMÉ
FIESTA LITÚRGICA, y por tanto con sus lecturas propias. La primera, del Apocalipsis, lo que casi nos transporta a las expresiones misteriosas y proféticas de difícil comprensión a bote pronto.  Describe el Cielo, “lugar” de medidas perfectas, altísimo. Una Piedra preciosa y alrededor, doce ángeles con los nombres de las doce tribus de Israel…, doce cimientos con los nombres de los doce apóstoles.
El Salmo es la obra misma apostólica, dando gracias, proclamando la Gloria de Dios y explicando sus hazañas a los hombres.
Y el Evangelio, directamente referido a San Bartolomé (Natanael), un hombre cabal al que Felipe comunicó el hallazgo del Mesías, a lo que el buen hombre puso sus reparos porque no le encajaba que el Mesías de Israel pudiera venir de una aldea sin nombre, o de mal nombre…, y al que Felipe no le discute sino que hace lo mejor que puede hacer: Ven y lo ves…: conducirlo a Jesús.  En vez de discutir, en vez de querer convencerlo, le invita a ver.  Y Jesús, en cuanto lo tiene cerca, hace de Natanael un elogio especial: Un buen israelita, sin doblez. Bartolomé se queda perplejo y cogido en lo más hondo, porque aún no le había dado tiempo a él ni a saludar.  Su pregunta es admirada y extrañada: ¿De qué conoces?  Y Jesús fue a la misma línea de flotación, porque seguro que aquello a lo se refería Jesús era algo muy particularmente íntimo para Natanael.  Le dijo Jesús: Antes de que Felipe te llamara, yo te vi cuando estabas debajo de la higuera. Bartolomé pegó un respingo.  Se quedó perplejo, y no tuvo ya más reacción que la de reconocer que Tú eres el Hijo de Dios, el Mesías de Israel.  La cosa estaba muy clara y hasta podía haberse quedado ahí.  Pero Jesús ya lo había mirado y las miradas de Jesús no son baldías…  Por eso que te he dicho, ¿crees?  Verás cosas mayores.  Estaba lanzada la llamada expresa a IR CON ÉL Y VER…, y le esperaba ver cosas muy grandes.  Como todo el que acepta la invitación de IR Y VER…, y tiene la constancia de ir siempre al Evangelio como a la fuente.

No quiero dejar cortada la lectura continua –a la que tanta importancia da la Instrucción de Sagrada Liturgia-. Es la que lleva la historia que está ahí para mostrarnos la verdad de Dios y su amor al hombre. Ezequiel (17, 1-14) nos presenta hoy esa novela de “ciencia ficción” en la que Dios va expresando etapas de reconstrucción de aquel pueblo que tanto se ha deteriorado que viene a ser como un valle lleno de huesos. Y le hace a Ezequiel dar vueltas y vueltas alrededor para que el profeta vea con evidencia que sólo hay huesos sueltos, realidad sin vida,  Pero a su vez Dios quiere que el profeta llegue a confiar, pese a todo.  Y Dios le pregunta: Pueden revivir esos huesos?  Con la belleza inmensa del hombre de fe, Ezequiel no niega, y opta por remitirse a Dios… (Dios es capaz de todo, piensa el profeta).  Y su respuesta es la fe que soporta y sobrepasa la duda y responde en abandono precioso: “Señor mío: Tú lo sabrás”. ¿Puede alguien recomponer la destrozada casa de Israel?  - Dios lo sabe.  Y en el fondo, está diciendo el profeta: Dios lo puede.  ¡Y mira que lo que tiene delante son huesos secos! Pero sigue pensando que DIOS SABE…, que Dios puede.
Y Dios le deja a Ezequiel la palabra: Pronuncia un oráculo y diles: “Huesos secos, escuchad la Palabra de Dios: Pondré tendones y carne.., extenderé piel y os infundiré espíritu. Y sabréis que SOY EL SEÑOR”.  [Invito a meditar despacio.  Donde los hombres se creen dioses y han acabado en huesos secos, bastará ahora la Palabra del Señor para que empiece la recuperación de ese osario y tendones, carne, piel…, recompongan siquiera la figura de hombre.  Ocurrió tal como Dios había anunciado.  Pero seguí siendo un cementerio de cadáveres, aunque sea cementerio de la entera casa de Israel.  ¡Menos era hace un rato!  Y ahora Dios promete: Os haré salir de vuestros sepulcros y os traeré a la tierra de Israel…  Pero será porque yo os infundiré mi espíritu Y VIVIRÉIS, y os colocaré en vuestra tierra y SABRÉIS QUE SOY EL SEÑOR.
Hasta que no seamos capaces de sentir así a Dios, no habremos entendido ni una sombra de Dios.
El Evangelio nos deja la síntesis de todo esto, con ese mandamiento primero y principal: amarás al Señor tu Dios, con todo el corazón, con toda tu alma y con todo tu ser.  Lo que Jesús hizo fue añadir –o explicitar- la plenitud…, que se da cuando amas al prójimo como a ti mismo.  El doctor de la Ley salió satisfecho.  Jesús era de fiar…  Y aún no ha llegado Jesús a plantear su ideal distintivo de seguidor suyo, que llega a pedir el NO VA MÁS: amar como Yo os he amado.  Y ya no hay la menor distinción entre amigos y enemigos, porque para Jesús no hay enemigos, en lo que a Él respecta,
Ahora nos toca a nosotros llegar a ESA PLENITUD.  Es que Bartolomé tenía por delante ver cosas mayores…, y aún no ha llegado –con ello- a verlo todo…  Tendrá que tener la paciencia humilde que deje tiempo a que “los huesos secos” adquieran toda la vida.

jueves, 23 de agosto de 2012

La luz se abre, y Jesús explica



            Continuamos con la profecía de Ezequiel (36, 23-28).  Dios, constituido en PASTOR, mostrará su santidad, profanada por el pueblo al vivir entre gentiles.  La santidad de Dios sobresaldrá sobre la infidelidad del pueblo, porque “mi venganza” va a ser “recogeros de entre las naciones paganas, reuniros de aquí y de allá, y llevaros a vuestra tierra”. Una especie de bautismo lustral derramará Dios sobre ellos, “un agua pura que os purificará;  un corazón de carne os daré que arrancará vuestra dureza de piedra…  Os infundiré MI ESPÍRITU y haré que caminéis según mis preceptos. YO LO DIGO Y LO HAGO”.  Ahí podemos ver y comprender esa palabra que –adrede- he dejado colgada para que la entendamos en su valor: haré ver mi santidad al castigaros.  Ese CORAZÓN NUEVO,,, ese mismo ESPÍRITU DE DIOS que les infunde…, ese es “gran castigo” del “Dios del Antiguo Testamento”, al que tantos recelos se le tienen y al que tan poco tenemos estudiado en su profundidad.  Porque, insisto una vez más: el problema que tenemos es que no sabemos LEER HISTORIA DE SALVACIÓN, porque nos quedamos en las "anécdotas".  Dejamos lo que es realmente la intención de Dios en todo el proceso suyo en la historia con el hombre, y nos quedamos en ese necesario envoltorio con que los autores sagrados trasmiten esa historia DE HOMBRES que no tienen otro modo de explicarse.  Y esa historia de HOMBRES RELIGIOSOS TEOCÉNTRICOS, que no sabrán explicar nada si no es poniendo en Dios todo lo que sucede, y expresado del modo que esos autores religiosos "ven" desde sus ojos centrados tanto en Dios, que sólo en Dios pueden explicar las más extrañas y aun bárbaras reacciones de los hombres.
Luego, un Evangelio, una parábola que Jesús tuvo que pronunciar con el alma rota, cuando al cabo de los siglos de la promesa de Dios en Ezequiel, el pueblo –en manos de malos pastores, no acudió a la cita de las bodas del HIJO DEL REY.  Dios convocaba al pueblo…;  el pueblo puso excusas para no acudir…  Y el Rey optó por romper el protocolo y salirse a los caminos (los paganos) e invitar a esos incircuncisos al banquete que hubiera correspondido a los hijos del pueblo.  Y algo para notar:  que no nos creamos que nos han dado salvoconducto para hacer lo que nos venga en gana, porque el ser invitados no exime de la fidelidad, de la educación y el buen porte.  Invitados gratuitamente, ¡con más razón se nos deben exigir las formas!.  Cuando hoy escuchamos tantas a veces a unos y otros, de dentro y de fuera, que con “la misericordia de Dios” ya está todo resuelto, y que nos deja campo libre a ir cada cual conforme se nos ocurre, digo siempre que hemos sido llamados a ser hijos de Dios;  ni mucho menos a ser “colegas”, “primos hermanos”, que podamos hacernos un dios a nuestra medida.  Y desgraciadamente hay mucho de ello con tanta manera de hacer las cosas a mi manera…, con tanto creer a mi manera, y con tanto pretender “ser cristiano” sin vivir la práctica religiosa cristiana como debe vivirse. Porque fuimos hechos personas completas donde cuerpo y alma (hablando al modo que nos entendamos), tenemos que rendir el culto a Dios no sólo en “modo interior” (como si esto fuera cuestión personal, y como si Dios no tuviera que contar y que decir la última palabra.  ¡Padre, sí!, “primo hermano”, NO!

miércoles, 22 de agosto de 2012

Pastores y PASTOR. Ez 34, 1-11


HABRÁ UN BUEN PASTOR.- ------------ MARÍA REINA
Toma hoy Ezequiel [34, 1-11] el tema de lo PASTORES.  Dio sufre que su pueblo escogido esté sufriendo las consecuencias de los malos pastores, los que no llevan a las ovejas a los buenos pastos, sino que ellos se aprovechan de las ovejas para esquilmarlas en propio provecho, para comerse su enjundia.  Al no tener pastores que las apacienten, ellas se desperdigan, se pierden. Y como a Dios sí que le importa ese su pueblo…, como Dios mantiene su alianza amorosa, Dios pide cuentas a los pastores. Y en ese salto al infinito del que sólo Dios es capaz, acaba haciendo una promesa grandiosa: Yo mismo en persona buscaré mis ovejas, siguiendo su rastro.  [¡Qué pena que no sean estas afirmaciones las que queden siempre en pie, como luminarias en la lectura y meditación de la PALABRA DE DIOS!
El SALMO es una voz de ilusión, esperanza y seguridad.  Ya no es la promesa de lo que va a ocurrir sino el gozo de lo que y ha sucedido y de lo que goza aquel pueblo...,  ¡todo el que es PUEBLO DE DIOS!  Y es que el Señor es mi Pastor y nada me falta; me conduce hacia fuentes tranquilas;  me guía con su cayado de Pastor bueno.
En el Evangelio otra “piedra de tropiezo” para la mentalidad humana: Dios llama a estar con Él (en su viña). Llama desde el comienzo del “día” (de la vida de cada persona).  Y vuelve a salir…, porque hay rezagados… Y vuelve a salir…  Y como su Corazón no puede soportar que haya “parados” (aunque son culpables de su “paro”…, sus brazos cruzados…, su todo el día ociosos…, porque Dios es ESE PASTOR BUENO QUE BUSCA A SUS OVEJAS, acaba por aceptar en su viña a esos vagos culpables…   Y no es que simplemente los aceptara de mala gana, sino que –llegado el final del día- lo que Dios tiene delante es que esas familias también tienen que comer, y no va a darles una mera limosna ridícula (su prorrata por la hora trabajada), sino que les da el salario completo.  Dios, o da así o no sería Dios.  Claro, eso no nos cabe en la cabeza a los egoístas humanos que si hemos trabajado todo el día, con el bochorno y el calor, “nos toca” cobrar más…  NO.  El “cobro” es la vida eterna, y esa o se da o no se da.  No tiene “estaciones intermedias”.  Pero, egoístas espirituales” nosotros…, reclamaríamos recibir más “por lo buenos que somos”.  Ni entendemos la gratuidad del amor de Dios.  Y peor: no entendemos  que la gran belleza está en Dios, en su gratuidad…, estaría en nosotros en el gustazo de haber servido a Dios mejor, con sol, con bochorno, con nuestro tiempo y nuestra vida OFRECIDOS GRATUITAMENTE A DIOS, por ser Dios quien es y porque lo amamos sobre todas las cosas.
Es un trecho que nos queda…
HOY CELEBRAMOS A MARÍA REINA en la liturgia católica. ¡Ella sí que supo amar a fondo perdido!  ¡Ella no reclamó a Dios haberlo servido tan del principio al final!  Ella no llevó a mal la acogida in extremis de aquel malhechor que aprovechó el último suspiro para pedirle a Jesús que se acordara de él cuando Jesús reinara en ese Reino suyo definitivo.  María estuvo en el Reino desde el comienzo hasta el final. Fue Reina.  Y Ella misma hubiera abierto las puertas al que su Hijo acogía…, aunque fuera tan de última hora.
Cuando vayamos entendiendo así nuestro vivir el Evangelio…, cuando sepamos que las dificultades están, pero María (y muchos más) las han superado…  [y no me refiero sólo a los santos de altar], entonces miraremos al Evangelio no como “los antípodas” de la “vida real”, sino como el señalador del camino…, los rodrigones que marcan la ruta…, y más que mirar lo que no hicimos o las dificultades de hacer, pronunciaremos la gran palabra de los que participamos en la Resurrección de Jesucristo:  PUEDO.

martes, 21 de agosto de 2012

Ezequiel 28, 1-10


UN LIBRO DE ESTE MUNDO
Me refiero a la Biblia.  No sé si me da pena o me da coraje escuchar ciertas expresiones “escandalizadas” de los que leen la Sagrada Escritura y parece que están leyendo un libro para extraterrestres. Algo así como decir: ¿Cómo es posible que diga esto la Biblia?  Y la realidad es que la Biblia cuenta la historia que vivió un pueblo que, elegido por Dios, ese pueblo le volvió las espaldas mil y una vez.  Que la realidad actual nuestra no varía en nada en lo que se refiere a la elección y alianza de amor de parte de Dios…, y que ahí tenemos la vida que el mundo está viviendo de espaldas a Dios, en contra de Dios, como si Dios no existiera, y riéndose del mismo Dios. Imaginemos ahora a Dios manifestándose a un profeta de nuestro tiempo (por supuesto con lenguaje de nuestro tiempo), y expresando sus “sentimientos” (que el tal profeta no podría expresar más que con sentimientos humanos y suyos). Sin ir más lejos:  ¿qué decimos nosotros cuando vemos el mundo como va, y qué pensamientos nuestros trasladamos a Dios, como si fuera Dios mismo quien hablara?  A mí no me cuesta ningún trabajo leer en mucha paz (y mucho dolor, y sin ninguna sordina), las profecías de Ezequiel que, hoy por ejemplo, nos dice –como dicho de Dios-: Hijo de Adán: se hinchó tu corazón y dijiste: soy Dios, entronizado en solio de dioses.  ¿Nos resulta muy raro hoy este lenguaje?  ¿No estamos asistiendo al endiosamiento soberbio de la persona, que pretende saber más que Dios…, que deja a Dios en el desván de sus desechos?  Que Dios respondiera lo que hoy comenta Ezequiel, no nos extrañaría nada, ¡y hasta nos alegraría!:  Tú, que eres hombre y no dios, te creías listo como los dioses;  con tu talento y habilidad te hiciste una fortuna, acumulaste oro y plata en tus tesoros- Con agudo talento de  mercader ibas acrecentando tu fortuna, y tu fortuna te llenó de presunción.  ¿Cómo nos suena todo eso si miramos la TV o leemos el periódico y aparece tal político, o si miramos a los ricos afincados en sus fortunas a costa de los pobres? ¿No se nos ha ocurrido pensar que esto no puede quedar así?  ¿No os resultaría muy raro y escandaloso que el profeta nos dijera:  “Hasta aquí hemos llegado;  ahora surgirán las situaciones de barbarie en que desenvainarán la espada los que sufren aplastamientos, hambres, miserias, desprecios y burlas de parte de los poderosos constituidos en dioses, pero que no son más que hombres?  ¿No es esa la rebelión de pueblos que actualmente se levantan contra la tiranía?  ¿Y nos extraña si la Biblia nos cuenta “esta historia” que nosotros mismos estamos sufriendo en nuestras carnes?  ¿Y nos extraña que Dios hable en defensa del  que sufre la opresión.  Pues Ezequiel estaba viviendo esas realidades en un pueblo elegido…, a la vez endiosado y vuelto contra Dios.  Su profecía no podía traernos “dulces de pascua”.  ¿No será un hecho eso de la “burbuja inmobiliaria” como el momento en que Dios manifiesta que basta que “la burbuja” se pinche por sí sola para que el mundo se ponga del revés?  ¿No será esa oculta Palabra de Dios que nos está diciendo que no somos más que hombres y que la burbuja no tiene valor…, es puro aire, y este pueblo de hoy tiene que volverse a su Roca, para ser realmente HOMBRES, y desde esa nueva humanidad emprender la reconstrucción?  Y lo grande de todo eso es que Dios no se ha retractado de su alianza de amor, sino que precisamente es esa misma alianza de amor la que permanece, y por la que zarandea a aquel pueblo embrutecido con sus pasiones y engreimiento. Precisamente porque Dios mantiene su ALIANZA, ¡porque ama y no puede dejar de amar, por eso habla!  Y si lo supiéramos traducir a la realidad del mundo y situaciones presentes, estaríamos descubriendo mucho más la mano de Dios a través de nuestra historia contemporánea, unas veces de mano de terciopelo y otras con esa otra mano –tan paternal como la primera- pero fuerte y llamativa a ver si llegamos a reaccionar.  Que estamos pretendiendo ser dioses que caminamos a nuestro antojo, pero pretendemos que nuevo venga Dios a sacarnos del fuego en que nos hemos metido.
¿Sigue resultando extraña la profecía de Ezequiel?  Yo sé que sí, porque seguimos erigidos en dioses, que seguimos pretendiendo la leche merengada y los tocinos de cielo.  Todo, con tal de no dejar nuestras ideas y dejar a Dios ser Dios

El Evangelio –que también nos gusta “de merengue”, tampoco viene hoy a satisfacer “nuestra devoción”.  Ese joven rico…, apoyado en sus bienes, no ha estado por la respuesta a Jesús.  Él mismo se puso triste, porque vio que era un fracasado.  A Jesús no dejó de ponerlo menos triste, y con un suspiro muy hondo, proclamó una verdad imponente: Difícilmente entrara un rico en el Reino (en el evangelio, en el seguimiento de Jesús). Y con esa expresión extremosa oriental, califica la situación de humanamente imposible: Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de los cielos.  No nos pude extrañar que los discípulos pegaron un respingo que se les notó a la legua-  Tampoco ellos entendían un evangelio de verdad;  para ellos era lindo estarse en las luces del Tabor…, pero nada lindo poner exigencias sobre el tapete.  Y Jesús se reafirmó, aclarando sólo un detalle: Lo que es imposible a los hombres, es posible a Dios.
¿No os parece que aquí volveríamos a Ezequiel para entender cómo le es posible a Dios?  Porque desde luego lo que Dios pude hacer en el “rico” (el hombre engreído), es sencillamente dejarle llegar a situaciones tan extremas que ese hombre, que se cree Dios, no tenga más remedio que dirigirse suplicante al ÚNICO DIOS QUE PUEDE SALVARLE.
¿Esperamos que el hombre de hoy se regenere a sí mismo a base de caramelos?  ¡Equivocados estamos!  Acordaos de la profecía de Ezequiel.
Cuando Pedro se pone ante Jesús como quien se sale del común, porque “nosotros, que lo hemos DEJADO TODO, ¿qué tendremos?”, Jesús prefirió aprovechar lo positivo para llegar a la conclusión positiva.  Pudo haberle advertido a Pedro que “no lo había dejado todo” (y bien claro queda a lo largo del Evangelio), pero aprovechó lo constructivo y respondió que cuando uno deja todo y deja de creerse dios, y se queda en su lugar e hombre…, cuando es capaz de dejarle espacio a Dios, el propio hombre recupera lo que DEJÓ…, ¡eso sí:   con persecuciones! [siendo hombre y ocupando su realidad de hombre, abnegando, sacrificando, tomando la cruz, no saliéndose de madre…]  Y tendrá aquí el ciento por uno, y luego, EL ABRAZO DE DIOS.  Lo que es imposible a los hombres endiosados, rebeldes, engreídos…, Dios lo hace posible con que sólo se pinche la “burbuja inmobiliaria”.

lunes, 20 de agosto de 2012

Ez 24, 15-24: Vamos a peor


CADA VEZ MÁS DIFÍCIL
Hemos llegado al capítulo 24 de Ezequiel, que empieza poner las cosas más difíciles, porque –digámoslo así- “Dios había dado cuartelillo” a aquel pueblo rebelde e idólatra.  Intentó muchos medios de hacerle volver al buen camino. Pero las infidelidades e idolatrías…, los casamientos con paganos que tenían sus dioses…, fueron alejando los corazones del pueblo elegido, que se fue olvidando de sus leyes y de su Dios.  A Ezequiel le ha tocado “en suerte” tener que expresarle a ese pueblo su desastre, que el propio pueblo se ha buscado.  Y le toma también en sus propias carnes al propio Ezequiel que se encuentra con que su vida y su desgracia serán señal para el pueblo.  Pierde Ezequiel a su esposa y Dios le dice que no haga duelo; que siga su vida normal…  Y como es le extraña al pueblo, Ezequiel le manifiesta que así se lo ha mandado el Señor para expresar la propia tragedia de un pueblo al que no le toca ni llorar.  Y tras esa extraña situación se os hará patente que Yo soy el Señor.  La verdad que no sé añadir nada.  Que más bien cabe la reflexión hacia adentro, porque a todos nos extrañan situaciones que quisiéramos no vivir, pero que son el vacío que deja el dejar marginado a Dios.  El Salmo, con su antífona repetida:  Despreciaste a la Roca que te engendró…, seguida en el verso primero por: olvidaste al Dios que te dio a luz…, son tema de reflexión profunda.  Un momento histórico como el que vivimos nosotros, ¿qué puede quejarse a Dios si es este mundo nuestro el que ha dejado a Dios?  Y los mismos “buenos”, ¿no andamos en el intento de cierta manipulación para que Dios sea a nuestra imagen y no nosotros a imagen de Dios?  ¿Podemos quejarnos cuando una “sociedad” se ha atrevido  plantear el terrorífico: Probablemente Dios no existe; haz lo que quieras. ¿Cabe una barbaridad más grande?  ¿Y ahora vamos a hacer duelo cuando las cosas van del revés?  Dios le mandó a Ezequiel no hacer duelo por su esposa muerta…, y quiso que fuera señal para un pueblo que ahora no tiene ya de qué quejarse cuando ese pueblo ha abandonado a su propio Dios (y con Él, tantas formas de vida, respeto, puntos de referencia, mirada hacia más arriba).
Sigue el Evangelio que nos quiere poner delante que seguir a Jesús no es cosa de mantequilla.  Que el joven aquel que quería vida eterna, pero que de hecho ya es un judío fiel que vive conforme a los preceptos de Dios, en realidad lo que estaba pidiendo era SEGUIR A JESÚS, ser admitido como discípulo.  Todos nos emocionaremos con tanto buen fondo de aquel muchacho… Pero no contó con que IR CON JESÚS no era la típica amalgama que contaba aquel chiste:  la Biblia por delante…, pero con el billete de 500 euros dentro…  Así se mantenía “lo religioso” pero no se dejaba uno atrás el billete..
Y Jesús no admitió eso.  O se estaba con Él o contra Él, pero el “término medio” no representaba aquí una virtud, sino un “sutil engaño” e el corazón de aquel joven.
Yo sé que me despego de un sentir extendido y favorecido “oficialmente”.  Pero me ronda mucho el pensamiento de este joven cada vez que veo a valiosos jóvenes que hoy día serían estupendos seguidores discípulos de Jesús, comprometidos con una consagración de vida, pero que han encontrado el camino “intermedio” de la biblia y los 500 euros. ¿Qué diría hoy Jesús a ese o esa joven que quisiera ir tras Jesús…, pero porque quiere conservar sus 500 euros se da media vuelta y se va?  Bien comprendo que el joven del Evangelio se fue triste. ¡Era el sentimiento del propio fracaso!..., del querer sin querer…, de haber apuntado alto…, pero pensando que se podía queda en su ir “a ras” de propias decisiones o compromisos parciales, que no dejen espacio al TODO.
Yo admiro las generosidades de tantos que sirven en compromisos temporales, pero me quedo en suspenso de mi gozo cuando algún joven rico se queda a medio camino…;  cuando los hay muy de “Biblia y 500 euros”. De verdad:  no me trago fácilmente que sea Dios quien no llama a vocaciones peculiares de sacerdocio o vida consagrada. Digo yo que no es Dios quien ha cambiado.  Y digo también lo que Jesús nos dirá mañana en la continuación de este texto que hoy hemos tenido.

domingo, 19 de agosto de 2012

Domingo 20 B, T.O.


A PUNTO DE EXPLOSIÓN
Jesús llega hoy al límite. En un mundo hostil en el que se está desenvolviendo, era peligroso el lenguaje que estaba usando, poniéndose Él como pan bajado del Cielo (superando totalmente al maná)…, Pan de Vida que quien lo come no morirá, como vuestros padres que comieron el maná y murieron…  Se va caldeando el ambiente porque saben que Jesús es uno del pueblo, nacido en el pueblo, con la familia más que conocida…, y aquella exaltación que Jesús está haciendo de sí mismo, llega ya a escandalizar. Pero  lejos de dar marcha atrás, o de buscar hacerse más atractivo en su lenguaje…, o más comprensible, Jesús alarga el paso y llega a decir hoy: El pan que Yo daré  ES MI CARNE…  Evidentemente a un oyente normal esa afirmación no sólo le desagrada y escandaliza sino que le provoca repugnancia… Pero Jesús sigue…  Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.  Vamos a meternos nosotros allí…, vamos a escuchar nosotros esas afirmaciones…, y si somos capaces de ponernos en el lugar de aquella gente que escucha, ¿qué podemos pensar? O este hombre está loco, o lo mejor es retirarse de Él.  Lo que está afirmando Jesús no es para admitirlo sin más en una lógica normal, en una sabiduría normal.  Sigue Jesús ahondando…:  El que come mi carne… tiene vida eterna y Yo lo resucitaré en el último día.  MI CARNE ES VERDADERA COMIDA… El que me come, habita en Mí y Yo en él.  Éste es el Pan que ha bajado del Cielo.  Como titulo arriba, la situación está a punto de explosión.
Evidentemente la 1ª lectura ha preparado el terreno para que nosotros tengamos un marco de comprensión: la Sabiduría, que no es la ciencia humana, que no es lo palpable y demostrable…, la que es Sabiduría de Dios, sabiduría espiritual, la que no se adquiere en las disciplinas humanas, ha construido una casa…, ha preparado un ámbito diferente para poder captar las cosas que no son humanas ni dependiendo de lo humano. Hay otra SABIDURÍA, que viene de Dios…, que prepara otro banquete, que hace posible que los inexpertos y faltos de juicio –los que el mundo no puede entender, y por supuesto el mundo no acepta- vengan aquí…, vengan a COMER MI PAN Y BEBER MI VINO que he mezclado… para que podáis seguir el camino de la prudencia.  Estamos, pues, en otra órbita.  Esto es lo que hace tan difícil al mundo de hoy captar lo sobrenatural:  se ha materializado tanto la vida humana…, se ha apegado tanto al suelo…, que ya no admite, ni entiende, ni quiere, sino el placer inmediato, el beneficio a la mano, el bien que toca y le produce el bienestar “YA” (como hoy e suele decir).  Por eso se han destrozado los fundamentos legales y se recurre a la algarabía, y –como ocurrió en la plaza del Pretorio- la gritería del populacho se impone a la razón y a la Ley que debe ser base de convivencia.  Traslademos todo esto a la vida sobrenatural, y no nos extrañará que esté pulverizada desde la criba humana que ya no es ni capaz de entender ni atender otras dimensiones.  Por eso es tan inútil pretender hablar de temas más sublimes a quienes para nada están en condiciones de admitir otra cosa que el beneficio inmediato, tangible y presente.  Esa prudencia de que habla LA SABIDURÍA, no cabe en quien carece de la calidad de “prudente”.
La 2ª lectura lo dice ya todo:  Fijaos bien cómo andáis;  no seáis insensatos sino sensatos. Sabed comprar la ocasión porque vienen días malos. No estéis aturdidos; daos cuenta de lo que el Señor quiere…, dejaos llenar del Espíritu.  Orad;  celebrad constantemente la acción de gracias a Dios Padre, por todos, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
O como sintetiza el SalmoGustad y ved qué bueno es el Señor. Que sintetiza perfectamente y siempre el entendimiento de la Palabra de Dios. No estará siempre al nivel de nuestro entendimiento.  Pero la Sabiduría –que tantas veces está refiriéndose a Dios mismo- es la que nos irá enseñando tantas y tantas cosas.., siempre que nuestra actitud interior esté dispuesta a admitir que DIOS ES MÁS…, y que nosotros hemos de sentirnos, como María, los “pequeños” que recibimos la grandeza del Señor que se nos comunica

sábado, 18 de agosto de 2012

Sigue Ezequiel (18,1-10; 13b, 30-32)


            Para algunos lectores que se comunican conmigo a través del correo electrónico, les hago saber que les estoy contestando a sus preguntas…, que los correos salen de mi ordenador, pero que no llegan a su destino.  Vamos a ver si logro solucionarlo.

A CADA CUAL, LO SUYO
                No creo que esta vez haya que dar muchas vueltas para encontrarse con afirmaciones normalísimas en Ezequiel.  Incluso me atrevería a decir que mucho más “lógicas” que en otros libros de la Biblia. Se me ha venido a la mente el episodio del ciego de nacimiento en el que los apóstoles preguntan (con una mentalidad mucho más atrasada) si pecó éste a sus padres para que naciera ciego.  Lo que Dios expresa por medio del profeta es que cada uno carga con lo suyo.  El bueno obra el bien, y no va a acarrear el fallo del hijo que sea malo.  Ni el hijo que sea malo va a sacar un privilegio porque sus padres fueron buenos.  No dejo tampoco de pensar en esos padres que se culpan innecesariamente de los hijos “que le salen malos” cuando los padres los llevaron siempre por buen camino.  Ni llevan razón los hijos que acaban descargando las culpas propias en sus padres, cuando fuero los hijos quienes quisieron ser tan “libres” que no se dejaron orientar.
Los que estamos en contacto con tantas gentes y recibimos tantas angustias, tantas acusaciones que unas veces son contra uno mismo y otras que descargan las culpas en otros (padres, maestros, curas, Iglesia, familiares, etc.), podemos comprobar cómo estamos mucho más metidos en pensamientos de mal entendimiento del Antiguo Testamento que en la luz de una nueva era que ha venido a traer Jesucristo que se ocupa de descargar las angustias de los corazones, porque Él ha traído BONDAD, PAZ…, y ha sido quien se ha puesto EN LUGAR DE TODOS, y así ha liberado al mundo del dominio del mal. Por supuesto que el mal existe, y que estamos bajo el misterio de la maldad del que habla San Pablo: esa situación ambiental que contagia mal.  Pero por la misma regla de tres cada cual es responsable de crear ambiente de bien si cada buena persona (que las hay a montones) siembra el bien, lucha contra la infección del mal.  Porque estamos montados sobre LA GRACIA DE DIOS, la fuerza de la Cruz, el sentido luminoso de la redención y LA RESURRECCIÓN de Jesucristo.
En Ezequiel Dios afirma aquí claramente que cada uno es quien es y como es, y cada uno carga con su propio fardo.  Habla de “muerte” que nosotros tenemos traducido a pecado mortal.  En efecto, crea muerte en su alma quien se aparta y se aleja del bien. De ahí la exhortación del propio Dios: Convertíos de vuestros pecados; haceos un corazón y un espíritu nuevo… Que Yo no me complazco en la muerte de nadie, sea quien sea.  CONVERTIOS Y VIVID.  Dios ha creado, pues, las condiciones de bien. CADA CUAL TOME, PUES SU RESPONSABILIDAD PERSONAL
                Lo que el Salmo traduce en pedir un corazón puro.
                El Evangelio es todo simplicidad que invita a la simplicidad. Dejad que los niños se acerquen a Mí;  de los que son como ellos, es el Reino de los Cielos.  Por tanto, muy a las claras, el Reino anida en corazones sencillos, capaces de admirarse y dejarse sorprender.  Corazones capaces de que la Palabra de Dios tome en ellos la iniciativa, y seamos siempre capaces de leerla en positivo.  Lo que repito siempre –y es un axioma evidente- es que cada vez que nos encontramos con una Palabra de la sagrada Escritura, el foco que ilumina y explica es único y esencial: DIOS ES BUENO, SIEMPRE BUENO, POR TODAS PARTES BUENO.  Y luego se leerá esa Palabra desde ese prisma esencial.  Por tanto, cuanto haya debajo de una narración, mostrará necesariamente la bondad de Dios.  Y cuando no se descubre tal, o no hemos entendido, o ha intervenido el lógico pensamiento y expresión del escritor sagrado –hijo de su época y cultura y modo de expresión- que nos trasmite algo que nosotros tenemos que traducir con el único diccionario de que Dios jamás puede hacer el mal, porque va contra su propia esencia. Lo mismo que una simple piedra no puede dar agua, ni un melocotonero puede dar higos, así Dios NO PUEDE hacer mal ni conducir al mal.  Un niño, o el que se hace como niño, es capaz de aceptar esa realidad sin dificultad alguna. De ahí esa atención y acogida de Jesús a los niños.  Porque ellos están abiertos a la sorpresa y gozan con ella, porque su corazón no está maleado.

viernes, 17 de agosto de 2012

Dulzuras de Dios


Una belleza sin par
Hoy ocurrirá en muchas Misas que se sustituya la “lectura titular” de Ezequiel por “la suplente” (que ya está prevista, por la facilidad de escándalo que hay en muchos fieles).  Pero me atrevo a invitar a los lectores (que tengan a mano las LECTURAS DEL DÍA) a pararse concienzudamente en la lectura “titular”, que tiene la enorme profunda belleza de la historia del amor de Dios hacia ese pueblo sin historia que era el pueblo hebreo. “Eres cananea de casta y de cuna; tu padre amorreo y tu madre, hitita”. Ahí va el carné de identidad de lo despreciable y sin valor.  Naciste y ni te tomaron en cuenta. Eras una tribu más que un pueblo… Ni compasión tuvieron de ti. Pero Yo pasé a tu lado… ¡Entra Dios en acción!  Pero todavía sin actuar… Te ha mirado Dios, y eso ya es una garantía. Te deja crecer a lo bravío porque encuentra en ti una atracción misteriosa.  ¿Por tu valía?   No.  Porque Dios se enamoró. Porque Dios te vistió, te adornó, te engalanó… Porque Dios hizo pacto de compromiso contigo y juró que serías suya.  “Estabas guapísima y prosperaste más que una reina”.  Y lo que son las cosas: en vez de volverte hacia mí y sentirte apegada a quien te hizo Pueblo respetado, tú te miraste en tu espejo de vana gloria; te sentiste atractiva…, ¡y fornicaste, te prostituiste con el primero que pasaba! [te fuiste tras falsos dioses y malas costumbres]. Pero Yo me acordé de mi pacto de amor –mi alianza-  y la reitero y me comprometo a ALIANZA ETERNA… Te sonrojarás de ti misma cuando descubras que YO MANTENGO MI AMOR A TI.
No habría acertado en una descripción más tierna un creador de “novelas rosa”. Es que es muy difícil igualar la belleza del amor de predilección de Dios…, el amor “caprichoso” de quien solo sabe amar.  ¡Y estamos en el Antiguo Testamento!...
En el Evangelio persiste la idea del compromiso matrimonial indisoluble.  Le presentan a Jesús el caso de ruptura de un matrimonio. ¿Se pueden volver a casar los esposos separados?  Jesús dice claramente que no.  Y si Moisés llegó a permitirlo alguna vez, fue por vuestra dureza de corazón. ¿Qué diría Jesús en este momento que estamos viviendo con una sociedad que ha roto lo que Dios había unido?  ¿Tendrá Jesús que ir señalando adulterios en tantos y tantos casos…, en tantos “creyentes” que se han creado “su religión” y “su fe”…, y –lo que es peor- “su dios”…, que ya nada tiene que ver con el Dios revelado por Cristo sino ese dios de quita y pon al que se llega cada cual a su manera y conveniencia?
Otra salida puede ser también demoledora:  no ha unido Dios a muchas parejas porque –aunque siguieran lo ritos de la Iglesia- esos que parecieron “ir al Sacramento”, en realidad no estuvieron nunca en órbita de sacramento.  De alguna manera mintieron o se engañaron…, y dieron sus pasos con “buena fe”…, pero lejos de la idea de compromiso permanente. Y posiblemente estamos tocando fuego, porque eso de “lo permanente” parece como dinosaurio desaparecido del período “geológico” actual.
Jesús explica finalmente que no todo hombre y mujer están capacitados para el matrimonio, aunque sus tendencias naturales vayan por ahí.  Pero la atracción no indica capacidad. Un egoísta, una que sólo quiere “vivir su vida”, esos que ponen delante “su libertad”…, y tantas otras figuras de inmadurez, alteraciones psicológicas, etc., son “eunucos que la vida los hizo así”, o “ellos se hicieron” o la mala educación los hizo…  Otro caso muy diverso es el que elige el celibato por razón del Reino de los Cielos y seguimiento de Jesús, personas capaces de un inmenso amor y sacrificio, orientado hacia el amor más amplio y universal.
Me han llegado soplos de que el próximo Sínodo de Obispos v a enfrentar el tema sacramental, en una sociedad como la actual, tan lejos del sentido auténtico de Dios y del compromiso que el bautizado adquiere con su Dios y con su fe.  O sea: ¿qué garantía dan los padres y padrinos de una educación cristiana?  ¿Se puede seguir el ritmo actual, que podrá satisfacer estadísticas y “satisfacciones” de “los mayores”, mientras que el vulgo ni capta siquiera de qué se está hablando?
M atrevo a decir que puede ser también bello esta toma de conciencia real en el seno de la responsabilidad de la Iglesia.

jueves, 16 de agosto de 2012

Para pensar muy a fondo


¿Perdonar; no perdonar? Es la cuestión
                La premura de tiempo a la que me lleva el régimen veraniego –y las circunstancias de menor posibilidad de silencio exterior, me dejan hoy con el agua a flor de tierra, pero sin que me sienta “completo en mi exposición. Lo que pienso que pueda suplir hacia el mediodía con algún comentario mío.
                Ezequiel sigue con sus símbolos;  así lo lleva Dios en sus profecías-  Mucha representación para acabar en un hecho:  el príncipe de Israel tendrá que huir avergonzado hacia el destierro.  Dado que tienen ojos y no ven y que tienen oídos para oír…, pero ni ven ni oyen (porque les ciega su rebeldía…  [no olvidemos que están deportados en Babilonia y que el pueblo, rebelde a su Dios, se aparta de sus leyes y prácticas santas y hasta idolatra], la representación de Ezequiel tiene que ser llamativa para que se den cuenta de la situación que están viviendo por su ceguera y sordera a la enseñanza del profeta.
                El Evangelio es muy conocido…, pero desgraciadamente olvidado…, o dejado ir al olvido.  Todos queremos el perdón de Dios. Todos necesitamos el perdón misericordioso de Dios.  Lo que Jesús plantea con su parábola –también muy dramatizada- es la incoherencia de los que estamos siempre esperando la bondad de Dios pero nosotros no vivimos esa misma bondad…, esa misericordia en los juicios, en las palabras, en los hechos.  A Dios le pedimos que ponga en nosotros su Corazón de Padre…, que tenga paciencia con nosotros…, que nos perdone nuestra deuda (que no es pequeña…), ¡que nos corregiremos!  Y Cristo nos presenta al Corazón de Dios que, no sólo tiene paciencia sino que perdona del todo…  Pero a renglón seguido somos nosotros quienes no pasamos una al que es un igual a nosotros, un compañero, un vecino…, y le exigimos “que pague” lo que nosotros no sabríamos ni podríamos dar.
                ¿Realmente Jesús dijo ese final de que Dios se volverá atrás de su perdón concedido? ¿Realmente Dios puede echarse atrás de sus perdones?  Puede ser que Jesús se adapta a la mentalidad judía como una manera de llamarles la atención seriamente. Una forma de expresarles que no tiene sentido pretender ser perdonados cuando uno no sabe perdonar. Lo dice de una forma también muy comprensiva al  decir que si cuando vas a presentar tu ofrenda en el altar, recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, vé primero a reconciliarte con tu hermano, y luego vuelves…  No dice Jesús que no se presente la ofrenda… (lo cual ya no es que no haya perdón, ni que Dios se vuelva atrás de sus perdones, pero sí es una llamada clara a las actitudes necesarias para quien se dirige a Dios suplicando: “Toma en serio, nos dice Jesús, que si Dios te va a perdonar, tú tienes que empezar comprendiendo, acogiendo, perdonando…”  Lo que Jesús hace es prevenir…  Que Dios te está pidiendo que des porque Él ya quiere darte… perdónanos PORQUE NOSOTROS YA HEMOS PERDONADO. Así lo enseñó Jesús, y con ello nos dio el camino seguro para saber con seguridad, ya de antemano, que DIOS ES EL QUE SIEMPRE PERDONARÁ.  Y en su bondad infinita nos va preparando pedagógicamente para que nos vayamos haciendo al modo que nos va a hacer felices porque nos irá haciendo a la manera del Corazón de Dios.
                Y me ha hecho pensar mucho, porque –sabiendo que Dios no se echa atrás del perdón concedido- lo que sí me dice es si yo puedo sentirme perdonado cuando en mi interior no hay un absoluto perdón.  Dios me puede perdonar.  Los semejantes pueden ser capaces de perdonarme.  Soy yo quien no puedo perdonarme dentro de mí mimo cuando mi conciencia no está pacificada dentro de mí mismo, y mis perdones no entran más allá de la palabra “perdón” (que es menos difícil de pronunciar).  La vida real, los recuerdos y evocaciones que llevo dentro, lo resabios y ese ojo oscurecido de mi intención, pueden estar siendo mucho más peligrosos a la hora de mi auténtico perdón, comprensión, justificación, juicio o palabra que se albergan y hasta se pronuncian en el fondo de nuestro caminar.